9 abril 2015, Nuestra
Bandera http://nuestrabandera.lamula.pe (Peru)
Por Gustavo Espinoza
M.*
El 1 de junio de 1826,
en carta a su amigo José Rafael Revenga, Simón Bolívar decía: “Deseo que el
Congreso del Istmo, sea perpetuo, y que se conserve aunque sea un simulacro”.
La frase tiene
importancia porque alude a la cita continental que pasó a la historia como el
Congreso Anfictiónico de Panamá, que se celebró ese año por iniciativa del
Libertador.
Dice la historia que el
evento tuvo el propósito de buscar la unión de los Estados liberados del yugo
colonial, en una idea originalmente prevista por Francisco de Miranda. La cita
se celebró en el antiguo convento de San Francisco -- hoy Palacio Bolívar -- de
la ciudad de Panamá.
Colombia, México, Perú
y las entonces llamadas “grades provincias unidas de Centro América”, jugaron
un papel protagónico para la realización de la Cumbre de entonces. Algunas
delegaciones, como Bolivia y Estados Unidos, arribaron a ella con retraso; y
otras, como Argentina y Chile, no mostraron interés. Hoy, 200 años más tarde,
el escenario, es completamente distinto.
No en vano ha
transcurrido el tiempo, se han afianzado las naciones, ha evolucionado a
conciencia de los hombres y se han despejado espacios e ideas. En el 2015, la
gigantesca figura de Hugo Chávez
irradia luz, y está presente alumbrando el
camino de los pueblos.
La Cumbre de las
Américas asoma entonces convertida en el principal foro continental, y reunirá
virtualmente a todos.
Los grandes temas del
debate y los adelantos vinculados a la tecnología, la ciencia y la
comunicación, harán posible cumplir los objetivos de la cita en medio de una
expectativa mundial, alentada por millones, que seguirán el hilo de los temas
en cada continente.
Barack Obama tendrá el
privilegio de asistir a esta Cumbre en representación del Gobierno de los
Estados Unidos. No llegará con retraso, ni deberá esperar. Tendrá, sí, que
encarar los resultados de la política del Imperio en una circunstancia en la
que ella pierde credibilidad y apoyo.
Hace apenas medio siglo
que Washington regia la política en esta parte del mundo. Su voluntad, era ley,
incluso cuando en el planeta dividía influencias con un Estado de Nuevo Tipo,
la Unión Soviética, que hoy ya no existe.
Ahora, cuando brilla en
el firmamento como el país más poderoso del globo; no podrá hacer marchar a
todos al ritmo de su tambor.
Por un lado, la
descomposición del sistema mundial de dominación capitalista; y por otro, el
ascenso de las fuerzas progresistas en distintas regiones; han colocado al
Imperio en una situación desventajosa.
Sólo en lo que va del
nuevo siglo, la Casa Blanca ha enviado soldados al Golfo Pérsico, a Afganistán,
Irak y Libia. Y ha buscado intervenir militarmente también en el Medio Oriente,
Irán, Siria y en el Yemén. Su agresividad, no ha tenido límite, pero sí ha
conocido severos fracasos.
Hoy ha perdido su
dominio no sólo en los órganos institucionales de gestión que antes comandaba,
como la Organización de Naciones Unidas, o la OEA; sino sobre todo ha perdido
imagen internacional. Se ha desprestigiado ante los pueblos y por eso su
accionar ha marchado de fracaso en fracaso; de derrota, en derrota.
No se resigna, sin
embargo ante la realidad así vigente. Se siente con derecho a decidir el rumbo
de pueblos y naciones, como si fuera dueño de destinos.
Su política, contrasta
con la realidad y choca con el desarrollo de los acontecimientos. La llamada
“Doctrina Monroe” –“América para los americanos”- se desdibujó cuando los
pueblos se dieron cuenta que, se hablaba de los derechos de los americanos del
norte. El sur corría otra suerte.
