March 28, 2014, Agropolis
http://agropolis.se (Suécia)
http://agropolis.se/ucrania-laboratorio-neonazi-gas-y-petroleo
“Primero vinieron a
buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después
vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era
lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era
judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que
pudiera hablar por mí.” Martin Niemoeller Pastor protestante, 1892-1984
“Todo tiene sus
límites, y en el caso de Ucrania nuestros socios occidentales se han pasado de
la raya, se han comportado de manera grosera, irresponsable y poco
profesional”… “San Petersburgo fue la cabeza de Rusia, Moscú su corazón, pero
Kiev la madre”. Vladimir Putin Discurso sobre Crimea, 2014
Los tambores que anuncian
el inicio de una gran guerra mundial continúan repicando en Ucrania. La
injerencia a fondo por parte de EE.UU./UE/OTAN en la desestabilización de
Ucrania entraña unas connotaciones geopolíticas que van más allá del golpe de
estado inducido para instalar un régimen/laboratorio neonazi a las puertas de
Europa. Los acontecimientos conducen a conjeturar que con esta agresión se
busca alterarle el rumbo al orden internacional multipolar gestado en la última
década e impedir su consolidación, y en su lugar imponer un orden internacional
hegemónico, opresor, militar/mercenarizado y violento capitaneado por la
plutocracia de EE.UU.
La agresión
político-militar desplegada por EE.UU./UE/OTAN para forzar un nuevo orden
internacional que responda a los intereses de EE.UU. está develando que
inevitablemente todos los caminos conducen finalmente a una guerra frontal con
China. Para llevar a cabo este arriesgado sueño imperial, Washington y Bruselas
tienen que controlar/derrotar tres lugares emblemáticos: La Plaza Maidan, la
Plaza Roja, y la Plaza Tiananmen.
Tarea no fácil, pero el desespero puede
llevar a cualquier demencial aventura, así ésta sea una pugna intercapitalista.
Esta peligrosa jugada
por parte de EE.UU./UE/OTAN es producto de la pérdida de influencia y de poder
global de EE.UU., cuyo declive acelerado viene acompañado de una profunda
crisis económica y energética sin retorno. El modelo capitalista de producción
depredó, destruyó y agotó los recursos naturales y energéticos, y contaminó
todos los ecosistemas del planeta en su afán de acumulación. El crecimiento
económico es cosa del pasado. Sin energía es imposible crecer. Para crecer
económicamente se requiere aumentar el consumo de energía, y a la inversa, sin
aumento del consumo de energía es imposible crecer económicamente. Por lo
tanto, si un sistema basado en el crecimiento económico infinito no puede
crecer está abocado a un colapso societal. El modelo capitalista ha llegado a
su punto límite y ha comenzado su implosión arrastrado por una crisis multidimensional
inherente al propio modelo. “La decadencia y caída del
imperio global de Estados Unidos es el hecho más importante de la geopolítica
en el mundo de hoy” (1), el colapso está en camino y su impacto es
de grandes proporciones telúricas a nivel global. Ucrania acusa ser un
revelador síntoma para evitar que el sistema colapse. Esta encrucijada hace que
los apetitos imperiales de Estados Unidos en su huida hacia adelante por el
control de territorios y de los recursos que quedan conduzcan a una guerra
mundial nuclear.
El sistema capitalista
estocado de muerte en el alma hegemónica imperial ha entrado de lleno en un
giro geopolítico de eje geográfico/Asia/ acelerado. Los acontecimientos
internacionales están testificando que la transición de paradigma post
imperial-USAmericano se precipita a empellones, dejando a su paso profundas y
graves crisis económicas, sociales, ecológicas, políticas, culturales, éticas y
humanitarias. Ninguna transición y disolución imperial hegemónica puede ocurrir
sin crisis, violencia, ni guerras, así ese escenario sea el menos deseado por
la mayoría de la humanidad. Lo ideal sería que ésta fuera pacífica, pero un
poder hegemónico erigido a base de violencia y de destrucción no va dar el paso
al lado de manera pacífica para que otros llenen este vacío.
