En el discurso de instalación de la última sesión del
Consejo Nacional de Paz el señor Presidente Santos manifestó que por los hechos
acaecidos el 14 de este mes en la vereda La Esperanza, municipio de Buenos
Aires, Cauca, la pelota queda del lado de las FARC. Esto seguramente,
refiriéndose a que los comandantes guerrilleros se deben manifestar y actuar.
Eso suponemos.
A este respecto fuimos claros al manifestar con
motivo de la terminación del ciclo 35 de las conversaciones de La Habana, que
lo acontecido había sido una tragedia. "Y lo fue (lo afirmamos), porque la
guerra es una enorme tragedia. En nuestra patria una tragedia de más de medio
siglo. Precisamente por esto nos encontramos en La Habana”. Y pusimos de
presente de manera serena tres interrogantes: "¿Qué sucedió? ¿Por qué
sucedió? ¿Cómo sucedieron los hechos del 14?” Esto con la intención de
manifestar que situaciones de guerra de la naturaleza que se dieron, hay que
evitarlas a toda costa. Por eso
a renglón seguido insistimos en reiterar la decisión
de mantener el cese unilateral e indefinido de fuegos y hostilidades. Ya el país pudo constatar los
beneficios de esa iniciativa nuestra, que para desgracia de la nación, fue
recibida por algunos como "una rosa llena de espinas”. Frase que desde un
comienzo nos hizo entender que cualquier situación crítica de guerra que se
pudiera dar en el camino, habría de ser cobrada sin consideraciones de tiempo,
modo y lugar. Sin embargo, seguimos sosteniendo la decisión política-militar ya
tomada. Pero en el lógico entendimiento de que suspendido unilateralmente el fuego
sin haberse solucionado aún el conflicto, se mantiene el natural derecho a la
legítima defensa. Al que está quieto hay que dejarlo quieto.
Bien ha anotado el Presidente Santos que "es
fácil, muy fácil, seguir hablando de guerra sentados en un escritorio o desde
las trincheras de las redes sociales”. Magnífica frase para ser tenida en
cuenta cuando cualquier contratiempo que se presenta en el magno proyecto de la
paz lleva a los enemigos agazapados y no agazapados de la reconciliación, y a
los sabios de última hora en temas desconocidos para ellos, a rasgarse las
vestiduras y a pedir que se mantengan sus comodidades a precio de litros de
sangre ajena.
Las FARC-EP han sido claras al manifestar que la paz
es un imperativo. Y que está en La Habana para cumplir con lo acordado con el
gobierno el 26 de agosto de 2012. Su contenido es claro. Está al alcance de
quien lo quiera conocer o repasar en los medios electrónicos de comunicación
social. Y lo ponemos de presente porque comentaristas de oficio y varios
burócratas, más afanados en agregar tiempo a su carrera hacia la jubilación que
en buscarle soluciones al conflicto, pontifican teniendo en cuenta su propio
parecer sin ni siquiera evaluar lo sucedido en nuestra patria en los últimos
sesenta años.
El proceso de paz hay que sacarlo al otro lado. Y
rápido. Sin recurrir a artilugios mañosos y sin dilaciones injustificadas. El
Acuerdo General para la Terminación del Conflicto es claro. En la Agenda se
encuentran los instrumentos requeridos para llegar a la meta deseada. Ya que el
balón está de nuestro lado, al decir del doctor Santos, se propone que
aceleremos el proceso en el entendido sí, de que hay tiempos que no se pueden
obviar. La consecución de la paz no se logra con cronómetro en la mano, sino
evacuando temas. Si de celeridad se trata, desde el ciclo 34 de conversaciones
tenemos todas las propuestas referidas a víctimas sobre la mesa. Dicho esto,
consideramos entonces que se deben adelantar algunos pasos que precipiten la
terminación del conflicto, para lo cual hay que dejar la subjetividad a un lado
y ser prácticos.
1- Le sugerimos al señor Presidente de manera
comedida, que el papel que viene asumiendo de activista de la paz y hacedor de
la guerra corresponda más a su deseo de allanar el camino hacia una solución
posible de reconciliación y menos a su necesidad de encenderle una vela a dios
y otra al diablo. La política local no debe alterar su ruta. Reconocemos que
viene siendo azuzado (para emplear un término ya utilizado por nosotros) y
retado desde columnas de opinión, micrófonos, salones sociales, escenarios
políticos y aún desde oficinas públicas como la Vicepresidencia, desde donde se
han atrevido a indicarle cómo debe proceder. Es indispensable el mantenimiento
de su serenidad.
