Tras participar como ponente en el foro Democracia y Derechos Humanos realizado en la tarde de este miércoles en Caracas como parte de la VI Cumbre Social por la Unión Latinoamericana y Caribeña, comentó que ve un potencial muy grande en el país para el desarrollo de esta experiencia, entre otras cosas, porque el carácter protagónico de la participación está inscrito en la Constitución.
Sin embargo, consideró que hace falta la variable de la voluntad política para concretar estas premisas, lo que pudiera reflejarse en la constitución de dicho fondo para ejecutar las propuestas que precise el pueblo.
De Souza, quien fue asesor de la Alcaldía Mayor en el impulso de esta experiencia, estimó que este finaciamiento es necesario para que se impulsen, con el concurso de los ciudadanos, las grandes políticas públicas en materia de educación, infraestructura, salud, entre otros.
Con el aval de que en los 17 años del presupuesto participativo en Brasil no hubo un caso de corrupción, recomendó que para garantizar la administración limpia de estos recursos se diseñen leyes para el control, por parte del Estado y los ciudadanos, de la ejecución de las obras por parte de los Consejos Comunales.
El especialista, impulsor de esta iniciativa que comenzó en 1989 en el municipio de Porto Alegre, resaltó que el presupuesto participativo es un proceso de democracia directa, voluntaria y universal donde la población puede discutir y decidir sobre los gastos y las políticas públicas.
De Souza enfatizó que esta experiencia ha mostrado que la democratización de las relaciones del Estado con la sociedad sólo pueden darse dentro de la democracia participativa y que es posible hacer una gestión pública sin el esquema neoliberal.
Explicó que se trata de un sistema de gestión que asegura la participación directa, universal y voluntaria de todos los ciudadanos con carácter deliberativo en asamblea pública.
Asimismo, señaló que el éxito de esta iniciativa requirió la voluntad política del Gobierno de compartir el poder con la sociedad, y la organización popular.
La metodología impulsada en Brasil no sólo abarcó el municipio sino todo ese estado del sur de la nación e incluyó debate, propuestas y votos que jerarquizaran los temas y las obras.
Acotó que muchas experiencias fallan en la ejecución, lo que liquida la iniciativa pues, tal como dijo, «si la obra no se materializa no hay proceso de participación popular ni efecto multiplicador».
De Souza destacó que una de las enseñanzas principales del presupuesto participativo es la solidaridad en la gestación de la conciencia ciudadana, en la planificación participativa y en la preservación del derecho de las minorías.
«Se crea no sólo un plan de inversiones con resultados concretos en salud, infraestructura y servicios, sino un proceso de educación ciudadana que crea una nueva cultura política», dijo.
Puntualizó que en Porto Alegre participan 15 mil personas al año en esta iniciativa, 65% de la población reconoce que el Presupuesto Participativo lo representa y a nivel estatal se han realizado 700 asambleas municipales en las que intervinieron un millón 400 mil personas en total.
«Esto demuestra que es una experiencia posible no sólo a nivel municipal sino estadal y del gobierno central», sentenció.
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