20 septiembre 2015, HispanTV
http://hispantv.net (Irán)
Estados Unidos e Israel han expresado su preocupación, por la presencia,
cada día más creciente, del Gobierno ruso en defensa activa de la República de
Siria.
Apoyo político como
miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) junto
a las coordinaciones y las continuas reuniones con miembros del Gobierno sirio,
como también el sostén y asistencia militar, con decisiones que implican la
entrega de material militar: despliegue de modernos sistemas de defensa
antiaérea y entrega de material aéreo y blindados donde sobresale el avión Mig
31 y el potente tanque T-90.
El constante doble
rasero
Esa preocupación de
la entidad sionista y su aliado estadounidense, refleja el doble rasero
permanente que ha jugado Occidente y sus aliados tanto en Oriente Medio como en
el Magreb, léase: Turquía, Arabia Saudí y las monarquías árabes feudales del
Golfo Pérsico -- pues han sido ellos los principales responsables de los
procesos de desestabilización y objetivos de fragmentación de la región. Sea
esto en Siria, Irak, Yemen, Baréin, como también la constante agresión contra
el pueblo palestino.
Resulta una conducta,
a lo menos paradójica, por parte de Washington, formar una Coalición
Internacional, supuestamente destinada a destruir a los grupos takfiríes que
operan en la zona y se le niegue esa posibilidad a los Gobiernos de Rusia e
Irán, que han dado pruebas más que suficientes, que han sido ellos los
verdaderos puntales de la lucha contra el terror que se abatió sobre Oriente
Medio. Sobre todo
la República Islámica de Irán, cuyos esfuerzos de apoyo
contra la agresión terrorista han sido reconocidos por los Gobiernos de Siria e
Irak.
"¿Por qué los
estadounidenses están combatiendo al EIIL – Daesh en árabe -- con sus jets
y a los rusos deberían prohibirles eso? Esto no tiene sentido”, cuestionó el
enviado sirio ante la Organización de las Naciones Unidas, Bashar al-Yafari,
según consignó la Agencia de Noticias Sirias SANA.
El enviado sirio consideró la ayuda militar de Rusia al Gobierno de Damasco,
como parte de la cooperación de defensa que ha existido desde hace mucho
tiempo entre ambas naciones. La Federación Rusa, tras largos años fuera de
acción internacional directa, en materia de respaldo a sus aliados, ha
comenzado a moverse lentamente hacia el Mediterráneo oriental, teniendo como
eje, el apoyo sostenido al gobierno de Siria en su combate a las fuerzas
terroristas takfiries y la política de agresión contra el país levantino.
Rusia, en los últimos
días, ha enviado a Siria unidades del avanzado sistema de defensa aérea
Pantsir-S1 - también conocido como SA-22 - que es considerado uno de los
sistemas de defensa antiaérea más modernos del mundo. Diseñado para derribar
misiles de crucero, aviones de guerra, helicópteros e incluso drones con
un alcance de hasta 800 kilómetros, con gran movilidad y con cañones que se
pueden operar automáticamente. Únase a ello la presencia de miembros de las
Fuerzas Armadas rusas, que deberán instruir al Ejército Sirio en el uso de
estos elementos y la decisión de ampliar su presencia activa en la Base
naval de Tartus y en la decisión de construir una base militar en la región de
Latakia.
Los avances en el
plano de cooperación y apoyo militar tienen su correlato en las tradicionales
relaciones y acuerdos trabajados en la denominada Comisión Intergubernamental
ruso-siria, que en mayo del año 2014 ofreció importantes novedades en los
sectores económico, financiero y militar, que sustentan los actuales acuerdos.
