20 marzo 2016, Cuba Debate Contra el Terrorismo Mediático http://www.cubadebate.cu
(Cuba)
Las historias de los
Estados Unidos y Cuba están entrelazadas de muchas formas y maneras. Cubanos y
norteamericanos han vivido y aprendido mucho unos de los otros. Y así ha sido
no solo en la cultura, sino también en la política, la economía y la sociedad.
Es una larga historia.
En 1953 los
revolucionarios cubanos atacaban el cuartel Moncada en Santiago de Cuba. En
esos días, una escuela en Tennessee iniciaba clases para organizar y entrenar a
trabajadores por los derechos civiles, la mayoría negros. La movilización
ciudadana en la Cuba de los años 50 constituía una expresión de una misma y
paralela lucha por los derechos civiles en el sur y norte de los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, las luchas sociales y políticas a nivel de base en Cuba y los
Estados Unidos –aunque separadas–, eran, a su vez, expresión de los procesos de
descolonización de África y Asia después de la Segunda Guerra Mundial. Los
argumentos que utilizara en su defensa Fidel Castro fueron muy similares a los
conceptos de derechos ciudadanos que la Corte Suprema de los Estados Unidos
reconoce en Brown vs. Board of Education, prohibiendo la segregación de las
escuelas. Estas dos tradiciones hacían referencia a pensadores del siglo XVII y
XIX, parte de una cultura netamente revolucionaria.
Los cubanos, como
los
norteamericanos, confrontan a las autoridades de sus respectivos países por
violar su respectivas Constituciones.
La acción de un pequeño
grupo de revolucionarios en Cuba, al igual que Rosa Parks y sus compañeros en
Montgomery, Alabama, incita a mayores acciones que serían consideradas
radicales, ilegales y revolucionarias. El movimiento revolucionario cubano se
inicia con demandas legales y poco después adopta métodos armados. En los
Estados Unidos el movimiento de derechos civiles utilizaría métodos pacíficos,
aun cuando el Estado lo agredía violentamente. Y poco a poco un mayor número de
instituciones sociales, incluyendo las iglesias, apoyaron cada vez más a sus
respectivos movimientos en defensa de los derechos civiles de la población. En
ambos países, figuras cimeras del sistema judicial llegaron a identificarse con
esos movimientos, cada vez más populares. Mientras en los Estados Unidos el movimiento
de los derechos civiles y políticos tiene un basamento constitucional y
religioso como el del Southern Christian Leadership Conference, en el caso
cubano es netamente político aunque muchos participantes eran católicos,
presbiterianos y bautistas.
Por una parte,
gobernadores estatales en el sur de los Estados Unidos –en Arkansas y
Mississippi, por ejemplo– y el FBI y, por otra, el gobierno de Fulgencio
Batista tratan de desarticular por diferentes medios esa creciente oposición.
Ambos aparatos represivos emplearon la misma tecnología militar y los mismos
métodos. Y sin embargo, en los dos países surgen líderes carismáticos que
cohesionan al naciente movimiento de masas: Martin Luther King, Jr. en los
Estados Unidos y Fidel Castro en Cuba.
En Cuba, el movimiento
triunfa y llega al poder en 1959, no así en los Estados Unidos. El movimiento
por los derechos civiles y políticos primero, y el movimiento estudiantil y
contra las guerras coloniales después, solo logran algunas concesiones civiles
y políticas. Pero esa lucha continuó en los Estados Unidos y parte de la
población reformista y radical de jóvenes en el norte del país fue al Deep
South para ayudar a obtener derechos sociales y políticos. El triunfo
revolucionario tiene un enorme impacto entre los luchadores por los derechos
civiles. Y aun cuando utilizaron métodos diferentes –la no violencia–,
reconocieron las contribuciones y los cambios de los cubanos.
El triunfo cubano se
asumió como propio por los luchadores y revolucionarios de los Estados Unidos.