La actual ofensiva
geopolítico puesta en marcha en Ucrania por EE.UU./UE/OTAN para remodelar el
orden internacional -aparte de sus peligros, costos y desenlace final- ha
dejado al descubierto dos líneas relevantes interrelacionadas que deben ser
analizadas con atención: instauración de un régimen/laboratorio neonazi en
Kiev; y una gran crisis energética en especial gas y el petróleo.
¿Por qué Ucrania es
centro de rivalidad?
Ucrania juega un rol
estratégico en los intereses y en las aspiraciones hegemónicas de EE.UU. desde
siempre en su afán por controlar el mundo. Estas tendencias vienen desde tiempo
atrás. A inicios del siglo XX la teoría del “Heartland” de
Halford Mackinder sostiene que “Quien gobierne en Europa del
Este dominará el Heartland; quien gobierne el Heartland dominará la
Isla-Mundial; quien gobierne la Isla-Mundial controlará el mundo.” Y
más concretamente quien domina el “Heartland”, domina el mundo, especialmente
si controla Ucrania.
La particular situación
geopolítica de comienzos del siglo XXI revive y da un nuevo impulso y valor
funcional a la región euroasiática como segmento espacial a controlar para
dominar el mundo, lo cual choca frontalmente con las visiones geopolíticas
del euroasianismo ruso y de la alianza sino-rusa de revivir la Ruta de la Seda. Este nuevo impulso en “occidente” vendrá de las pretensiones
imperiales delineadas por el estratega de seguridad de EE.UU. Zbigniew
Brzezinski, quien enfatiza la doctrina que el Estado que domine este vasto
continente, el cual constituye un eje geopolítico, de hecho controlaría dos de
las tres regiones económicas más productivas y avanzadas del mundo,
subordinaría a África y tornaría el hemisferio occidental y Oceanía
geopolíticamente periféricos. En Eurasia, vive el 75% de la población mundial
y están depositadas 3/4 de las fuentes de energía conocidas en todo
el mundo. Y más en concreto afirma que “Rusia sin Ucrania deja de
ser un imperio, pero Rusia con Ucrania sobornada y luego subordinada,
automáticamente se convierte en un imperio”. Estos parámetros expuestos
muestran por qué EE.UU./UE/OTAN están dispuestos a jugar sus últimas cartas en
una aventura bélica en Ucrania; y además, por qué en sus propósitos de alcanzar
sus metas de dominio y control de Eurasia no existe parámetros de ninguna
especie que les impida acudir a los métodos y alianzas execrables, como el
apoyo a grupos neonazis y extremistas violentos de derecha.
En el complot dirigido
y patrocinado por EE.UU./UE/OTAN para derribar el gobierno de Viktor Yanukóvich y
empotrar un régimen neonazi en Kiev, hace gala de la combinación de una serie
de elementos entrelazados que deben ser analizados.
Laboratorio neonazi en
Kiev
En Ucrania no se empleó
el típico golpe de estado blando sustentado
en el modelo “revolución de colores” del Albert Einstein Institution, de Gene
Sharp, en este caso se recurrió a la aplicación de diferentes instrumentos para
llevar a cabo el golpe de estado. Estos van desde la utilización de la protesta
social pacífica hasta métodos abiertamente radicales, en los que prevalecen
formas de violencia extrema apuntaladas con grupos neonazis y extremistas
nacionalistas y mercenarios-francotiradores.
Cambios y variantes
al modelo de Gene Sharp ya se habían visto en Egipto,
Libia, Siria. Allí se acude abiertamente a yihadistas islámicos como
complemento central. En el actual complot en Ucrania por su importancia
geoestratégica se sincronizan, se actualizaron y se ejecutan nuevos mecanismos.
