3 abril 2015, Rebelión http://www.rebelion.org (México)
Le Monde Diplomatique
ENTREVISTA AL INTELECTUAL ESTADOUNIDENSE NOAM CHOMSKY
En Buenos Aires
(Argentina), del 12 al 14 de marzo pasado, organizado por el Ministerio de
Cultura y el Secretario de Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional,
Ricardo Forster, tuvo lugar un importante Foro Internacional por la
Emancipación y la Igualdad que reunió a personalidades de gran prestigio
venidas de Estados Unidos, de América Latina y de Europa. Se trataba de
reflexionar sobre el momento que se está viviendo no sólo en Latinoamérica sino
también en algunos países de Europa, donde nuevas organizaciones políticas
(Syriza, Podemos), que conocen bien los avances progresistas realizados en
América Latina, están tratando de cambiar las cosas y de aportar soluciones de
inclusión social y de rechazo de las políticas “austeritarias”.
En el marco de ese
encuentro excepcional, pudimos entrevistar a nuestro amigo estadounidense Noam
Chomsky, uno de los intelectuales más prestigiosos del mundo. Un hombre que
lleva años pensando cómo construir un mundo más justo, menos desigual y con
menos violencia.
Ignacio Ramonet: Noam, el 9 de marzo pasado, Barack
Obama firmó una orden ejecutiva y decretó “estado de emergencia” en Estados
Unidos por “la amenaza inusitada y extraordinaria” que representaría Venezuela
para la seguridad nacional de su país. ¿Qué piensa usted de esta declaración?
Noam Chomsky: Tenemos
que ser cuidadosos y distinguir dos partes en esa declaración. Por un lado, un
hecho real: la imposición de sanciones a siete funcionarios de Venezuela. La
otra parte es un aspecto más bien técnico, la forma en que se formulan las
leyes estadounidenses. Cuando un presidente impone una sanción debe invocar
esta declaración ridícula que pretende que hay “una amenaza a la seguridad
nacional y a la existencia de EE.UU.”, por parte de tal o cual Estado. Es un
aspecto técnico del derecho estadounidense. Es tan ridículo que,
de hecho,
nunca se había subrayado. Pero esta vez sí se insistió en ello, porque surgió
en América Latina. En la declaración habitual casi nunca se menciona todo este
contexto, y creo que es la novena vez que Obama invoca una “amenaza a la
seguridad nacional y a la supervivencia de EE.UU.”, porque es el único
mecanismo a su alcance mediante el cual la ley le permite imponer sanciones. O sea,
que lo que cuenta son las sanciones. El resto es una formalidad absurda; es una
retórica obsoleta de la que podríamos prescindir, pero que, en todo caso, no
significa nada.
Aunque a veces sí. Por
ejemplo, en 1985, el presidente Ronald Reagan invocó la misma ley diciendo: “El
Estado de Nicaragua es una amenaza a la seguridad nacional y a la supervivencia
de Estados Unidos”… Pero en ese caso era verdad. Porque ocurría en un momento
en que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) había ordenado a EE.UU. que
pusiera fin a sus ataques contra Nicaragua mediante el uso inapropiado de los
llamados “Contras” contra el Gobierno sandinista. Washington no lo tomó en
cuenta. Por su parte, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas también
adoptó, en ese momento, una resolución que pedía, a “todos los Estados”, que
respetaran el derecho internacional… No mencionó a nadie en particular, pero
todo el mundo sabía que se estaba refiriendo a EE.UU.
La CIJ había pedido a
Estados Unidos que pusiera fin al terrorismo internacional contra Nicaragua y
que pagara reparaciones muy importantes a Managua. Pero el Congreso
estadounidense lo que hizo fue aumentar los recursos de las fuerzas [los
“Contras”] financiadas por Washington que atacaban a Nicaragua… Es decir, la
Administración de Reagan opuso su método a la resolución de la CIJ y violó lo
que ésta le estaba pidiendo. En ese contexto, Reagan se puso sus botas de
cowboy y declaró que Nicaragua era una “amenaza a la seguridad de Estados
Unidos”. Recordará usted que, en aquel mismo momento, Reagan pronunció un
célebre discurso diciendo que “los tanques de Nicaragua están a solo dos días
de marcha de cualquier ciudad de Texas”… O sea declaró que había una “amenaza
inminente”…. Bueno, según Reagan, aquella “amenaza” era una realidad… Pero
ahora no, lo de Obama es una fórmula retórica, una expresión técnica, digamos.
