19 febrero 2015 Rebelión http://www.rebelion.org (México)
ENTREVISTA A ÉRIC TOUSSAINT
Rosa Moussaoui, l'Humanité
Entrevista realizada por Rosa Moussaoui para el diario L’Humanité. Éric Toussaint es
profesor en la Universidad de Lieja, presidente del Comité para la Anulación de
la deuda del Tercer Mundo (CADTM) Bélgica. Es autor de, entre otras obras, Bancocracia, (Icaria editorial,
Barcelona, 2014). Para Toussaint, el gran peso de la deuda griega está ligado
al plan de rescate de la banca, consecuencia de la crisis financiera de 2008.
El domingo 15/2/2015 por la tarde nos encontramos con Toussaint en Atenas.
Participaba en la manifestación organizada en la plaza Sintagma en la víspera
de la reunión del Eurogrupo.
¿Continúa vigente la propuesta de anular una parte de
la deuda griega, tal como fue presentada por Syriza durante la
campaña electoral?
Éric Toussaint: El
gobierno dirigido por Alexis Tsipras considera prioritario obtener de las
autoridades europeas la posibilidad de aplicar su programa de anti-austeridad.
Debido a eso, se ha optado por evitar el enfrentamiento directo sobre la
cuestión de la deuda. La propuesta de una conferencia internacional para
reducir radicalmente la deuda ha dejado lugar a la de Yanis Varoufakis, que
piensa que es posible
mantener el stock de la deuda, a partir del momento en
que el Banco Central Europeo (BCE) transforme los títulos griegos en títulos
perpetuos, de los que no se reembolsa el capital y cuyo tipo de interés estará
indexado al crecimiento. Dicho esto, si esta propuesta se aplica conllevaría,
en concreto, una reducción radical de la deuda. Es una opción táctica. Esta
claro que el gobierno Syriza avanza esa solución de compromiso pensando que
Grecia no conseguiría una verdadera concesión sobre el stock de la deuda, y que vale más no llevar
el debate a ese terreno ya que lo urgente es parar las políticas de austeridad.
¿Cuál es el origen de esa deuda insostenible? ¿Se
puede incriminar a los planes de rescate posteriores a la crisis financiera de
2008?
Éric Toussaint: Por
supuesto. En total, el 80 % de la deuda griega está en manos de la troika. El 20 % restante, que responde a las obligaciones
emitidas por el Estado griego a tres y seis meses, fueron compradas por los
bancos griegos que, por otro lado, dependen de la liquidez puesta a su
disposición por el BCE mediante el mecanismo ELA. Es evidente que esta deuda
remonta a 2010 y a 2012. Esta ligada al rescate de los bancos privados franceses,
alemanes, italianos, luxemburgueses, belgas, principales acreedores de Grecia
hasta 2010. Los bancos franceses tenían, solamente ellos, el 25 % de la deuda
griega. Los bancos alemanes casi el 20 %, los italianos el 10 %, los belgas el
8 %. Algunos bancos privados (en el caso de Francia, el BNP-Paribas, la Société
Générale y el Crédit Agricole) compartían lo esencial de la deuda griega. El
plan de rescate de 2010 tuvo por función desbloquear los préstamos bilaterales
por un monto de 52.000 millones de euros, correspondiendo a Francia 11.390
millones, antes que el mecanismo europeo de estabilidad (MEDE) no cogiera el
relevo, así como un préstamo del FMI. Ese dinero sirvió para reembolsar los
bancos franceses, alemanes, etc. acreedores de Grecia. Así fue como esos bancos
se liberaron de la deuda griega y fueron reemplazados por la Troika. En 2012,
la reestructuración de la deuda por supuesto no les afectó. Por el contrario,
los bancos chipriotas, que habían comprado en el mercado secundario títulos
griegos a precio de saldo, creyendo hacer un buen negocio, se encontraron al
borde de la quiebra. En 2010, el «plan ayuda» sobre todo permitió, e
insistieron en ello Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, garantizar el rescate de
los bancos de los países centrales y sobre todo los bancos franceses y
alemanes. Esos préstamos estaban por supuesto condicionados a un plan de ajuste
estructural que implicaba graves retrocesos en los salarios y jubilaciones,
sobre el derecho de negociación colectiva, sobre las privatizaciones.
Ese plan de ajuste estructural, que supuestamente
debía sanear las finanzas públicas, finalmente condujo a la explosión de la
deuda griega, que pasó del 113 % del PIB en 2009 al 185 % actual, según las últimas cifras
publicadas por el gobierno griego. ¿Cuál es su explicación sobre eso?
Éric Toussaint: En 2012,
mediante un hábil juego de prestidigitación, se presentó a la opinión pública
griega y europea un plan de reestructuración que debía, decían en ese momento,
aliviar la deuda en un 50 %. Pero este alivio estaba
ligado a nuevos préstamos condicionados a los programas de la Troika, préstamos
que aumentaron aún más el peso de la deuda. Era una falsa anulación de deuda,
una superchería que costó caro a algunas estructuras públicas, a los bancos
griegos y a las cajas de jubilación de la función pública que habían comprado
títulos. Fueron golpeadas con fuerza por la reducción impuesta por esa
reestructuración. Creo que esta deuda es, por lo tanto, ilegítima, ya que fue
contraída, en gran parte, para satisfacer los intereses privados de los bancos
extranjeros o de ciertos sectores griegos. El plan de ajuste estructural
impuesto a Grecia es odioso, porque conduce a la violación de los derechos
fundamentales de los ciudadanos griegos. Podríamos demostrar que también es
ilegal, en la medida en que el programa de 2010 no respetó la Constitución
griega. El parlamento no pudo deliberar, había sido desposeído por el
procedimiento del voto bloqueado. Las reglas europeas habían sido también
burladas ya que el artículo 125 del Tratado de Lisboa prohíbe a los Estados
miembros responder a los compromisos de otro Estado miembro. Si se ha violado
el Tratado, entonces los préstamos en cuestión son ilegales. En cuanto al FMI,
también pisoteó sus propios estatutos que prevén que esa institución financiera
solamente puede conceder préstamos a un país si ese préstamo hace sostenible el
pago de su deuda. Ya está demostrado que ese no fue el caso. Así que existen
contundentes argumentos para protestar la deuda griega. El discurso que culpabiliza
a Grecia es mentiroso. Puesto que lo que está en juego no es en realidad el
pago de la deuda, si no la continuación de las políticas de ajuste estructural,
las privatizaciones, la precarización de los contratos de trabajo. La deuda es
un medio de chantaje para que se apliquen las brutales reformas neoliberales.
Traducción: Griselda
Piñero
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