Primero, durante este año 2015 debería quedar concretada la Comisión Económica
Euroasiática, que va en la idea de crear una zona de libre comercio con Unión
Aduanera cuyos miembros sería Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, al cual se
incorporaría Siria. En segundo lugar, la Federación Rusa seguirá proporcionando
a Siria armamento que esté autorizado por el Consejo de Seguridad y en virtud
de los acuerdos firmado entre ambos países – que ha visto su actualización con
la decisión de ampliar la base de Tartus y la entrega de aviones de
reconocimiento e imágenes satelitales para uso militar. Finalmente, Rusia
seguirá financiando los proyectos de reconstrucción de Siria, de tal manera de
tener prioridad en materias relacionadas con el paso de gasoductos por su
territorio y no tenga que vender dichos derechos a empresas cataríes o saudíes.
Todas ellas decisiones
que hacen mover las piezas de presión por parte del gobierno de Obama,
presionado por Republicanos, el Lobby Sionista y el Complejo Militar Industrial
estadounidense, que planea un nuevo paquete de sanciones contra Rusia y
sostener una política de presión a países de Oriente medio para que cierren su
espacio aéreo. Contra ese tipo de acciones, países como Irán han autorizado a
aviones provenientes de Rusia con ayuda humanitaria al pueblo de Siria, a
sobrevolar su territorio dando pruebas concretas que tanto Moscú como Irán no
abandonarán a la sociedad siria a manos del terrorismo. Esas son acciones
concretas, efectivas y que muestran quienes son los que efectivamente están por
combatir al terrorismo y quienes por usarlos como herramientas de presión, para
conseguir sus fines geoestratégicos.
Rusia está empeñada
en ampliar su apoyo a Siria, en el marco del gran peligro que representa para
los propios intereses de la Federación Rusa, la presencia y desarrollo de
grupos takfiries, considerados por Moscú como una amenaza a su seguridad
nacional. Ello en el sentido que de Siria e Irak, esos grupos pueden ampliar
sus bases de operaciones en territorio ruso, considerando en ello la fuerte
presencia de terroristas chechenos en las filas de Daesh. Unido a la conformación
de una brigada internacional, que bajo el auspicio turco anunció que trabajaría
por retomar la Península de Crimea con base en la ciudad ucraniana de Jerson,
donde ya se encuentra un autoproclamado gobierno provisional de Crimea en el
exilio, con voluntarios provenientes de la propia Ucrania, Chechenia,
Uzbekistán, Azerbaiyán y de la región georgiana de Meskhetia – junto a grupos
Tártaros.
La presidenta del
Consejo de la Federación del Parlamento ruso, Valentina Matvienko, ha resaltado
que ha sido Siria el país que ha ofrecido una contribución significativa en la
batalla real contra el terrorismo. Esto, porque que las acciones de la
denominada Coalición Internacional liderada por Washington ha resultado un
fracaso y que en esa realidad “Siria recibirá el apoyo continuo de Rusia, pues
acciones de los grupos terroristas que operan en siria como Daesh y el Frente
Al-Nusra constituyen una amenaza seria para la paz y la seguridad en gran parte
del mundo”.
En declaraciones
efectuadas por la cancillería Rusa, la portavoz de este
organismo María Zarajova señaló que “Rusia continuará con su apoyo militar a Siria en la lucha que libra
contra los grupos terroristas como Daesh. Nunca hemos ocultado que estemos
proporcionando asistencia militar a las autoridades sirias con el objetivo de
combatir al terrorismo” respondiendo así a las inquietudes expresadas por
Washington respecto a una posible intervención rusa en la agresión sufrida por
la República de Siria que Moscú nunca ha ocultado que esté proporcionando asistencia
militar a Siria, consignado además, que la crisis migratoria es provocada por la política destructiva de los
Estados Unidos y de otros países de Oriente Medio, tanto en Irak como en Siria.
Alianza estratégica
La decisión rusa se
enmarca en las tradicionales relaciones políticas, militares y comerciales que
ha tenido con Siria, instituidas desde el año 1944 cuando establecieron
relaciones diplomáticas. Este estrecho contacto se intensificó bajo el gobierno
de Hafez al-Asad y posteriormente con Bashar al-Asad, su hijo. Relaciones que
incluso ha permitido la ocupación de instalaciones en el puerto de Tartus –
situado 30 kilómetros al norte de El Líbano – desde el año 1971. Complejo
militar aún modesto, con unos cuantos cientos de personal civil y militar, pero
que tiene un enorme significado logístico y simbólico, pues representa la única
Base naval rusa fuera de su territorio.
