23
septiembre 2015, Cubadebate -- Contra el Terrorismo Mediático
http://www.cubadebate.cu (Cuba)
Se saludan Juan Manuel Santos y
Timoleón Jimenez tras la firma
de los acuerdos. Foto: Ladyrene Pérez
En un histórico
encuentro sostenido entre el presidente colombiano, Juan Manuel Santos y el
Jefe del Estado Mayor Central de las FARC-EP, Timoleón
Jiménez, se anunció que se llegará a un convenio de paz
“a más tardar en seis meses”, al firmar un acuerdo sobre “justicia
transicional” aplicado a todos aquellos involucrados en el conflicto armado.
En la cita, presidida
además por el mandatario cubano Raúl Castro Ruz se firmó un Comunicado Conjunto que establece crear una Jurisdicción
Especial para la Paz, que contará con Salas de Justicia y con un Tribunal para
la Paz.
El comunicado
conjunto de las FARC-EP y el Gobierno de Santos, leído en la Ceremonia por los
garantes de Cuba y Noruega, prevé la forma en que se aplicará la justicia una
vez concluido el conflicto armado de medio siglo.
En ese sentido, acordaron que el
Estado otorgará “la amnistía mas amplia posible por delitos políticos y
conexos”, pero excluyendo los delitos de
lesa humanidad
como el genocidio, crímenes de guerra,
toma de rehenes, tortura, desplazamiento forzado y violencia sexual, entre
otras”.
Las sanciones para quienes reconozcan delitos muy graves tendrán un
mínimo de duración de cinco años y un máximo de ocho “de restricción efectiva de la libertad en condiciones especiales”;
mientras que quienes admitan su responsabilidad “de manera tardía” cumplirán
penas de entre 5 y 8 años en “condiciones ordinarias”.
“Para tener derecho a la pena alternativa, se requerirá que el
beneficiario se comprometa a contribuir con su resocialización a través del
trabajo, capacitación o estudio durante el tiempo que permanezca privado de
libertad”, aclara el comunicado.
Aquellos que se nieguen a reconocer su responsabilidad por tales delitos
y resulten culpables, serán condenados a penas de prisión de hasta 20 años en
condiciones ordinarias.
Santos, en una breve
alocución luego de la firma del documento por las partes, aseguró que se alcanzó un logro mayor, en el que se
comprende la mayor satisfacción posible para las víctimas del conflicto
colombiano.
Además, reconoció
el paso que ha dado las FARC, aludiendo que junto al Gobierno avanza en el
camino más noble que puede tener cualquier nación, que es el de garantizar la
paz.
“Esto demuestra la
madurez que ha alcanzado este proceso. El Jefe de las FARC y yo hemos acordado
que a más tardar en seis
meses debe concluir esta negociación y firmarse el acuerdo final. El 23 de
marzo de 2016 será la fecha límite para terminar el conflicto”,
recalcó Santos.
Por su parte, Timoleón Jiménez mostró su satisfacción por los términos
del acuerdo, que satisface a todos los involucrados en el conflicto, sobre
bases restaurativas y no punitivas, que ayude a la reconstrucción de la
sociedad colombiana.
“Nos complace anunciar que esta jurisdicción
especial para la paz ha sido diseñada para todos los involucrados en el
conflicto: combatientes y no combatientes. Desde una perspectiva fundamentalmente
restaurativa abre las posibilidades de ofrecer verdades halladas y plena”,
sentenció el líder de las FARC-EP.
Así mismo se dio a conocer que luego de
la rúbrica del acuerdo final se dispondrán de 60 días para hacer dejación de
las armas.
Ambas partes agradecieron al gobierno de Cuba, por su compromiso con la
paz de Colombia, a Noruega, como garante, a Venezuela y Chile, “como países
acompañantes” y a otros actores en el proceso durante los últimos tres años.
“Quiero agradecer al presidente Raúl Castro, al gobierno de Cuba por su
magnífica hospitalidad y sobre todo por su compromiso por la paz de Colombia”,
agregó el presidente colombiano.
También hizo uso de la palabra el presidente cubano Raúl Castro, quien
felicitó a las partes por los acuerdos logrados, los cuales calificó de
importantes pasos de avance para lograr la paz que “anhela y merece el pueblo”
de Colombia.
“Aun quedan dificultades enormes por superar, pero tenemos la certeza de
que serán vencidas. La paz en Colombia no solo es posible; es indispensable”,
dijo Raúl, y aseguró que Cuba continuará siendo garante del diálogo entre las
FARC-EP y el Gobierno.
Participaron además en el encuentro Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro
de Relaciones Exteriores de la República de Cuba; los garantes de Cuba y
Noruega para el proceso de paz, así como los representantes por Venezuela y
Chile quienes fungen como países acompañantes.
Este es el cuarto acuerdo que se alcanza en la capital cubana de una
agenda de seis puntos que se discute desde el 19 de noviembre del 2012. Ya han
sido finiquitados los temas de solución al problema de la tierra, drogas
ilícitas y participación política.
