16 Agosto 2016, El Telégrafo http://www.eltelegrafo.com.ec (Ecuador)
Erika Sylva Charvet
Nos quieren vender la idea de que la
‘crisis’ es una excepción que golpea a todos por igual.
Primera falacia. Ocultan que es la regla de su sistema
capitalista y, con el Estado a su lado, la oportunidad de los ricos de hacerse
más ricos, como en la crisis de 1999. ¿Será ese el ‘modelo de oportunidades’
propuesto por el banquero Lasso?
La segunda falacia es que el modelo ‘correísta’ -- léase de
alta inversión social -- se debió a los altos precios del petróleo. Como si la
riqueza chorreara o se distribuyera por gravedad, sin la intervención de una
política. Pero, la propia historia de los booms bananero y petrolero durante la
República Oligárquica contradice esto, pues
mientras el PIB crecía al 6,2%
promedio anual entre 1950-1980, la inequidad era tal que la pobreza abrazaba al
61% de la población, el subempleo al 62% de la PEA y el 71% no satisfacía sus
necesidades básicas, evidenciando la política de exclusión aplicada por la
oligarquía en el marco de esa bonanza económica, el polo opuesto al satanizado
‘derroche’ de la Revolución Ciudadana.
La tercera falacia es que ‘salir de la crisis’ es posible
atrayendo inversión extranjera. Pero, ¿por qué va a venir el capital foráneo a
invertir a Ecuador, si los propios empresarios ecuatorianos no son capaces de
invertir en su propio país? ¿Si 99 de sus 125 grupos económicos tienen más de
30 mil millones de dólares en paraísos fiscales, entonces, cómo van a ‘atraer’
la inversión externa? ¿Qué está detrás de este cuento de la derecha? Sin duda,
su intención de vender al mejor postor nuestras empresas estratégicas.
La cuarta falacia es que hay que desterrar la política de la
economía y que su ‘técnica’ sacará al país de la ‘crisis’. Aquí hay que
recordar la famosa frase de Albert Einstein: “Locura es hacer lo mismo una vez
tras otra y esperar resultados diferentes”. Y cinismo, porque la ‘técnica’ que
vende como la gran novedad es la misma despiadada política neoliberal que nos
devastó en el siglo XX: ajuste, endeudamiento externo, reducción de la
inversión y privatización de lo público, flexibilización laboral, eliminación
y/o reducción de la carga tributaria/arancelaria al gran capital, desregulación
financiera, es decir, manejar la economía a favor de la gran burguesía comercial
bancaria y el capital financiero internacional y cargar los costos sobre
nuestras espaldas.
La quinta es que se ‘agotó’ la intervención del
Estado y que para ‘salir de la crisis’ es imperiosa la intervención del
mercado. Pero, si las crisis son una regla del sistema más que una excepción,
el problema no es su aparición, sino su manejo. ¿Por qué entonces no ha de ser
posible que el Estado las maneje sobre la base del interés colectivo y no
mirando solo los de los más ricos como propone la derecha? Por el contrario, en
el marco de las actuales dificultades es imprescindible la afirmación del
modelo de recuperación de lo público, de primacía del ser humano sobre al
capital, en contraposición a la supremacía de un mercado bestial al que no le
importa si viven o mueren los seres humanos.
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