Siria representa un
aliado estratégico de Rusia en Medio Oriente y ha sido así desde fines de los
sesenta del siglo XX, representando un claro contrapeso al poder israelí en la
zona. En la década de los 80, en el ocaso de la Ex Unión Soviética, Moscú y
Damasco firmaron un acuerdo de amplia cooperación en el ámbito militar, justo
en momentos que asesores militares rusos fueron expulsados de Egipto, tras la
firma de los acuerdos de paz entre Egipto e Israel, que significó también la
salida de las Bases de Alejandría y Mersa Matruh.
Los acuerdos entre
Siria y la ex URSSS contemplaban el suministro de armamento destinado a
mantener el equilibrio estratégico con Israel, que contaba con el apoyo
irrestricto de Estados Unidos. Diez mil asesores militares, técnicos y mano de
obra calificada rusa trabajaban en Siria en la construcción de grandes obras
civiles. Tras el derrumbe de la URSS, Siria perdió un valioso apoyo, que sólo vino
a recobrar todo su esplendor cuando Vladimir Putin asume el poder en Rusia a
partir del año 1999 recuperando los lazos comerciales, diplomáticos y militares
con el objetivo de volver a situarlo en el mapa de Oriente Medio. Desde
ese momento, los programas de desarrollo hidrocarburífero, industriales y
militares tendrán un desarrollo sostenido.
En ese marco, la Base
de Tartus tiene un indudable fin logístico, que permite mantener la flota rusa
que opera en el Mar Mediterráneo, constituyéndose, igualmente, en una
alternativa en los mese de invierno a los buques de la Flota del Mar Negro, que
tiene su centro en la península de Crimea. El año 2009 Tartus tuvo su primera
modificación, para servir de albergue a los Buques de propulsión nuclear,
constituyéndose en una vía de fácil desplazamiento tanto al Mar Rojo a través
del Canal de Suez como al océano Atlántico usando el mar Mediterráneo a través
del Estrecho de Gibraltar.
Sumemos a ello el
papel de reabastecimiento de la Flota Rusa, prolongando el despliegue
tanto en el Mediterráneo como su retorno a Crimea. Estrictamente, Tartus
no constituye una Base Naval de las características logísticas, materiales,
operativas y en número de efectivos, de las que posee Estados Unidos en Nápoles
– base de la VI Flota del Mediterráneo – o aquella situada en Baréin como base
de la V Flota del Golfo Pérsico- Tartus lo que posee es un innegable potencial,
tanto por su estratégica localización en el Levante Mediterráneo como los
firmes acuerdos alcanzados con Siria.
En virtud de los
recientes acuerdos firmados entre los gobiernos de Damasco y Moscú Tartus
tendrá un nuevo proceso de ampliación de sus instalaciones, un aumento de la
dotación de militares enclavados en la zona e incluso la posibilidad de
construir una segunda base en la zona de Latakia, en concordancia con la
creación de una Comisión Militar Ruso-Siria, destinada a enfrentar la amenaza
de los grupos terroristas, que agreden desde el año 2011 a Siria. Tal acuerdo
ha significado, en lo inmediato, la concreción de la entrega de aviones Mig 31
–Caza de Interceptación Aérea y escolta de bombarderos - de una compra
gestionada el 2007 -- sistemas de misiles, aprovisionamiento militar y el
valioso apoyo logístico derivado del uso de imágenes satelitales, que han
ido cambiado el teatro de operaciones a favor del ejército sirio.
Junto a ello, Siria
ha tenido que hacer frente a las andanzas de una Coalición Internacional
liderada por Estados unidos junto a Turquía, Jordania, las reaccionarias
monarquías del Golfo Pérsico y la participación de la entidad sionista, que
bajo la excusa de enfrentar a Daesh, se han dedicado, mediante sus
operaciones de bombardeo a destruir la infraestructura económica e industrial
siria, junto al robo descarado de sus riquezas hidrocarburíferas por parte de
las bandas terroristas, que las venden en los mismos países que se supone deben
atacar y destruir a Daesh.
