31 julio 2014, Cubadebate. Contra el
Terrorismo http://www.cubadebate.cu (Cuba)
En un ensayo dedicado al análisis de las contradicciones
y los culpas de la política estadounidense en el Medio Oriente, bajo el
título de “Nuevamente la vergüenza de Irak” (“The Shame of Iraq Once More”), el destacado politólogo marxista
estadounidense Zoltan Zigedy (ZZ) advierte la reiteración con que los
estrategas de la política exterior y la defensa en su país resultan
“sorprendidos” por los resultados de sus agresiones, al tiempo que llama a
la unidad de las fuerzas de izquierda en Estados Unidos como una necesidad.
Nada expresa más
dramática y evidentemente la bancarrota de la política estadounidense en
el Medio Oriente que la “sorpresa” que acompañó la reciente barrida
ofensiva de Estado Islámico (EI) a todo lo extenso de una buena parte de
Irak. Pese a contar con
décadas de intenso escrutinio y espionaje con
las más sofisticadas tecnologías, los
servicios de seguridad de Estados Unidos fueron “sorprendidos” por la
rapidez y el éxito de la ofensiva.
Igualmente embarazoso y
sorpresivo fue el colapso absoluto de las fuerzas entrenadas, financiadas
y armadas del ejército iraquí que se enfrentaron a las del Estado
Islámico.
Mucho antes, los
estrategas estadounidenses habían sido también “sorprendidos” por la
traición de sus testaferros fundamentalistas de Al Qaeda que, luego de haber socavado una revolución en
Afganistán, lanzaron en 2001 un ataque contra los propios Estados Unidos.
Por supuesto, ellos
también fueron “sorprendidos” por el caos dejado en Libia por la guerra
que EEUU y la OTAN libraron contra Gaddafi creando a ese país destrucción,
muerte e inestabilidad.
Sorprendidos” dicen
estar igualmente de que su patrocinio de una insurrección contra Assad en
Siria haya llevado a la creación de un Califato fundamentalista
(irónicamente, amenazando al gobierno títere de Irak). En opinión de ZZ,
ellos serán “sorprendidos” cuando el gobierno títere en Afganistán también
colapse dentro de no mucho tiempo.
Mientras tanto, los
gobernantes estadounidenses, envueltos en las banderas de los derechos
humanos y la democracia siempre han estado dispuestos a aceptar a los
mayores violadores de los derechos humanos y la democracia en países como
Egipto, Arabia Saudita y Colombia en sus cruzadas contra el “terrorismo”.
Para ZZ, es evidente
que la política estadounidense en el Oriente Medio, como su política hacia
Cuba, Venezuela y otros muchos países, además de estar desconectada de
altos valores, está profundamente enraizada en los intereses de Estados Unidos. Pero no en los sanos intereses de los ciudadanos
de Estados Unidos, que demuestran constantemente en las encuestas
desaprobación por las intromisiones de Estados Unidos en otros países,
sino en los intereses de las corporaciones estadounidenses.
Uno sólo puede desear
que esta verdad atraviese algún día el casi impenetrable filtro impuesto
por los medios corporativos, que niegan el acceso a todo lo que no sea
inútil entretenimiento y política surrealista”.
ZZ se lamenta de la
quietud y la inacción de la izquierda amplia de Estados Unidos y critica a
quienes en su país no se atreven a pronunciar la palabra imperialismo, que
es la única que resume el patrón de violencia y destrucción que
constantemente acompaña a las políticas estadounidenses.
“La única explicación
plausible para esta humildad ubicua en el enfrentamiento al imperialismo
es una sumisión servil a la suerte electoral del partido demócrata. La
califico de rastrera porque no hay otra palabra pueda capturar una lealtad
que sólo se paraliza ante un liderazgo demócrata que desdeña a la
izquierda del partido y es aún más despectivo de la izquierda en general”.
El costo humano de la
implacable y perpetua guerra que nació con la falsa “guerra contra el
terror” y la contradicción entre los enormes recursos que se dedican a la
destrucción y la dominación mientras hay ciudadanos que mueren de hambre y
los servicios y otros elementos de infraestructura llamados a aportar
bienestar a la población claman por financiamiento en Estados Unidos.
Si el gobierno
demócrata -que disfrutó un estimulante mandato de los electores
estadounidenses, heredó una mayoría congresional y prometió urgentes
cambios- fracasa en el empeño de alcanzar un cese de las agresiones, habrá
muy pocas perspectivas de lograrlo en el futuro.
Por ello, hacer caso
omiso a las lecciones que derivan de la debacle de Irak sin objetar los
compromisos que están siendo contraídos ahora mismo, equivale a plegarse
ante los moralmente corruptos dirigentes electos del partido demócrata
involucrados en tal desastre. Pero la renuncia a
la condena de las acciones imperialistas no puede ser ignorada por
oportunismo político, concluye Zoltan Zigedy.
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