22 agosto 2013, Mapuexpress http://www.mapuexpress.net (Wallmapu, Chile)
En días que las
semillas se estarían privatizando a manos de transnacionales, en Valdivia la
capital de la Región de Los Ríos, se realizará por tercera vez el intercambio
de semillas y saberes, que busca rescatar y acercar a la comunidad al
autoabastecimiento.
El Trafkintu, hace referencia a un
rito propio de la cultura mapuche, el cual acontecía al momento que cada
comunidad presentaba bienes a intercambiar. La situación previa a este
encuentro se daba cuando la comunidad que lo pedía, mandaba a su werken
(mensajero) a invitar a la comunidad con la cual se realizaría el intercambio.
Esta forma de permuta permitía ponerse de acuerdo en las especies a
intercambiar lo que consolidaba la economía comunitaria pudiendo complementar
sus recursos con los de otras comunidades locales.
Con el tiempo esta ceremonia ha
experimentado cambios los que han permitido que se realice en cualquier momento
que se necesite intercambiar semillas o plantas, configurándose actualmente en
“una práctica social y cultural, que representa una instancia colectiva donde
ese potencial de conocimiento y sabiduría tradicional, se pone en acción en un
evento en que la participación de las personas, es un hecho concreto”.
A partir y entorno a este evento,
las comunidades de distintos lugares se organizan durante el periodo de otoño y
primavera, los cuales coincidirán mas tarde con las temporadas especificas de
siembra.
Los cuatro pasos del Trafkintu
Al observar en qué consistía un
Trafkintu antiguamente y uno actual, es posible vislumbrar que su estructura es
bastante similar, y sufre tan solo algunos cambios dependiendo del contexto en
el cual se situé. Las cuatro partes de las que se compone esta ceremonia son;
el Yeyipún, intercambio, Misawun y Purrun.
El Yeyipún consiste en una pequeña
ceremonia ritual en la que se ofrendan las semillas para luego ser intercambiadas,
generalmente es realizado por una autoridad sagrada de alguna de las
comunidades. Luego de esto se presentan los participantes del intercambio de
semillas, dando a conocer su lugar de procedencia y las semillas y/o plantas
que trajeron para intercambiar, concluido esto se da paso al intercambio.
Es en el intercambio cuando las
personas realizan el cambio de las semillas y plantas, pero además es donde se
entregarán los conocimientos y saberes que van con estas ellas, generando un
espacio de permuta único.
Finalmente se realiza un Misawun,
donde se comparten alimentos entre los participantes, creando un ambiente de
confianza y familiaridad. Actualmente y frente a los distintos conflictos que
existen en torno a la tenencia de semillas, se genera también un Purrun, que es
la conversación y discusión en torno al resguardo de la biodiversidad, el
conocer e informarse sobre las semillas transgénicas y sobre la tenencia de
estas, entre otros temas.
En este último caso, la ley UPOV
91, aun no aprobada, es el tema más controversial, debido a la falta de
información por parte de las comunidades indígenas y de las personas en
general. Esta contemplaría dentro de sus propuestas, no permitir a las personas
que no posean la patente de una semilla, intercambiarla y comercializarla sin
la autorización del dueño de esta patente.
Es en este punto, en torno al cual
se han generado reacciones por parte de las comunidades indígenas, al ser
ellas, las que han conservado y preservado las semillas, mejorándolas y
adaptándolas a través de los siglos. Además de que el trafkintu o intercambio
de semilla es considerado como parte de la tradición. Entendida como “valores,
creencias, costumbres y formas de expresión que posee una comunidad”.
Es a partir de la realidad tanto
local como global en torno a la semilla, que se han sumado distintas
organizaciones incluidas personas de origen urbano que han decidido comenzar a
sembrar para autoabastecerse de distintos productos, contribuyendo así, a la
soberanía alimenticia y a conservar la biodiversidad de nuestra zona. Además,
de la asistencia de las personas de origen rural, dentro de las cuales podemos
destacar la participación de un grupo de mujeres llamadas “curadoras de
semillas” las cuales toman un valor fundamental en esta ceremonia.