El Representante
Permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vitaly Churkin, sostuvo en el
seno de las Naciones Unidas que “esos ataques aéreos llevados a cabo por la
denominada Coalición Internacional en Siria, no perjudican las capacidades de
la organización terrorista de Daesh y van en contra del Derecho
Internacional. Lo que está haciendo nuestros socios occidentales en Siria se
considera una grave violación del derecho internacional, ya que justifican sus
pasos con el artículo no. 51 de la Carta de las Naciones Unidas en relación con
el” derecho a la autodefensa", pero están bombardeando al territorio de un
Estado soberano sin la aprobación del Gobierno correspondiente. Las actividades
estadounidenses en Siria plantean grandes interrogantes desde el punto de vista
legal en el momento en que Rusia proporcione su asistencia al Gobierno sirio
respetando plenamente el derecho internacional”.
A la par de estas
declaraciones, el apoyo ruso se ha intensificado en el plano militar como
también en el político, anunciando a través del embajador Churkin que Rusia
presentará una propuesta, para formar una coalición internacional para combatir
las organizaciones terroristas tanto en Siria como en Irak, la cual se
discutirá en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Decisión
que debe discutirse en virtud del fiasco que representan las operaciones
de bombardeo de una Colación internacional, que no ha conseguido ninguno de los
supuestos objetivos trazados para destruir Daesh.
Rusia e Irán como
objetivos principales
Tanto el Gobierno
de Irak como de Siria han cuestionado la efectividad de dichos bombardeos, que se unen a las
críticas en foros internacionales por parte de los gobiernos de Rusia e irán,
que cuestiona el proceder de dicha coalición por los daños estructurales que ha
generado en las infraestructuras de Siria. Mientras que los bombardeos de la
llamada coalición anti-EIIL no han logrado frenar el avance del EIIL – Daesh en
árabe -- y otros grupos extremistas en Siria, ha sido el Ejército del Gobierno
de Damasco el que ha ocasionado grandes pérdidas en las filas de estas bandas
extremistas, apoyado por fuerzas de Hezbolá y grupos de voluntarios Chiíes.
Labor donde el apoyo iraní ha sido reconocido tanto por el gobierno iraquí como
sirio.
250 mil muertos, un
millón de heridos, 7.5 millones de desplazados internos y 4 millones de
refugiados, principalmente en países vecinos y otras decenas de miles que
tratan de llegar a Europa con toda la tragedia de morir ahogados en el
mediterráneo o asfixiados en camiones que los transportan ilegalmente como
animales. Son cifras escalofriantes, que revelan la magnitud del desastre que
occidente y gobiernos de la triada Riad-Tel Aviv-Ankara han catalizado con el
objetivo de derrocar a Bashar al-Asad y convertir a Siria en una pieza más del
tablero de intereses geopolítico, avanzando en la idea de desintegrar al país,
dividirlo en zonas serviles a los intereses de las potencias occidentales y sus
títeres regionales, generando así un nuevo mapa donde los objetivos mayores
siguen siendo cercar a la República Islámica de Irán e impedir el desarrollo de
Rusia hacia el mediterráneo, estrechándolo entre fronteras donde los hechos de
Ucrania, las acciones de grupos takfirí en antiguas repúblicas soviéticas y la
política de sanciones aplicada contra el gobierno de Putin van encaminadas a
debilitar a Rusia.
Para el régimen de
Tel Aviv, los Halcones estadounidenses, sus aliados turcos y de la Casa Al
Saud, el objetivo de derrocar a Bashar al-Asad, constituye uno de los
puntales en el objetivo de un plan destinado a tener libre tránsito aéreo y
terrestre, para dominar el área de Oriente Medio y así seguir presionando a
Irán, que a pesar de la firma de los acuerdos nucleares con el G5+1 tiene muy
claro que el peligro de una agresión contra su país es parte de los intentos
generales de dominio de Estados Unidos y sus socios. Y en ese plano, tales
objetivos son también parte de una trama donde otro de los blancos es Rusia. Esto, pues una
eventual caída de Siria dejaría a Moscú sin acceso al Mediterráneo.
