29 abril
2015, El Muro Invisible http://elmuroinvisible.blogspot.com
Por Cecilia
Zamudio
Miles de personas fallecen todos
los años en su intento de llegar a Europa. Personas huyendo de la miseria a la
que el saqueo perpetrado por el gran capital transnacional somete a África. No
van hacia el “sueño europeo”, huyen de la Pesadilla en que las
transnacionales han convertido a África; siguen la ruta que previamente han
seguido las inmensas riquezas extraídas de sus países. Pero la UE quiere las
riquezas de África, pero a las personas no. La Dictadura del Capital obliga a
las personas a emprender éxodos terribles, en condiciones de peligro
extremas.
En la madrugada del 19 de abril
2015, un barco en proveniencia de Libia, con más de 900 personas migrantes, se
hundió en el estrecho de Sicilia, a unos 110 Km de la costa. La Fiscalía de
Catania señaló que se estima que podrían haber fallecido unas 950 personas; los
procuradores expresan que "aún es imposible determinar con precisión el
número de muertes" (1). Se han encontrado 24 cadáveres, y solamente 28
supervivientes. Los Guardacostas italianos habían recibido una llamada de
socorro en la noche, avisándoles de que el barco se encontraba en peligro.
Pero, según informaron los guardacostas, cuando se inició la operación de
rescate, el barco naufragó porque todos los que iban a bordo se colocaron del
mismo lado en la desesperación por sobrevivir (2).
Las fauces de un mar sorprendido
se tragaron la vida de otras 900 personas. En el mismo mes de abril de 2015,
más de 400 personas migrantes desaparecieron y unas 150
sobrevivieron, tras
naufragar en su viaje clandestino rumbo a Italia, el día 15. Y es que el
Mediterráneo se ha convertido en una inmensa tumba. En total unas 90 mil
personas cruzaron a Europa entre el 1 de julio y el 30 de septiembre 2014, y al
menos 2.200 perdieron la vida. En el trimestre anterior fueron 75 mil personas
y 800 muertes, según ACNUR.
Estas tragedias representan un
largo sufrimiento para los familiares de las víctimas; y por otro lado una
larga sucesión de malabarismos mediáticos para los políticos de la UE, que
salen a intentar tapar el sol con un dedo. Quieren tapar que el saqueo y
las “guerras humanitarias” perpetradas por la UE y EEUU contra
África tienen como lógica consecuencia el éxodo masivo. Salen los políticos,
los representantes de las instituciones internacionales, a cual más
“caritativo”, a cuál más “legalista”, a cuál más ufano a proponer soluciones.
Y cada solución es menos solución que la anterior. Concentran
sus diatribas contra las supuestas “mafias” de transporte de personas, cuando
es bien sabido que en muchas ocasiones el supuesto “mafioso” no es otra cosa que
un pescador que ya no puede sobrevivir de la pesca en un mar saqueado por el
arrastre de las grandes transnacionales, reconvertido en conductor de
embarcaciones que clandestinamente intentan pasar las fronteras de la Europa
fortaleza. Incluso, si bien puede ser cierto que muchos
transportistas de estos viajes clandestinos se aprovechan de las personas en
situación de éxodo, estos transportistas no pueden ser tenidos por los
responsables de esta tragedia, de estos crímenes de Lesa Humanidad. A menos que
se quieran ocultar a los verdaderos responsables. Algunos salen incluso a decir
que hay que bombardear las embarcaciones en las costas de salida: el fascismo
de la Unión Europea deja completamente caer sus máscaras.
Entre los supervivientes de la
tragedia del 19 de abril, los medios han ubicado ya a los dos hombres que les
sirven de chivo expiatorio: dos miembros de la tripulación serán el blanco de
todo el odio; chivos expiatorios perfectos para ocultar a los verdaderos
responsables de estos crímenes contra la humanidad. Se les acusa de homicidio
múltiple, y los medios del gran capital intentan responsabilizar de la continua
tragedia del Mediterráneo y del Atlántico a las supuestas “mafias de
trata de personas”.
