28 abril 2015, ALAI América Latina en Movimiento http://alainet.org (Brasil)
La
Alianza del Pacífico cumple cuatro años de existencia después de la Declaración
en Lima en 2011. Los países miembros (México, Chile, Colombia y Perú) acordaron
en dicha reunión los siguientes objetivos: 1) facilitar el libre tránsito de
personas; 2) aumentar el comercio intrarregional y la cooperación aduanera; 3)
apoyar la integración financiera por medio de la conexión de las bolsas de
valores; 4) crear mecanismos para resolver los problemas de la integración
regional.
La política comercial
de la Alianza del Pacífico está inspirada en el regionalismo abierto de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El regionalismo
abierto postuló que las economías abiertas favorecerían la competitividad de
los sectores orientados al exterior y que los proyectos de integración
apoyarían la integración productiva de las economías latinoamericanas.
Las empresas
trasnacionales de la Alianza del Pacífico fueron apoyadas mediante la
liberalización de las transacciones comerciales y financieras a partir de la
década de 1990. De esta manera, las políticas de industrialización fueron
reemplazadas por el régimen neoliberal que socavó las
perspectivas de
desarrollo de la región.
Por otro lado, los
países miembros liberalizaron 92% del comercio intrarregional como parte del Acuerdo
Marco de la Alianza del Pacífico firmado
en 2012, mientras que la parte restante se liberalizará gradualmente hasta
2030.
Sin embargo, la
integración productiva de la Alianza del Pacífico permanece estancada, ya que
el comercio intrarregional representa 3.5% del comercio total, proporción
insignificante en comparación con las transacciones comerciales
intrarregionales de Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la Unión Europea que
representan 15 y 66% del comercio total respectivamente.
Por otro lado, la
Alianza del Pacífico no llevará a cabo medidas para fortalecer el mercado
interno, factor que desfavorece la integración productiva. El salario mínimo de
los miembros no experimentó cambios significativos desde 2009, debilitando la
recuperación de las economías nacionales (OIT, Panorama
Laboral de América Latina y el Caribe 2014, 2014, http://bit.ly/1Co7Sfx).
Además, la ausencia de
mecanismos de financiamiento tales como bancos de desarrollo, fondos
estructurales, proyectos de inversión comunes señalan el desinterés de la
Alianza del Pacífico por implementar medidas que favorezcan la integración
regional.
La prioridad de la
Alianza del Pacífico es encontrar nuevos mercados en expansión a causa de la
baja rentabilidad que genera el mercado interno para las grandes empresas
trasnacionales. De esta manera, los miembros de la Alianza del Pacífico desean
profundizar las relaciones comerciales con la región Asia-Pacífico.
Los países de la
organización buscan crear nuevas relaciones comerciales centradas actualmente
en Estados Unidos que concentró 60% de las exportaciones totales en 2013,
debido principalmente a la estructura comercial de México con Estados Unidos
(BID, Alianza
del Pacífico y el MERCOSUR: sus perfiles de comercio, 2013, http://bit.ly/1GRcZK2).
Sin embargo, las
negociaciones serán difíciles debido a la oposición de Estados Unidos al
ascenso de los países asiáticos con el papel predominante de China que propuso
una zona de libre comercio en el Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC, por
sus siglas en inglés) incluyendo a los miembros de la Alianza del Pacífico en
noviembre de 2014.
El establecimiento de
esta zona de libre comercio está obstaculizado por el Acuerdo de Asociación
Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), que excluye a China con el fin
de blindar a la Alianza del Pacífico ante el inminente ascenso del gigante asiático
en Latinoamérica reforzando la hegemonía de Estados Unidos.
La consolidación de la
Alianza del Pacífico dependerá de la evolución del papel geopolítico de
Washington en América Latina. La estrategia norteamericana pretende aprovechar
la debilidad de los procesos de integración y la escasa voluntad política de
Brasil de liderar el desarrollo de la región.
De esta manera, Estados
Unidos busca aumentar la influencia de la Alianza del Pacífico en América
Latina con el objetivo de desarticular los proyectos de integración y cercar a
los países latinoamericanos que mantienen una política anti-imperialista contra
los intereses de Washington en Latinoamérica.
Por otra parte, la
Alianza del Pacífico decidió establecer negociaciones con los miembros del MERCOSUR
sin desafiar el rol geopolítico de Estados Unidos en la región. El interés
reciente de Chile por estrechar los vínculos comerciales entre la Alianza del
Pacífico y el MERCOSUR representa el primer intento de proyectar las relaciones
comerciales de los miembros hacia el exterior de la organización.
