13 abril 2015, Polo Democratico
http://www.polodemocratico.net (Colombia)
Por
Fernando Arellano Ortiz
Aunque el gobierno neoliberal de Juan
Manuel Santos se ufana en el ámbito interno de impulsar un proceso de paz con
la insurgencia de las Farc, su política internacional (dictada desde
Washington), en contraposición, apunta a desestabilizar la armonía y la
integración regional. Así lo dejó entrever durante su charla magistral el
pasado 8 de abril en Bogotá, el sociólogo y politólogo argentino, Atilio Boron,
en el marco de la Cumbre Mundial de Arte y Cultura para la Paz, organizada por
la Alcaldía Mayor de la capital colombiana.
Por un lado, Boron dijo que es un
contrasentido que mientras la irrupción de China en la geopolítica mundial está
desplazando el protagonismo del Atlántico hacia el continente asiático,
Colombia se empeña tozudamente en impulsar la Alianza del Pacífico, un invento
de Washington para contrarrestar la presencia cada vez mayor de Beijing
en América Latina y horadar el proceso integracionista de la Patria Grande. De
otra parte, agregó, el hecho de que el gobierno de Santos en forma por demás
disciplinada haya aceptado las directrices del Pentágono para que Colombia
ingrese a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y al mismo
tiempo existan serios indicios de que el Comando Sur haya instalado armamento
nuclear en este país andino, da una clara señal de
amenaza para la paz de la
región.
El analista argentino hizo énfasis en
señalar que la OTAN no es más que “la fuerza imperial de choque”, desde la cual
Washington lanza su estrategia de ofensiva militar hacia diversos países o
regiones del mundo, a los que determina o considera que constituyen amenazas
para sus intereses. En consecuencia, señaló, el ingreso de Colombia a esta
alianza militar extracontinental no aporta en absoluto a la paz.
Conflicto colombiano es pretexto para
militarización de Estados Unidos
Durante su conferencia en el Teatro
Bogotá, Boron con su característica capacidad dialéctica y didáctica a la vez,
mostró cómo en Colombia se lleva a cabo un proceso de paz con un actor armado
como las Farc en medio de un mundo convulsionado por múltiples conflictos,
originados en buena medida por el declive del imperialismo estadounidense.
“La paz en Colombia es la paz de toda
América Latina”, fue el título de la charla del reputado analista político y
catedrático universitario, actualmente director del Programa Latinoamericano de
Educación a Distancia (PLED) del Centro Cultural de la Cooperación de Buenos
Aires.
En desarrollo de su exposición, Boron
demostró el rotundo fracaso de la intervención directa de Estados Unidos en
materia de combate al narcotráfico y a la insurgencia en Colombia, desde hace
ya varias décadas. Trajo a colación el ejemplo del denominado Plan Colombia
suscrito por el entonces mandatario conservador Andrés Pastrana con la
administración Clinton (toda una estrategia de entrega de soberanía a
Washington).
Dicho Plan que a los colombianos se les
vendió como una “ayuda” norteamericana, resultó un completo fiasco, pues como
lo graficó Boron en cifras tomadas de informes de Naciones Unidas, el
narcotráfico en vez de disminuir, aumentó. En efecto, hubo un incremento
exponencial de cultivos ilícitos tanto en México, Colombia y Afganistán, países
en donde coincidencialmente Estados Unidos interviene directamente.
Además, la intervención directa del
Pentágono, la CIA, la DEA y el Departamento de Estado en los asuntos
colombianos ha servido para el enriquecimiento de empresas de armamento
norteamericano y al mismo tiempo para la financiación de campañas de
congresistas estadounidenses (que hacen lobby en favor de los consorcios que se
benefician), así como para la presencia de Israel.
Es que de la guerra interna en Colombia no
solamente se favorece en grado superlativo Estados Unidos sino también Israel,
como bien lo anotó Boron. Desde 1960, el Mossad (servicio de inteligencia) y
organizaciones de espionaje israelitas que operan bajo la fachada de seguridad
hacen presencia en territorio colombiano asesorando grupos paramilitares y
redes mafiosas de narcotráfico.
Juan Manuel Santos tanto como ministro de
Defensa como ahora en calidad de primer mandatario prohija y aplaude la
presencia israelita en Colombia porque como lo ha señalado en reiteradas
ocasiones, sería “muy positivo” que este país “sea el Israel de Suramérica”.
Por todo lo anterior, Boron dijo que ojalá
las negociaciones de paz que se desarrollan en La Habana entre el gobierno de
Santos y las Farc lleguen a buen puerto porque el conflicto colombiano es el
mejor pretexto para la militarización de Estados Unidos en la región.
El contexto geopolítico
La coyuntura de la realidad sociopolítica
colombiana en medio de posibilidades ciertas de poner fin a un conflicto
interno de más de medio siglo pasa por el declive del imperio estadounidense,
el colapso europeo, y la irrupción, en consecuencia, de nuevos actores en la
escena de la geopolítica mundial.
Boron pone de manifiesto en el actual
escenario mundial el protagonismo de China e India, el retorno de Rusia, la
debacle de la Unión Europea, las alianzas regionales y la decadencia del
imperialismo estadounidense, factores todos estos que van a tener una incidencia
directa en el devenir político de América Latina.