Claro, se trata de darle a la declaración un aspecto dramático adicional para
tratar de socavar al Gobierno de Venezuela… Algo que Washington hace casi
siempre en esos casos.
IR: Usted conoció al presidente Hugo Chávez. Y Chávez le tenía a usted una gran admiración. Hizo el
elogio de algunos de sus libros. ¿Qué recuerdos tiene de él y qué opinión le
merece como gobernante, en particular por su influencia en América Latina?
NC: Tengo que
confesarle que después de que el presidente Chávez mostrara mi libro [Hegemonía
o supervivencia] en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se vendió muy
bien en Amazon.com [risas]. Un amigo mío, un poeta, me dijo que el libro estaba
entre los últimos del ranking de Amazon y de pronto se vendieron miles… Él me
preguntó si el presidente Chávez no podía mostrar un libro de él también en la
ONU… [risas] Bueno, tuve con Chávez unas conversaciones nada más, en el palacio
presidencial. Estuve en Caracas un día con un amigo y básicamente hablamos con
Chávez de cómo llegó al poder, cómo reaccionó EE.UU., y muchas otras cosas de
esa naturaleza. Chávez hizo un esfuerzo muy importante para tratar de
introducir cambios sustanciales en Venezuela y su relación con el mundo. Uno de
sus primeros actos fue lograr que la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP), que poseía casi el monopolio del petróleo, redujese la
producción para que los precios del barril aumentaran. Según lo que él me dijo,
ese fue el momento en que EE.UU. se volvió definitivamente contra Venezuela…
Antes lo toleraban… Chávez hizo también muchas cosas más: procuró petróleo a
bajo precio a Cuba y a otros países del Caribe; realizó esfuerzos para mejorar
el sistema de sanidad, reducir la pobreza, lanzó las “misiones” que
significaban un gran esfuerzo en favor de la gente humilde, etc.
En esto obtuvo cierto
grado de éxito, pero se enfrentó a graves dificultades, en particular la
incompetencia, la corrupción, la manera de combatir las huelgas, etc. El
resultado final es un contexto difícil para Venezuela internamente. Y el
problema más grave –que no se ha superado–, y que es un problema para América
Latina en general, es que todos estos países dependen de un modelo no sostenible
de desarrollo económico, basado en la exportación de productos primarios. Un
país puede asumir eso –Argentina y Brasil lo saben– si la economía se
diversifica de tal manera que pueda desarrollar una verdadera industria
compleja. Pero una industria basada únicamente en productos agrícolas o mineros
no es un modelo sostenible. Si usted considera los países que se han
desarrollado, empezando por Inglaterra, EE.UU. y otros, todos, originalmente,
empezaron exportando productos básicos. Por ejemplo, EE.UU. se desarrolló
porque tenía un casi-monopolio en uno de los productos básicos más importantes
del siglo XIX, que era el algodón que se producía en plantaciones con
campamentos de esclavos –campamentos que hubiesen impresionado a los nazis si
éstos los hubieran podido ver. Y así logró EE.UU. aumentar la productividad del
algodón más rápidamente que la industria, y eso que no tenía innovación
técnica… aparte del látigo que usaban para torturar a los esclavos. Con el uso
intensivo de la tortura y de otras actividades horripilantes, la producción de
algodón se incrementó muy rápidamente, con lo cual los dueños de los esclavos
se enriquecieron, por supuesto, pero también se desarrolló el sistema fabril.
Si usted piensa, por
ejemplo, en el noreste de EE.UU., que es una zona fabril donde están las
principales fábricas, en aquel entonces se ocupaban del algodón, producían
telas a partir de algodón. Lo mismo sucedía en Inglaterra. Los ingleses
importaban el algodón de EE.UU. y desarrollaron sus primeras fábricas. Lo cual
también permitió la expansión del sistema financiero, que era una maniobra
sumamente compleja sobre el préstamo de fondos y otras operaciones financieras.
Y todo eso a partir del cultivo del algodón. Un sistema comercial, un sistema
industrial, un sistema financiero.
Pues bien, EE.UU.
también, como otros países desarrollados, no respetaron lo que se llama hoy una
“economía sana”. Se violaban los principios que hoy se proclaman, y existían
altos aranceles y otros mecanismos proteccionistas. Y eso siguió así hasta el
año 1945, cuando realmente EE.UU. pudo desarrollar la producción industrial de
acero, y de muchas otras cosas más. Así es como se puede hacer el desarrollo.