Derrotado el
colonialismo español en las tierras de América, nuestros países pasaron
fácilmente a una nueva relación de dependencia. Quedaron sometidos al dominio
yanqui por acción de las viejas castas hispanistas secularmente ligadas a la
Corona, que se dieron maña para liderar las Repúblicas surgidas a inicios del
siglo XIX.
Han tenido que pasar
200 años para que Washington perciba un cambio real en el hemisferio. Hoy los
países de la región marchan, a su propio ritmo y en función de su historia, por
un nuevo derrotero en el que el “amo del norte” asoma vencido.
Durante un tiempo largo,
Estados Unidos no quiso promover, ni alentar, Cumbre alguna. Se vio forzado a
hacerla a fines del siglo pasado, y en 1994 convocó a la primera, de las 7 que
van, en La Florida.
Empeñado en asegurar su
dominio pretendió que ese evento pusiera en el centro de sus preocupaciones el
llamado “desarrollo económico”; y buscó para ese efecto diseñar un nuevo
esquema que denominó “Acuerdo de Libre Comercio”.
El ALCA, concebido
orientado a regular las economías de América bajo la égida del Banco Mundial y
el Fondo Monetario y aplicar las recetas Neo Liberales, fracasó al año
siguiente y fue virtualmente dejado de lado hasta hoy.
En el nuevo siglo, a
nadie se la ha ocurrido la peregrina idea de resucitar ese proyecto obsoleto.
El ALCA ha desaparecido por el rechazo de los pueblos, pero también por la
inacción de los Estados Unidos, que no sabe dialogar, ni discutir. Solo
imponer.
En contrapartida al
fenecido ALCA, han surgido en el continente diversos mecanismos de integración.
Los más significativos, por cierto, han sido la Unión de Naciones Sudamericanas
– UNASUR -- y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -- la CELAC.
Ambos instrumentos de
unidad continental, han rebasado completamente, y descolocado, a la
Organización de Estados Americanos -- la OEA -- que no tiene contenido, ni
esencia por lo que hoy afronta un acelerado proceso de extinción.
El Imperio, sin
embargo, parece no haber aprendido la lección. Lo que hizo antes contra Cuba,
pretende reeditarlo contra la Venezuela Bolivariana ante el estupor de millones
.
Contra Cuba, en efecto,
alentó a los grupos contrarrevolucionarios. Los apoyó, financió, dio armas e
Inteligencia. Impulsó con ellos acciones conspirativas y actos terroristas. Eso
mismo está haciendo ahora contra la administración de Caracas.
Contra Cuba buscó
aplicar sanciones, recurriendo a procedimientos seudo legales y a disposiciones
punitivas. Eso también lo está haciendo hoy contra la Patria de Bolívar.
Contra Cuba buscó
recurrir a las armas, urdiendo la intervención militar de Girón primero y el
bloqueo en octubre de 1962, cuando la crisis de los Misiles. Hoy opera con la
misma intención contra la Patria de Francisco de Miranda.
Contra Cuba usó la
política del “robo de cerebros” alentando la fuga de profesionales a los que ofreció
el oro y el moro para que huyan de su país y vivan engolosinados con el “sueño
americano” Hoy, hace lo mismo para debilitar la gestión del Presidente Nicolás
Maduro.
Contra Cuba hizo una
campaña de demolición intensa a través de los medios de comunicación a su
servicio. La Sociedad Interamericana de Prensa fue su instrumento preferido.
Ahora, la SIP funciona en la misma dirección y aborda la misma tarea contra la
patria del Mariscal Antonio José de Sucre.
Han pasado cincuenta
años para que el gobierno de los Estados Unidos concluya admitiendo que esa fue
una política errónea y que estuvo, desde un inicio, destinada al fracaso.
Ahora. No será necesario esperar tanto tiempo. En la Cumbre de Panamá se
evidenciará de manera nítida y clara la derrota de toda esa concepción genocida
que hoy busca concretar el Imperio. (fin)
*Del Colectivo de
Dirección de Nuestra Bandera. http://nuestrabandera.lamula.pe
Nenhum comentário:
Postar um comentário