24 septiembre 2014, РИА Новости, RIA Novosti http://sp.rian.ru (Россия, Russia)
Vicky Peláez
Sírvete de lo aparente como indicio
de lo inaparente (Solón, 640 a.C – 558 a.C)
En los pocos días que faltan para celebrarse los
comicios presidenciales en Brasil, la prensa globalizada tanto internacional
como nacional ha dado su claro respaldo a la ex militante del Partido Comunista
de orientación maoísta, Marina Silva quien con el pasar de los años cambió su
ideología radical por el espiritualismo evangélico neo pentecostal y abrazó una
muy extraña causa ecologista.
También en estos años de su evolución política perdió
el apoyo de sus ex compañeros del movimiento “Sin Tierra” mientras se acomodaba
con el sector agroindustrial y financiero del país asegurando su respaldo para
las elecciones.
A la vez, los grandes medios de comunicación, actuando
como un partido político, desataron una guerra mediática contra la actual
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que también se presenta para las
elecciones como candidata por el Partido de los Trabajadores (PT). Como lo
afirmó el periodista Darío Pignotti, estos medios “desinforman en conjunto
sobre escándalos que afectan el gobierno y omiten las informaciones sobre las
políticas sociales exitosas”.
Siguen ciegamente la consigna impuesta por Washington
para terminar con la herencia populista de Luiz Inácio Lula da Silva
quien
gobernó Brasil desde 2003 a 2010, reemplazándola por la neoliberal del ex
presidente Fernando Cardoso (1995-2002) del Partido Social Demócrata de Brasil
(PSDB).
Ya es de conocimiento público que la cuna del
periodismo globalizado es el departamento de Estado norteamericano que desde el
siglo pasado tiene su mirada puesta en Brasil, la sexta economía del mundo y el
quinto país del planeta por superficie, cuenta con la población de 202 millones
de habitantes. Sus riquezas naturales son inmensas.
Para entender el interés norteamericano en convertir
este país en su aliado incondicional, baste mencionar el nuevo yacimiento de
petróleo bajo el mar a 2.000 metros de profundidad en el lecho oceánico,
denominado “pre-sal”, que oculta 80 mil millones de barriles de petróleo. Con
el descubrimiento de este yacimiento las reservas del oro negro de Brasil
subirían a 100 mil millones de barriles.
Y esto sin mencionar la riqueza de la Amazonía, su
bosque tropical llega a la extensión de 4,6 millones de kilómetros cuadrados
del total de seis millones de kilómetros cuadrados, considerándose la Amazonía
por ser una de las ecoregiones con mayor biodiversidad en el mundo.
Precisamente en esta región está ubicado el Acuífero Guaraní con el volumen de
agua estimado de 37.000 kilómetros cúbicos y cuya extensión es de 1.200.000
kilómetros cuadrados, de los cuales 840.000 kilómetros cuadrados están bajo la
superficie de Brasil.
El petróleo y el agua dulce representan un interés
geoeconómico para los Estados Unidos. Son causantes de todas las últimas
guerras e invasiones de Norteamérica y sus aliados europeos de la OTAN. Por
esta razón, no pudieron perdonar a Libia ya que posee reservas de petróleo
alrededor de 50 mil millones de barriles y gran parte del Acuífero de Nibia que
es el mayor reservorio de agua fósil en el mundo que cubre dos millones de
kilómetros cuadrados y contiene aproximadamente 150.000 kilómetros cúbicos de
agua dulce.
Desde hace mucho tiempo, Brasil, la zona de Orinoco en
Venezuela y el Golfo de Guinea en África forman un triángulo rico en
hidrocarburos de gran interés para los Estados Unidos y la Unión Europea. Esta
área es bastante segura en comparación con el Golfo Pérsico y es patrullada
constantemente por la marina de guerra norteamericana. Teniendo en cuenta que
Brasil es el segundo productor de petróleo en Sudamérica después de Venezuela y
es el país donde, según encuestas oficiales, un promedio de 63 por ciento de la
población percibe positivamente a EEUU, los estrategas de Washington consideran
reemplazar el oro negro venezolano por el brasileño.
También el Acuífero de Guaraní es un codiciado objeto
de deseo para Estados Unidos cuyas reservas de agua dulce son mucho más
limitadas.
De acuerdo a un informe del Tribunal Dignidad,
Soberanía y Paz contra la Guerra publicado en el 2005, en los libros escolares
de High School Junior se enseña a los estudiantes norteamericanos que su país
“debe administrar la Cuenca Amazónica para bien de la humanidad ya que es la
región más rica en biodiversidad, en agua y oxígeno de la tierra, no puede ser
administrada por pueblos ignorantes”. Seguro que precisamente estos intereses,
camuflados con las consignas anticomunistas fueron utilizados por la CIA y el
Pentágono para incentivar a los militares brasileños a dar un golpe de Estado
en 1964 al presidente legítimamente elegido Joao Goulart quien trazó un curso
neutral de su política exterior.