Si un país se autolimita a la exportación de productos primarios se va a
estrellar… Y eso es lo que pasa en Venezuela. La economía sigue dependiendo
terriblemente de la exportación de petróleo… Ese modelo es insostenible. Y
también es insostenible una economía únicamente basada en la exportación de
soja o de otros productos agrícolas. De tal manera que tenemos que pasar por un
formato distinto de desarrollo como el que hicieron Inglaterra y Estados
Unidos. Y otros países europeos por supuesto. Por ejemplo, Francia. El 20% de
la riqueza de Francia fue producto de la tortura de los haitianos… que sigue
hoy lamentablemente. Lo mismo con la historia del desarrollo de otros países
coloniales.
Venezuela no ha
superado este escollo. Y tiene otros problemas internos graves que, por
supuesto, EE.UU. quisiera exacerbar. Y creo que las sanciones constituyen un
esfuerzo para lograrlo. En mi opinión, una buena respuesta de Venezuela sería
simplemente dejar pasar por alto. Claro, no se pueden pasar por alto las
sanciones porque son reales… Pero sí lo que usted mencionó, esa pretensión
ridícula de “amenazas a la seguridad nacional estadounidense”…. Es importante
repetir que esto, en sí, no significa nada. Como le dije, es meramente una
expresión formal. Es algo que los medios de comunicación, en EE.UU., ni
siquiera señalaron. Lo importante es la reacción que, en este caso, se produjo
en América Latina.
IR: El diecisiete de diciembre pasado el presidente
Barack Obama, y también el presidente Raúl Castro, hicieron una declaración,
cada uno por su parte, en la que anunciaban la normalización de las relaciones
entre Cuba y Estados Unidos. El presidente Obama, en esa declaración, reconoció
que cincuenta años de política estadounidense, de presiones, con bloqueo
económico incluido, no habían producido ningún resultado, y que había que
cambiar de política. ¿Qué piensa usted de esta normalización entre Cuba y
EE.UU.? Y ¿cómo ve usted la evolución de las relaciones entre La Habana y
Washington, y la influencia de ello para el conjunto de América Latina?
NC: Pequeña corrección.
No se trata de “normalización”. Es, primero, un paso hacia lo que podría ser
una normalización. O sea que el embargo, las restricciones, la prohibición de
viajar libremente de un país a otro, etc., no han desaparecido… Pero
efectivamente constituye un paso hacia la normalización, y es sumamente interesante
ver cuál es la retórica actual del análisis de Obama y de su presentación. Lo
que dijo es que cincuenta años de esfuerzos “para llevar la democracia, la
libertad y los derechos humanos a Cuba” han fracasado. Y que otros países,
desgraciadamente, no apoyan nuestro esfuerzo, de tal manera que tenemos que
encontrar otras formas de continuar nuestra dedicación a la imposición de
democracia, libertad y derechos humanos que dominan nuestras políticas benignas
con el mundo. Palabra más, palabra menos, es lo que dijo. Quienes han leído a
George Orwell saben que cuando un Gobierno dice algo hay que traducirlo a un
lenguaje más claro. Lo que dijo Obama significa lo siguiente: durante cincuenta
años hemos hecho un terrorismo de gran escala, una lucha económica sin piedad
que han dejado a EE.UU. totalmente aislado; no hemos podido derrocar al
Gobierno de Cuba en esos cincuenta años, por consiguiente ¿qué tal si
encontramos otra solución? Esa es la traducción del discurso; es lo que
realmente quiere decir o lo que se puede decir tanto en español como en inglés.
Y vale la pena recordar
que la mayoría de estas cuestiones se suprimen en los debates norteamericanos e
incluso europeos. Efectivamente, EE.UU. hizo una campaña grave de terrorismo
contra Cuba bajo la presidencia de John F. Kennedy; el terrorismo era extremo
en aquel momento. Hay un debate, a veces, sobre los intentos de asesinato de
Fidel Castro, y se hicieron ataques a instalaciones petroquímicas, bombardeos
de hoteles –donde sabían que había rusos alojados–, mataron ganado, etc. O sea
una campaña muy grande que duró muchos años.