Por un lado tenemos el modelo de “golpe de estado blando” con toda su
parafernalia: la mass media corporativa de
“occidente” acusando de lo peor y demonizando hasta el paroxismo al gobierno deYanukóvich,
a Rusia y en especial a Putin (Nota: aquí el autor de ninguna manera está
afirmando que Yanukóvich y Putin sean unos santos, se está es analizando el
desarrollo de los acontecimientos de rivalidad intercapitalista); las ONGs
actuando a tope para velar por los “derechos humanos” y las “libertades civiles
y democráticas”. Además, ahora encontramos que las cancillerías, embajadas,
parlamentos e instituciones de EE.UU., Unión Europea, Canadá, OTAN, OSCE,
tienen una nueva misión diplomática participar abiertamente y en masa en las
revueltas de la Plaza Maidan de Kiev, abrazados de partidarios de la neonazi
Svoboda de Stepan Bandera y del Sector Derecho.
Por otro lado, esto va
acompañado con la participación de multinacionales como Chevron orientadas a la
apropiación del gas esquisto de región oriental de Ucrania –en cualquier
análisis con relación a Ucrania es básico ver el papel que juegan las
multinacionales en la crisis-. La firma de un acuerdo de 10 mil millones de
dólares para la producción compartida de gas esquisto entre el gobierno
ucraniano y Chevron, es tomado desde Washington como un paso en dirección de la
independencia energética de Rusia, y en la tradición de unir los intereses de
las corporaciones multinacionales bajo el paraguas y pretexto de la seguridad
nacional de EE.UU. Al respecto el International Business Times afirmó que “el acuerdo de Chevron con Ucrania fue apoyado por USA como
parte de su estrategia de seguridad nacional para ayudar a reducir la
dependencia energética de Europa y de Kiev de Rusia.”
A la par de esto, la
multinacional Cargill apunta al control de la producción de los alimentos
fortaleciendo la posición comercial de la corporación en uno de los negocios al
invertir más de 200 millones de dólares en las acciones de
UkrLandFarming (Financial Times, enero 12, 2014). Esta empresa ucraniana que posee 500 mil hectáreas de
tierra, es la octava cultivadora de tierra más grande del mundo y el segundo
mayor productor de huevos. Cargill también tiene en Ucrania negocios en plantas
de procesamiento y terminales de exportación en el Mar Negro. Seguramente
necesitaba un puerto para aumentar el grado de control sobre el mercado. No se
debe olvidar la importancia mundial agrícola de Ucrania y de la franja de
tierra de gran fértil que abarca la mayor parte de las llamadas “tierras negras” o chernozem, al
centro y oeste del país. Y para completar el cuadro, Monsanto, la empresa de
semillas transgénicas más grande del mundo, también está ganando espacio en
Ucrania donde ya controla el 40% del mercado de semillas. Jugada comercial de
control agrícola que busca cerrarle espacio a China en el mercado ucraniano. Lo
cual se puede inscribir dentro de las guerras por las tierras fértiles y la
alimentación desatada a nivel mundial.
Esto se complementa con
las medidas que el gobierno neonazi títere de Kiev ha comenzado a tomar para
preparar al país para “que afronte las dolorosas pero necesarias reformas sociales y económicas” impuestas por la
medicina del FMI. Una de los primeros requerimientos del FMI es que los
subsidios al gas de los hogares se reduzcan en un 50%. Otros requisitos
onerosos del IMF incluyen recortes a las pensiones, en el empleo estatal y la
privatización de los activos y propiedad del gobierno (traducción: que las corporaciones occidentales puedan
comprar a precio de regalo los bienes públicos); así como otras reducciones en
los programas de gastos sociales en Ucrania (Voice of Russia: Ukraine’s economic crisis: Who benefits? Who pays?).
El laboratorio
neonazi/neofascista de Kiev no es un mero hecho coyuntural para Ucrania o
para ciudadanos de tercera o cuarta clase. Ese es el modelo
que UU.EE., la Unión Europea, Canadá y en los países del autoproclamado
“occidente” vienen adecuando y refinando para implantar en sus propios países.
