19
junio 2013, Rebelión http://www.rebelion.org (Mexico)
Sodepaz
Durante los meses de abril, mayo y
junio de este año se llevó a cabo la segunda ronda de encuentros del Grupo de
Trabajo sobre Petróleo y otras Industrias Extractivas (GTP-IE) con comunidades
de las distintas regiones del país. Estas reuniones encuadran una de las
preocupaciones más acuciantes del pueblo guineense, como son las varias
explotaciones mineras que se proyectan a lo largo del país: bauxita en la
región de Gabu, fosfato en la sección de Farim, petróleo en el archipiélago de
las Bijagós y arenas pesadas (zirconio, ilmenita, rutilo...) en la zona de
Varela. Frente a la posibilidad de que las explotaciones se produzcan
realmente, y los riesgos medioambientales y sociales que conlleva toda
actividad minera o petrolera,
en 2005 se constituyó el GTP-IE, red que agrupa a
muy diversos actores, entre los que se encuentran ONGs nacionales e internacionales,
organismos gubernamentales, instituciones internacionales y coaliciones o
asociaciones civiles 1
Esta segunda ronda de encuentros
tuvo como objetivo reforzar los conocimientos técnicos y la participación de
las poblaciones locales afectadas por las posibles explotaciones mineras, así
como su capacidad de negociación frente a las empresas. Para ello, a través del
GTP-IE, expertos en distintas áreas (medio ambiente, jurisdicción, geología,
economía...) se trasladaron a las comunidades rurales para informar a las
sociedades campesinas sobre los previsibles impactos socioambientales de las
industrias extractivas, las características de los yacimientos existentes, la
legislación vigente en materia de protección ambiental y las herramientas de
que disponen para poder participar en el proceso de toma de decisión. Por su
parte, conscientes de los peligros que conllevan las explotaciones de recursos
a gran escala, algunas comunidades se han organizado y han protagonizado acciones
en defensa de sus derechos e intereses. Así pues, en 2007 un grupo de
campesinos y campesinas de once aldeas del Sector de Farim (región de Oio,
norte del país), donde se está planeando el inicio de la explotación de
fosfatos, se unieron con el fin de mejorar su posición frente a las empresas
mineras y crearon la Comisión Población, Fosfato y Desarrollo Local , mejorando
su capacidad negociadora frente a la empresa que actualmente está realizando
las prospecciones en Farim (Guinné Bissau Minerais, empresa estatal) .
Igualmente, frente a la posible explotación de bauxita en la región de Gabu,
los campesinos han formado la Plataforma Horizontal, y otras comunidades están
haciendo lo propio en sus regiones.
Por otro lado, con el objetivo de
impulsar los esfuerzos de organización y coordinación de los campesinos que
serán previsiblemente afectados por las explotaciones mineras, fue organizada
una visita de intercambio a la región de Thies (norte de Senegal). Este
encuentro, realizado a principios de mayo, tuvo como objetivo el intercambio de
experiencias con comunidades senegalesas afectadas por la explotación de
fosfatos en dicha región, en marcha desde los años 60, y la explotación de
arenas pesadas, que se encuentra en su fase de inicio. La comitiva, compuesta
de campesinos del sector de Farim y la zona de Varela, periodistas y otros
miembros del GTP-IE, tuvo la oportunidad de conocer los impactos
socioeconómicos y ambientales de las explotaciones mineras en la región de
Thies y la manera en que las poblaciones locales se han organizado frente a las
mismas, al mismo tiempo que aportó su propia experiencia en la materia.
Guinea Bissau es un país rico en
recursos mineros que, al contrario que los países vecinos (Senegal, Guinea
Conakri, etc.), no ha explotado hasta la fecha. Los minerales que distintas
empresas, en su mayoría extranjeras, pretenden extraer, son de una gran demanda
mundial, y su explotación podría ser beneficiosa para un país con un elevado
índice de pobreza (según informe de PNUD 2011) y al que la mayoría de estados y
agencias de ayuda internacional dieron la espalda tras el golpe de estado de
hace un año, cuyas consecuencias recaen directamente sobre una población ya de
por sí en situación de vulnerabilidad. No obstante, las zonas en que estos
minerales se encuentran son de una gran fragilidad, algunas declaradas Parque
Natural o Reserva de la Biosfera, como el archipiélago de las Bijagós o el
Parque de las Lagunas de Cufada. Por otro lado, algunas de las potenciales
explotaciones presentan complicaciones añadidas, como la extracción de fosfato
en el Sector de Farim. El yacimiento de fosfato se encuentra a una profundidad
de 30 ó 40 metros, mientras que el nivel freático se sitúa a unos diez metros
bajo el suelo. Todavía no está claro si la tecnología que permitiría sacar el
inmenso volumen de agua del suelo para acceder al recurso minero sería o no
rentable, pero en cualquier caso, y según técnicos de la Célula de Evaluación
Ambiental (CAIA), no haría desaparecer el riesgo de introducción de agua salada
que afectaría de manera dramática a los cultivos de otras regiones. En cuanto
al proyecto de explotación de petróleo en el archipiélago de las Bijagós,
cualquier accidente podría tener consecuencias desastrosas. Las poblaciones de
este archipiélago han vivido tradicionalmente en total armonía con la
naturaleza, obteniendo de ella todos los recursos para su supervivencia. Los
vertidos de petróleo nunca encuentran fácil solución, y sería aun más difícil
lograrla en un país con la inestabilidad política de Guinea Bissau. Por otro
lado, hay que subrayar que entorno al 85% de la población guineense vive
directamente de los recursos proporcionados por su entorno natural inmediato, a
través de la agricultura, la pesca, la ganadería o la recolección, y que las
explotaciones mineras a cielo abierto, como serían la explotación de fosfato en
Farim o de bauxita en Gabu, hacen desaparecer esos recursos, desde los animales
hasta el propio suelo, pasando por las plantas. Además, la experiencia muestra
que, lejos de recibir beneficios, las poblaciones residentes en las áreas donde
se producen explotaciones mineras o petroleras sufren la contaminación de agua,
suelo y aire, además de perturbaciones sociales, y no llegan a recibir los
beneficios prometidos por las empresas mineras. Las empresas mineras suelen
prometer la compensación por los daños y la restauración del entorno natural,
pero tales promesas raramente se ven cumplidas.
Por todo lo anterior, la
información y el empoderamiento de las poblaciones se muestran como elementos
imprescindibles si se quiere tratar de evitar situaciones trágicas como las
presentes en el delta del Níger o tantos otros lugares donde la riqueza del
subsuelo se transformó en violencia y miseria para los habitantes del lugar.
1.-
Dirección General de Geología y Minas, Dirección General del Medio Ambiente,
Dirección General de los Bosques y la Fauna, Red de Parlamentarios por el Medio
Ambiente y el Desarrollo Sostenible, PETROGUIN - departament del gobierno
encargado de la gestión del petróleo- Unión Internacional por la Conservación
de la Naturaleza (UICN), Instituto de la Biodiversidad y las Áreas Protegidas
(IBAP), Swissaid, Tiniguena, Natinyan, Placon-GB, Célula de Evaluación del
Impacto Ambiental (CAIA), KAFO, Movimiento Nacional de la Sociedad Civil por la
Paz, la Democracia y el Desarrollo, Red Eco-journalistas y Coalición Publish
What You Pay .
*Ivanka
Puigdueta, licenciada CC
Ambientales, especialista en Cambio Climático y cooperante de SODEPAZ en Guinea
Bissau
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