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octubre 2013, Rebelión http://www.rebelion.org (Mexico)
Global
Research
Traducido para Rebelión por Germán
Lleyens
El Premio Nobel de la Paz nos trae
otra sorpresa, u otra farsa. Depende del punto de vista de cada cual.
En la historia relativamente
reciente fueron Henry Kissinger (1973), arquitecto supremo de ataques asesinos
contra naciones soberanas, o las Naciones Unidas (2001), con su activo
belicismo y sus holocaustos pasivos y silenciosos (pensad en los embargos
de la ONU), los que convirtieron en una vergonzosa burla las aspiraciones
expresadas por el fundador.
En 2002 fue Jimmy Carter, cuya
ponzoñosa “Doctrina Carter” de 1980 incluyó la declaración del objetivo del
control estadounidense del Golfo Pérsico como un “interés vital de EE.UU.”
justificado “por todos los medios necesarios”. En 2005 el Premio fue para el
Organismo Internacional de Energía Atómica [OIEA], que promueve la energía
nuclear, creando los contaminantes más letales a los que el planeta y su
población han sido sometidos. Los desechos nucleares de la industria promovida
por el OIEA ahora se onvierten en “convencionales”, pero no menos nucleares y
químicos, mediante un engaño a los ojos de proporciones históricas
sorprendentes.
Barack Obama (2009) se ha revelado
posteriormente verdugo, mediante el asesinato en cualquier forma, en cualquier
momento, en cualquier sitio, en cualquier parte, de cualquiera que sea
considerado por él (no por un juez o un jurado) conectado a
lo que ahora
incluye la palabra comodín “terrorismo” a medio mundo de distancia.
El campo de concentración de
Guantánamo a cuyo cierre se comprometió inequívocamente Obama (en 60 Minutes
del 17 de noviembre de 2008), afirmando:
“He dicho repetidamente que cerraré
Guantánamo y lo cumpliré. He dicho repetidamente que EE.UU. no tortura. Y voy a
asegurar que no torturamos… eso es parte integral de un esfuerzo por… recuperar
la estatura moral de EE.UU. en el mundo”. El gulag de Guantánamo continúa con
sus prisioneros, patéticos, desesperados, no juzgados, o aquellos cuya
liberación se ordenó, languideciendo año tras año. La “estatura moral” de
EE.UU. ha caído más bajo que en los años de Nixon. Libia yace en ruinas, Siria
apenas sobrevive, con los patrocinadores de terroristas ayudados a través de la
miríada de puertas traseras de Washington, y en bases extranjeras globales
prospera la tortura respaldada o instigada por EE.UU.
La Unión Europea, premiada con el
Nobel de 2012, que desde su creación ha estropeado economías comerciales más
pequeñas, ha establecido barreras, condiciones irrealizables, o por
cierto, casi extorsión al comercio con países más pobres (a menudo excolonias.)
Los Estados Miembros de la UE
también han impuesto embargos punitivos a las naciones más indefensas y han
apoyado con entusiasmo que la última nación objetivo sea reducida a una era
pre-industrial (corrección: sea liberada para acoger la democracia y las
delicias del gobierno de déspotas impuestos, o una prolongada, asesina,
irresponsable ocupación extranjera y apropiación de recursos.) El eminente
experto en derecho internacional, profesor Francis Boyle, calificó el Premio a
la UE de “Una broma enfermiza y un fraude demencial”.
El Premio de la Paz de este año fue
otorgado el viernes 11 de octubre a la Organización por la Prohibición de Armas
Químicas (OPAQ), la organización basada en Holanda, fundada solo en 1997,
desconocida por la mayoría, encargada de librar el mundo de armas químicas.
La OPAQ recibió el Premio UNOS días
después de que un equipo suyo llegase a Siria para eliminar el arsenal de armas
químicas de ese país. Una breve visita en Agosto que acabó en una huida cobarde
a los pocos días. El presidente Asad había solicitado sus investigaciones en
marzo, después de que se afirmó que las facciones terroristas habían utilizado
armas químicas, insurgentes que ahora se cree que provienen de unos 83 países,
respaldados primordialmente por EE.UU., el Reino Unido, Catar y Arabia Saudí.
