15 agosto 2013, Pagina12 http://www.pagina12.com.ar (Argentina)
Por Alfredo Serrano Mancilla *
Hoy se recogen los
frutos del pasado golpe a la democracia en Paraguay. Horacio Cartes fue elegido
presidente el pasado 21 de abril en una jornada electoral tan limpia como
sucias fueron las artimañas que la precedieron. Los golpes inteligentes del
siglo XXI nada tienen que ver con los de antaño. Todo se realizó con sintonía
extremadamente fina con el único objetivo de sacar del tablero al presidente
Lugo para retroceder al bipartidismo soñado por los grandes capitales
transnacionales. Igual sucedió en Honduras, con Zelaya, y lo mismo fue
intentado infructuosamente en Ecuador, Bolivia y Venezuela. Estados Unidos
vuelve a demostrar una vez más que
son adictos a la estrategia de la
“democracia de quita y pone”, esto es, aniquilo aquella democracia que no me
sirve e impongo la que me conviene. Esta es la manera elegida por el Norte para
regresar al Sur; después del rechazo al ALCA, de la emergencia del ALBA, de
Unasur, de la Celac, de la solidez del Mercosur, Estados Unidos busca con
ahínco el retorno a América del Sur a través del Pacífico. De hecho, la Alianza
del Pacífico no puede ser vista ni mucho menos como un mero acuerdo comercial
–como remake del ALCA–, sino ha de ser calificada como un proceso de
integración neoliberal en busca de acabar con la Década Ganada lograda en
muchos países de la región gracias a las políticas de transformación a favor de
las mayorías.
En este contexto, Paraguay es una
pieza más en todo este complejo engranaje geopolítico. Un país pequeño pero con
deseados recursos naturales, especialmente por la gran hidroeléctrica Itaipú, y
con una posición geográfica privilegiada. Paraguay es además miembro del
Mercosur, lo que supone realmente un atractivo superlativo para la nueva
ofensiva contraprogresista. El nuevo presidente, Cartes, es el Piñera-Berlusconi
de la política paraguaya, un multimillonario todopoderoso, ex estafador, ex
fugado, ex preso, que tiene desde un equipo de fútbol hasta un banco que duerme
en un paraíso fiscal. Cartes representa lo de siempre: un cacique que nada
tiene que ver con la mayoría de su país. Un hombre de negocios que cree que la
política es una función para maximizar los beneficios.
Cartes llega con todo y con todos.
Dentro de su gabinete, destaca regionalmente la elección del canciller. Toda
una declaración de intenciones en política exterior. Eladio Loizaga tiene un
currículum sin desperdicio. Bien ligado a la cancillería en la época de la
dictadura de Stroessner, fue activo promotor de la Liga Anticomunista, la misma
que avaló el Plan Cóndor en América latina. Con respeto a su propio pasado, el
futuro canciller paraguayo ya ha dejado bien despejada cuál es su apuesta en un
futuro inmediato: más boboaperturismo, más libre comercio, más invasión vía
inversiones extranjeras, más crecimiento empobrecedor. Exige un Mercosur flexible,
es decir, un Mercosur que sea maleable en relación con las condiciones sociales
de los pueblos para garantizar una mayor rigidez en la alta tasa de ganancia
del capital. La propuesta es absolutamente evidente: Paraguay será parte de la
nueva coalición neoliberal en la región, y procurará –hasta donde pueda–
boicotear todo aquello que se esté fraguando en el bloque mercosuriano. El
Paraguay de los colorados es –sin lugar a dudas– un país con salida al
Pacífico. Y es que, en muchas ocasiones, la geoeconomía se acaba imponiendo a
los determinantes geográficos.
En estos últimos tiempos, la
ofensiva neoliberal contraataca, y viene con todo. Después de años de avances
progresistas en la región, el capital y sus títeres no se piensan quedar con
los brazos cruzados. Frente a un Mercosur en ampliación por la ruta del ALBA,
la Alianza del Pacífico sigue sumando adeptos para no quedarse atrás; Costa
Rica está a punto de constituirse en el enclave centroamericano; y Paraguay es
la próxima estación lejos del Pacífico. El nuevo gobierno de Cartes ya ha
declarado la guerra contra Venezuela no invitando a Maduro a la toma de
posesión, con el consecuente efecto dominó en la no asistencia de Correa y Evo,
provocando así que todo el ALBA no acuda a la cita. Cartes prefiere tener como
invitados a los presidentes del Real Madrid o del F. C. Barcelona, o a los 150
empresarios considerados –en palabras de los organizadores– como “tan
importantes como jefes de Estados”. Con esto está todo dicho acerca de las
preferencias del nuevo gobierno paraguayo sobre el nuevo modelo de integración
regional subordinado al mundo.
*Doctor en Economía, coordinador para América Latina, Fundación
CEPS.
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