19 mayo
2016, La Jornada http://www.jornada.unam.mx (México)
Por Eric Nepomuceno / Especial para La Jornada
(Foto:
Silvia Izquierdo/AP) Manifestación
de protesta hecha por mujeres
contra Michel “Sin voto” Temer (Mercosul &
CPLP)
Río de Janeiro --- A menos de una
semana de haber llegado a la presidencia en la condición de vicepresidente en ejercicio, o sea, de modo interino, Michel Temer
sorprendió al emprender un fuerte giro a la derecha y por haber estructurado un
gabinete con inmensa propensión a lanzar comunicados confusos.
Analistas políticos afirman que desde el golpe cívico-militar de 1964,
que instauró una dictadura que duró 21 años, no se veía en Brasil un programa
tan conservador. Desde el fin del régimen de fuerza, ningún gobierno fue tan de
derecha como el que recién empieza.
Se esperaba de Temer un gobierno muy distinto al de Dilma Rousseff, pero
no tan radicalmente opositor. Las relaciones entre los dos, que jamás
sobrepasaron los límites de la cordialidad formal, a partir de finales de 2015
se tornaron francamente hostiles. Temer en ningún momento, principalmente en
los últimos dos meses, se preocupó por disfrazar su conspiración permanente.
Ni todas las señales clarísimas permitieron
suponer un vuelco tan radical. Extinguió ministerios y secretarías, trajo a los derrotados en las
cuatro últimas elecciones para puestos de relieve y poder, y actúa como si en lugar
de haber pertenecido al gobierno en los últimos cinco años y medio hubiera
estado en la oposición más intransigente.
En los primeros días de gobierno interino se anunció que todas las
medidas adoptadas por Rousseff en los últimos dos meses serán revisadas. Las
tierras indígenas asignadas, así como las que fueron destinadas a la reforma
agraria, por ejemplo, serán reestudiadas. El pasado lunes comenzó una auditoría
minuciosa en todos los gastos realizados este año por el gobierno de la
mandataria alejada del cargo mientras se desarrolla en el Senado el juicio que
pretende destituirla definitivamente.
Se anuncia una reforma radical a la legislación laboral y al sistema de
jubilaciones. Hasta las centrales sindicales derechistas se oponen. La CUT
(Central Única de Trabajadores), alineada al PT, y la más poderosa, se negó a
participar en cualquier diálogo con un gobierno golpista.
Se revisarán las leyes relacionadas a manifestaciones públicas. El nuevo
ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, ocupaba la cartera de Seguridad
Pública en el estado de Sao Paulo; se hizo famoso por la violencia con que la
policía militarizada reprimió manifestaciones estudiantiles, incluso de alumnos
de secundaria, que protestaban contra la corrupción y la pésima calidad de la enseñanza.
También las marchas contra el golpe institucional fueron reprimidas. De Moraes
suele decir que no son manifestantes, sino terroristas que utilizan tácticas de
guerrilla urbana para poner en peligro el orden público.
En tanto, el nuevo
ministro de Salud anuncia un reajuste al presupuesto y las acciones del SUS
(Sistema Único de Salud), que depende del gobierno nacional. La repercusión
negativa lo llevó a suavizar las medidas anunciadas, que todavía no están
claras. Lo que sí está claro es que su campaña para llegar a la Cámara de
Diputados fue financiada principalmente por empresas de salud privadas, los
planes de salud, que en Brasil tienen precios exorbitantes.
También se anuncia una
revaluación de Bolsa Familia, el programa social más amplio de los últimos 13
años, que atiende a casi 50 millones de brasileños. Gracias a este programa el
país salió del mapa del hambre de la Organización de Naciones Unidas.
Para rechazar la
afirmación de que llegó a la presidencia sin haber recibido un solo voto, Temer
argumenta que quien votó por Rousseff también votó por él. Su partido, el PMDB,
fue aliado de los dos mandatos presidenciales de Lula da Silva y los dos de
Dilma. Por lo tanto, compartió un mismo programa de gobierno, que ahora trata
de destruir de manera inexorable.
Los partidos que
hicieron feroz oposición a los cuatro mandatos del PT, especialmente el
neoliberal PSDB, fueron ampliamente considerados en la formación del gobierno
de Temer. Asumieron, por ejemplo, el Ministerio de Hacienda, que además tiene
ahora bajo su mando el sistema de jubilaciones y pensiones, y también el
ministerio de Relaciones Exteriores. Lo que inicialmente fue anunciado como un
gobierno de notables se reveló una continuación exacta del sistema de alianza
basada en la concesión de puestos a cambio de apoyo parlamentario. Temer, como
ocurrió con la presidenta suspendida, será rehén del Congreso, especialmente de
la turbulenta Cámara de Diputados.
Temer eligió para líder
del gobierno en la Cámara de Diputados a André Moura, figura oscura
absolutamente leal al ex presidente de la cámara baja, Eduardo Cunha,
suspendido de funciones por el Supremo Tribunal Federal. Moura, a propósito,
responde a tres juicios, dos de ellos por intento de asesinato.
El equipo económico del
gobierno interino ya anunció que pretende crear impuestos para disminuir el
tamaño del déficit público. Rousseff había intentado lo mismo, fue masacrada
por la Cámara de Diputados. ¿Cuál será el precio que Temer tendrá que pagar?
En tanto, el nuevo
ministro de Salud anuncia un reajuste al presupuesto y las acciones del SUS
(Sistema Único de Salud), que depende del gobierno nacional. La repercusión
negativa lo llevó a suavizar las medidas anunciadas, que todavía no están
claras. Lo que sí está claro es que su campaña para llegar a la Cámara de
Diputados fue financiada principalmente por empresas de salud privadas, los
planes de salud, que en Brasil tienen precios exorbitantes.
También se anuncia una
revaluación de Bolsa Familia, el programa social más amplio de los últimos 13
años, que atiende a casi 50 millones de brasileños. Gracias a este programa el
país salió del mapa del hambre de la Organización de Naciones Unidas.
Para rechazar la
afirmación de que llegó a la presidencia sin haber recibido un solo voto, Temer
argumenta que quien votó por Rousseff también votó por él. Su partido, el PMDB,
fue aliado de los dos mandatos presidenciales de Lula da Silva y los dos de
Dilma. Por lo tanto, compartió un mismo programa de gobierno, que ahora trata
de destruir de manera inexorable.
Los partidos que
hicieron feroz oposición a los cuatro mandatos del PT, especialmente el
neoliberal PSDB, fueron ampliamente considerados en la formación del gobierno
de Temer. Asumieron, por ejemplo, el Ministerio de Hacienda, que además tiene
ahora bajo su mando el sistema de jubilaciones y pensiones, y también el
ministerio de Relaciones Exteriores. Lo que inicialmente fue anunciado como un
gobierno de notables se reveló una continuación exacta del sistema de alianza
basada en la concesión de puestos a cambio de apoyo parlamentario. Temer, como
ocurrió con la presidenta suspendida, será rehén del Congreso, especialmente de
la turbulenta Cámara de Diputados.
Temer eligió para líder
del gobierno en la Cámara de Diputados a André Moura, figura oscura
absolutamente leal al ex presidente de la cámara baja, Eduardo Cunha,
suspendido de funciones por el Supremo Tribunal Federal. Moura, a propósito,
responde a tres juicios, dos de ellos por intento de asesinato.
El equipo económico del
gobierno interino ya anunció que pretende crear impuestos para disminuir el
tamaño del déficit público. Rousseff había intentado lo mismo, fue masacrada
por la Cámara de Diputados. ¿Cuál será el precio que Temer tendrá que pagar?
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