16 março 2015, ADITAL Agencia de Información Fray Tito para
América Latina (Brasil)
Las manifestaciones de este domingo 15 de marzo
regimentaron a miles de indignados. Con la camiseta de la corruptísima CBF (Confederación
Brasilera de Fútbol), estos/as ciudadanos/as se juntaran para probar la enorme
capacidad de movilización de la narrativa hegemónica y, con sus consignas,
reforzar el status quo.
La Globo News hizo una cobertura cinematográfica
de los eventos, mientras sus varios comentaristas asumían la condición de
portavoces de la "fiesta cívica”, reclamando actitudes del gobierno.
Alrededor de las 15h, anunciaron que había 240 mil personas en la Avenida
Paulista, en San Pablo. Antes de las 15h30 ya eran 480 mil y, faltando algunos
minutos para las 16h, la marca alcanzó sensacionales 1 millón de descontentos.
Además de la enorme diferencia de proyección en relación al diario Folha
de S. Paulo, que calculó 210 mil indignados, la Globo todavía
tiene que explicar como 750 mil personas desafiaron la física llegando en el
mismo momento a los alrededores del evento.
Ironías y críticas aparte, la realidad es que la
prensa corporativa interviene, decisivamente, en la sociedad e instituciones.
La opinión pública, cuando está concentrada en las manos de un cartel, tiene
gran poder para agendar e interdictar debates al gusto del dueño de la
editorial. Esta distorsión genera efectos venenosos en el proceso democrático y
de toma de decisiones.
A fin de analizar a fondo esa cuestión, el Blog
de los Desenvolvimentistas entrevistó al periodista, escritor y
columnista del Observatório da Imprensa Luciano Martins Costa. Él
explica que, desde la redemocratización del país (1985), la prensa nacional entró
en un proceso de oligopolización, incentivado por la distribución de
concesiones a caciques políticos del "gran centro”. Según Costa, ese
cartel construye un simulacro de realidad, que estimula a los ciudadanos menos
críticos a asumir posiciones conservadoras y rabiosas. El "remedio”,
entonces, sería "aprender a leer” a los medios de comunicación, dudando
sistemáticamente de las noticias, principalmente de las presentadas con más
alarde y dramatización.
Lea la entrevista completa.
¿Cómo ve usted la actuación
de la prensa corporativa brasilera? ¿Es posible decir que existe una
"cartelización editorial”?
Existe una cartelización editorial desde que Folha de
S. Paulo negoció su mayor compromiso con la Asociación Nacional de Periódicos
[ANJ] de intercambio de apoyos para la campaña por el fin de la obligatoriedad
del diploma de periodista y por la extinción de la Ley de Prensa.
¿Cuáles serían los
objetivos e intereses de ese alineamiento? ¿Las metas están siendo cumplidas?
El objetivo principal es contraponerse a la tendencia
de la sociedad brasilera, a finales de los años 1990, de cuestionar al sistema
económico y de exigir la expansión de los derechos formalmente garantizados en
la Constituyente de 1988. La Constitución, como se sabe, fue hecha bajo la égida
de la "sociedad civil organizada”. Ocurre que, en aquella época, cerca del
51% de la población brasilera eran excluidos de la sociedad y la "sociedad
civil organizada” era sólo una metáfora para las entidades corporativas, como
los sindicatos, federaciones de industrias, OAB [Orden de los Abogados de
Brasil] y sectores fuertemente apoyados por lobistas. El investigador Francisco
Fonseca demostró cómo la prensa, en aquella época, dio voz al llamado
"Centrão” (Gran Centro), para contener el ímpetu progresista de la
Constituyente en su comienzo. Ese alineamiento está triunfando, al transformar
a Brasil en un país conflagrado, con la creación de legiones de
"midiotas”, que repiten el discurso rabioso de la prensa.
Sus artículos comentan,
con regularidad, sobre la creación de un "simulacro de realidad”. ¿Cómo se
realiza esa construcción? ¿Podría ejemplificar un caso concreto?