Las exportaciones de la
Alianza del Pacífico al MERCOSUR alcanzaron la cifra de 23,700 millones de
dólares en 2013, cantidad que representa 4.2% de las exportaciones totales. La
liberalización de las relaciones comerciales entre ambos bloques aumentaría el
comercio bilateral en un monto de 8,000 millones de dólares (CEPAL, La
Alianza del Pacífico y el MERCOSUR: Hacia la convergencia en la diversidad,
noviembre 2014, http://bit.ly/1D0SJmP).
Las relaciones
comerciales entre ambos bloques no son recientes, puesto que las empresas
trasnacionales de la Alianza del Pacífico establecieron operaciones en los
países del MERCOSUR a partir de la década de 1990. La expansión geográfica de
los grupos de capital incluyen los sectores de materias primas y servicios con
el papel predominante de empresas como América Móvil, Cemex, Falabella, Arauco,
LATAM.
La creación del Mercado
Integrado Latinoamericano (MILA) también apoya la expansión de las empresas
trasnacionales por medio de la integración financiera de los países miembros.
La implementación del MILA consistió en la negociación de activos de renta
variable de las empresas de mayor capitalización en las plazas financieras de
los cuatro países.
La incorporación de la
Bolsa Mexicana de Valores al MILA creó la plataforma financiera de mayor
importancia en América Latina con una capitalización de mercado de 1,100
millones de dólares superando a la Bolsa de Sao Paulo de Brasil en 2014 (BID, México
se integra al Mercado Latinoamericano Integrado, 2014, http://bit.ly/1Pq9M8k). Por lo tanto, la implementación del MILA intentó
apoyar la proyección de las bolsas bursátiles de la Alianza del Pacífico, acción
que intensificó la competencia entre las bolsas de valores más importantes de
América Latina.
Sin embargo, la
implementación del MILA estuvo precedida por la contracción del comercio
mundial, la caída del precio de las materias primas y la reducción de la
inversión extranjera en América Latina. De esta manera, la caída de
rentabilidad de las empresas trasnacionales de la Alianza del Pacífico está
representada en la pérdida acumulada del índice S&P
MILA Pacific Alliance Select (índice
que mide el rendimiento de las empresas de mayor capitalización de la Alianza
del Pacífico) de 20.92% desde su lanzamiento en julio de 2014.
La caída de Bolsa
Mexicana de Valores fue la más representativa ya que posee el mayor peso en el
MILA. El gobierno mexicano continuará llevando a cabo operaciones
significativas en el mercado de divisas para estabilizar el peso mexicano y
facilitar los flujos de inversión intrarregionales. Las operaciones de subastas
de dólares del Banco de México fueron insuficientes ya que el peso mexicano
acumula una depreciación anual de 17% (Banco de México, Mercado
Cambiario, 2015,http://bit.ly/1BSIbTz).
La devaluación de las
monedas afectó significativamente la Alianza del Pacífico ya que los miembros
deben soportar el déficit en cuenta corriente por la apertura desmedida de las
economías nacionales. En consecuencia, la descapitalización de las finanzas
públicas aumentó con el encarecimiento de las importaciones.
Además, los países de
la Alianza del Pacífico están dispuestos a emprender acciones para equilibrar
los saldos negativos de las finanzas públicas con el fin de fortalecer la
confianza en los mercados financieros internacionales. De esta manera, la
coordinación de la política fiscal será realizada en detrimento de las
economías nacionales.
Por otro lado, los
miembros de la Alianza del Pacífico acordaron avanzar en ampliar la variedad de
los instrumentos negociados en la última reunión en marzo del año en curso. El
MILA podría empezar a negociar activos de renta fija que incluyen las
obligaciones de los gobiernos nacionales y mayores instrumentos de las grandes
empresas.
No obstante, las
perspectivas son desfavorables ante la posibilidad del aumento de la tasa de
interés en Estados Unidos que seguramente afectará las bolsas de valores en
América Latina. De este modo, las consecuencias negativas de la dependencia
financiera de las economías de la Alianza del Pacífico aparecerán con el
ascenso del dólar y las instituciones financieras de Washington.
Por añadidura, el
riesgo de la activación de la línea de crédito flexible por 70,000 millones de
dólares otorgada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) permanece presente
en México. De esta manera, la adopción de las medidas de ajuste impuestas por el
FMI agravaría el panorama económico nacional en 2015.
En conclusión, la
Alianza del Pacífico afianzó la nueva era de los proyectos de integración que
apoyan la internacionalización de los grupos de capital, sin aportar ningún
beneficio a las clases populares en América Latina. La dependencia de las
economías de la Alianza del Pacífico se profundiza y pretende aumentar su
influencia en Centroamérica con la posible incorporación de Panamá y Costa
Rica.
Ulises Noyola Rodríguez
http://www.alainet.org/es/articulo/169240
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