segunda-feira, 19 de abril de 2010

Venezuela/19 DE ABRIL DE 1810: 200 AÑOS DESPUÉS LA LUCHA CONTINÚA

19 abril 2010/TeleSUR http://www.telesurtv.net

Los objetivos de El Libertador, Simón Bolívar, todavía no han sido alcanzados en su plenitud. La restitución al pueblo soberano del poder pulular, que se empezó a construir un día como hoy, 19 de de abril, pero del año 1810, fue opacada por las élites burguesas y poco a poco olvidadas por los Gobiernos capitalistas que durante casi dos siglos se apoderaron del continente.

El proceso de independencia en Venezuela estuvo ligado a la formación de un Estado nacional independiente que inició el 19 de abril de 1810, donde parte del pueblo y de importantes sectores de las fuerzas armadas, tanto de los batallones de veteranos como de milicias, así como de destacados personajes del clero, de la sociedad y de los intelectuales, depuso al gobernador y capitán general Vicente Empara y a los demás altos funcionarios españoles, enviándolos al exilio.

Este fue el primer paso de proceso político que desemboca un año después, el 5 de julio de 1811, en la declaratoria formal de la independencia de Venezuela , pero que al mismo tiempo dio paso para que se crearan nuevas dependencias de otros imperios, generando la llamada ''independencia inconclusa''.

Aunque la guerra terminó con el monopolio español, las naciones latinoamericanas quedaron a merced de la influencia económica de Estados Unidos e Inglaterra, que dominaban el mercado atlántico.

Las potencias extranjeras -como Estados Unidos- veían con gran recelo la unidad latinoamericana, pues podía poner en peligro sus intereses sobre la región. Para evitar que el sueño de Bolívar de lograr una Confederación de naciones latinoamericanas se hiciera realidad, los estadounidenses llevaron a cabo una labor diplomática que evitó que los objetivos del Congreso de Panamá de 1826 se lograran, lo que significó que aquel sueño de Bolívar de una plena libertad, igualdad y unión no se pudieran concretar.

Muchos años después, con la aparición del petróleo a principios del siglo XX, Venezuela fue objeto de la integración al dominio del capitalismo estadounidense que necesitaba de ese recurso que guardaba en sus entrañas como un tesoro el suelo venezolano, para el desarrollo de las nuevas expectativas imperialistas.

El objetivo fue logrado, empresas de Estados Unidos se apoderaron de la explotación del petróleo, dándole muy poca participación a un pueblo venezolano cada día más pobre.

Una de las razones por las que hubo esta intervención estadounidense fue la carencia de una burguesía que tuviera una ideología de desarrollo endógeno, que finalmente permitió que Venezuela se convirtiera en un apéndice económico de los Estados Unidos.

Se perdió en ese momento la posibilidad de concretar el Estado nacional proyectado por Bolívar como la base de la creación de una nación que respondiera a las expectativas del pueblo venezolano y que se centrara en las consignas de la libertad, la igualdad y los derechos humanos y con apego de la soberanía nacional, que además pudiera crear un desarrollo económico interno que respondiera a altos niveles de progreso.

El historiador e internacionalista, Omar Galindez, afirma que las dos ideas principales planteadas por Bolívar eran libertad e Igualdad, principios que van más allá del tradicional liberalismo burgués, lo que demostró que Bolívar supera ideológicamente por siglos a la burguesía nacional de aquel entonces.

"En el Congreso de Angostura Bolívar decía que la construcción de un nuevo orden debía ser sobre la base de estos principio: libertad e igualdad y sobre la base de leyes inexorables habría que construir una nueva sociedad", explicó Galindez.

Ese planteamiento no era pronunciado por ninguno de los liberales de la época, "por ejemplo George Washington nunca se atrevió a hablar de igualdad, ni mucho menos los enciclopedista de la época, de manera que Bolívar tiene un paso adelante en términos de la creación de un nuevo orden social muy cercano a los que es el socialismo actual, lo que se podría decir que Bolívar es un pre-socialista, al hablar de igualdad como base del nuevo sistema político-social".

No es sino hasta finales del siglo XX, que la Revolución Bolivariana, liderada por presidente de Venezuela, Hugo Chávez, retomó esos principios con los que tanto soñaba El Libertador para que todos tuvieran las mismas oportunidades de desarrollarse.

El orden social propuesto por El Libertador también planteaba algo que para la época era totalmente novedoso, un tópico que hoy en día es plasmado en la Constitución Bolivariana, como es el poder moral, es decir, hombres con ética que construyen una nueva República.

Bolívar en su discurso del Congreso de Angostura solicitaba la construcción de una nueva República donde sus bases estuvieran cimentadas "en la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios".