2- No hemos logrado entender por qué en La Mesa se
dilatan o posponen decisiones que se han debido evacuar hace meses. Exigimos
apresurar la marcha cuando se trata de asuntos de total obviedad. Desde que
pusimos a consideración la creación de la Comisión Histórica del Conflicto y
sus Víctimas hasta la fecha de su integración, transcurrió un año y tres meses.
Y una vez entregado el informe, ha sido imposible darle trámite a sus
conclusiones. El desgaste para lograr algo tan importante para el país y para
el fin del conflicto, es inexplicable. Mucho más cuando expresidentes, el
propio Jefe de Estado y quienes saben de historia de Colombia, reconocen que el
conflicto se ha extendido por más de cincuenta años. Lo afirman y lo reiteran.
No existe quien conociendo los informes de los
comisionados -- todos ellos venidos de procedencias dispares y de origen
ideológicos contrapuestos --, no concluya que se da una responsabilidad del
Estado por acción o por omisión, por la tragedia surgida hace décadas y que aún
persiste. De allí que se hable de un número significativo de victimarios
procedentes de sectores diversos de la sociedad colombiana.
Así las cosas proponemos al país:
a) Que se difunda masivamente el informe aludido.
Imperante esta necesidad. Urgente. Debe enviarse a todos los rincones del país
para su estudio y consideración. A las universidades, colegios, normales, para
que así se contrarreste el hecho de que el país retiró de su pensum de
formación académica la historia de Colombia. Si no se conoce lo que ocurrió en
la patria en los últimos cincuenta o sesenta años, no se puede crear una
conciencia y una cultura de la paz.
b) Que el señor Presidente conozca de manera detallada
dicho documento denominado Contribución al Entendimiento del Conflicto Armado
en Colombia, (Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas), de febrero de
2015, e invite a su gabinete ministerial y funcionarios con capacidad de
decisión a que se ocupen de su lectura y estudio.
c) La integración inmediata por la Mesa de una
comisión de evaluación de los resultados del informe y del estudio de los
alcances para la paz, de la responsabilidad del Estado. Urge hacerlo para
establecer precisamente responsabilidades jurídico-políticas derivadas de su
fundado contenido.
d) La integración inmediata de una comisión que
conduzca al cumplimiento del subpunto 7 del punto 3 de la Agenda sobre
terminación del conflicto que dice así: "7. En el marco de lo establecido
en el Punto 5 (Víctimas) de este acuerdo se esclarecerá, entre otros, el
fenómeno del paramilitarismo”. La comisión que se cree para informar sobre el
fenómeno del paramilitarismo debe ser integrada en la próxima ronda sin
dilación alguna.
e) No se ha dado un proceso de paz en el mundo en el
que no se haya conocido la verdad de lo ocurrido antes de la firma del acuerdo
final, para lo cual, sin excepción que se conozca, se han abierto previamente
los archivos de los diversos regímenes. Por esto, pensando en las víctimas y en
el derecho nacional e individual a la verdad, solicitaremos todos los días y
seguiremos insistiendo cada vez que nos encontremos con los plenipotenciarios
del gobierno, en que se abran los archivos. Se deben dar a conocer las actas de
los consejos de ministros que desde los años veinte del siglo pasado se guardan
en secreto como si la historia fuera necesaria taparla para que no se juzgue.
Que se abran los archivos de la policía secreta, de los agentes de inteligencia
del Estado (SIC, DAS, fuerza pública en general, Ministerio de Guerra, hoy de
Defensa, en lo relacionado al conflicto interno, y de Gobierno, hoy del
Interior). ¡Que se abran los archivos! Le pedimos a los plenipotenciarios del
gobierno y al Presidente Santos que en momentos en que buscamos conjuntamente
la paz, no le tengan temor a la verdad. Que se abran los archivos.
SECRETARIADO DEL ESTADO MAYOR CENTRAL DE LAS FARC-EP
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