21 diciembre/Servindi http://www.servindi.org/actualidad
Por Katu Arkonada*
Inapelable y contundente, algunos de los muchos calificativos con los que se puede calificar la victoria de Evo Morales y el MAS en las elecciones del pasado 6 de diciembre. 64% de los votos y los dos tercios de la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional son solo los resultados más visibles de la cita electoral, pero hay muchos más elementos para el análisis.
Resultados
Con una participación superior al 90% del censo, el MAS se consolidad como el (único) ganador de las elecciones en Bolivia, tras escrutarse el 99% de los votos y llevarse un porcentaje de los mismos del 64%. Su más directo competidor, el Plan Progreso de Manfred Reyes Villa, ex prefecto de Cochabamba y representante de la derecha se ha quedado en un 27% y el tercero en discordia, el empresario cementero y dueño de la cadena Burguer King en Bolivia, Samuel Doria Medina, ni siquiera llega a un discreto 6%.
En el exterior, los resultados son prácticamente los mismos en términos porcentuales, ganando Manfred Reyes en EEUU mientras que el MAS lo hace en el Estado Español, arrasando además en Argentina y Brasil con resultados superiores al 90% de la votación.
Si analizamos los resultados por departamento, el MAS gana en 6 de los 9 departamentos bolivianos, arrasando en La Paz, Oruro y Potosí, con 4 senadores de 4 posibles y cifras cercanas el 80%, en Cochabamba logra 3 senadores y casi un 70% de los votos.
Asimismo el Movimiento al Socialismo se hace con 2 departamentos hasta ahora en manos de la oposición, como Chuquisaca y Tarija, superando el 50% de los votos emitidos en ambos departamentos.
En los 3 departamentos en los que no ha ganado, ha incrementado espectacularmente su caudal de votos. En el bastión opositor de Santa Cruz ha superado el 40%, obteniendo un empate con la derecha en el número de senadores obtenidos, 2, los mismos que en Pando, donde ha cuadriplicado el número de votos y mas que doblado su porcentaje, que se acerca al 45%, y aún en su departamento más débil, el amazónico del Beni, ha aumentado su caudal de votos en un 350%, llegando hasta casi el 38% de los votos.
Todo ello le ha permitido al MAS alcanzar los dos tercios deseados en la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional, con 26 de 36 senadores, y 88 de 130 diputados.
En palabras del Vicepresidente Álvaro García Linera, se ha dado una auténtica revolución territorial, en la que el MAS ha pasado de ganar en 2005 con un millón de votos a más de tres millones a favor del oficialismo, lo que le permitirá tener presencia mayoritaria en 269 de los 328 municipios del país.
De manera complementaria, y sin poder obviar del análisis, se ha roto claramente la dicotomía campo ciudad, superando el 50% del voto urbano, y desmontando la falacia de que todo su caudal de votos viene del campo.
Próximos pasos
A partir del 6 de enero comienzan las sesiones preparatorias para constituir la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional, que remplazará al Congreso Nacional, además, la Constitución Política del Estado establece que la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) se instale el 22 de enero del 2010.
La Asamblea debe aprobar en el plazo máximo de 180 días a partir de su instalación, la ley del Órgano Electoral Plurinacional, la ley del Régimen Electoral, la ley del Órgano Judicial, la ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, y la ley marco de Autonomías y Descentralización. Pero también serán aprobadas leyes de ampliación de derechos, como la ley del seguro universal de salud, o la ley Marcelo Quiroga Santa Cruz, contra la corrupción.
La Asamblea estará conformada por la Cámara de Diputados, con 130 miembros, y por el Senado con 36 senadores, 4 por cada departamento de Bolivia. Además la composición de sus miembros debe respetar la equidad de género.
Perspectivas
Tras la cita electoral, los desafíos de gobierno se abren a nuevas perspectivas. El programa del MAS tiene una clara orientación desarrollista y modernizadora (desde una perspectiva occidental), en el que es cuestionable incluso la calificación de izquierdas o indigenista, para difuminarse en un gran polo hegemónico que atrae desde el voto fiel de los cocaleros o pueblos indígenas, hasta sectores de clase media acomodados o incluso empresariales.
No podemos estar más de acuerdo con Pablo Stefanoni, director de la edición boliviana de Le Monde Diplomatique, en el retrato que hace del actual proceso, definiéndolo como un nacionalismo popular, con rostro indígena, pero que recupera casi por completo los imaginarios modernistas, industrialistas y desarrollistas.
Ese nacionalismo popular más que revolucionario, heredero de la revolución de 1952, se asienta en tres ejes principales, la vertebración caminera del país, mediante grandes obras de infraestructura, la lucha contra la pobreza y en favor de la salud y la educación, y un salto industrial, que permita sacar a Bolivia de los altos índices de pobreza que tiene, y pueda comenzar a mirar de igual a igual a países de su entorno cercano como Perú (ya en el mismo nivel en cuanto a índices de desarrollo), Chile o Argentina.
Retos
Siendo innegable el avance que supone pasar de la aplicación de medidas extremadamente neo liberales, a medidas keynesianas en lo económico, y socialdemócratas en lo social, el MAS tiene ante sí el reto de poner en marcha su plan de gobierno, pero también de cohesionar un proyecto hegemónico, que precisamente por hegemónico es de lo mas heterogéneo en lo ideológico, en lo social y en lo cultural, aunque tampoco se puede negar que es la única fuerza con un proyecto de país claramente definido.
Este proyecto de país podría verse refrendado en las próximas elecciones prefecturales y municipales del 4 de abril, la última oportunidad de la oposición de plantear una alternativa mínimamente creíble y no basada en el odio, el racismo y la confrontación con la multitud.
La multitud a la que alude Toni Negri, o los nuevos actores colectivos a los que se refiere Boaventura de Souza Santos, en Bolivia se decantan por el nacionalismo, por un nacionalismo popular, industrializador y modernizador; pero si se saben aprovechar las potencialidades del momento histórico, y superar las contradicciones para ir avanzando, ahora es el momento de construir desde abajo y por la izquierda en la nueva Bolivia, que va transformándose desde el año 2000, que en 2005 dio un gran paso adelante y en el 2009 ha comenzado un nuevo capítulo en la historia de la descolonialidad del poder en América Latina.
*Katu Arkonada es investigador y analista del Centro de Estudios Aplicados a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CEADESC).
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