Curadoras de semillas, las
guardianas del patrimonio local
La importancia de estas mujeres
radica en la capacidad que tienen estas para renovarse, cambiar y a la vez
mantenerse frente a nuevos conocimientos que dejan de lado lo tradicional. La
tradición es una herencia, que va ligada a la identidad que se encuentra en
ésta, para seguir manteniéndola.
En este caso puntual es posible
encontrar la tradición de la agricultura, hoy llamada orgánica con métodos
tradicionales, en donde se defiende la naturaleza en tanto que es fuente de
recursos vitales para la subsistencia, uniendo al pensamiento de sostenibilidad
ecológica y de resguardo de la biodiversidad, que se ha ido perdiendo.
Hay que destacar que estas son
mujeres campesinas y/o mapuche que poseen un gran acerbo cultural y que se han
identificado entre ellas como curadoras de semillas, respondiendo
principalmente a un orden globalizante que ha ido dejando de lado las
tradiciones. Aun así, independiente de que se denominen o no curadoras de
semillas, hay una gran cantidad de mujeres campesinas y/o indígenas, que
mantienen los conocimientos en sus comunidades y que realizan una labor de
cuidado en torno a ellas.
La misión de las curadoras de
semillas es proteger las plantas que le han sido encargadas por personas que le
han traspasado ese conocimiento, sobre todo, en los que se refiere a medicina,
alimentación, cuidado de la semilla y compartirlos con otros para asegurar la
continuidad de estos en la tierra, entregándolo responsablemente a personas que
los van a conservar y mantener para que perduren en el tiempo.
Las curadoras no solo se encargan
de proteger las semillas sino que cumplen múltiples funciones, por una parte el
conservarlas y protegerlas significa no solo cuidar las que se poseen sino que
también toda semilla que exista y mas aun, las que son parte de la zona y que
con el tiempo se han ido perdiendo. Es necesario destacar, que su labor va a
conservar las semillas propias de la zona u orgánicas, en desmedro de las semillas
transgénicas que han ido ocupando una posición privilegiada hoy en día, y han
ido eliminando las propias.
Este punto hace que la curadora
posea también el rol de cuidar el patrimonio local que existe, el estar a cargo
de el significa rescatar y preservar lo que es propio, que es la diversidad de
semillas que existen y por otra parte, resguardar el conocimiento que se tienen
respecto a como cuidarla ya que son un importante elemento dentro de este
contexto, no solo por su relevancia en el abastecimiento alimenticio, sino
porque esta semilla esta ligada a un valor que en ningún momento se separa de
su uso, “este valor consiste principalmente en el saber que está vinculado a
ella”.
Las curadoras de semillas toman un
rol fundamental dentro del contexto rural, ya que mediante la difusión y
revalorización de los conocimientos locales, aportan directamente a la creación
de estrategias de real desarrollo sustentable y un sistema de autonomía
alimentaria, todo ello enfocado principalmente al campesinado y a las zonas
rurales.
Es así como el ser curadora de
semilla esta unido a una actitud frente a la naturaleza, de respeto a la
tierra. Las comunidades indígenas, específicamente en este caso la Mapuche,
poseen esta visión en donde hay un gran respeto a la tierra y una disposición a
cuidarla y protegerla por ser parte de sus vidas cotidianamente. Las curadoras
de semillas representan esto, ya que la cosmovisión que tienen sobre la
naturaleza y la cultura se relacionan mas bien con tradiciones Mapuches y
pensamientos dirigidos a autosatisfacer las necesidades básicas a través de la
naturaleza, lo que crea un respeto ante esta y que a la vez la considera como
parte de su cotidiano.
