La Campaña Global para
Desmantelar el Poder de las Transnacionales y Poner Fin a la Impunidad es una coalición de 190 movimientos sociales, redes y organizaciones de
todo el planeta creada para dar una respuesta al poder y los impactos de las
corporaciones transnacionales. La campaña aglutina otras plataformas y redes de
distintos países y regiones, además de campañas contra empresas o sectores
concretos. Se
creó en junio de 2012 para facilitar la elaboración común de estrategias y el
intercambio de información y experiencias, así como de dar mayor visibilidad,
solidaridad y apoyo a las luchas contra las grandes empresas.
Esta campaña se nutre de la experiencia anterior de la red birregional Enlazando Alternativas y es un proceso vivo, que busca unir a cada vez más movimientos y
organizaciones.
Con el lema “Desmantelar el poder de las transnacionales”, se trata de
tejer redes de solidaridad internacional en un contexto de globalización
neoliberal en el que
se ha intensificado y expandido la explotación salvaje del
mundo por parte de los grandes poderes económicos y financieros. En el que las
corporaciones transnacionales se han ido apoderando de nuestras vidas y del
planeta, acumulando y destruyendo cada vez más bienes comunes, amparadas por
una “arquitectura de la impunidad” que les garantiza inmunidad legal, tanto a
nivel nacional como internacional. Esta lex
mercatoria se
caracteriza por proteger más los derechos de inversión que los derechos
humanos, y se fragua a través de los tratados de “libre comercio” e inversión y
la captura corporativa de gobiernos e instituciones internacionales.
La iniciativa trata de
tejer redes de solidaridad internacional en un contexto de globalización
neoliberal
En este sentido, la campaña pretende denunciar y visibilizar la
impunidad con la que los pueblos han sido violentados, la Tierra y sus recursos
destruidos y acaparados, la vida mercantilizada, los servicios públicos
desmantelados, los bienes comunes destruidos, la soberanía alimentaria
amenazada y las resistencias criminalizadas, por unas empresas que lo supeditan
todo a la maximización de las ganancias. Trabajando, además, para unir
distintas experiencias y luchas y para aprender colectivamente de nuestras
victorias y nuestros fracasos. Porque desmantelar
el sistema de poder de las transnacionales requiere de la acción coordinada a
nivel mundial, de la lucha en muchos ámbitos, de la combinación
de la movilización en las calles y territorios, la educación popular y acciones
en parlamentos, medios, foros y organizaciones internacionales.
Entre sus objetivos más concretos se encuentra, en primer lugar, el
fortalecimiento de las luchas de las comunidades afectadas que luchan contra
los impactos de las transnacionales a través de la solidaridad internacional.
Junto a ello, en segundo término, está el desmantelamiento del poder político,
económico y jurídico de las transnacionales, reivindicando el control público
de sus actividades y responsabilizando a las élites político-empresariales de
los crímenes económicos y ecológicos de las transnacionales, denunciando su
influencia en gobiernos e instituciones a través del lobby, las “puertas
giratorias” y el chantaje.
Se trata de demostrar, como ha sentenciado el Tribunal Permanente de los
Pueblos en diferentes ocasiones, que las violaciones de derechos humanos por
parte de las transnacionales tienen un carácter sistemático. Además de
denunciar la connivencia, “el cordón umbilical” que existe entre las
transnacionales y los Estados de origen y acogida de las grandes corporaciones
y las instituciones económico-financieras internacionales en la construcción de
esta armadura jurídica a favor de los intereses empresariales.
En el marco de esta campaña se ha impulsado la construcción colectiva
del Tratado Internacional de los Pueblos para el Control de las Empresas
Transnacionales, con el fin de que sirva para avanzar en un proceso de justicia
“desde abajo” y en la construcción de alternativas por la soberanía de los
pueblos. Porque, como recoge el propio tratado, “frente a la arquitectura de la
impunidad que favorece a las empresas transnacionales, hay que construir la
arquitectura de los derechos humanos a favor de las mayorías sociales”
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