La pérdida y la restricción continuada de las libertades civiles, políticas,
sociales y derechos democráticos avanzan a pasos agigantados. Las demandas
sociales y políticas son acalladas. Nada de esto existe mientras no esté en la
falsimedia corporativa. La protesta ciudadana es criminalizada y penada
severamente. El desmonte del estado de bienestar es a marchas forzadas y a
golpe de decreto. Todo lo público y los bienes comunes son saqueados. El
control e interceptación de todas las fuentes de información y a todos los
ciudadanos, pese a ser uno de los más aberrantes ataques a la libertad, no es
otra cosa que el miedo de estas plutocracias y sus amos. Las legislaciones
nacionales delautoproclamado occidente se están ajustando a un
modelo neofascista en ciernes para ser aplicado a sus ciudadanos. Por ello,
EE.UU./Obama, el gobierno de Canadá y los gobiernos de Europa salieron
presurosos a afirmar y ratificar que el gobierno títere neonazi montado en Kiev
tras el golpe de estado es un “gobierno legítimo”.
Ese experimento puesto en escena en Kiev es todo un laboratorio
neonazi/neofascista que esperan trasladar depurado a sus propias naciones. Un
ejemplo palmario de lo que puede pasar en inmediato futuro es la destitución
del periodista finlandés Jari Sarasvuo (ver: http://rawnata.blogspot.se,
Känd finsk programledare Jari Sarasvuo fick sparken; y en Helsingin Sanomat www.hs.fi/) y el cierre fulminante de
su programa por entrevistar al catedrático de la Universidad de Helsinki, Johan
Beckman, quien exigió la liberación de Europa de la “junta fascista” ucraniana
y acusó al canciller de Finlandia de apoyo a los nazis.
Que nadie se llame a
engaño. Alguien puede imaginarse a EE.UU., la Unión Europea, Canadá, la
OTAN, entregándole 5000 millones de dólares a unos grupos ucranianos sin saber
quiénes eran éstos (dinero confirmado por la misma la Secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland). Ni quiénes
son los que conforman esos grupos, y mucho menos darse por enterados quiénes
son sus líderes. Naturalmente que todos sabían que sus pupilos/marioneta
encargados del golpe eran miembros de grupos neonazis y de extrema derecha.
Este monto económico aportado no es una bicoca, ni tampoco gratis. Ante la
magnitud de los objetivos occidentales se podría pensar que es mucho
más dinero. La infraestructura y los niveles de coordinación entre los
interesados en el caos y el complot contra el gobierno de Yanukóvich y el
control de Ucrania pueden ser mucho más oscuros de lo que cualquier mente pueda
imaginar. La apuesta de EE.UU./UE/OTAN es una jugada geopolítica
temeraria, pero ante la crisis multidimensional por la que están atravesando
los conduce inevitablemente a esa aventura.
Crisis energética: Gas
y petróleo
La crisis económica
mundial galopante desde 2007/2008, y en especial, en los países desarrollados (mal-desarrollados es la
mejor definición), se debe a la escasez y el declive de los hidrocarburos. Al
no poder disponer de ingentes cantidades de energía en el mercado,
fundamentalmente de petróleo, hace que el complejo sistema industrial y
tecnológico, sustentado en esta fuente de energía, no pueda funcionar y mucho
menos crecer. Por consiguientemente, el sistema al no poder continuar con su
crecimiento y su consumo sin límites entra en crisis. El sistema ha chocado con
un mundo que es finito, realidad física de la cual no se puede escapar: el
cenit del petróleo.
El cenit del petróleo
que ya hemos pasado, y que la propia Agencia Internacional de la Energía en su
informe anual de 2010 (World Energy Outlook 2010)
finalmente reconoce, y afirma que éste tuvo lugar en 2006. Además, muchos
expertos y estudios señalan que el cenit de los hidrocarburos más el uranio
tendrá lugar en 2018, de ser así estamos ante un problema muy grueso. Estas
gráficas de diferentes reportes lo ratifican: el de la izquierda es de Energy Watch Group: Fossil and Nuclear Fuels, the Supply Outlook 2013. Y el otro tomado
de The Future.
