7 octubre 2014, ALAI América Latina en Movimiento http://alainet.org (Brasil)
El cierre de los canales de crédito internacional (credit crunch),
como efecto de quiebras bancarias masivas en Estados Unidos, luego del desplome
de Lehman Brothers en septiembre de 2008, llevó a los inversionistas, en un
primer momento, a buscar refugio en el dólar, la moneda hegemónica del sistema
monetario internacional. Ello precipitó la caída de las monedas nacionales en
relación a la divisa estadounidense y disminuyó los saldos superavitarios de
las cuentas corriente de las economías de la periferia observados a partir de
2002. Los flujos de mercancías de origen primario (materias primas) y
secundario (manufacturas y productos industriales) se vinieron abajo, afectados
sobre todo por la reducción de los precios, más que por la disminución del
volumen exportado. De otro lado, la resistencia del Congreso estadounidense ha
mantenido congelada la implementación de los acuerdos alcanzados por el grupo
de los 20 (G-20) para reformar el sistema de representación del Fondo Monetario
Internacional (FMI), actualmente bajo la dominación aplastante del grupo de los
7 (G-7). Por esa razón, China se orienta cada vez más a utilizar su moneda para
de un lado, reducir los efectos negativos del derecho de señoreaje del dólar sobre los flujos
globales de capital y de otro lado, construir de manera progresiva, un sistema
monetario multipolar.
Para ello, el gobierno chino puso en marcha un plan global con tres
estrategias clave. En primer lugar, ha impulsado la firma de swaps cambiarios bilaterales (permutas de
cobertura de divisas) con otros bancos centrales. El objetivo consiste en
proteger los flujos de comercio e inversión mediante la provisión de moneda
extranjera a los sectores público y privado. Así, desde 2009 China ha
concretado la firma de swapscambiarios
bilaterales con más de veinte bancos centrales. Fuera del continente asiático,
destacan los acuerdos con el Banco de Inglaterra por 32 mil 600 millones de
dólares y el Banco Central Europeo (BCE) por 57 mil millones de dólares. Rusia
e India también firmarán los propios, ambos países integrantes del BRICS
(acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
En cuanto a América Latina, cuyo comercio con China creció 18 por
ciento anualmente durante la última década, Brasil y Argentina cuentan ya con swaps cambiarios por 30 mil y 11 mil
millones de dólares respectivamente. Así, la diplomacia del Banco Popular de
China ha creado un mercado global del yuan en rápido crecimiento que suma ya
más de 4 billones (castellanos) de dólares. En segundo lugar, a través de la
Plataforma de Negociación de Divisas (CFETS, por sus siglas en inglés), Pekín
ha establecido en los dos últimos años centros de liquidación directa en el
exterior para facilitar el uso del yuan.
Las ventajas de tales proyectos incluyen cruzar de manera directa
las divisas, reducir los costos de conversión, facilitar el uso de las monedas
nacionales en los acuerdos bilaterales y finalmente, promover la cooperación
financiera y económica.
Bajo este esquema piloto, el ringgit malayo, el rublo ruso, el yen
japonés, el dólar australiano, el dólar neozelandés, y más recientemente, la
libra esterlina y el euro, realizan operaciones en directo con la “moneda del
pueblo” (renminbi). Y en tercer lugar, a través del Programa Chino de
Inversores Institucionales Extranjeros Calificados en Renminbi (RQFII, por sus
siglas en inglés), que permite a las empresas de las ciudades elegidas por
China (Londres, París y Fráncfort en la Unión Europea, y Hong Kong, Singapur,
Seúl y Taiwán en el continente asiático hasta ahora) invertir en los mercados
valores y adquirir activos financieros denominados en yuanes, mediante cuotas
adjudicadas por el regulador bursátil.
No hay duda de que el empuje principal de China para avanzar en la
internacionalización de su moneda radica en su fuerza comercial. China es hoy
el primer exportador mundial de mercancías y el segundo mayor importador.
Previsiblemente, la mitad del comercio exterior de China será facturado en
yuanes en un plazo no mayor a quince años. Asimismo, se perfila como el primer
socio comercial de América Latina en los próximos años y desplaza de modo gradual
la posición económica de Estados Unidos en diversas zonas. En este sentido,
todo parece indicar que la relación entre ambas regiones dará un salto
cualitativo a través del impulso al renminbi en el plano regional.
Recientemente, se llevó a cabo la VIII Cumbre China-Latinoamérica y
el Caribe en la ciudad de Changsha bajo el auspicio del Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), el Banco Popular de China, el Consejo Chino para la Promoción
del Comercio Internacional y el gobierno de la provincia de Hunan. El encuentro
logró reunir a centenares de ejecutivos de empresas y funcionarios de alto
nivel a fin de discutir los términos de la relación económica. Sorpresivamente,
el ministro de Economía y Finanzas de Uruguay, Mario Bergara, manifestó su
interés de convertir a Montevideo en la primera capital latinoamericana
especializada en el comercio en yuanes. Para llegar a ser la capital del yuan
en América Latina, Montevideo deberá profundizar la cooperación bilateral en
materia financiera con China a la brevedad, ya sea mediante la firma de un swap cambiario bilateral, el
comienzo de los trámites correspondientes para emitir bonos denominados en
yuanes (los famosos bonos “Dim Sum”), realizar inversiones transfronterizas
mediante el programa RQFII, o bien convertirse en centro de liquidación directa
tal y como ya lo han hecho varias ciudades europeas y asiáticas. En suma,
aunque el yuan todavía tiene un largo camino por recorrer antes de convertirse
en moneda de reserva, avanza de manera acelerada y América Latina podría
ejercer, a través de Uruguay, un papel protagónico en dicho esfuerzo.
*Ariel Noyola Rodríguez: Miembro del Observatorio Económico de América Latina del
Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de
México. Columnista de la revista Contralínea (México) y colaborador de laRed
Voltaire (Francia).
Contacto: anoyola@iiec.unam.mx
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