Es más, después de que
EE.UU. terminara su terrorismo directo apareció el terrorismo de apoyo,
digamos, con base en Miami en los años 1990. Además la guerra económica, que
fue iniciada por Eisenhower, tomó realmente impulso durante la era Kennedy y se
intensificó después. El pretexto de la guerra económica no era “establecer la
democracia” ni “la introducción de derechos humanos” sino castigar a Cuba por
ser un apéndice del gran Satán que era la Unión Soviética. Y “teníamos que
protegernos”, de la misma manera que “teníamos que protegernos” de Nicaragua y
de otros países…
Cuando colapsó la Unión
Soviética, ¿qué pasó con el embargo? El bloqueo se agravó. Es más, Clinton le
ganó la partida a George Bush (padre) para extender el bloqueo. Clinton lo hizo
mucho más fuerte. Algo raro por parte de un senador liberal de Nueva Jersey… Y
más tarde, peor aún, se intensificó el esfuerzo por estrangular y destruir la
economía cubana. Y todo eso no tenía nada que ver, obviamente, ni con la
democracia ni con los derechos humanos. Ni siquiera es una broma. Basta con ver
los registros norteamericanos de su apoyo a las dictaduras violentas,
terroristas en América Latina. No solamente las apoyaron sino que las
impusieron. Como en el caso de Argentina, donde EE.UU. era el más firme apoyo
de la dictadura argentina. Cuando el Gobierno de Guatemala estaba cometiendo un
verdadero genocidio, Reagan quiso apoyarlo. Pero el Congreso le había fijado
ciertos límites. Por eso dijo, bueno, qué tal si lo hacemos en Argentina… Y
transformamos a los militares argentinos en neonazis para hacer lo que
queremos. Desgraciadamente, Argentina pasó a ser una democracia después; y ahí
es donde los Estados Unidos perdieron ese apoyo que tenían. Y entonces
recurrieron a Israel para seguir con el entrenamiento de los ejércitos de
terrorismo en Guatemala. Pero ya, desde principios de los años 1960, hubo una
tremenda ola de represión en toda América Latina, en Brasil, Uruguay, Chile,
Argentina y así hasta América Central. Estados Unidos, directamente,
participaba en todos estos comandos. Y antes también, y hoy sigue.
Por ejemplo, Obama es
prácticamente el único líder que le dio apoyo, en 2009, al golpe de Estado de
Honduras, que echó al Gobierno constitucional [de Manuel Zelaya] y que puso una
dictadura militar que EE.UU. reconoció. Es decir, podemos dejar de lado la
charla sobre la democracia y los derechos humanos; no tienen nada que ver: el
esfuerzo era para destruir el Gobierno. Y sabemos por qué. Una de las cosas
buenas de EE.UU. es que, en muchos sentidos, es una sociedad libre, y tenemos
muchos registros internos, de deliberaciones internas que se han publicado. De
manera que se puede saber exactamente lo que ocurrió.
IR: En 1999, apareció Hugo Chávez en Venezuela, y una
serie de países adoptaron unos programas anti-neoliberales, varios gobiernos
progresistas empezaron a aparecer en América Latina; primero en Brasil, después
de Venezuela, con Lula; después en Bolivia, con Evo Morales; luego en Ecuador,
con Rafael Correa; luego en Argentina, con Nestor Kirchner; en Uruguay, con
Tabaré Vázquez y Pepe Mujica. Esto se ha extendido por América Latina; y
efectivamente, como usted acaba de decir, América Latina se le ha ido un poco
de las manos a EE.UU. Yo quisiera preguntarle, primero, ¿qué opinión tiene
usted de estos gobiernos progresistas, en general, de América Latina? Y
segundo, ¿por qué EE.UU. ha podido encontrarse en esta situación de pérdida de
influencia en América Latina?
NC: Bueno, son
acontecimientos de suma importancia en esta parte del mundo, todo lo que ha
descrito usted es de relevancia realmente histórica. Si uno piensa en América
Latina… Durante quinientos años, América Latina, básicamente, se vio controlada
por los poderes imperialistas occidentales, sobre todo por EE.UU. en el siglo
XX, y antes hubo otros… En América Latina, las poblaciones originarias se veían
controladas por una elite pequeña, generalmente blanca, casi blanca, muy ricos,
con muchas personas pobres. Entonces estas elites eran como ajenas a su propio
país: exportaban capital a Europa, por ejemplo, y enviaban a sus hijos a EE.UU.
No les preocupaba su propio país. Y la interacción entre los países de América
Latina era muy limitada. Cada elite de cada país tenía un sesgo hacia lo
occidental, y tenían ideas imperialistas. Había ciertas diferencias, pero ésta
era en general la situación típica. Y esto viene sucediendo, bueno, desde hace
quinientos años de una forma u otra.