Este apoyo sostenido
de Rusia a la sociedad Siria – sin olvidar en ello los tremendos esfuerzos que
la república islámica de Irán ha desplegado en apoyar la posibilidad de la paz
en la región, así reconocido por la propia ONU y los gobiernos de Irak y Siria
- se entiende en la lógica de enfrentar esos afanes de dominio, en todos
los planos, sin temor y avalados por lo que el propio derecho internacional
permite en aras de defender un gobierno legítimo, agredido por fuerzas externas
sindicadas como terroristas.
El ministro de
Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, el pasado lunes 31 de agosto en un
encuentro celebrado en Moscú junto miembros de la oposición Siria ha
pedido el fin de las demandas “irreales e ilógicas” que insisten en la dimisión
del presidente sirio, Bashar al-Asad. “Si como
condición previa para la lucha contra el terrorismo, eliminamos de la ecuación
esta demanda todo impracticable y contraproducente... podemos trabajar de
manera efectiva. Una de las condiciones clave para resolver la crisis es la
unidad de amplios sectores de la oposición siria sobre la plataforma
constructiva del diálogo con el gobierno, que debe incluir los principales
asuntos pendientes” declaró Lavrov quien
reiteró el apoyo a la soberanía y unidad de Siria.
Rusia ha sido uno de
los aliados más firmes de Siria en todo aquello que ha significado bloquear los
intentos del Consejo de Seguridad, impulsado por Washington, París y Londres –
de imponer algún tipo de bloqueo aéreo – una zona de exclusión área y área de
protección de civiles – que sirvieron de escusa para impulsar una intervención
directa de la OTAN y fuerzas militares extranjeras que terminaron derrumbando
el gobierno del ejecutado Muamar Gadafi y generando el actual estado de caos
que vive el país norafricano. Irán, por su parte ha dado a conocer en todos los
foros internacionales su decisión inquebrantable de apoyar política y
militarmente a Siria, en una postura firme y convencida, que sólo una solución
política puede cambiar la actual situación, como señaló el Presidente
de la Asamblea Consultiva islámica de Irán – Mayles – Alí Lariyan. A mediados de agosto el canciller Iraní Mohamad Yavad Zarif, se reunió
con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, durante su visita oficial a Moscú,
capital de Rusia. En dicho encuentro, ambas partes coincidieron en negociar
para alcanzar un acuerdo de paz en Siria, fuera de cualquier intervención
militar y en la necesidad de restar cualquier tipo de apoyo a las bandas
terroristas.
El aumento de la
presencia rusa en Siria permite asegurar al Gobierno sirio que el Kremlin no
abandonará a su aliado. Tanto Rusia como Irán
han reiterado, en múltiples ocasiones, que no abandonarán a Siria y apoyarán a esta nación árabe hasta que consiga
expulsar a todos los terroristas de su territorio. Y ello no implica que deban sumarse a una Coalición Internacional de la
cual el líder religioso iraní el Ayatolá Seyed Ali Jamenei consideró “un
privilegio la ausencia de nuestro país de dicha Coalición, a pesar de la
solicitud occidental pues Washington lo que busca con ella es aumentar su
presencia militar en Oriente Medio”. Tanto Rusia como Irán tienen
claridad que la agresión a Siria es una agresión contra sus respectivos países y
ello implica una defensa justa y necesaria. El pueblo Sirio no está solo.
*Pablo
Jofré Leal -- Periodista
y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones
internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas
principalmente de Latinoamericanos, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador
de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de página WEB de
análisis internacional ANÁLISIS GLOCAL www.analisisglocal.cl
Nenhum comentário:
Postar um comentário