Los militares brasileños entrenados en la Escuela de
las Américas gobernaron a sangre y fuego al Brasil hasta 1985. Allí recibió su
primera fama el experto norteamericano en torturas, Dan Anthony Mitrione, el
inventor de la “Silla de Dragón” usando electroshoks. Este experto que
participó en el adiestramiento de 100.000 policías brasileños y 523
especialistas en tortura enseñaba a sus alumnos como “aplicar el dolor preciso,
en el momento preciso, en la cantidad precisa, para el efecto deseado”. La
transición a la democracia ha sido penosa y lenta. Los militares brasileños
amparados por la Ley de la Amnistía representan un poder dentro del poder del
gobierno.
Ya se puede imaginar cuanta sutileza tenía que usar
Luiz Inácio Lula da Silva quien gobernó el país de 2003 a 2010 para poder
transformar el país, aunque en términos limitados, para sacar de pobreza unos
50 millones de habitantes y hacer más independiente su política internacional.
Su amistad con Hugo Chávez, Evo Morales, Fidel Castro, Daniel Ortega se
consideraba por el departamento de Estado norteamericano como una “locura”.
El periodista Augusto Zamora escribió en el periódico
La Insignia en febrero de 2005 que “contra Lula se alinearon en una sacrosanta
cacería el emperador y el gran capital, la oligarquía y las trasnacionales, los
empresarios europeo y estadounidenses, la CIA y la cúpula militar. Tenía que
tejer fino Lula, un hilo como el de Ariadna, para satisfacer la magnitud de sus
adversarios”.
Inclusive para satisfacer las presiones de Estados
Unidos y de la cúpula militar nacional, el presidente que criticaba el Plan
Colombia, tuvo que ceder y firmar con los EE.UU. “Convenio de Cooperación
Militar” dejando sin piso el empeño de UNASUR de no permitir la penetración
militar estadounidense en América del Sur. Su seguidora, la presidenta Dilma
Rousseff del mismo Partido de los Trabajadores (PT) siguió su política
combinando el neoliberalismo con el populismo selectivo. Sus intentos de lograr
cierto acercamiento a Norteamérica fueron frustrados por las revelaciones de
Edward Snowden sobre el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA)
estadounidense en Brasil.
El 5 de Octubre próximo es el día para que los 142
millones de votantes brasileños definan hacia dónde irá su país en los próximos
cuatro años. Más de 100 intelectuales y artistas de Brasil exhortaron a la
población a votar por Dilma Rousseff para prevenir el retorno al pasado
neoliberal del ex presidente Fernando Cardoso (1995-2002), que asusta a la
mayoría de la población, y seguir el modelo de Lula da Silva “tejiendo fino”
política y económicamente y combinando el populismo con neoliberalismo y
conservando cierta independencia en relaciones exteriores.
El popular teólogo Leonardo Boff declaró hace poco que
“esta revolución debe ser continuada y consolidada” por ser la única en la
historia del país. La puesta en marcha del proyecto petrolero pre-sal aportaría
según Dilma Rousseff recursos financieros adicionales para mejorar el sistema
de salud, educación y el transporte.
Sin embargo, su contrincante principal Marina Silva,
que, según su propia declaración, no toma ninguna decisión sin consultar la
Biblia ha trazado otro destino para Brasil. Marina Silva, amiga del asesinado
Chico Méndez, eligió como vicepresidente para su plancha presidencial al
promotor de la soja transgénica de Monsanto, Beto Albuquerque. Sus asesores
económicos son el conocido neoliberal Eduardo Gianetti de Fonseca de la
Federación de Industrias de San Paulo y André Lara Resende – autor del Plan
Real (neoliberal) del gobierno de Fernando Cardoso y su asesora de finanzas es
heredera del imperio bancario y financiero Banco Itaú, Neca Setúbal.
La política exterior de Marina Silva se orientará,
según el libro de su compañero de fórmula Beto Albuquerque, al mayor
acercamiento a los Estados Unidos, la Unión Europea, Chile y cierto
distanciamiento del MERCOSUR, precisamente lo que anhela Washington. También
aspira lograr integración con la Alianza del Pacífico, el bloque creado por los
Estados Unidos y conformado por Colombia, Chile, México y el Perú.
Su propósito es contrarrestar la influencia del MERCOSUR y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). También detrás de la Alianza del Pacífico se oculta el Tratado Trans-Pacífico de la Asociación Económica de la Región de Asia-Pacífico (TPP) completamente bajo el dominio de Norteamérica.
En fin, el pueblo brasileño es suficientemente maduro
e inteligente y sabrá elegir cuál de estas dos mujeres dirigirá el destino del
país.
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La opinión del autor no coincide necesariamente con la
de ria novosti
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