Pero, a partir de 1999,
empezó a cambiar esta situación. Lo que usted describe es un cambio muy
significativo; es un punto de importancia histórica. Y Estados Unidos es, por
supuesto, el país, la potencia que ejerce el mayor dominio en todo el mundo,
pero EE.UU. ya no tiene el poder abrumador de destruir gobiernos y de imponer
dictaduras militares donde se le antoja. Si uno piensa, por ejemplo, en los
últimos quince años… Ha habido algunos golpes de Estado: un intento de golpe en
Venezuela en 2002; bueno, funcionó, digamos, durante dos días nada más. EE.UU.
lo apoyó plenamente pero no tuvo el poder de imponer a un nuevo Gobierno. Hubo
otro en Haití en 2004; ahí tenemos…, los torturadores de Haití, Francia y
EE.UU. combinaron el secuestro del presidente Aristide para enviarlo al centro
de África, y mantenerlo allí, oculto, para que no pudiera participar ni
siquiera en las elecciones. Bueno, esto fue exitoso, pero Haití es un país muy
débil. Hubo otro caso en Honduras, en 2009 –sí, con Obama–: los militares se
deshicieron del gobierno constitucional… Así que ahí hubo una “excusa
democrática”, y Washington no quiso condenarlo como un golpe militar… Pero
resultó que EE.UU. se encontró aislado en esa posición de apoyo a ese golpe
militar exitoso. Y ahora ese país es un desastre por completo. Tiene un terrible
registro –el peor– en materia de derechos humanos. Y si consideramos la
migración a EE.UU., que es un gran tema, la mayoría de los inmigrantes proviene
de Honduras, porque este país fue destruido por el golpe que Washington apoyó.
Así que vemos algunos casos
de éxito por así decirlo, pero no como en el pasado, no como antiguamente.
América Latina ahora ha dado un paso hacia adelante para lograr cierto grado de
independencia. Es el camino correcto hacia adelante. Bueno, la UNASUR,
MERCOSUR, CELAC [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños]; hay
distintos grupos que representan pasos hacia la integración. La CELAC es
totalmente novedosa, porque EE.UU. y Canadá quedan excluidos, y esto, bueno,
nadie podría haberlo imaginado; era algo inconcebible años atrás. Todo ello se
ve reflejado de varios modos; hubo un estudio reciente muy interesante de lo
que podríamos llamar, por ejemplo, la “peor tortura del mundo”: arrestamos a
alguien y lo mandamos a la dictadura militar más cruel para que allí lo torturen,
de manera impune, y podemos así tener cierta información. Esta es la peor forma
de tortura. Estados Unidos lo viene haciendo desde hace años y años. Hubo un
estudio para saber qué países cooperan. Por supuesto, los países de Oriente
Medio; ahí; los envían para llevar a cabo esta tortura: ya lo hacían con El
Asad en Siria, con Mubarak en Egipto, y bueno con Gadafi en Libia, ¿no? Y los
países europeos en su mayoría han participado, Inglaterra, Suecia, Francia,
todos estos países…
Sin embargo, hubo una
región en el mundo, en la que no participó ningún país: América Latina. Y esto
es realmente llamativo, interesantísimo. Cuando América Latina estaba bajo el
control de Estados Unidos era un centro global de tortura. Ahora, incluso se
negaron a participar en este horrendo juego, en este tipo de tortura
implementado por Estados Unidos. Esto es un cambio muy significativo, una señal
realmente muy llamativa. Ha habido ciertos casos de éxito, parciales, en
América Latina, que ha liderado la resistencia al proyecto neoliberal, lo
podemos llamar así. También otros éxitos, aunque hay mucho camino por recorrer
todavía.
IR: Una reflexión sobre política exterior de Estados
Unidos con respecto a su rivalidad con China. ¿Piensa usted, como algunos
analistas, que China será el gran rival estratégico de Estados Unidos en el
siglo XXI? ¿Y qué consecuencias puede tener esto para la marcha del mundo en
general y para el destino de Estados Unidos?