El retorno de la OPAQ, el 1 de
octubre, ahora se pregona como un logro ante un régimen intransigente que
anteriormente siempre la había bloqueado –aunque abrió la puerta en marzo– un
equipo presentado ahora como un alma valerosa que trabaja en una zona de
guerra, en una insurgencia bañada en sangre causada por esa afamada “comunidad
internacional”.
¿Se justifica el Premio Nobel a una
organización que, a pesar de la pesadilla de los peligros para toda una
población, ha aceptado destruir 1.000 presuntas toneladas de agentes
químicos altamente peligrosos (si creemos lo que nos dicen) en unos meses?
En ese contexto, EE.UU. todavía
tiene el triple de armamento químico (calculado en más de 3.100 toneladas) y ha
desafiado el plazo especificado de abril de 2012 para su eliminación, sobre la
base de que los peligros son tan grandes que no puede completar la construcción
de las instalaciones apropiadas hasta 2020 (algunos informes hablan de 2023).
Por los mismos motivos de obstáculos técnicos y de seguridad, se cree que a
Rusia le queda por destruir cinco veces la cantidad estadounidense (1). Los
vergonzosos dobles raseros siguen dominando.
Wade Mathews, quien trabajó en la
destrucción del arsenal químico de EE.UU., no está seguro de que Siria pueda
cumplir el plazo. Señala que la eliminación en EE.UU. costó miles de
millones de dólares, la cooperación de muchos niveles del Gobierno –incluyendo
a los militares– y un entorno seguro, para garantizar que la destrucción se
ejecutara con seguridad. (Vea 1)
Para un observador puede parecer
que la OPAQ se ha encargado de una empresa de alto perfil, apresurada,
imprudente, bajo presión de EE.UU. y la ONU, que podría tener el potencial de
envenenar al pueblo y el medio ambiente de Siria en una
magnitud mayor que la de los supuestos horrores desencadenados, con
seguridad casi absoluta, por los insurgentes.
¿Entonces cuál es el posible
motivo del Premio Nobel a la OPAQ y por qué ahora? Es interesante que el
director general de la OPAQ, Ahmet Üzümcü, sea turco, excónsul en Alepo, Siria,
exembajador en Israel, exrrepresentante permanente de Turquía en la OTAN y
luego en la ONU en Ginebra.
Aparte del hecho de que el director
general Üzümcü obviamente tiene algunos caminos internos notablemente útiles,
Turquía, vecina de Siria, es el único Estado Miembro de la OTAN en Medio
Oriente (no importa que no tenga conexión con el Atlántico Norte, al
encontrarse entre el Mediterráneo, el mar Egeo, el mar Negro, el mar de
Mármara, el Bósforo y los Dardanelos).
La OTAN ciertamente no se queda
dormida cuando tiene que ver con Siria, ni tampoco la Unión Europea, de la cual
Turquía –a pesar de ser la “Puerta de Oriente” al que pertenece la mayor parte
del país– también aspira a miembro. Gran Bretaña y Francia son, por supuesto,
miembros de la UE, unidas con Turquía en la interferencia en Siria.
Hace tiempo que la OTAN busca
puntos de apoyo más al este. En una carta esclarecedora citada frecuentemente
en estas columnas, pero que vale la pena revisar, el 26 de junio de 1969 el
general Alexander Haig, jubilado de su puesto de Comandante Supremo Aliado de
la OTAN en Europa, escribió al entonces secretario general, Joseph Luns.
El enfoque entonces, por supuesto, estaba
en el contexto de la Guerra Fría, sin embargo la geografía regional y la
habilidad diplomática del presidente Putin y del ministro de Exteriores Lavrov
en la crisis siria hacen que las tácticas delineadas vuelvan a ser fuertemente
relevantes, especialmente ya que se puede decir que el presidente Obama y el
secretario de Estado Kerry han sido eclipsados diplomáticamente hasta volverse
casi irrelevantes.
Las aspiraciones de EE.UU.-UE-OTAN
para la ruta Bagdad-Damasco que lleve a Teherán (con o sin “gran avance”
diplomático) nunca deben desestimarse. Tampoco, por cierto, cómo se ha
demostrado desde la caída del Muro de Berlín en 1989, el deseo de cercar Rusia
como lo confirma el establecimiento de bases de EE.UU.-OTAN a una velocidad
sorprendente y con igual descaro (2).