Una unión entre la naturaleza y
cultura
Finalmente el ser curadoras de
semillas y la ceremonia del Trafkintu, están relacionadas con el contexto en el
que se encuentran, estas mujeres traspasan conocimientos locales los cuales son
propios del ámbito rural y de las tradiciones Mapuches, pero por otra parte se
incorporan aspectos que no son parte de la ruralidad, como son las redes de
contacto que manejan.
Esto lleva a que existan
desencuentros entre las culturas locales y las formas culturales provenientes
de la globalización, provocando respuestas de las comunidades que no obedecen a
patrones comunes de lo que sucede en un ámbito solamente rural por ejemplo el
deterioro, contaminación y degradación del medioambiente que se dan de manera
habitual en estos nuevos espacios rurales.
A partir de este choque “surge una
revalorización de lo rural tanto en relación a los ambientes naturales como a
los estilos de vida de sus poblaciones, provocando nuevos patrones de
asentamientos humanos” y a la vez nuevas concepciones de cómo ver la naturaleza
y la cultura.
Estos conocimientos locales al igual
que el Trafkintu, están basados en tradiciones como los hemos entendido e
incorporado, son parte de un patrimonio cultural, entendido como “el conjunto
de bienes materiales e inmateriales propios de una cultura determinada que le
dan vidas y sentido, y que por lo mismo merecen ser preservados o cautelados
para la posterioridad”.
Este patrimonio que está integrado
por bienes tangibles e intangibles es parte de un legado histórico, es parte de
la herencia cultural recibida por antepasados que son testimonio de su visión
de mundo y de sus formas de vida. La importancia que este ejerce se deriva
principalmente de su contribución a conservar la diversidad y los saberes que
son imprescindibles para grupos determinados o para toda la humanidad.
El patrimonio de los conocimientos
que se transmiten son considerados como intangibles al ser traspasados a través
de costumbres, tradiciones, cosmovisiones etc., por otra parte el mantenimiento
de la biodiversidad que proponen las curadoras de semilla y que se realiza a
través del Trafkintu es considerado como tangible, en cuando las semillas
orgánicas recolectadas, intercambiadas y resguardadas son expresiones
materiales de los conocimientos locales que se poseen en torno a esto.
El patrimonio nace también de la
identidad, en cuanto “las ideas, los objetos, y cuanto rodea al individuo, son
la base de la identidad, pues representan el legado de quienes estuvieron
antes”. Es así como las curadoras de semillas, sus conocimientos locales y como
se configuran estos con los conocimientos globales son parte de una identidad y
de un patrimonio ya que conservan tradiciones, costumbres, cosmovisiones y
modos de vida.
El III Intercambio de semillas y
saberes Valdivia 2013 se realizará el 7 de septiembre, en el Liceo Armando Robles
Rivera, ubicado en Arauco 474, desde las 10:30, hasta aproximadamente las 15:00
Hrs. Este evento es posible gracias a un proyecto presentado y auspiciado
por la Dirección de Extensión de la Facultad de Filosofía y Humanidades, de la
Universidad Austral de Chile.
La invitación es abierta a todos
quienes quieran participar del intercambio y compartir con los asistentes
llevando sus semillas y plantas orgánicas y si no las tienen algún alimento
para compartirlo en el Misawun. La idea final es generar un conversatorio
respecto a temáticas como el autoabastecimiento, la soberanía alimenticia, los
transgénicos, el rescate del patrimonio cultural y biológico entre otras
temáticas.
Cualquier información o
consulta, se puede hacer a traves del facebook: Trafkintu Valdivia, e-mail:
trafkintuvaldivia@hotmail.com o teléfono 63961123
Ver también: Foro y
Trafkintu en Valdivia: Del trafkintu como práctica ancestral al intercambio de
semillas y saberes ciudadanos -27 de agosto y 7 de septiembre /
http://www.mapuexpress.net/?act=publications&id=8282
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