16 septiembre 2014, TeleSUR http://www.telesurtv.net (Venezuela)
Si
bien los pueblos nativos bolivianos han forjado una lucha histórica por el
reconocimiento de sus derechos y cumplieron parte de su objetivo, fue con la
llegada de Evo Morales a la presidencia del país que obtuvieron
visibilización, desarrollo y empoderamiento. El mandatario busca la
reelección en los comicios del próximo 12 de octubre.
Conseguir
la reelección del presidente Evo Morales, es el compromiso de las comunidades
originarias que integran a 4,2 millones de indígenas en Bolivia; 34
poblaciones en total que han sido dignificadas en el proceso socialista
desarrollado en el Estado Plurinacional andino.
Cifras
del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2006, señalan
que la población indígena más grande de América Latina se encuentra en la
nación andina, más del 60 por ciento. La mayor parte
habita en los
departamentos de La Paz (oeste), Cochabamba (centro), Oruro (centro-oeste) y
Chuquisaca (sureste) y Potosi (sur).
Los
nativos incentivaron la lucha por las tierras y el reconocimiento de sus
derechos desde el siglo XIX, la Fundación del Estado Boliviano mostró una de
sus tantas revelaciones al excluir de la firma a los pueblos, que para la época
constituían el 90 por ciento de la población total. No fue hasta 1938 cuando
algunas comunidades fueron reconocidas como organizaciones jurídicas.
Uno
de los movimientos esenciales en la lucha por el reconocimiento de la tierra en
Bolivia, fue la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de
Bolivia (CSUTCB), fundado en 1979 como fuerza campesina que abarcó
departamentos y varias regiones en tierras altas y bajas; integró a los pueblos
amazónicos y a la entonces llamada Central Indígena del Oriente Boliviano
(CIDOB) que suplantó años después a la CSUTCB, circunscrita a las comunidades
campesinas Aymaras y Quechuas con una población total de 3 millones 500 mil
campesinos.
A
inicios de los 90, el movimiento indígena y campesino se unió a la
Confederación Indígena de Bolivia, creada en el seno de la CIDOB y pudo
concentrar a las minorías amazónicas y guaraníes con una población de unas 300
mil personas. Esta movilización que reencarnó en la lucha urbana demostró
la profundidad del proceso que cuajaban las organizaciones nacionales y
regionales indígenas y campesinas para concertar propuestas político-sociales
de acción común.
Participación:
500 años de lucha
Bolivia
ratificó el Convenio N° 169 de la Organización Mundial del Trabajo (OIT)
en 1991 y en 1994 la Constitución reconoció la naturaleza “multiétnica
y pluricultural de la República”. Luego en 2004, una reforma
constitucional reconoció a los pueblos indígenas el derecho de presentar candidatos
de manera directa como actores políticos y sociales.
De
ahí que todos los partidos políticos aceptaran a un dirigente indígena. Un
ejemplo de ello fue Víctor Hugo Cárdenas, un Aymara que
llegó al cargo de Vice-Presidente (desde 1993 hasta 1997). Sin embargo, el
carácter multiétnico del Estado y los derechos de las poblaciones
indígenas no eran aceptados totalmente por la sociedad boliviana.
Antes
de la llegada de Evo Morales a la Presidencia en 2006, los pueblos originarios
sufrían la resistencia de algunos sectores emancipados en territorios urbanos
que rechazaban el reconocimiento de los derechos indígenas y campesinos. Además
del maltrato de gobiernos neoliberales que resurgieron de la primera dictadura.
La lucha de clases se adueñaba de las ideas e iniciativas de los movimientos
organizados y opacaba su participación.
Los
indígenas que habían jurado lealtad a una causa revolucionaria, en la campaña
denominada “500 años de resistencia indígena, negra y popular”, que
tuvo origen en Bogotá, (Colombia) se enfrentaban a la desidia de la
discriminación racial.
Imperaba
el liderazgo de una clase obrera burguesa que no era capaz de orientar las
acciones político-sociales en el proceso revolucionario que surgió de la lucha
indígena, campesina y a la que sumó la de
los cocaleros, entonces dirigidos por aquel cultivador de coca
de la etnia Aymara que encabezó numerosas protestas sindicalistas en contra del
plan de reducción agrícola en 1989.