Además, luchadores por los derechos civiles en los Estados Unidos presionaron
al gobierno para que no ayudara a la dictadura, “El gobierno de estados Unidos
es un socio del dictador de Cuba, Fulgencio Batista, en el asesinato de cerca
de 4,000 Cubanos hasta el momento, y ha llegado el momento de largarnos ya”
–declaró Adam Clayton Powell, congresista negro norteamericano, el 20 de marzo
de 1958 ante la Cámara del Congreso de los Estados Unidos.
El triunfo de la
rebelión tuvo particular impacto en la población negra norteamericana. Durante
los primeros meses de 1959 muchos intelectuales, periodistas, líderes obreros,
congresistas, actores y escritores negros fueron a Cuba y defendieron el
proceso social recién iniciado. Entre estos se encontraban William Worthy y
Richard Gilbson [periodistas], James Baldwin, James Oliver, Julian Mayfield,
Leroi Jones, Harold Cruse, [escritores], John Henri Clarke [historiador], Adam
Clayton Powell, Malcolm X [políticos], entre otros.
En septiembre de 1960
Fidel Castro viajó a Nueva York para representar a la Revolución Cubana ante
las Naciones Unidas. Bajo la presión del Departamento de Estado de los Estados
Unidos, durante la administración de Dwight Eisenhower el establishment
hotelero le negó a la comitiva cubana acceso a los hoteles. Pero la comunidad
negra de Harlem abrió su corazón y sus espacios a los revolucionarios cubanos.
No fue solo el Hotel Teresa el que tomó esa iniciativa. La comunidad negra, que
en esos precisos momentos luchaba en numerosos frentes contra el racismo, la
exclusión social, la pobreza y la explotación, también entendía que sus
hermanos negros, mulatos y blancos de la Isla comenzaban todo un proceso de
destrucción de los instrumentos racistas, segregacionistas y explotadores que
se habían enraizado en la “isla de la libertad.” Negarle al líder
revolucionario blanco el acceso a un hotel era un acto similar a lo que
confrontaba la población negra en general en Estados Unidos.
La lucha por los
derechos civiles, de una larguísima historia en los Estados Unidos, veía
reflejada sus ilusiones y esperanzas en la nueva Cuba. Aunque muchos no
recuerdan o han querido olvidar o no lo conocen, la realidad fehaciente es que
el movimiento por los derechos civiles, políticos, culturales, económicos y
humanos que se desarrollaba en el sur de los Estados Unidos tenía muchísimos
enlaces y conexiones con lo que estaba sucediendo en Cuba. Aún más ilustrativo
es que en septiembre de 1960 ya la Revolución Cubana había nacionalizado una
proporción grande de las corporaciones norteamericanas. Y, sin embargo, Malcolm
X declaraba en Harlem: “El [Hotel] Teresa es hoy mas conocido como el lugar a
donde fue Fidel Castro durante su visita a las Naciones Unidas, y logro una
Victoria psicológica contra el Departamento de Estado de los Estados Unidos
cuando fue confinado a Manhattan. Nunca soñaron que Fidel se quedaría en
“uptown”, en Harlem, donde dejaría una enorme y positiva impresión entre los
negros.”
Un autor escribe:
“Además, miles estaban encantados viendo al comandante [negro] Juan Almeida
entre los revolucionarios. El 22 de Septiembre todo Harlem estaba alrededor del
Hotel Teresa congratulando, saludando, gritando por Fidel, sus compañeros y la
revolución. Almeida y los otros miembros del Ejército Rebelde caminaron
20 cuadras enteras en Harlem. El 22 de Septiembre Fidel Castro almorzó con los
trabajadores del hotel. Y se reunió con Malcolm x en el Hotel Teresa. Malcolm
escribió entonces: “El Teresa es ahora mucho más conocido como el lugar a donde
Fidel Castro fue durante su visita a las Naciones Unidas, y logró un golpe
psicológico contra el Departamento de Estado de los Estados Unidos cuando lo
confinaron a el a estar solo en Manhattan. Nunca soñaron que él se hospedaría
en Harlem donde dejaría una enorme impresión entre los Negros.” [1]
Y otro escritor nos
informa, “… los activistas de Harlem sugirieron, que las dificultades en
encontrar donde hospedarse se transformaran en una oportunidad única para
expresar las expresiones culturales y políticas de solidaridad y anti-racismo.