Esta tragedia del fallecimiento
atroz de cientos de personas en proveniencia de Libia, es también una de las
consecuencias de la invasión contra Libia, perpetrada por los “aliados” y su
OTAN en el 2011.
Libia fue el blanco de la codicia
capitalista por varias razones: tiene en su suelo un petróleo de los más
livianos del mundo y un potencial productivo estimado en más de 3 millones de
barriles diarios. Desde 2009 Gaddafi adelantaba un plan para nacionalizar
el petróleo libio. El plan de nacionalización fue impedido por opositores en el
mismo seno del gobierno. Muchos de estos opositores a la nacionalización
fungieron de “jefes rebeldes” al servicio de los intereses de
las transnacionales.
Además Libia posee una inmensa
reserva hídrica subterránea estimada en 35.000 kilómetros cúbicos de agua,
que forma parte del Sistema Acuífero Nubio de Arenisca (NSAS), la mayor
reserva fósil de agua del mundo. En los años ochenta Libia inició un proyecto a
gran escala de aprovisionamiento de agua: El Gran Río Artificial de Libia,
considerado uno de los más grandes proyectos de ingeniería, que proveía agua
desde los acuíferos fósiles. El sistema una vez finalizado cubriría a Libia,
Egipto, Sudán y Chad, y potenciaría así la seguridad alimentaria de una región
aquejada por la escasez de agua para cultivos. Eso evitaría que esos países
recurrieran a los fondos del FMI: algo que se oponía a la aspiración del
monopolio global de los recursos hídricos y alimentarios por parte de Occidente.
Por otro lado Libia poseía
200 mil millones de dólares de reservas internacionales que fueron confiscadas
por sus agresores. Estos fueron los móviles del crimen contra Libia.
Luego de la agresión imperialista,
Libia quedó destruida, sin infraestructura acuífera ni vial, ni escuelas, ni
hospitales, ya que hasta éstos fueros bombardeados. Antes de la invasión
imperialista, en Libia las mujeres vivían con mucha más libertad que en otros
países de la región; luego de la invasión, una de las primeras medidas del
gobierno de mercenarios aupado por la OTAN, fue decretar la ley de la Sharia, atrozmente cruel con
las mujeres, todo bajo los aplausos de la UE y EEUU. Otra de las
consecuencias de la invasión a Libia, es el surgimiento de grupos de terrorismo
paramilitar en diferentes países de la región: los mercenarios empleados por
los servicios secretos europeos y estadounidenses se reciclan en otras
operaciones del terror. De estas operaciones surge el Estado Islámico.
Libia fue torturada por lo que
falsimedia tuvo el cinismo de llamar "bombardeos humanitarios". Toda
la derecha europea e incluso parte de la disque izquierda europea se hizo
cómplice de esta aberrante operación de neocolonialismo con miras a apropiarse
de los inmensos recursos petroleros y acuíferos de Libia. Las transnacionales
inflaron sus fortunas en base a la tortura del pueblo Libio.
El capitalismo es el responsable
de estas tragedias, y concretamente los grandes capitalistas que se lucran del
sudor ajeno y del saqueo del planeta: ellos son los criminales de Lesa
Humanidad. Esos que los medios nos mostrarán como “empresarios de
éxito”. 85 multimillonarios poseen una riqueza igual a la riqueza
que comparten 3.570 millones de personas, que sobreviven explotadas en infernales
socavones, teniendo que vender sus órganos, teniendo que trabajar en fábricas
que las sepultan vivas, teniendo que prostituirse desde la infancia, o teniendo
que empeñarse en éxodos terribles, cuya culminación no será otra que la muerte
por ahogamiento, o el ahogamiento en vida, teniendo que trabajar por migajas en
la Europa fortaleza, en caso de sobrevivir al viaje.
Hoy son miles de hombres jóvenes,
mujeres y niños, que se ha tragado el mar. Un mar cuyas olas van y vienen entre
África y Europa, testigos silenciosas del genocidio capitalista, lamiendo las
playas de los países saqueados y también aquellas playas que son las puertas
del cinismo más absoluto.
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NOTAS:
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