Comunicado conjunto #
60 sobre el Acuerdo de creación de una Jurisdicción Especial para la Paz
La Habana, Cuba, 23 de
septiembre de 2015
1. El Gobierno de la
República de Colombia y las FARC-EP reafirman su compromiso con los acuerdos
logrados hasta la fecha: “Hacia un Nuevo Campo Colombiano: Reforma Rural
Integral”, “Participación política: Apertura democrática para construir la paz”
y “Solución al Problema de las Drogas Ilícitas”.
2. A la vez,
reafirman su compromiso con una fórmula de justicia que satisfaga los derechos
de las víctimas y contribuya a la construcción de una paz estable y duradera.
Con ese propósito estamos construyendo un Sistema Integral de Verdad, Justicia,
Reparación y No Repetición. En ese marco hemos acordado que se creará una
Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No
Repetición y hemos logrado acuerdos importantes en materia de reparación de las
víctimas.
3. En cuanto al
componente de justicia, hemos acordado crear una Jurisdicción Especial para la
Paz, que contará con Salas de Justicia y con un Tribunal para la Paz. Las Salas
y el Tribunal estarán integrados principalmente por magistrados colombianos, y
contarán con una participación minoritaria de extranjeros que cumplan los más
altos requisitos. La función esencial de las Salas y del Tribunal para la Paz
es acabar con la impunidad, obtener verdad, contribuir a la reparación de las
víctimas y juzgar e imponer sanciones a los responsables de los graves delitos cometidos
durante el conflicto armado, particularmente los más graves y representativos,
garantizando la no repetición.
4. El componente de
justicia prevé que a la terminación de las hostilidades, de acuerdo con el DIH,
el Estado colombiano otorgará la amnistía más amplia posible por delitos
políticos y conexos. Una ley de amnistía precisará el alcance de la
conexidad. En todo caso no serán objeto de amnistía o indulto las conductas
tipificadas en la legislación nacional que se correspondan con los delitos de
lesa humanidad, el genocidio y los graves crímenes de guerra, entre otros
delitos graves como la toma de rehenes u otra privación grave de la libertad,
la tortura, el desplazamiento forzado, la desaparición forzada, las ejecuciones
extrajudiciales y la violencia sexual. Estos delitos serán objeto de
investigación y juzgamiento por parte de la Jurisdicción Especial para la Paz.
5. La Jurisdicción
Especial para la Paz tendrá competencia respecto de todos los que de manera
directa o indirecta hayan participado en el conflicto armado interno,
incluyendo a las FARC-EP y a los agentes del Estado, por los delitos cometidos
en el contexto y en razón del conflicto, en especial respecto de los casos más
graves y representativos.
6. La Jurisdicción Especial para la Paz contempla dos tipos de
procedimientos: uno para quienes reconocen verdad y responsabilidad, y otro
para quienes no lo hacen o lo hacen tardíamente. A los primeros se les impondrá
una sentencia, fundada en las conductas reconocidas después de haber sido
contrastadas las investigaciones de la Fiscalía General de la Nación, las
sanciones impuestas por otros órganos del Estado, las sentencias judiciales
existentes, así como la información que provean las organizaciones de víctimas
y de derechos humanos. Los segundos
enfrentarán un juicio contradictorio ante el Tribunal.
7. Las sanciones que imponga el Tribunal tendrán como finalidad esencial
satisfacer los derechos de las víctimas y consolidar la paz y deberán tener la
mayor función restaurativa y reparadora del daño causado. Para todos aquellos
que reconozcan responsabilidades por los delitos competencia del Sistema, la
sanción tendrá un componente de restricción de libertades y derechos que
garantice el cumplimiento de las funciones reparadoras y restauradoras de las
mismas mediante la realización de trabajos, obras y actividades y en general la
satisfacción de los derechos de las víctimas. Las sanciones para quienes
reconozcan delitos muy graves tendrán un mínimo de duración de cumplimiento de
5 años y un máximo de 8 de restricción efectiva de la libertad, en condiciones
especiales. Las personas que hagan dicho reconocimiento de manera tardía ante
el Tribunal serán sancionadas con pena de prisión de 5 a 8 años, en condiciones
ordinarias. Para tener derecho a la pena alternativa, se requerirá que el
beneficiario se comprom
eta a contribuir con su resocialización a través del trabajo, capacitación o estudio durante el tiempo que permanezca privado de la libertad. Las personas que se nieguen a reconocer su responsabilidad por tales delitos y resulten culpables serán condenadas a pena de prisión hasta de 20 años, en condiciones ordinarias.
eta a contribuir con su resocialización a través del trabajo, capacitación o estudio durante el tiempo que permanezca privado de la libertad. Las personas que se nieguen a reconocer su responsabilidad por tales delitos y resulten culpables serán condenadas a pena de prisión hasta de 20 años, en condiciones ordinarias.
8. Para acceder a cualquier tratamiento especial dentro de la
Jurisdicción Especial para la Paz es necesario aportar verdad plena, reparar a
las víctimas y garantizar la no repetición.
9. En el caso de las FARC-EP, la participación en el sistema integral
estará sujeta a la dejación de armas, que deberá comenzar a más tardar a los 60
días luego de la firma del Acuerdo Final.
10. La transformación de las FARC-EP en un movimiento político legal es
un objetivo compartido, que contará con todo el apoyo del Gobierno en los
términos que se acuerden.
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