NC: China se desarrolla
de una manera muy eficiente. Es algo que empezó en el año 1949 cuando China se
independizó. Hay una expresión para eso en el discurso norteamericano, se dice
“la pérdida de China”, es muy interesante… “la pérdida de China”… No se puede
“perder” algo de lo cual uno no es dueño. Pero, en Estados Unidos, damos por
sentado que nosotros somos los dueños del mundo, y si algún país se aleja de
nuestro lado lo “perdimos”…
China es hoy un
productor offshore de las fábricas norteamericanas. Las principales empresas
estadounidenses producen en China, importan de China. O sea que nuestras
principales empresas importan bienes baratos de China y obtienen ganancias
extraordinarias. Una empresa estadounidense puede disponer de una mano de obra
reprimida, muy barata, donde el Estado controla muy directamente a los
trabajadores; no hay que preocuparse por la contaminación y otras cosas: es una
forma muy inteligente de ganar dinero. De manera que hay vínculos comerciales,
financieros e industriales muy fuertes. Al mismo tiempo, China tiene las
ambiciones normales de una superpotencia. Por ejemplo, China, si se fija usted
en el mapa, está rodeada al Este por una ristra de protectorados
estadounidenses que controlan sus aguas territoriales. Eso a China no le gusta.
Los chinos se quieren expandir por sus propias aguas offshore. Entonces aparece
un conflicto potencial bastante grave entre China, por un lado, y EE.UU. y
Japón por el otro. Y ese conflicto concierne al conjunto del Pacífico
Occidental. Es una región donde Japón, durante su época imperial, tenía todas
sus fuerzas. Y siguen controlando una buena parte. Lo cual a China no le gusta.
En este momento, los cazas japoneses y chinos pasan continuamente sobre islas
que no tienen ningún interés. Y esas cosas en algún momento podrían desembocar
en una guerra. Lo mismo sucede entre EE.UU. y China; la política exterior de
Obama es un pivote hacia Asia. Eso consiste en mandar fuerzas militares a
Australia, y en construir una enorme base militar en una isla cercana a China.
No dice que es una base militar pero seguramente lo es. Estados Unidos posee, a
pocos kilómetros de China, la base de Okinawa, cuya población se opone
rotundamente a esa base militare. Japón controla ese territorio, y EE.UU.
quiere mantener las bases en esa zona. Y nuevas bases se están construyendo y
se están expandiendo con la tremenda objeción de la población y de China que
mira todo eso como una amenaza, y tiene razón. O sea que hay una confrontación
potencial no solamente con EE.UU. sino también con los países vecinos como
Filipinas, Vietnam y Japón, por supuesto. Es un problema de tensión. De manera
subyacente hay también un problema económico, una tremenda interacción
económica, de producción, de finanzas, de importación, etc. De manera que
seguramente va a seguir siendo un tema importantísimo en los asuntos
internacionales. No obstante, mucho se ha hablado de la nueva potencia de China
en el siglo XXI. Creo que se exagera tremendamente. El crecimiento de China ha
sido fuerte durante muchos años pero sigue siendo un país sumamente pobre. Si
se fija usted, por ejemplo, en el índice de desarrollo humano de la ONU, creo
que China está en la posición noventa y no se mueve de ahí. Tiene importantes
problemas internos, el movimiento laboral está rompiendo sus cadenas, hay
muchas huelgas, protestas, tremendos problemas ecológicos, la gente habla de
polución, pero es mucho peor: hay destrucción de los recursos agrícolas, más
bien limitados; se enfrenta a extraordinarios problemas que Estados Unidos y
Europa no tienen. Y sigue habiendo una enorme pobreza. Y no está a punto de
transformarse en un poder hegemónico.
De manera que la
presión de EE.UU. y Japón sobre China desde el Este, está empujando a China
hacia Asia Central, y uno de los desarrollos más importantes de los asuntos
mundiales recientemente es el establecimiento de lo que se llama la
Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) con base en China pero que
incluye a Rusia, a los Estados centrales asiáticos, a la India, y a Irán como
observador. Se está desplazando también hacia Turquía, y tal vez va a seguir
expandiéndose hacia Europa, con lo cual se reconstituiría algo así como la
“ruta de la seda”, la vieja ruta de la seda, que salía de China e iba hacia
Europa. A Washington no le gusta. Estados Unidos ha pedido ser observador en el
seno de la OCS, pero se le ha negado; lo tienen Irán y otros países, pero a
Estados Unidos se le ha negado ese estatuto de observador. De hecho la OCS ha
pedido que se sacaran todas las bases militares norteamericanas de Asia
Central. Asia tiene grandes recursos; la confrontación actual con Rusia está
empujando al Kremlin a tener relaciones más cercanas, más estrechas con China,
siendo China el poder dominante y Rusia menos. Pero es como un desarrollo
natural, por así llamarlo. La parte oriental de Rusia tiene grandes recursos,
minerales, petróleo, etc. Y eso podría permitir acercar aún más a China y
Rusia. Uno puede ver una suerte de sistema eurasiano o eurásico, con mejores
vínculos, más estrechos. Por ejemplo, hoy uno puede tomar un tren de alta
velocidad desde China hasta Kazajistán, y sin embargo no se puede tomar un tren
de alta velocidad de Boston a Europa, pero sí de Beijín a Kazajistán. Forma
parte del desarrollo que estamos viendo y es algo bastante fuerte; y algunos
estrategas estadounidenses lo consideran una OTAN con base en China. Tal vez lo
sea. Tal vez. En tal caso, hay grandes avances, y tiene razón usted al decir
que son amenazas potenciales en los asuntos internacionales que podrían
transformarse en peligrosos.
