9 outubro 2013, ADITAL
Agência Frei Tito para a America Latina http://www.adital.com.br (Brasil)
Uno de los creadores de la Teología de la Liberación, el sacerdote
dominicano radicado en Perú, Gustavo Gutiérrez, se ha mostrado bastante
confiado en la reconciliación de esa corriente teológica, surgida en América
Latina a mediados de los años 1970 con miras a una "Iglesia de los
Pobres”, con los altos dignatarios del Vaticano. Señales claras de ese acercamiento
surgieron de su audiencia reciente con el Papa Francisco. En entrevista con
Mauro Castagnaro, de la revista italiana Jesús Italia, Gutiérrez afirmó que
cuando el actual Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Don
Gerhard Müller, se pronuncia favorablemente sobre sus escritos, su evaluación
es que no habla sólo de las reflexiones de Gutiérrez, sino de las de la
Teología de la Liberación como un todo, porque las posiciones de los teólogos
son esencialmente las mismas.
Como no podría dejar de ser, el Papa Francisco también fue pauta en la
entrevista. El cuestionamiento giró entorno de la opinión del teólogo sobre el
deseo del Papa de que la Iglesia sea "una Iglesia pobre para los pobres”,
y acerca de los desafíos que rondan al pontífice.
Para Gutiérrez, el hecho es
que el Papa ama a los pobres porque leyó el Evangelio y lo comprendió.
"Puede hasta ser que él conozca la teología de la liberación y, si
ella le ayudó a aprovechar esa importante perspectiva cristiana, ¡mejor! Pero
el desafío de los pobres está hace mucho tiempo presente en el horizonte de la
Iglesia, si no, no se entendería el martirio que hemos experimentado en América
Latina, empezando por obispos como Enrique Angelelli, en Argentina, Óscar
Romero, en El Salvador, y Juan Gerardi, en Guatemala. Construir esa ‘Iglesia
pobre para los pobres’ es una gran apuesta”, dijo.
El sacerdote afirmó también que decir que la pobreza es un gran desafío
para la Iglesia implica hacer cambios. Por eso, en cada país, la Iglesia debe
afirmar con mayor fuerza "la importancia de que las necesidades de los
pobres sean la principal preocupación política”.
Cuando se le preguntó sobre su posicionamiento en relación con la
reflexión cristiana a partir de cuestiones teológicas que abordan la mujer, el
indio, el homosexual, entre otros, el sacerdote latinoamericano explica que a
él siempre le pareció importante disponer de una noción general, que es la del
"insignificante”, "pues es posible ser insignificante por falta de
dinero, pero también por el color de la piel o por el hecho de hablar mal la
lengua dominante en un país, como ocurre en Perú a la mitad indígena de la
población”. El sacerdote agrega: "Cuando yo hablo de los ‘pobres’, sin
embargo, no me refiero sólo a aquellos que tienen un ingreso bajo, sino también
‘a quienes no cuentan, no tienen peso social’, a quienes están marginados u
olvidados”. En su libro’ Teología de la Liberación’ Gutiérrez abordó etnias y
culturas despreciadas, y después de 1975 habló sobre la mujer, definiéndola
como "doblemente oprimida, en tanto pobre y mujer”, pero en su momento no
se profundizó en el asunto, lo que sí fue realizado por algunas teólogas.
Castagnaro preguntó a Gutiérrez sobre la afirmación del sacerdote
brasilero Frei Betto, en el sentido de que en los últimos años, llegaron al
poder en América Latina líderes vinculados a la "opción por los pobres” y
a la Teología de la Liberación. Sobre esto, su posicionamiento es de
desconfianza, pues a pesar de las convicciones y referencias religiosas de
algunos políticos a la teología de la liberación, "¡no es un club o un
partido político en el cual nos inscribimos! Por eso, yo no creo que pueda
decirse que un presidente de una República esté ligado a ella”, sin embargo,
Gutiérrez puntualiza que no tiene dudas de que la Iglesia latinoamericana en
los últimos 40 años influenció mucho a la sociedad.
Otro punto abordado durante la entrevista fue el período en que el
teólogo estuvo "en la mira del Vaticano” y cómo él vivió ese momento.
Gutiérrez recordó cuán desagradable era saber que él era definido como alguien
que se infiltró en la Iglesia para destruirla."¡Que alguien diga que no
está de acuerdo es normal, pero aquella acusación era alocada! La controversia,
además de esto, tenía una fuerte dimensión mediática en Perú; en ella se
involucraban obispos y personalidades políticas. Yo dialogué mucho, no convencí
a nadie de mis posiciones, pero tal vez ellos se dieron cuenta de que aquello
que creían sobre mí no era verdad”, explicó, recordando que siempre buscó saber
el mérito de las críticas en su contra.
Traducción:
Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com
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