La Paz, 15 enero 2008 (Pablo Stefanoni, de Clarín, tomado por la ABI) - Los 10 grados de temperatura del "verano" paceño se sienten en la casa del vicepresidente boliviano, sin calefacción como casi todas en esta ciudad.
"Mañana a las 7", se despide de su custodio, y en casi una hora repasó con Clarín la coyuntura de una semana de inciertas negociaciones entre Gobierno y oposición, en busca del ansiado acuerdo nacional. "Hay una inflación mediática de la tensión política", dice Álvaro García Linera, pasadas las 11 de la noche.
CLARÍN.- ¿Está cerca el acuerdo político?
Álvaro García Linera (AGL).- De parte del Gobierno hay una búsqueda abierta, franca y decidida de acuerdos. Mostramos gran flexibilidad y amplitud en torno al tema del reparto de los impuestos hidrocarburíferos y de la apertura del nuevo texto constitucional para corregir errores y ver cómo se puede compatibilizar con propuestas sensatas de autonomía regional. Pero hay sectores opositores reticentes a ceder.
CLARÍN.- Hace poco usted habló de un "punto de bifurcación", ¿cómo negociar en esas condiciones?
AGL.- Tomé la idea de (el Nobel de Física) Illya Prigogine, de un orden que nace del caos. El sistema puede evolucionar hacia una de dos posibilidades: o bien retorna al estado de equilibrio original (en el terreno político, al viejo Estado), o bien empieza a autoordenarse hasta constituir una nueva estructura.
Un punto de bifurcación es un punto de tensionamiento de fuerzas, que en 1952 se dio bajo la forma de guerra civil. En 2008 el presidente Evo Morales apuesta a resolverlo mediante la consulta en las urnas (referéndum revocatorio y constitucional) y una salida pactada.
CLARIN.- ¿Y si no hay acuerdo hasta dónde puede tensarse la situación?
AGL.- Es difícil prever. Pero algunos apuestan a un atrincheramiento regionalizado, transgrediendo las leyes con la autonomía de facto mediante un referéndum ilegal. Y si lo acompañan con tomas de instituciones ingresarían en un callejón sin salida de ilegalidades. Si es así, el Gobierno usará los medios constitucionales para garantizar la institucionalidad.
CLARÍN.- Incluso se llegó a hablar de guerra civil, ¿la considera posible?
AGL.- Se suponía que el 15 de diciembre estallaba la guerra civil. Hay mucha inflación mediática de la tensión política. Si uno deja de ver los medios por una semana puede tener la real dimensión de la confrontación.
Hoy hay un sentido común, sea de izquierda y de derecha, sobre el papel protagónico del Estado en la economía y en la redistribución de la riqueza, la igualdad entre pueblos y la descentralización y autonomías. Hay un proyecto nacional y resistencias regionalizadas, ya no hay dos proyectos nacionales. En este recambio de élites, los que antes eran poder nacional hoy se atrincheran en las regiones.
CLARÍN.- ¿El separatismo podría tentar a algunos grupos radicales?
AGL.- Hay una derecha democrática y una derecha fascistoide. Son los que queman casas, hacen listas negras..., dentro de esa derecha autoritaria hay pequeños grupos minoritarios de carácter separatista, como intento desesperado de preservar privilegios. No constituyen un peligro pero están.
CLARÍN.- ¿Tienen influencia sobre los gobernadores?
AGL.- Sí, pero muy marginal.
CLARÍN.- ¿En qué debe ceder Santa Cruz?
AGL.- La gente en el referéndum votó autonomía, pero el estatuto plantea un régimen federal y más que federal. Deben respetar lo que se votó el 2 de julio de 2006.
CLARÍN.- ¿Cómo evalúa el apoyo regional a la estabilidad en Bolivia?
AGL.- Muy importante. Fue un mensaje muy fuerte el que dieron Brasil y Argentina, y también Chile, de apoyo a la democracia y esperanza en las transformaciones. Yo creo que eso ha neutralizado temporalmente a los sectores más extremistas que quizás pensaron encontrar algún apoyo externo a sus proyectos aventureros. La señal fue muy fuerte.
CLARÍN.- ¿Tiene algún significado el reciente cambio del comandante de las Fuerzas Armadas?
AGL.- Institucionalmente correspondía hacerlo después del segundo año. Este el primer Estado Mayor en décadas resultado del acatamiento de las normas. Es uso y costumbre de las Fuerzas Armadas la rotación entre las fuerzas y lo hemos respetado nombrando a un miembro de la Fuerza Aérea.
CLARÍN.- ¿El Gobierno confía en la fidelidad institucional de las Fuerzas Armadas?
AGL.- Definitivamente.
http://www.abi.bo/index.php?i=noticias_texto_paleta&j=20080115001220&PHPSESSID=a68e14ea010db90e250159bc11e7523f
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