IR: Quisiera hacerle ahora dos preguntas sobre la
comunicación de masas. La primera pregunta es una gran preocupación que existe
en el mundo del periodismo sobre la crisis de la prensa escrita. Hay una enorme
crisis de la prensa escrita, muchos periódicos están desapareciendo, muchos
periodistas están perdiendo su empleo. Y la pregunta es: el periodismo de
papel, ¿va a seguir existiendo? ¿Qué consecuencias puede tener la desaparición
del periodismo de papel?
NC: No creo que sea
inevitable. Hay algunas excepciones interesantes. Por ejemplo, en México. Creo
que La Jornada es ahora el segundo diario más importante, que se lee muy
ampliamente, aunque a la clase de los empresarios no le gusta en absoluto, por
lo cual no recibe publicidad; cuando uno se fija no ve publicidad de marcas,
pero sí tiene publicidad del Gobierno; porque la ley mexicana así lo exige,
exige que el Gobierno haga su publicidad oficial en todos los diarios.
Sobrevive, y pude ver que mucha gente lo lee. Por lo que he podido leer, La
Jornada es un diario de buena calidad y está sobreviviendo. Y creo que no es
algo imposible.
En la Declaración de
los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), uno de
los artículos, creo que es el diecinueve, habla de la libertad de prensa. Y
dice que la libertad de la prensa tiene dos aspectos: el derecho a generar una
información libre de control gubernamental, pero también el derecho a recibir
información y a tener la oportunidad de generar información libremente. Lo cual
significa sin concentración de capitales. La prensa rica, compleja e
independiente, del siglo XIX y principios del XX, sucumbió. Sucumbió por dos
causas; uno, la concentración de capitales, que significaba que se metían
grandes cantidades de capitales en la prensa comercial privada. Y dos, a la
dependencia de la publicidad. Cuando uno depende de la publicidad son los
anunciantes los que empiezan a tener impacto en el diario. Cuando uno se fija
en un diario moderno actual… es un negocio; y como cualquier otro negocio,
tiene que generar un producto que tiene su mercado, ese mercado son otras
empresas que hacen publicidad; y los productos son los lectores. Pero los
productos no subsidian un diario. Hoy el diario le vende a las empresas de
publicidad, lo mismo en televisión, no se paga cuando uno conecta la
televisión, pero la empresa, que es el canal, le vende el público a sus
anunciantes; y ahí es donde se ve un gran esfuerzo, donde está la parte
creativa: las publicidades. En la industria de la televisión, la publicidad es
el verdadero contenido. La historia es simplemente un relleno, lo que la gente ve
entre dos espacios publicitarios. Esa es la estructura básica de la televisión
comercial. En la prensa escrita hay un término: el agujero de las noticias.
¿Cómo se hace? Primero se pone la publicidad, ¿no?, que es lo importante; Y
después se rellena un poquito aquí y allá con algo de noticias [risas]. Esa es
la estructura natural de los medios de comunicación comerciales. Este tema ha
sido una batalla durante siglos. Y lo que se ha visto en Argentina
recientemente: ¿acaso la libertad de prensa significa solamente la libertad de
las empresas privadas de hacer lo que les da la gana? ¿O la libertad de prensa
también tendría que comprender lo que dice la Declaración de las Naciones
Unidas sobre los Derechos Humanos, o sea: el derecho de la gente a recibir información
de muchas fuentes, y de tener la oportunidad de juntarse, generar y producir
información a partir de muchas fuentes?
Su pregunta sobre los
medios de comunicación impresos se sitúa en ese contexto. Podría haber medios
impresos y con mucha vida pero tiene que haber una responsabilidad pública. Y
cuando uno habla de subsidios gubernamentales, si el Gobierno es democrático,
significa subsidios públicos; significa que es el público el que participa para
garantizar un entorno en el cual la información esté disponible en toda una
gama de fuentes; y que muchos grupos distintos tengan la oportunidad de
presentar sus propios hechos, sus propias interpretaciones, sus análisis, sus
investigaciones, etc. Esa sería una versión enriquecida de la libertad de prensa.
