28
septiembre 2016, Cuba Debate
http://www.cubadebate.cu (Cuba)
A pesar del inicio del proceso de normalización de relaciones entre Estados
Unidos y Cuba, y el incremento de
los contactos entre ambos gobiernos y diversos sectores de sus respectivas
sociedades, Washington
conserva intacto el bloqueo contra su vecina antillana e insiste en aplicar
programas de subversión destinados a erosionar la Revolución.
La “determinación” de la Casa Blanca de “avanzar” en
sus nexos con La Habana, pero al mismo tiempo mantener vigente su propósito de
desmoronar el sólido proceso revolucionario en Cuba, demuestran su histórica y
nada difusa conducta hacia la Isla.
Mientras hombres de negocios y alcaldes de diferentes
Estados norteamericanos, como el de Houston, Sylvester Turner, dicen estar “ansiosos por construir
una fuerte relación” con las autoridades cubanas, instituciones de
Washington continúan persiguiendo a empresas y bancos
en el mundo que desean o
tienen vínculos con el decano archipiélago caribeño.
La aplicación de multas millonarias y el acoso a tales
entidades indican que el régimen del poderoso imperio del norte no ha variado
su política de guerra económica, comercial y financiera contra la mayor de las
Antillas, que se prolonga por casi ya 60 años, no obstante el rechazo unánime
de la comunidad internacional.
Aparentemente, el saliente ocupante de la Casa Blanca,
Barack Obama, ha tenido temor en utilizar los poderes presidenciales que posee
para al menos amainar el bloqueo, pero lo real es que se ha abstenido de hacerlo
porque el cerco a Cuba sigue siendo parte del frustrado plan de destruir su
Revolución, nacida el 1 de enero de 1959.
Ese plan incluye, en esta nueva fase no menos
escabrosa de las relaciones entre ambos países, un programa de “becas de verano” para jóvenes cubanos,
promovido por la supuesta Organización No Gubernamental (ONG) World Learning y dirigido a “formar líderes”, como similar
hacen en diferentes naciones latinoamericanas.
Detrás de ese proyecto ilegal está la Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), un engendro de la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) con múltiples tentáculos, que tiene el
único fin de perturbar el orden en cualquier parte del mundo, y especialmente
en la Patria Grande.
En el caso concreto de la nación caribeña, la CIA a
través de la USAID busca desesperadamente crear “líderes de opinión” dentro de
su territorio que respondan a los intereses del Pentágono, y “sustituyan” a los
“representantes” de una minúscula “oposición interna”, pero además desvencijada
y desprestigiada.
Washington sigue equivocándose con Cuba, porque el
proyecto injerencista de la World Learning ha recibido como respuesta el
rechazo generalizado de los más jóvenes en la mayor de las Antillas.
Parafraseando a José Martí, los cubanos conocen muy
bien “al monstruo y sus entrañas”. No por gusto han enfrentado y resistido al
bloqueo, a las permanentes agresiones y acciones terroristas, y a innumerables
planes subversivos y campañas mediáticas difamatorias orquestadas desde Estados
Unidos.
Erran también aquellos que piensen que Washington
verdaderamente tenga intenciones de cambiar su política hacia la isla caribeña,
más aún observando a los dos candidatos que se disputarán la presidencia en las
próximas elecciones norteamericanas, y el ultraconservadurismo dominante en esa
sociedad. Ver para creer.
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