Cuando la delegación cubana acepto la amistosa bienvenida del dueño del Hotel
Teresa, Love B. Woods, los lazos ideológicos y políticos entre los progresistas
Afro-Americanos y los revolucionarios cubanos fueron cultivados…. La reunión de
Malcolm X y Fidel Castro en Harlem simbolizaba una era de la post-II Guerra
Mundial, de los movimientos anticoloniales y a favor de la lucha por los
derechos humanos de los pueblos negros y del Tercer Mundo. Un periódico, el New
York Citizen Call, declaraba en esos días: “Para los oprimidos habitantes de
Harlem, Castro era el revolucionario barbudo que había expulsado a los bribones
y les ha dicho a los blancos de Estados Unidos que se fueran al infierno.” [2]
El movimiento por los
derechos civiles y democráticos de los norteamericanos, particularmente de los
negros, veía el proceso revolucionario en Cuba con buenos ojos. Igual sucedía
con el movimiento estudiantil universitario que se iba configurando. Una
alianza de los revolucionarios de la Isla con los revolucionarios y reformistas
de los Estados Unidos se convertía en una enorme preocupación para la
estructura del poder norteamericano. Y en poco tiempo, ambos lados cooperaban
más.
En 1960 varios
norteamericanos de izquierda establecen el Fair Play for Cuba Committee en
favor de la Revolución Cubana y en oposición a la política de la administración
Eisenhower. Muchos de sus miembros también pertenecían a la lucha por los
derechos civiles de negros, blancos y trabajadores, entre estos el escritor
James Baldwin. Ralph Feathrstone, uno de los líderes del Student Non Violent
Coordinating Committee (SNCC), consideraba a Cuba “una zona liberada”. El poeta
negro, de izquierda, LeRoi Jones escribía, “los Cubanos, y los otros nuevos
pueblos (en Asia, África, América del Sur) del mundo no nos necesitan, y lo
mejor que podemos hacer es no bloquearles el camino.” [Cuba Libre, 1960]. O
sea, un sector significativo de la población negra norteamericana reconocía y
apoyaba la autodeterminación, concepto que ya se defendía también en el sur de
los Estados Unidos. La organización de solidaridad Fair Play for Cuba Committee
existía contra la injusticia, y a su vez integraba a norteamericanos de todos
los colores. En sí el “fair play” es lo que los sectores mas necesitados pedían
para sí y para el mundo.
Pero la relación y
cooperación entre los movimientos progresistas norteamericanos y la Revolución
Cubana fue atacada desde el primer momento. Ambos movimientos confrontaban a un
mismo enemigo.
Poco a poco estas dos
fuerzas fueron aisladas por la invasión organizada por el gobierno de Estados
Unidos el 17 de abril de 1961 a Cuba. También la sistemática persecución de la
izquierda por el Congreso [House Un-American Activities Committee], el FBI y
muchas otras instituciones estatales tuvo sus efectos sobre esa relación. Los
propios liberales norteamericanos corrieron en dirección opuesta a la
revolucionaria. Pero la lucha por la justicia y por la igualdad de derechos
democráticos continuó en los Estados Unidos, si bien cada vez más separada de la
realidad cubana. La Crisis de los Misiles, de octubre 1962, fue un parteaguas
que abrió una mayor brecha entre ambos movimientos. Ya a la Cuba revolucionaria
se le definía como un enemigo de los Estados Unidos, mientras que el gobierno
demócrata norteamericano de John Kennedy se identificaba con un sector
reformista del movimiento por los derechos civiles. Sin embargo, la relación
continuó a niveles menos conocidos. Pero no queda duda de que la Revolución
Cubana y la lucha por los derechos de los norteamericanos tiene una larga y
estrecha relación.