Y se puede lograr, pero como para las demás formas de democratización, se
necesita movilización pública. Las empresas privadas van a hacer lo imposible
para trabarlo. Eso se sabe bien en Argentina. Pero sucede en todas partes.
IR: Recientemente estuvo usted en Londres visitando a
Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, en la Embajada de Ecuador, –yo había
estado con él unos días antes–, y por otra parte, Edward Snowden, con sus
revelaciones, también ha demostrado la existencia de todo el sistema de vigilancia,
y ha podido desenmascarar algunas acciones de los Estados, la potencia de los
Estados en materia de vigilancia hoy y de ocultación de información. O sea, por
una parte, WikiLeaks, por otra parte, “lanzadores de alertas” como Snowden,
utilizando internet, utilizando las redes sociales, nos han enseñado mucho
últimamente en materia de información. ¿Piensa usted que este tipo de
periodismo nuevo es algo que se va a desarrollar en un futuro próximo en
términos de comunicación y de emancipación intelectual, con toma de conciencia
de los ciudadanos?
NC: La respuesta, como
a la mayoría de las preguntas, es que depende de lo que hagan los ciudadanos.
Sin lugar a dudas, cualquier sistema de poder va a impedir todo lo que pueda
dentro de sus posibilidades. Assange está refugiado en la Embajada de Ecuador
en Londres, y Gran Bretaña está pagando muchísimo para que no se escape por la
puerta. Como saben, Assange está en peores condiciones que las de la cárcel,
porque en la cárcel uno puede ver la luz del día, a menos que esté en
confinamiento, pero él no puede. Snowden está en Rusia, usted sabe lo que pasó
con el vuelo de Evo Morales, el presidente de Bolivia que volaba de Moscú a
Bolivia, y los países europeos –Francia, España, y otros– interceptaron su
vuelo por orden del Gran Amo en Washington… ¡Una cosa increíble! Finalmente, el
avión tuvo que aterrizar en Austria. La policía inmediatamente entró al avión
para cerciorarse de que Snowden no estaba oculto en la cabina. Estas son,
directamente, violaciones de protocolos diplomáticos, pero que muestran dos
cosas; primero, muestran la dedicación extrema del Gobierno de Obama para
castigarlo, y luego, en segundo lugar, cuán servil es Europa al Gran Amo
estadounidense. Un fenómeno muy interesante.
Obama va más allá, ha castigado
a más “lanzadores de alertas” que cualquier otro presidente. Hay una ley en EE.UU. que es la ley de espionaje durante
la Primera Guerra Mundial. Obama la ha usado para
evitar este tipo de publicaciones que informa a la sociedad como han hecho Assange
y Snowden. El Gobierno va a tratar lo indecible para protegerse de su “enemigo
principal”. Y el “enemigo principal” de cualquier Gobierno es su propia
población. Hay muchas pruebas de esto que, aquí [en Argentina], se pueden
entender. De la misma manera que las grandes empresas privadas van a tratar de
proteger su control tiránico sobre cualquier aspecto de la vida dentro de lo
posible; para estos “lanzadores de alertas”, su lucha por una información libre
y transparente es una cosa casi natural. ¿Tendrán éxito? Bueno, es como saber
si la dictadura argentina podría volver a tomar el poder. Eso depende de la
gente. Si Snowden, Assange y otros hacen lo que hacen, lo hacen en su calidad
de ciudadanos. Están ayudando al público a descubrir lo que hacen sus propios
Gobiernos. ¿Existe acaso una tarea más noble para un ciudadano libre? Y se los
castiga severamente. Si EE.UU. pudiera echarles el guante, sería peor aún; hay
muchos que ya han padecido el castigo. Ahora, si esto va a seguir o no, va a
depender de cómo respondan los ciudadanos.
(Esta es una versión
abreviada de la entrevista de Ignacio Ramonet con Noam Chomsky realizada, para
la Televisión Pública argentina, en Buenos Aires, el pasado 13 de marzo y
difundida en su integridad el sábado 21 de marzo por el canal de la TV Pública
argentina. Se puede ver, en su
versión completa, en el sitio online siguiente: http://www.tvpublica.com.ar/ y también en su canal youtube: https://www.youtube.com/watch?v=RIq-tSBdsLw)
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