6 octubre 2014, Rebelión http://www.rebelion.org (México)
Contra las expectativas sembradas hace algunas semanas, Dilma Rousseff
le sacó más de 7 puntos de ventaja a Aécio Neves quien, a su vez, relegó a
Marina Silva, en unas elecciones en las que participó más del 80% de los
votantes. ¿Ahora qué va a pasar?
La candidatura de Marina, pese a este desplome, cumplió su papel:
gracias a la muerte de Eduardo Campos. Su fugaz ascenso al papel de favorita
permitió mandar a segunda vuelta una elección que antes pareció que Dilma le
ganaría a Aécio en la primera.
Sin embargo, parte sustantiva de ese temporal apoyo a Marina no vino del
voto ecologista ni del evangélico, sino de los sectores de izquierda
inconformes con el PT. Pero en la próxima vuelta ni los ambientalistas ni esas
izquierdas le darán su voto a Aécio, candidato neoliberal del
PSDB, los grupos
financieros y la gran prensa.
Ello no hace de Aécio
un contrincante deleznable. En la contienda por la segunda vuelta le sobrará
respaldo financiero y los medios recrudecerán vigorosamente su campaña contra
Dilma y el PT. Todo el espectro de las derechas hará de esto una cruzada.
No obstante, uno de los principales temas de campaña volverá a ser el de
la corrupción y, en este campo, Aécio es bastante vulnerable. Luego de gobernar
el estado de Minas Gerais durante los dos últimos períodos, allí su candidato
fue derrotado por el del PT precisamente por esto. El escándalo mayor fue el
del “aeciopuerto”, el nuevo aeropuerto que como gobernador él ordenó construir
con fondos públicos sobre tierras de su familia.
En la campaña que viene veremos enfrentarse dos personalidades opuestas.
Dilma ya no es solo la profesional eficaz que hace cuatro años se estrenó como
candidata; ahora es “corazón valiente”, la Jefa de Estado que durante este
período expandió los programas sociales creados por Lula, incrementó la
eficacia del gobierno e impulsó la integración brasileña con Latinoamérica y
los Brics.
Aécio, nombrado líder por su abuelo antes de sudar la camisa, y
tutoreado por Fernando Enrique Cardoso, deberá remontar su aureola del play
boy para resistir durante las próximas tres semanas la ofensiva
concentrada de esa veterana luchadora, de Lula y el PT, ahora que ya no hay
Marina que los distraiga.
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