GRÁFICOS 1 e 2
Esto cambia el panorama
y le da un vuelco total a las políticas de seguridad y a relaciones
internacionales de los países de las economías (mal)desarrolladas,
pues en su afán de garantizar el acceso, disposición, transporte y control de
los recursos energéticos chocan frontalmente con los intereses de otros países
y poderes que también están compitiendo por los mismos escasos recursos. Por
ello, EE.UU./UE/OTAN han estado involucrados en la última década en cantidad de
agresiones e invasiones a países que cuentan todavía con recursos como gas y
petróleo, o con abundante agua dulce y tierras fértiles.
En la actual situación
internacional de crisis, Ucrania es una puerta crucial en la búsqueda del
control de los hidrocarburos de Rusia y de las regiones del Mar Caspio y de
Asia Central. Ucrania es una zona geoestratégica que juega un papel central en
la estrategia de EE.UU. en sus ansias de hegemonía global. Con esta arremetida
Washington, en primer lugar, busca sacar a Rusia de Ucrania y a su vez,
quitarle la posibilidad de acceso al Mar Negro y a las aguas del Mediterráneo.
Segundo, correr las fronteras de la OTAN si es posible al centro de la Plaza
Roja. Tercero, desmembrar a Rusia para controlar sus hidrocarburos y su vasto
territorio. Cuarto, tratar de estrangular a China por sus flancos norte y
occidental como refuerzo de la llamada política del “pivote Asia-Pacífico” de Obama,
para entrar a asestarle de golpe de gracia.
Por lo tanto, nadie se
puede auto-engañar o dejarse engañar. Aquí todo tiene que ver con petróleo y gas: energía.
Petróleo es casi sinónimo de poder. La trama ucraniana de EE.UU./UE/OTAN
obedece al acceso y control del petróleo y el gas de Rusia, Mar Caspio y Asia
Central. Sin energía y sin petróleo no hay posibilidad de sostener la máquina
de dominio y es imposible parar la caída del imperio. Sin petróleo el dólar
chatarra es eso chatarra, pues no hay fuerzas armadas, ni misiles amenazantes
que lo impongan como moneda global.
La “aparente sensación de empate” que
se presenta en la crisis ucraniana encierra muchos peligros escondidos. Esto no
para ahí. Por un lado, porque EE.UU. y sus aliados europeos aunque estén
contentos con su gobierno-títere neonazi en Kiev, no se van a quedar
satisfechos con lo logrado. Y por el otro lado, Rusia no duerme tranquila pese
a la rápida adhesión de Crimea tras el masivo referendo autodeterminación.
El forzoso alto en la
marcha al que se vio obligado EE.UU./UE/OTAN, tras la rápida jugada del Kremlin
al consolidar su posición en Crimea y de un control seguro de la base militar
de Sebastopol, es un simple interregno para preparar los siguientes pasos.
Mientras tanto, la obscura realidad es maquillada con sanciones y expulsiones
de organismos que ya no juegan un papel preponderante en el contexto
internacional.
La pregunta que surge
es ¿qué obligó a EE.UU./UE/OTAN a hacer este alto en la marcha de conquista?
Respuesta, la carencia y garantía de insumos energéticos (gas y petróleo)
suficientes y seguros que permitan seguir a delante con la agresión.
Por tal motivo,
petróleo y gas y su garantía de abastecimiento es el tema recurrente en actual
la crisis ucraniana por parte de las élites gobernantes europeas y de EE.UU.,
asunto que contiene dos vertientes centrales: 1) que los países de Europa no
disponen de gas y petróleo, y 2) que Europa en gran parte depende las
importaciones de gas y de petróleo de Rusia.
Esta baza a favor de
Rusia y el hecho de que Moscú pueda cortar el suministro de energía hace que
las agresiones se detengan un momento, mientras se resuelve cómo garantizar el
abastecimiento para que la economía europea no se vea comprometida y
paralizada. Ante esta circunstancia han surgido las más variadas soluciones y
respuestas. Estas van desde acudir a la supuesta abundancia e independencia
energética de EE.UU. para usarla como arma energética estratégica contra Rusia,
hasta llegar a plantearse el supuesto abastecimiento energético con gas del
norte de África.