Esa historia, que sólo
hemos tocado someramente, revela que las relaciones entre los revolucionarios
cubanos y las fuerzas progresistas de los Estados Unidos tiene una larguísima
historia. José Martí vivió durante años en Nueva York y Tampa. Exploró como
pocos la historia de los Estados Unidos y la de Cuba, por separado y en
relación con los dos países. Entendió como pocos el sentido real de lo que
significa la independencia nacional. El movimiento progresista negro de los
Estados Unidos también comprendió esa lucha. Martin Luther King fue clasificado
por el FBI como un “hombre peligroso”. El gobierno de Estados Unidos también le
dio esa misma clasificación a Fidel Castro. Ambos entendieron la relación
estrecha entre la independencia nacional y los derechos civiles y políticos. Un
país imperial no puede ser respetuoso de los derechos humanos y civiles. Y una
colonia tampoco los respeta.
El 22 de octubre de
1995 Fidel Castro volvió a visitar Harlem. Dijo: “aquí en Harlem conocí a
Malcom X, conocí a otras muchas personalidades. Eran días difíciles, siempre
son difíciles los días, pero por delante estaba una lucha muy grande: las
grandes batallas de Martin Luther King por los derechos civiles; las grandes
luchas de las minorías negras, hispánicas, latinoamericanas de todas partes,
por mejorar sus condiciones de vida; la lucha de los ancianos, los enfermos,
todos.” [3]
El Congressional Black
Caucus [CBC] de los Estados Unidos ha tenido una posición amistosa y solidaria hacia
el proceso político y social cubano. Y ha representado el sector mas
progresista y favorable a la normalización de las relaciones entre los dos
países. Desde 1999 delegaciones y representantes del CBC ha visitado Cuba y se
ha reunido con Fidel Castro. Cuba, a su vez, ha proporcionado becas a
estudiantes norteamericanos con el apoyo de los Congresistas del CBC. Ya Fidel
Castro había señalado que las circunstancias eran propicias para el
mejoramiento de las relaciones pues “era necesario utilizar este momento
histórico en que coinciden un Presidente negro en la Casa Blanca y una
corriente de opinión favorable a la normalización de las relaciones.” [4]
Cómo tendrían
que hablar el presidente de Estados Unidos y el ex presidente Fidel Castro
sobre la historia de ambos países. Ya uno de ellos dijo: “en la buena voluntad
y disposición de las personas hay infinitos recursos que no se guardan ni caben
en las bóvedas de un banco. No emanan de la política única de un imperio.” [5]
Bien vale recordar a Robert Frost:
Dos caminos se
bifurcaban en un bosque y yo, /Yo tomé el menos transitado, /Y eso hizo toda la
diferencia.
———---------
Notas
[1]See: Joy James, Review: Harlem Hospitality
and Political History: Malcolm x and Fidel Castro at the Hotel Theresa,
Contributions in Black Studies, Vol. 12, Article 12, 1994, Article No. 12.
[http://scholarworks.umass.edu/cgi/viewcontent.cgi?
article=1088&context=cibshttps://youtu.be/UAcgbsPgCbo
[2] L. Ralph, Fidel Castro and Harlem:
Political, Diplomatic, and Social Influences of the 1960 Visit to the Hotel
Theresa,” Afro-Americans in New York Life and History. See:https://www.questia.com/library/journal/1P3-494766291/fidel-castro-and-harlem-political-diplomatic-
[4] 4 Fidel Castro,
“Los 7 congresistas que nos visitan,” Cubadebate (Habana), Marzo 11, 2014.http://www.granma.cu/granmad/secciones/ref-fidel/art113.html
Sugerencia de lectura
Lisa Brock y Digna Castañeda Fuentes, Between
Race and Empire : African-Americans and Cubans before the Cuban revolution,
1998.
*El texto del poema de Robert Frost – The Road
Not Taken:
Two roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;
Then took the other, as just as fair,
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same,
And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;
Then took the other, as just as fair,
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same,
And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.
I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I—
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference
I doubted if I should ever come back.
I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I—
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference
……..
Dos caminos se
bifurcaban en un bosque amarillo
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;
Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;
Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en
que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.
Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.
Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.
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