Existe el mundo real, donde nos relacionamos y
construimos el proceso de la modernidad, y el ecosistema de la comunicación,
donde nuestras acciones, reflexiones y elecciones construyen la cultura, que
redefine la realidad. Los medios de comunicación actúan, en condiciones
ideales, mediando ese pasaje entre dos dimensiones de nuestra existencia, donde
las individualidades deben aprender a negociar sus papeles sociales. En Brasil
y en algunos otros países, la prensa adoptó un protagonismo central y, en vez
de filtrar o mediar ese proceso, interfiere en la construcción de significados,
que inducen a interpretaciones viciadas de la realidad. El sesgo conservador,
predominante en los medios de comunicación, martillado diariamente sobre las
personas, induce a posicionamientos reaccionarios, defensivos e
individualistas. Un ejemplo es la manipulación de datos de la economía, que
hace que una gran parte de la población crea que Brasil está en el fondo del
pozo. Aún personas que ascendieron a clases de ingreso medio tienden a volverse
conservadoras cuando son convencidas de que están a punto de perder lo que
conquistaron gracias a sus esfuerzos y con apoyo en políticas sociales, que
antes no existían. El sujeto despierta, va al trabajo (que no existía cuando el
nivel de desempleo era del 18%), sigue hacia la facultad (a la que no tenía
acceso antes de las políticas sociales creadas en la última década) y vuelve a
casa, pero cree que la realidad hoy es peor. Los simulacros de realidad son
construidos por la manipulación de los signos que orientan nuestra comprensión
de la realidad que vivenciamos. La falta de educación cívica hace que muchos
culpen al poder central por carencias o dificultades, que son de
responsabilidad estadual, municipal o incluso del ámbito privado.
¿Qué influencias sufren
la sociedad y las instituciones en este contexto?
La sociedad es influenciada en la medida que un gran
número de individuos pierde la noción de aquello que es del interés colectivo y
de las responsabilidades individuales en la construcción de una sociedad –si no
sustentable, por lo menos aceptable. Como el interés social es difuso, el
discurso manipulador de los medios de comunicación transforma fácilmente el
sentido de los hechos. Por ejemplo, los periódicos tomaron el aumento del
precio del tomate, hace cuatro años, y proclamaron que la inflación estaba
disparándose. El pánico llevó a los productores y al comercio a buscar
protegerse, y eso provocó un aumento en los precios de algunos productos
alimenticios y de los restaurantes. Como en las grandes ciudades todo el mundo
que trabaja afuera está obligado a comer en restaurantes, la sensación de
malestar se esparció. Entonces, los medios de comunicación pasaron a martillar
con el tema de la "inflación de los alimentos”. Cuando el precio del
tomate volvió a su precio normal, en 10 días, los precios de los alimentos
bajaron, pero quedó la percepción de un brote inflacionario, que sólo existió
en la prensa. Las instituciones reaccionan al estado de ánimo de la población
y, al construir una mentalidad defensiva, la prensa induce a las instituciones
a adoptar políticas conservadoras.
Por ejemplo, los periódicos hacen un gran escándalo
cuando un adolescente participa en un delito, la población pide la reducción de
la edad de imputabilidad, y los parlamentarios conservadores corren a proponer
cambios en la ley. Pero ocurre una matanza, 11 personas son asesinadas en una
calle de la periferia de San Pablo en una única noche, y los periódicos
esconden el hecho porque hay indicios de que los delitos fueron cometidos por
policías.
¿Qué hacer para
"aprender a leer” la prensa? ¿Cuáles son los métodos?
Hay algunos métodos para "aprender a leer” la
prensa y ninguno de ellos pasa por alto la comprensión de que vivimos en una
sociedad altamente compleja, que ya no puede ser interpretada correctamente por
el lenguaje periodístico. Lo esencial es adoptar un procedimiento que propuse
cuando era editor ejecutivo del Estado de S. Paulo y responsable de la primera
página: desacralizar la noticia. Se trata de entrenar la mente para desconfiar
de cada detalle de una noticia, cuestionando todo lo que parece inverosímil o
fuera de contexto. Por ejemplo, cuando la prensa quiere dar un tono negativo a
un indicador económico, la práctica más común es cambiar los parámetros de
comparación. Entonces se comparan, por ejemplo, las ventas del comercio en
enero en relación con diciembre; se sabe que la economía tiene sus momentos de
maduración y que lo correcto es comparar períodos semejantes, destacando los
hechos relevantes que ocurrieron entre ellos. Por ejemplo, los periódicos
hablaron mucho del costo de vida entre 2013 y 2014, omitiendo el hecho de que
en 2014 hubo una Copa del Mundo en Brasil. Otro ejemplo: los periódicos
destacan que la Bolsa de Valores anda sin rumbo fijo, pero esconden que Brasil
todavía es uno de los principales destinos de la inversión extranjera directa,
que es una inversión productiva. La Teoría de la Complejidad y algún
conocimiento de teorías de la comunicación ayudan a visualizar esas
distorsiones.