Ninguna de estas
alternativas son reales, ni tampoco fáciles de concretar, por más que sus
líderes las den como ciertas. En cuanto al gas procedente del norte África,
surge una inquietud, si esa vía puede abastecer con tanto gas a Europa por qué
no se ha puesto en marcha de tiempo atrás. Y súmele a esto que Europa no cuenta
con gasoductos, ni con plantas de licuefacción de gas en Europa. Ni con plantas
de almacenamiento de grandes cantidades. Por lo tanto, esto para tranquilizar a
los ciudadanos puede estar bien, pero con meros deseos no basta para
garantizar la seguridad energética de un continente que no cuenta con petróleo
y gas.
Con relación a la
abundancia de gas y de petróleo de EE.UU. encontramos argumentaciones de que
Washington podría suplir las necesidades de gas de Europa o, como afirma Angela
Merkel que “El gas estadounidense podría ser una opción”. Sabrá
Merkel lo que esconde la historia del gas esquisto, que no existe tal
abundancia que permite exportar, y que esto no es más que una gran burbuja
energética más parecida a una pirámide Ponzi. Que el decline del gas esquisto de Estados Unidos ya
está en camino como lo señala este artículo de Oil Price.com “Shale Bust: North
America Natural Gas Production set to Seriously Decline”. Además, Ella debería saber que los inversores están
huyendo del negocio por la baja rentabilidad y la oposición de los habitantes
de los lugares afectados por el fracking, por los graves problemas de contaminación
medioambiental. Ella y los gobernantes europeos podrían consultar el completo
estudio sobre el tema: “Baby, Drill, Baby” de David Hughes, para que no especulen con el gas
pizarra de EE.UU., ni de Polonia.
Veamos cómo quedan las
pretensiones de inundar a Europa con gas estadounidense, escuchemos que dicen
al respecto los militares y expertos que se reunieron en la última cumbre de
diciembre del Dialogo Transatlántico
de Seguridad Energética. Afirma el coronel US
Army Daniel Davis: “La producción del gas pizarra de USA ha soportado una
meseta en el último año que es poco probable que consiga mantener la
sostenibilidad a largo plazo debido al modo impresionante de las altas tasas de
declive, y debido a que gran parte de la producción proviene sólo de dos o tres
campos.”
Y qué hablar de crear
una “unión energética europea”, esto parece más un pomposo discurso para el
oído de los ciudadanos europeos. Es algo así como no hace falta el gas ruso, no
lo necesitamos. No se preocupen que si vamos a la guerra les garantizamos que
no pasarán frio en el invierno. La pregunta es dónde están los hidrocarburos,
quizá la UE cuenta con los recursos de otros países.
Asimismo el petróleo esquisto
de EE.UU. tampoco inundará a Europa. La abundancia e independencia procedente
del boom petróleo esquisto ha tocado las cumbres del pico y comienza su declive
acelerado. Contemplemos la relación que presenta BP para el año 2012 con
relación a importación/exportación de EE.UU., para ver si de verdad puede
enviar petróleo a los sedientos países europeos. EE.UU. produjo 8.9 millones de
barriles diarios, consumió 18.5 Mbd e importó 10.5 Mbd. Según la U.S. Energy Information
Administration (EIA),
en enero de 2014 el consumo fue de 18.89 Mbd y su producción de 8.39 Mbd, lo
cual indica que tiene un déficit de 10.5 Mbd, que deben importar. Por lo tanto,
en dónde está el petróleo para enviar a Europa y evitar la dependencia de las
importaciones europeas procedentes de Rusia.
Al mismo tiempo,
encontramos información que corrobora cuál será el devenir del boom energético
de EE.UU. en el corto tiempo, y existen muchas preguntas sobre qué va a pasar
cuando la burbuja procedente del gas y petróleo pizarra se desinfle. Le Monde
de Francia se pregunta “Según Washington,
el boom del petróleo de esquisto estadounidense alcanza el pico en 2016.
