Caracas, 12 octubre 2007 (PL) - La política integracionista suramericana recibió hoy un espaldarazo cuyos ecos se extienden a toda la región con el impulso de mecanismos como un gasoducto binacional y la solicitud de ingreso de Colombia al Banco del Sur.
Este avance, que tiene como eje impulsor al presidente venezolano Hugo Chávez, comienza a mostrar un camino de hechos que va convirtiendo en realidad lo que para algunos ha sido durante mucho tiempo la utopía de la integración.
Para Chávez el proceso abarca, aparte de los clásicos mecanismos de integración, otros más integrales como la proyectada Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
La inauguración de un gasoducto colombo-venezolano de 224.4 kilómetros de largo sirvió de escenario para la confirmación de la aceptación por el presidente Alvaro Uribe de la propuesta de extender ese ducto hasta Centroamérica, concretamente Panamá.
La presencia del presidente ecuatoriano, Ernesto Correa, en la ceremonia efectuada en la población colombiana de Ballenas, abrió asimismo la perspectiva de una ampliación de la ramificación gasifera al escenario andino, incluyendo también a Bolivia y Perú.
Ambas proyecciones, impulsadas por el presidente venezolano, Hugo Chávez, -también presente en la ceremonia de inauguración del gasoducto- ratifican la perspectiva de quienes consideran la esfera energética la llave de una integración regional.
El sorpresivo anuncio de Uribe sobre la intención de solicitar el ingreso al Banco del Sur, constituye también un respaldo importante a una iniciativa que busca la independencia financiera de la región.
Más allá del peso de Colombia, con reservas de divisas de 20 mil 500 millones de dólares, la decisión tiene una importancia política, por tratarse de un aliado en la región de Estados Unidos, cuyo gobierno ve con malos ojos la nueva institución.
El Banco del Sur deberá constituirse el próximo 3 de noviembre en Caracas con participación de Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay y Paraguay, a los que debe sumarse ahora Colombia.
Sólo Brasil, Argentina y Venezuela cuentan con unos 230 mil millones de dólares de reservas, lo que en perspectiva otorga a la nueva entidad fortaleza financiera, ajena a los condicionamientos políticos impuestos por organismos internacionales.
La iniciativa, impensable hace pocos años, tiene en la incorporación de Colombia una muestra de confianza que va más allá de posiciones políticas e ideológicas a menudo atribuidas a la entidad por sus críticos.
Mientras tanto, ha dicho el mandatario venezolano, "de manera bilateral, trilateral, debemos ir avanzando en este nuevo modo de integración, porque sólo la unión nos hará fuerte y sólo la fuerza nos hará libres".
Con independencia energética y financiera, como apuntan los acontecimientos, las perspectivas de UNASUR comenzarán a abandonar los planos utópicos para abrir posibilidades hace poco insospechadas en la región.
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