5
noviembre 2013, 31 de octubre de 2013, Rebelión
http://www.rebelion.org (Mexico)
Las
organizaciones campesinas, ante la CIDH
Página/12
Representantes
campesinos de países latinoamericanos, con el apoyo del CELS, denunciaron ante
la CIDH la violación a los derechos humanos en el sector rural del continente.
Privatización de semillas, tierra
en pocas manos, criminalización, reforma agraria y soberanía alimentaria fueron
algunas de las palabras escuchadas en Washington durante la audiencia
protagonizada por campesinos en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH). Encabezado por la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del
Campo (CLOC-Vía Campesina) y con el apoyo del Centro de Estudios Legales y
Sociales (CELS), se dejó constancia de que en el sector rural “el patrón común
del continente” es la violación de derechos humanos “y su directa relación con
las corporaciones transnacionales y el modelo de agricultura industrial”. Se
apuntó al rol de las empresas, la subordinación de los Estados y la necesidad
de acciones regionales.
El mendocino Diego Montón, de la
CLOC, denunció la avanzada empresaria para patentar la naturaleza. Ejemplificó
con el maíz. “Durante diez mil años las distintas generaciones de campesinos
mejoraron semillas, produjeron el maíz, lo cuidaron. Y hoy las empresas
patentan y se hacen dueñas de esa creación de generaciones”, denunció, y alertó
que en Argentina se prepara una ley (bautizada “ley Monsanto”) que
restringe el
uso de semillas criollas.
En la audiencia, realizada el 28 de
octubre, Montón explicó la propuesta de la CLOC: “Las semillas no pueden tener
dueños. Las semillas son un patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad”.
También abogó por el derecho a la alimentación y la soberanía alimentaria,
entendida como el derecho de los pueblos a decidir su sistema alimentario.
Recordó que los campesinos “con sólo un cuarto de las tierras agrícolas
alimentan al 70 por ciento de la población”.
“La agricultura industrial, de la
mano de las transnacionales, promueve la privatización y mercantilización de
los alimentos, convierte la comida en commodities sometidos a la especulación
financiera”, caracterizó.
La CLOC tiene 20 años de historia y
está compuesta por 84 organizaciones de 18 países del continente. Durante la
audiencia se denunció el masivo uso de agrotóxicos, los problemas en la salud
ya probados por la ciencia, el éxodo rural, los agrocombustibles y la
subordinación de los estados a las empresas.
América latina tiene una población
de 595 millones de personas. El 20,5 por ciento vive en zonas rurales (122
millones). Según el Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura,
la pobreza en zonas rurales de América latina y el Caribe es el doble que en
los centros urbanos. El 80 por ciento de quienes sufren hambre y el 75 por
ciento de quienes se encuentran en extrema pobreza son habitantes rurales. “Las
estadísticas revelan las consecuencias de las políticas neoliberales y el
modelo de producción agrícola industrial, que inciden negativamente contra los
derechos humanos campesinos”, precisa el informe presentado ante la CIDH.
El escrito apunta al sector
privado. Ejemplifica con Monsanto, que controla “el 90 por ciento” del mercado
mundial de semillas transgénicas y, junto a otras diez empresas, maneja el 90
por ciento de los agroquímicos. En la comercialización de granos, cuatro
corporaciones (ADM, Bunge, Cargill y Dreyfus) controlan el 90 por ciento del
mercado mundial. El informe también llama la atención de la violencia en
Colombia, Paraguay y Honduras. Y remarca las coincidencias entre Brasil y
Argentina: concentración de tierra en pocas manos y avance empresario sobre
territorios campesinos e indígenas.
Daniel Pascual, del Comité de
Unidad Campesina de Guatemala, precisó que en todo el continente se produce el
avance de monocultivos, mineras, hidroeléctricas y petroleras que “profundizan
la crisis de tierras y alimentos”. Afirmó que cuando las empresas no pueden
hacerse de las tierras campesinas e indígenas, “aparecen los ministerios y
tribunales para criminalizar y perseguir” a quienes luchan. Aseguró que la
única salida rural contra el hambre y la pobreza tiene tres palabras: reforma
agraria integral.
El comisionado de la CIDH Rodrigo
Escobar preguntó si existía alguna “buena práctica” de algún país de la región.
Diego Montón mencionó a Bolivia y Cuba con experiencias de políticas de acceso
a la tierra. El funcionario de la CIDH lanzó otro interrogante: “¿La posición
campesina es de rechazo a la agroindustria, creen que no debe promoverse, o hay
algún mecanismo para conciliar la agroindustria con la economía campesina?”.
Montón recordó que los campesinos
no aceptarán que se “patente la naturaleza” (por ejemplo, las semillas). Daniel
Pascual resumió: “El monocultivo y la agroindustria no son compatibles con la
soberanía alimentaria y con el respeto a los derechos de los campesinos”.
Nenhum comentário:
Postar um comentário