Evo
Morales formó una alianza obrero-campesina para defender sus derechos como
indígenas cocaleros y reavivó la causa revolucionaria con las protestas del
sector minero, tras la privatización de la Corporación Minera de Bolivia
(Comibol), ordenada por el presidente Jaime Pérez Zamora. Pero con el
nacimiento del Movimiento al Socialismo (MAS) en el año 1995, luego de recias
luchas sindicales por el reconocimiento de los derechos de cultivadores
indigenistas, Morales devolvió la esperanza a un pueblo rezagado.
En
2002, se lanzó a la palestra pública en la que ya era conocido como líder de
confederaciones y movimientos sindicales, con un programa de gobierno de
izquierda que beneficiaba a los cocaleros nativos en aras del desarrollo
agrícola; sin embargo en ese momento su objetivo y el los colectivos se
quedaron fríos.
Importancia
de los pueblos: Resurgimiento
El
gobierno de Gonzálo Sanchéz Lozada representó el resurgimiento de la fuerza
indígena y campesina convertida en organización obrera respaldada por sector
industriales las poblaciones más pobres. En 2003, luego que de Sánchez Lozada
anunció el “impuestazo”, que provocó numerosas protestas y enfrentamientos,
Morales, -ahora líder de la lucha cocalera indigenista-, enfrentó al
gobierno opresor y con el respaldo del Estado Mayor del Pueblo, un frente
campesino, indígena y obrero que promovía la lucha de los colectivos sociales,
ocasiona la salida del mandatario.
Morales
defendía la idea de que los indígenas tenían derecho a formarse como
combatientes contra la represión gubernamental y los nativos, campesinos
cocaleros se adhirieron al Ejército de Dignidad Nacional, EDN, formado por
quechuas de Chapare; y pese a los ataques de medios nacionales e
internacionales de derecha, los participantes en las protestas insistieron en
resguardar sus ideales de lucha y encaminarse a renacer en un país
nuevo, el Estado Plurinacional de Bolivia.
“Los
indígenas hemos llegado al poder y ahora se inician 500 años de poder indígena;
y un hecho: es el primer indígena que, apoyado en los movimientos sociales,
llega a la presidencia por medio de elecciones”. Presidente boliviano Evo Morales
Desde
el año 2005 el Estado Plurinacional de Bolivia vive un proceso de
reivindicación de las luchas sociales autóctonas. Se habla de la dignificación
de los indígenas y campesinos en toda la región andina, que se ha consolidado
desde enero de 2006 con la toma de posesión del aymara Evo Morales.
Actualmente
en Bolivia figuran cinco organizaciones fortalecidas. La más representativa es
el movimiento campesino indígena, que alcanzó solidez tras el “Pacto
de Unidad”. Esta es la unión de las organizaciones consolidadas frente a la
Asamblea Constituyente. Las matrices conforman la Coordinadora de
Organizaciones Indígenas-Campesinas de Bolivia (COINCABOL) desde donde
establecen una agenda en común para trabajar en diferentes ámbitos.
Esta
integración ha significado grandes avances en el área de salud, economía,
inclusión social y política, luego de ser una nación en la que sus empresas se
liberaron de las transnacionales. El crecimiento económico actual es de 6.5 por
ciento, cifra que lo ubica como el segundo país del continente latinoamericano
en desarrollo.
Reducción
de la pobreza y visibilización
Durante
los cinco años de gestión del presidente Evo Morales, los pueblos originarios
avanzan en el desarrollo cultural, educativo y tecnológico. Destaca como nación
líder en el continente en cuanto al cambio de la población vulnerable (16, 9
puntos porcentuales), aumentando también su población de clase media.
Cifras
del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lo ubican como el
país latinoamericano con el menor índice de pobreza, es decir que ahora los
pueblos indígenas, campesinos y los colectivos cocaleros, sin dejar de
preservar su cultura, se han visibilizado en la región al modelo político, social
y económico de Bolivia.
“Son parte ya de la construcción del Estado
plurinacional, han sido actores importantísimos de este proceso, pero queremos
una participación completa en los procesos que estamos realizando”, Viviana
Caro, ministra de Planificación del Desarrollo.
Bolivia dejó de importar programas de desarrollo,
para convertirse en un modelo de aplicación de proyectos en beneficio de los
sectores sociales. Por ello el amplio respaldo a Morales en las elecciones
de 2009, y la ratificación del compromiso con la lucha originaria que se espera
en los próximos comicios del 12 octubre.
Una
transformación político-social autóctona que los indígenas, movimientos obreros
e industriales y campesinos, están dispuestos a defender por la dignidad de su
pueblo.
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