Es enfático en llamar la atención sobre el
peligro que se cierne sobre el mundo y específicamente sobre la región, el
declive de Washington, pues sostiene que en la fase de descomposición los imperios
se tornan más represivos y sanguinarios y trae a colación ejemplos históricos
como la etapa final del imperio otomano con el genocidio armenio (en 1915), o
el caso británico con la brutal represión en la India.
En el plano económico, el politólogo argentino,
demuestra cómo Estados Unidos se encuentra en la sin salida: por un lado debe
más de lo que produce; por otro, es cada vez más progresivo el reemplazo del
dólar en el comercio internacional. Y para complementar, suministra un dato
más: mientras en este año de 2015 China construirá 15 mil kilómetros de vías
férreas, en contraste, la nación norteamericano no construirá mi uno solo, con
lo cual su infraestructura vial comienza a quedar rezagada.
A ello hay que sumar, dice Boron, la
creciente desigualdad que se viene presentando en Estados Unidos con su
consecuente quiebre respecto de su integración social. No obstante, es
desorbitado su gato militar, así como es evidente también su cada vez mayor
aislamiento internacional, lo cual queda reflejado, por ejemplo, en las últimas
derrotas que ha tenido que tragarse la Casa Blanca, precisamente, en su
principal zona de influencia, América Latina. En efecto, primero tuvo que
aguantarse que dos países latinoamericanos como Ecuador y Bolivia le pusieran
freno a su actitud sempiterna de injerencia en asuntos internos. El presidente
ecuatoriano Rafael Correa cerró la base militar de Manta; y el mandatario
boliviano Evo Morales expulsó a la misión diplomática estadounidense. Más
recientemente, en la OEA (el Ministerio de las Colonias como la denominó Fidel
Castro), el gobierno de Obama perdió por goleada cuando planteó su intervención
en Venezuela. Estos acontecimientos, agrega Boron, eran impensables apenas hace
unos años.
E.U. lanza feroz reconquista de América
Latina para asegurar recursos naturales
En medio del imparable desmoronamiento del
imperio estadounidense, Washington no se resiste en su propósito injerencista
en América Latina porque es la manera de asegurar mediante artimañas y engaños
(tratados de libre comercio, golpes blandos, Alianza para el Pacífico,
terrorismo económico, alianzas militares) el acceso (vía el saqueo y el
pillaje) a la rica biodiversidad que produce esta región para poder seguir
manteniendo su descomunal patrón capitalista de consumo.
Por esta razón, Washington despliega su
artillería militar en todo el continente, como bien lo esboza Boron en su
magistral libro, América Latina en la geopolítica del imperialismo, que obtuvo
el Premio Libertador al Pensamiento Crítico en 2013.
Estados Unidos, explica este reputado
analista internacional, ancla su estructura militar en América Latina tanto en
Colombia como en Honduras para lanzar sus aventuras. El mar Caribe está
totalmente controlado militarmente por el Pentágono, que además cuenta con alrededor
de 80 bases a lo largo y ancho del hemisferio. No es gratuito tampoco que en
2008 el Comando Sur haya activado la IV Flota, coincidencialmente poco después
de que el entonces gobierno brasileño de Lula da Silva anunciara el
descubrimiento de un gran yacimiento petrolífero submarino en el litoral
paulista.
Obviamente que los pretextos para esta
descomunal militarización de Estados Unidos a lo largo y ancho del continente
son el narcotráfico, los populismos (como estigmatizan a los gobiernos progresistas
de la región), las calamidades naturales y la seguridad continental. Falacias
que ayudan a propalar los grandes oligopolios mediáticos de propiedad de los
sectores decadentes de la ultraderecha latinoamericana. Por ello Boron exhorta
a no confundirse: “el nombre de todo esto es petróleo”, y de esta manera
explica porque toda la estrategia de desestabilización y satanización al
gobierno de Venezuela del presidente Nicolás Maduro.
¿Si Venezuela, fuera productor de tomates
o de papas, Estados Unidos buscaría derribar al gobierno bolivariano de
Venezuela con la activa colaboración de sus lacayos de la derecha
latinoamericana?, se interroga el politólogo argentino. No es gratuito por lo
tanto el feroz ataque emprendido por la Casa Blanca contra el proceso político
inaugurado por el comandante Hugo Chávez.
¿E.U. tiene armamento nuclear en Colombia?
Boron cerró su conferencia en Bogotá,
dejando un inquietante interrogante: “Colombia bien podría ser hoy un país en
el que Estados Unidos instaló armamento nuclear en abierta violación al acuerdo
internacional regional, mediante el cual nuestros países se comprometieron a
mantener América Latina como una nuclearizada zona de paz”.
Si bien, agrega, el tratado suscrito entre
Uribe Vélez y Obama que autorizaba la utilización de siete bases militares fue
declarado inexequible por la Corte Constitucional de Colombia, “lo cierto que
este tropiezo legal no ha impedido que Estados Unidos haya proseguido operando
militarmente en ese país”.
Bogotá.
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