¿De qué manera Brasil,
un país donde los medios de comunicación tienen plena libertad, llegó a esta
situación de una prensa tan concentrada y de baja diversidad?
Todo comenzó en las negociaciones para la vuelta a la
democracia, cuando el "Centrão” fue cooptado por la idea de que Brasil
sólo iba a modernizarse con una prensa fuerte. La política de Sarney [José
Sarney, ex presidente de Brasil], distribuyendo canales de TV y radio a
políticos a cambio de apoyo llevó a la mayoría de ellos a aceptar la oferta de
asociación con la Red Globo, que reducía el costo de las emisoras y garantizaba
una marca fuerte para captar anunciantes. Después de esto, hubo una maniobra
con el dólar –operación que, en la época, era llamada "bicicleta”–, en la
cual el gobierno facilitó a grandes empresas de comunicación el acceso al dólar
oficial para la modernización de equipamientos. Los equipamientos fueron sobrefacturados,
el excedente de moneda extranjera fue a cuentas en el exterior y pasó a
alimentar el flujo de caja de esas empresas, por el cambio paralelo. Esa
operación aparece sutilmente en el caso Banestado y es uno de los secretos que
la prensa quiere mantener escondidos en el escándalo del HSBC. Creo que es
imposible investigar y probar esa historia, que me fue contada por el antiguo
presidente de una gran empresa regional de comunicación que juraba haber sido
el único que no entró en ese juego.
¿Cómo se insertan
Internet, las redes sociales y los medios de comunicación alternativos en ese
escenario?
Internet y las redes sociales se insertan en el
proceso de reducción del papel de mediación. Las nuevas tecnologías permiten
que las informaciones sean difundidas horizontalmente, entre los individuos, y
la tendencia es que aquello que llamamos medios de comunicación pasen a tener
la función de anclar esas informaciones para que las personas puedan tener el
contexto. Pero un consorcio de economistas o sociólogos, por ejemplo, podría
cumplir ese papel en sus especialidades. Los medios de comunicación
alternativos sólo serán viables cuando se asuma una postura innovadora y se
pare de imitar a los medios de comunicación hegemónicos. Llamo innovación a la
determinación de estimular el protagonismo del ciudadano y asumir el papel de
chequear y organizar las informaciones, sin el sesgo que caracteriza a la
prensa predominante.
¿Qué cree que ocurrirá
con la TV tradicional y los medios de comunicación impresos frente a los
cambios que estamos viviendo?
La TV tradicional, estática, todavía es fuerte porque
se usa como la radio, proporcionando un ruido de fondo para la vida cotidiana,
pero la evolución misma de la tecnología está haciendo menos relevante a ese
medio. Sobrevive mejor en el campo del entretenimiento y, por eso, las emisoras
apelan al periodismo dramatizado o espectacularizado. Los medios de
comunicación impresos van a sobrevivir como un nicho, dirigido esencialmente a
las instituciones. El ciudadano va a informarse cada vez más por las redes
sociales.
¿Está a favor de la
propuesta de reglamentación de los medios de comunicación? ¿Cuáles serían las
consecuencias de esa medida?
Estoy a favor de la reglamentación de los medios de
comunicación, de la apertura de los medios de comunicación al capital
extranjero (basta de cinismo), de la obligatoriedad de que toda empresa de
medios de comunicación, a partir de cierto porte (facturación, patrimonio,
etc.), sea obligada a abrir su capital, de la licitación pública periódica de
la radiodifusión, con apertura amplia para participantes, con la excepción de
entidades religiosas o partidarias. Además, en el corto plazo, defiendo una
política pública que contemple iniciativas de medios de comunicación
comunitarios, sectoriales, etc., como los colectivos de cultura, que tendrían
un poderoso efecto en la educación de la sociedad para el uso de los medios de
comunicación.
Nenhum comentário:
Postar um comentário