sábado, 3 de novembro de 2007

Bolivia/Con romería rinden homenaje en sus tumbas a los caídos en la masacre de octubre de 2003


Foto ABI: La familia de Vicente Pari le rinde su homenaje al pie del mausoleo "Héroes de la Dignidad".

La memoria de las víctimas fue honrada en el cementerio de Villa Ingenio. Este barrio fue víctima de la más violenta represión ordenada por Sánchez de Lozada, pero fue el epicentro de la resistencia popular en defensa de los hidrocarburos. Durante las jornadas de octubre, 67 personas ofrendaron sus vidas y más de 400 quedaron heridas, muchas de ellas lisiadas por siempre.


El Alto (La Paz), 2 noviembre 2007 (ABI) - Miles de personas acudieron este viernes al cementerio de Villa Ingenio, camposanto donde se encuentran sepultados los restos de la mayoría de las víctimas que la dura represión que ordenó Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de 2003, para rendir su homenaje a quienes ofrendaron sus vidas en defensa de los hidrocarburos.

Los habitantes de Villa Ingenio inscribieron una de las páginas más brillantes en defensa de los recursos naturales y por el cambio de las estructurales coloniales del país.
En esta zona abundan las necesidades, escasean los servicios y la pobreza alcanza a sus pobladores. Por ello, en octubre de 2003 los vecinos se rebelaron contra un sistema político de exclusión y entrega de la Patria a la voracidad de las transnacionales.
La represión que entonces ordenó Sánchez de Lozada dejó 64 muertos. Tres heridos morirían en el transcurso de los siguientes cuatro años. El último fue Eulogio Samo, quien murió el 17 de octubre pasado; Raúl Marca se suicidó el 14 de octubre de 2006, y Gregorio Mamani el 31 de agosto de 2005.

Más de 400 personas quedaron heridas, muchas de ellas lisiadas de por vida. Este es el precio que pagó particularmente El Alto por defender los recursos naturales.

Para ver de cerca el homenaje a los caídos de octubre y los anónimos que dejaron esta vida, hoy, Día de los Difuntos, un reportero de la ABI se trasladó al cementerio de Villa Ingenio.

El viaje

Trasladarse hasta el cementerio de Villa Ingenio fue toda una aventura, porque el transporte público hizo sentir su ausencia, con una población deseosa de transportarse a los diferentes cementerios, en especial a los que se encontraban en la ciudad de El Alto.

Una gran cantidad de personas esperaban a la expectativa uno de las pocos minibuses que los trasladara de La Paz a la Ceja de El Alto, sin importarles pagar 2 bolivianos por el viaje.

El segundo punto fue la ex tranca de la Zona de Río Seco, donde se esperaba a los vehículos que realizaban el transporte hasta el cementerio, los cuales eran muy pocos haciendo que la gente se desespere para tomar alguno que aparecía por el lugar.
El viaje al cementerio de Villa Ingenio se realizó con un aroma particular dentro del minibús, porque los pasajeros llevaban comida, coca y flores bajo un sol radiante que acompañaba esta fecha tradicional para la gente.

Tierra y polvo

Mientras avanzaba el vehículo se podía notar que se alejaba de la ciudad y se internaba por caminos de tierra y polvo, que a los lejos mostraba el tramo a seguir. A la vez el campo abierto dejaba contemplar montañas cubiertas con nieve que le daban un marco imponente al lugar.

El cementerio de Villa Ingenio se encuentra rodeado con distintos juegos para niños, resbalines inflables, rueda de la fortuna, aviones voladores y para los más grandes motocicletas medianas que utilizaban un campo escabroso como pista y con dos bolivianos como precio para dar una vuelta.

También se encontraban una gran cantidad de movilidades que en un momento dado provocaron un embotellamiento que causó que mucha gente que no llegaba al lugar debiera terminar el viaje caminando, envueltos en un manto de polvo.

En el interior del camposanto inclinado, de tierra y piedras por donde la gente caminaba con cuidado para llegar a la tumba de su ser querido, miles peregrinaron durante todo el día. Gran parte de ellos visitó las tumbas de los luchadores de octubre.
En el mausoleo denominado "Héroes de la Dignidad", casi a la entrada mismo del cementerio, denotaba un gran movimiento de personas.

A un lado del mausoleo se encontraba una gran mesa tradicional de Todos Santos con panes, cañas, pasancallas y distintos frutos que eran brindados a personas que rezaban por el alma del difunto.

Heroes
Vicente Parí Mamani, murió por secuelas de una herida que recibió en la lucha por los hidrocarburos en octubre negro de 2003, en la que recibió una herida en la pierna derecha, llegando a perder la cabeza femoral y afectando las vías urinarias.
"Mis hijos mayores se dedicaron a trabajar en el exterior para sostener la familia y a los tres pequeños (de 10, 11 y 14 años, respectivamente) de los seis que tengo. Pido justicia para nosotros, los pobres que hemos defendido con la vida la riqueza de Bolivia", manifestó afligida Magdalena Sullca, la viuda de Pari.

Por su parte, Tomasa Graciela Parí (hija) dijo que lo que más le molestaba era que a pesar de haber ofrendado la vida de su padre en una pelea por los recursos naturales del país, nadie les reconoce nada por esa gran pérdida y parece que los bolivianos olvidaron que esa lucha permite hoy a todas las regiones recibir el dinero por los hidrocarburos.

Raúl Marca Ruiz recibió en la avenida Bolivia de El Alto, el 14 de octubre de 2003. Un disparo por arma de fuego le destrozó el aparato digestivo. Nunca pudo recuperarse de esa herida y de las secuelas emocionales que le provocó el tener que convivir con una sonda estomacal por el resto de su vida. Raúl se suicidó el 14 de octubre de 2006.

Rebeca Marca manifestó que "mi hermano se ahorcó en su cuarto por sus heridas, la discriminación, el rechazo de la sociedad, por no ser normal y no comprender las razones de esa deficiencia lo llevaron a la muerte".

A su vez, Irene Ruiz viuda de Marca, la madre de Raúl, dijo que "es el segundo hijo mayor que se me muere. Yo quiero pedir que se haga justicia y que Goni pague, con qué conciencia él está con su familia mientras nosotros estamos sufriendo aquí".
Mientras alrededor miles de personas llenaban el camposanto. Muchas oraban y rezaban en la memoria de los muertos a cambio de ofrendas de pan, galletas, frutas, y un sin fin de masitas hechas para la ocasión.

En el cementerio de Villa Ingenio también abundó comida tradicional del Día de os Difuntos. Los deudos cocinaron en horas previas los platos favoritos de sus muertos "para que ellos se vayan satisfechos". Además, participaron bandas y zampoñadas, que a cambio de 20 bolivianos interpretaban cuatro temas favoritos del difunto.
El retorno se tornó igual de difícil que la llegada, ya que la demanda de personas con sus bultos era alta y las movilidades de transporte público brillaban por su ausencia, vehículos particulares realizaron su trabajo con una tarifa de 2 bolivianos por el traslado.


http://www.abi.bo/index.php?i=noticias_texto_paleta&j=20071102200556

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