Ese poder moral es uno de los motores que impulsan la Revolución Bolivariana, donde se destaca la búsqueda permanente del conocimiento a través de la educación popular, la cultura, la ciencia, la tecnología, la conciencia, la ideología, los nuevos valores en todos los momentos y en todos los espacios.

Bolívar luchaba por la construcción de la educación popular pues debía ser "el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una república; moral y luces son nuestras primeras necesidades", expresó en el Congreso de Angostura.

Esa premisa fue la punta de lanza para que el Gobierno Bolivariano tomara la iniciativa de crear sistemas de educación, que basándose en los modelos desarrollados por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, se le pudiera dar educación a millones de venezolanos a través de la misiones educativas con ''Robinson'' , ''Ribas'' y ''Sucre'', llegando a puntos del país totalmente olvidados en otros gobiernos.

Luego de 200 años, la lucha contra los imperios es la misma; Bolívar tuvo que batallar contra un imperio español que, sin importar el bienestar de los latinoamericanos, buscaba saciar su sed de poder y sangre para construir una supuesta potencia y dominar el resto del mundo.

En la actualidad el proceso revolucionario ha tenido que enfrentar a la que ha sido considerada la primera potencia mundial, Estados Unidos, y a sus aliados que buscan, al igual que la burguesía de hace 200 años, entregarle sin vacilación el continente americano.

No fue sino hasta el año 1998, con la victoria del actual mandatario venezolano que se pudo echar al traste ese Estado burgués ligado a los grandes capitales transnacionales que había convertido al país en una "neocolonia", como la catalogó Galindez, dirigida desde los grandes intereses que mueve la economía estadounidense en el mundo.

El también historiador, Mario Sanoja, señaló que la Venezuela de 1810 tenía un 95 por ciento de población que vivía en la miseria. Este hecho fue lo que impulsó a estas clases sociales, olvidadas y reprimidas por el imperio español, a defender la libertad que divulgaba con espada en mano Bolívar.

Un levantamiento similar ocurrió, en 1992 cuando Venezuela vivió una explosión social como consecuencia de una serie de medidas aplicadas por el Gobierno de Carlos Andrés Pérez que afectaban directamente la ya maltratada economía del pueblo venezolano conformado por un elevado número de pobres que habían soportado durante mucho tiempo las consecuencias de políticas desfavorables a su oportunidad de abandonar la miseria: la persistencia de salarios insuficientes, las notables dificultades de acceso a servicios sanitarios y educativos de buena calidad, el alto costo de la cesta alimentaria, la progresiva pérdida de atención gubernamental, entre otras.

Integración de los países latinoamericanos
Bolívar soñaba con una América unida donde sus raíces fueran cimentadas en la llamada Gran Colombia, integrada principalmente por Venezuela, Colombia y Ecuador, que fuera capaz de coordinar las acciones necesarias para resguardar las fronteras y aglutinar a los distintos pueblos de la América Hispana como garantía de su independencia.

Este proyecto de integración latinoamericana ha sido rescatado el actual Gobierno de Venezuela para que el desarrollo de todos los pueblos del continente pueda ser independiente del imperio estadounidense.

Un ejemplo de esa búsqueda de la independencia son proyectos como la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (Alba), que es una expresión de la construcción del mundo multipolar frente a las pretensiones imperiales.

El Alba es el espacio de encuentro de los pueblos y gobiernos que entienden que la América Latina Caribeña conforma una Gran Nación, que nuestros países deben unirse para enfrentar conjuntamente los desafíos del presente y del futuro.

Esto se traduce como el proyecto histórico de Bolívar de unidad de la Patria Grande, para garantizar al pueblo "la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política".

Otro proyecto de los proyectos es Petrocaribe, fundamentado en el uso racional de los recursos energéticos, no renovables y agotables, para impulsar la integración y el desarrollo sostenido de los pueblos de la región, sobre la base de la complementariedad, la solidaridad y la corresponsabilidad social. Esto, en el marco del pleno respeto a la soberanía, la diversidad y necesidades de cada país.

La reciente apertura del Banco del Sur, la cumbre de la Unidad de Latinoamérica y el Caribe, realizada en México el pasado mes de febrero, donde quedó demostrado que los países del bloque pueden resolver sus problemas económicos, políticos, socioculturales, sin la necesidad de contar con la ingerencia del imperio estadounidense.

Venezuela, luego de casi un siglo de dominio, logró la recuperación de la industria petrolera, continuando con la ideología bolivariana de retornarle al pueblo lo que le pertenece.

Este nuevo regreso de la Revolución, se convierte entonces en una lucha por la verdadera emancipación de los pueblos de Latinoamérica y del Caribe, es la concreción de los ideales del Bicentenario: la justicia, la soberanía plena, la verdadera independencia y la libertad.

Por: Diego Galarza / FC

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