12 agosto 2013, Prensa Latina
http://www.prensa-latina.cu (Cuba)
Por
Martin Hacthoun
Buenos
Aires (PL) -- Si bien el Frente para
la Victoria (FpV) de la presidenta Cristina Fernández presentó dificultades en
varios distritos, las elecciones primarias del domingo confirmaron que sigue siendo
la principal fuerza política de Argentina a escala nacional.
Los
comicios, elogiados por la organización y participación ciudadana por los
directivos electorales, definieron los candidatos para las elecciones
legislativas nacionales del 27 de octubre.
En ellas se renovarán 127 escaños, la mitad, de la Cámara de Diputados y 34 del
Senado, un tercio, y, de hecho, en una proyección a partir de los resultados,
que silencian o distorsionan hoy los medios hegemónicos del Grupo Clarín y
asociados, el kirchnerismo no solo conservaría su mayoría, sino que la
aumentaría.
Actualmente, el FpV tiene, sin contar a sus aliados, con 112 bancas en la
cámara baja y 34 en la alta,
mayoría que subiría a 114 y 36, respectivamente, a
juzgar por lo que reflejan los cálculos estadísticos oficiales y resaltan hoy
los medios más objetivos y balanceados de la realidad política argentina un día
después de la contienda electoral.
Acorde con las cuentas, la fuerza política en el gobierno, que arriesga 37
bancas de diputados en octubre, ganaría en cambio 39 y para el Senado pone en
juego ocho y obtendría 10.
Las primarias del domingo mostraron en cambio dos nuevas realidades en la
escena política nacional: la primera, el surgimiento de un bloque dentro del
peronismo, el Frente Renovador (FR) del intendente de Tigre y exkirchnerista
Sergio Massa, y, segundo, el descalabro de la ultraderecha representada por la
Unión Propuesta Republicana (PRO).
El FR de Massa logró la punta en la provincia de Buenos Aires con el 35,05 por
ciento de la votación frente al 29,33 por ciento que obtuvo el FpV con su
candidato a diputado nacional Martín Insaurralde, un desconocido, que se ubicó
en poco tiempo en planos estelares.
Incluso, en la proyección para octubre el FR lograría 14 bancas en Diputados,
en desmedro del Frente Unidos por la Libertad y el Trabajo, del empresario
Francisco de Narváez, de la derecha peronista, que perderá 13 escaños, según
las estimaciones.
Pero el ascenso de Massa se circunscribe a la provincia de Buenos Aires, y
recuerda el auge de De Narváez en los comicios de 2009, cuya lista en
representación del PRO venció a la del FpV en esa comarca que encabezó el
entonces expresidente Néstor Kirchner, Daniel Scioli, actual gobernador, y el
propio intendente de Tigre cuando militaba en el kirchnerismo.
Sin embargo, cuatro años después De Narváez, a quien incluso la prensa
hegemónica impulsó como candidato presidencial idóneo, cayó al cuarto lugar en
el mapa bonaerense, y algunos ya lo ven como un moribundo político.
Respecto al inesperado resbalón del PRO, mostró en términos ideológicos que el
electorado capitalino se alejó de la propuesta ultraconservadora.
En la Capital Federal, coto liderado por su patrón político Mauricio Macri, el
PRO cedió la punta al conglomerado de centro izquierda UNEN, alianza que se
formó circunstancialmente para estos comicios y que logró acaparar el 35,58 por
ciento del voto capitalino, por 27,54 la derecha y 19 por ciento el
oficialismo.
Ese resultado es sorpresivo, pero resta ver si esa volátil coalición logra
mantener su cohesión de cara a las legislativas de octubre, ya que dirigentes
con mucha ambición política de varias formaciones que la integran quedaron
fuera de la carrera electoral para octubre.
A escala nacional, el PRO también cedió mucho terreno en los distritos donde
competía electoralmente, y así hoy las estadísticas reflejan que bajó a ser la
sexta fuerza política del país con solo el 3,33 por ciento del favor de los
argentinos.
En ellas se renovarán 127 escaños, la mitad, de la Cámara de Diputados y 34 del Senado, un tercio, y, de hecho, en una proyección a partir de los resultados, que silencian o distorsionan hoy los medios hegemónicos del Grupo Clarín y asociados, el kirchnerismo no solo conservaría su mayoría, sino que la aumentaría.
Actualmente, el FpV tiene, sin contar a sus aliados, con 112 bancas en la cámara baja y 34 en la alta,
Incluso, en la proyección para octubre el FR lograría 14 bancas en Diputados, en desmedro del Frente Unidos por la Libertad y el Trabajo, del empresario Francisco de Narváez, de la derecha peronista, que perderá 13 escaños, según las estimaciones.
Pero el ascenso de Massa se circunscribe a la provincia de Buenos Aires, y recuerda el auge de De Narváez en los comicios de 2009, cuya lista en representación del PRO venció a la del FpV en esa comarca que encabezó el entonces expresidente Néstor Kirchner, Daniel Scioli, actual gobernador, y el propio intendente de Tigre cuando militaba en el kirchnerismo.
Sin embargo, cuatro años después De Narváez, a quien incluso la prensa hegemónica impulsó como candidato presidencial idóneo, cayó al cuarto lugar en el mapa bonaerense, y algunos ya lo ven como un moribundo político.
Respecto al inesperado resbalón del PRO, mostró en términos ideológicos que el electorado capitalino se alejó de la propuesta ultraconservadora.
En la Capital Federal, coto liderado por su patrón político Mauricio Macri, el PRO cedió la punta al conglomerado de centro izquierda UNEN, alianza que se formó circunstancialmente para estos comicios y que logró acaparar el 35,58 por ciento del voto capitalino, por 27,54 la derecha y 19 por ciento el oficialismo.
Ese resultado es sorpresivo, pero resta ver si esa volátil coalición logra mantener su cohesión de cara a las legislativas de octubre, ya que dirigentes con mucha ambición política de varias formaciones que la integran quedaron fuera de la carrera electoral para octubre.
A escala nacional, el PRO también cedió mucho terreno en los distritos donde competía electoralmente, y así hoy las estadísticas reflejan que bajó a ser la sexta fuerza política del país con solo el 3,33 por ciento del favor de los argentinos.
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