quarta-feira, 23 de janeiro de 2008

Presidente indígena boliviano critica que el racismo esté vigente en pleno siglo 21

La Paz, 22 enero 2008 (ABI) - El primer presidente indígena boliviano, Evo Morales Ayma, condenó la noche de este martes que en pleno siglo 21 el racismo se mantenga incólume en este país de nueve millones de habitantes y donde al menos el 62 por ciento de su población es de raíces indígenas: aymara, quechua y tupiguaraní.
Esa discriminación racial de facto se manifestó claramente en la ciudad de Sucre, durante el desarrollo de la Constituyente, asambleístas del occidente del país y la propia presidenta del magno cónclave, Silvia Lazarte, fueron objeto de agresiones físicas y verbales por parte de grupos opositores.
El presidente boliviano lamentó esas jornadas y otras en regiones diversas como Santa Cruz y Cochabamba, donde también afloró el racismo con la agresión a indígenas y campesinos.
"Cara de llama", "el que no salta es llama", "india cochina", "Sucre se respeta carajo", "colla de mierda", "cruce de llama con adobe", "cholas ignorantes", "aquí matamos collas, no perros" y otros epítetos peyorativos que gritaron grupos racistas, sin darse cuenta que muchos de ellos compartían los rasgos de los habitantes indígenas de este país andino-amazónico.
No obstante, Evo fue más allá y aseguró que el racismo fue cultivado desde los albores de la República, como herencia de la colonia, que sometió a los indígenas a una espantosa situación de explotación, pobreza y marginación social.
Producto de esta situación política, vigente en los grupos de elite que hoy se empeñan en preservar sus privilegios, al menos dos millones de bolivianos trabajan cinco millones de hectáreas, mientas que sólo 100 familias de grandes potentados son dueñas de unas 25 millones de hectáreas.
Según el último Censo de Población y Vivienda de 2001, el 62 por ciento de la población total de Bolivia se auto reconoce como indígena y de sectores populares del país.
Hoy esta masa humana busca su incorporación activa a la vida política, desde sus comunidades, sus juntas vecinales y sus regiones de origen.
Sin embargo, esa forma de reconocimiento político no contribuyó a generar espacios reales de democracia intercultural y convivencia en el respeto y la tolerancia, y la apuesta de ellos es la nueva Constitución Política del Estado, que proclama a Bolivia como un Estado plurinacional.
Los indígenas no son seres humanos
En ese contexto, el Jefe de Estado aseguró a los legisladores presentes en el hemiciclo del Congreso Nacional que revisando la historia, "hemos constatado que los conquistadores (españoles) consideraban que los indígenas no eran seres humanos, por los que se podía robar sus bienes, esclavizarlos y matarlos".
Pero Morales fue más allá y leyó palabras que en su momentos expresaron bolivianos que en el pasado incentivaron el racismo en contra de la población originaria, como el escritor cruceño René Gabriel Moreno, quien sostenía que el indio es una calamidad arcaica, "sombrío, asqueroso y huraño, y que por su cerebro incásico es incapaz de asimilar el cristianismo".
Por su parte, el ex presidente Mariano Bautista afirmaba que "la clase letrada y la cristiana siente por los aymaras un grande horror, los he contemplado desde mi niñez con espanto por la humanidad".
Con esa misma visión racista se pronunciaba el también ex presidente José Manuel Pando, quien sostenía "que los indios son seres inferiores y su eliminación no es un delito sino una selección natural".
Pando actuó en consecuencia, porque luego de aliarse con Zárate Willka, un líder aymara que luchó a su lado en la guerra civil de 1898, fue traicionado y eliminado por el propio ex Jefe de Estado.
"Bautista Saavedra decía que el indio es apenas una bestia de carga, miserable a la que no hay que tener compasión y al que hay explotar hasta los inhumano y lo vergonzoso", rememoró Morales.
Por ello y recopilando ese pasado de odio y discriminación hacia los indígenas, el Mandatario aseguró que "siento que el racismo sigue vigente".
Indicó que la Asamblea Constituyente apruebe la nueva Constitución, los asambleístas tuvieron que soportar agresiones, insultos, expulsiones y escupitajos.
"Todavía sigo pensando que lo hacen a conciencia o por humillar, porque se piensa que debe haber en Bolivia personas superiores o inferiores, pero es nuestra obligación de cuestionar fuerte y duramente el racismo", indicó Morales.
"No puede continuar el racismo en nuestro país, que es una debilidad que algunos grupos ante la comunidad internacional, no aceptan que los campesinos, los pobres, los indígenas o los trabajadores puedan gobernar, no aceptan", insistió.
Por ello, Morales demandó a la sociedad boliviana a erradicar esa discriminación por el color de la piel, origen, clase social o región donde nacen los bolivianos.

http://www.abi.bo/index.php?i=noticias_texto_paleta&j=20080123015408

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