¿Después qué?” Por su parte Christian Science Monitor,
enero 21 de 2014, pregunta “Qué pasará cuando
el boom del shale finalice?” Mientras que Bloomberg, feb. 27 de 2014, se refiere a que “El sueño de la
independencia del petróleo de USA le tira la puerta por la cara contra los
costos del petróleo pizarra”. Y Wall Street Journal, enero 28
de 2014,preocupado por los negocios se refiere a que “Las grandes compañías
petroleras luchan para justificar los crecientes costos de los proyectos”. Y a manera de remate tomemos lo que dice el experto Arthur Berman en una entrevista el 5 de marzo
de 2014: Seamos honestos, después de
todo. La producción de combustibles pizarra no es una revolución, es una fiesta
de jubilación. (Oilprice.com y en Produktionen från Skiffer
är inte en Revolution utan ett Pensionärsparty!).
Lo anterior completa el
cuadro. Esto sugiere y reitera que la aparente “calma que se presenta” en la
crisis ucraniana, post-adhesión de Crimea a Rusia, es un periodo de preparación
mientras EE.UU./UE/OTAN resuelven de manara expedita y “segura” el problema central: los energéticos, para
poder seguir con los planes de copar a Ucrania, desmembrar a Rusia y continuar
la marcha a Pekín.
Aquí en este momento
del análisis es que aparece de forma diáfana la pieza del puzle energético que
hace falta en toda esta aventura bélica: Venezuela. Los hidrocarburos de
Venezuela son los que van a garantizar que EE.UU./UE/OTAN puedan continuar con
sus pretensiones de imponer un nuevo orden internacional hegemónico. La
desestabilización del gobierno de Nicolás Maduro es parte de la obra
geoestratégica. Por lo tanto, lo que viene para Venezuela es un ataque con la
combinación de todos los instrumentos posible de parte de Washington para
derrocar al gobierno bolivariano, pues ese petróleo es requerido con urgencia.
Ese petróleo para EE.UU. es la garantía de que no desaparezca de la escena
internacional como imperio. Aquellos países que cuentan con recursos
energéticos suficientes y que pueden ser apropiados para los intereses de
EE.UU., deben esperar la misma medicina. País que cuente con gas o petróleo
será agasajado con “bombardeos humanitarios” y la democracia le llegará con
drones.
A manera de conclusión
hay que resaltar el selecto gambito Sebastopol Севастóпoль de Putin, de la profiláctica defensa Crimea que acusa
extenderse por el flanco oriental, y que su vez, amenaza por rayos X con
su poderosa pareja de alfiles: gasífero y petrolífero, el corazón de la
industria y de la economía jadeante europea que no vislumbra signos de
recuperación. El Zar prepara enroque corto, mientras se introducirse en las
complejas estrategias del weiqi围棋(Go), juego de los eruditos chinos. Todo acontece bajo la
atenta mirada de los bric+s, jugadores de un moderno chaturanga. Pero a
pesar de tan rápidos movimientos y de las obligadas alianzas defensivas para
detener el monstruo, en el tablero global danza amenazantemente una guerra
mundial nuclear. En el escenario global, el orden mundial que más probable se
percibe es el de un darwinismo social militar-mercenarizado regido bajo
dictámenes de un neofascismo social, capitaneado por la plutocracia de EE.UU. y
secundado por la Unión Europea e Israel. Si esta seria amenaza a la humanidad no logra ser
contenida por los poderes que han venido consolidando el orden internacional
multipolar actual, el futuro será demasiado aciago. Y si a la par de esto, los
pueblos del mundo y sus luchas no cuentan con la suficiente unidad y fortaleza el
futuro de las nuevas generaciones será sombrío. Por ello, todos los esfuerzos y
las luchas que se emprendan para detener a la barbarie puesta en marcha son una
conquista. Cada segundo que se gane para evitar que el leviatán avance es un
tiempo valioso para la humanidad. El aleteo de la mariposa puede desencadenar
olas de emancipación social y política a nivel global y la sed de libertad de
los pueblos puede derribar imperios.
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Notas:
1. John
Michael Greer: Decline and Fall. The end of empire and the future of democracy in
21 century America. Ed. New Society, 2014.
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