Se puede decir que las tácticas de
la carta a la OTAN son tan relevantes para los objetivos actuales como cuando
se escribió, aunque los objetivos, las circunstancias, el terreno (o la guerra
planificada) se han ampliado. El penúltimo párrafo dice:
“Deberíamos tener en cuenta siempre
la necesidad de dirigir continuamente la atención a la… amenaza y a activar más
nuestra colaboración con los medios de masas.
“Si los argumentos, la persuasión y
el impacto de los medios fallan, no nos queda otra alternativa que sacudir a
los pusilánimes en Europa, mediante la creación de situaciones, país tras país,
tal como se considere necesario, para convencerlos de dónde se encuentran sus
intereses.
“El curso de las acciones en las
que estamos pensando puede convertirse en el único camino seguro para afianzar
los intereses de Occidente”.
De vuelta al Premio Nobel de la Paz
2013. El noruego Fredrik Heffermehl, jurista, escritor, traductor, ex
vicepresidente de la Asociación Internacional de Abogados contra las Armas
Nucleares, entre muchos otros prestigiosos cargos internacionales, ha sido
desde hace tiempo una espina clavada en el Comité Nobel basado en Noruega (3).
Heffermehl ha argumentado en su
estudio publicado: “El Premio Nobel de la Paz. Lo que Nobel realmente quería”,
que el Parlamento noruego ha distorsionado la intención de Alfred Nobel para el
Premio. Sus investigaciones encontraron numerosos estudios académicos que
apoyaban sus tesis. El Parlamento noruego y el Comité Nobel enfáticamente no lo
hicieron. Sin embargo su disertación se ha publicado y se ha divulgado en
chino, sueco, finlandés, ruso y en diciembre de 2011 recibió el apoyo de
Michael Nobel, de la Asociación de la familia Nobel, quien apoyo a Heffermehl
en su afirmación de que por el camino actual, los políticos noruegos podrían
perder su control del Premio de la Paz.
Noruega está, por cierto, en la
“familia” de la OTAN. Es interesante el criterio para nombrar al Premio Nobel
de la Paz. La web estipula:
“Plazo para la propuesta. El Comité
basa su evaluación en las propuestas registradas antes del 1 de febrero de cada
año… En los últimos años el Comité ha recibido cerca de 200 nominaciones de
diferentes candidatos al Premio Nobel de la Paz. La cantidad de cartas de
nominaciónes es muy superior, ya que muchas son para los mismos candidatos.”
¿Quién, por lo tanto, se apresuró
en el año antes del 1 de febrero de 2013, a proponer la casi desconocida OPAQ?
Y es concebible que podría haber habido algún ajuste de la fecha (Dios no lo
quiera).
Bueno, a menos que seas muy joven,
es posible que nunca lo sepas, habrá que esperar un cierto tiempo:
“Los nombres de los candidatos y
otra información sobre las nominaciones no se pueden revelar hasta dentro de 50
años”, señala la web del Nobel.
Podría valer la pena señalar que
los miembros del Consejo Ejecutivo de la OPAQ para 2012-2013 incluyen países
que han interferido más de un poco en los asuntos de Siria, entre ellos
Francia, el Reino Unido, EE.UU., Catar y Arabia Saudí. Noruega también forma
parte del Consejo de este año.
El ministro de Exteriores de Gran
Bretaña, Hugh Robertson, envió felicitaciones entusiastas a la OPAC por el
premio y agregó:
“El Reino Unido aporta una
contribución inicial de 2 millones de libras para apoyar el trabajo de la OPAQ
en Siria y estamos dispuestos a suministrar más ayuda” (4).
Robertson también alaba a la OPAC,
refiriéndose a: “El reciente uso de armas químicas por parte del régimen en
Siria…” una afirmación que no se ha probado y que se puede decir que es incluso
difamatoria.
Le especulación, no obstante, de
cómo tuvo lugar otro sorprendente Premio Nobel de la Paz carece de sentido. Sin
embargo, vale la pena apostar a que dentro de cincuenta años, los historiadores
honestos sacudirán sus cabezas como si no lo creyeran.
Otro Nobel, otra farsa.
¡Oh!, por si no lo habéis visto
Monsanto y Syngenta, este mismo mes, obtuvieron el Premio Mundial de
Alimentación, conocido como "el Premio Nobel de Agricultura” (5).
Vivimos tiempos muy extraños.
Notas
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