7 enero 2015, ALAI, América Latina
en Movimiento http://alainet.org
Resumen: Los
bancos abrumados con dólares inorgánicos colocan con riesgo capitales que son
usados para consumo y gasto corriente; eso se repite siempre en América Latina
y ahora en Europa. La abundancia de dólares inorgánicos separó los flujos de la
economía real y de la economía financiera, cuyas cifras sólo en derivativos
anda por 700 billones, algo imposible de asimilar en un PMB de 75 billones.
Este tipo de cifras, aumentadas con QE, se invierten en las bolsas donde suben
el valor de las carteras de los bancos. El colapso de las bolsas arrastraría el
dólar y EE UU busca apoyarse en un TTIP con Europa para mantenerlo.
Abstract: Banks, overwhelmed with inorganic dollars, placed with
risk capital that was used for consumption and current spending; that has
always been repeated in Latin America and now in Europe. The abundance of
inorganic dollars separated the flows of the real economy and the financial
economy, whose figures just on derivatives reach above US $ 700 trillion, an
amount impossible to assimilate into a WDP of 75 trillion. These figures,
increased by QE, are invested in the stock exchanges where they raise banks’
portfolio value. A collapse of the stock markets would drag the dollar down and
the US tries to save it by signing a TTIP with Europe.
Introducción
La crisis actual no es una crisis del comercio ni de la
producción de bienes o de servicios. La crisis es de los bancos, del sector
financiero. Su origen es
lejano y de naturaleza ideológica; viene de la
distorsión que hizo David Ricardo de las ideas de Adam Smith.
Smith admitía el egoísmo empresarial como un motor de
movimiento económico, pero con normas que lo encausasen. Ricardo abogó por la
eliminación de restricciones. En particular, de restricciones en tres cosas: la
emisión de papel moneda, en la sobreproducción industrial y en la circulación
de capitales.
La emisión de papel moneda produjo desde entonces
sobreproducción de dinero y continua pérdida de poder adquisitivo. La
sobreproducción industrial condujo al imperialismo comercial. La irrestricta
circulación del capital condujo a especulaciones y estafas internacionales.
En la época actual eso se agrava, se complica y se expande
con la creación de “productos financieros” - porque ahora los servicios financieros
dicen ser industria - que circulan y se aceptan sin verdadera garantía de
valor, sea nacional o internacional. Los nombres de esos papeles quieren sonar
técnicos, con eufemismos dichos en inglés: default swaps, derivatives,
sub-prime o quantitative easing. La realidad es que el mundo es víctima de una
estafa originada en Wall Street y la City. Nada nuevo, lo distinto esta vez es
su dimensión sideral.
Antecedentes de deuda soberana
Desde el siglo XIX se suceden crisis del mismo origen,
aproximadamente, cada 40 años. Todas causadas por el colapso de especulaciones
financieras, que suelen desembocar en el comienzo de una guerra; las dos
guerras mundiales no son ajenas a ese patrón. Los negocios bélicos, la
eliminación de rivales comerciales y el botín versado en los sacos del
vencedor, devuelven el equilibrio a los bancos en dificultades.
La crisis europea actual y la de los años 80, tienen su
origen en 1944, en Bretón Woods. En esa reunión entre los eventuales
vencedores, para estabilizar la economía mundial de la post-guerra, se adoptó
el dólar como moneda de referencia internacional, pero garantizado con un
patrón oro de $35/onza. Ese acuerdo fue renegado por Estados Unidos en 1971,
año en que dejó de exportar el petróleo que equilibraba su balanza comercial.
Fue sin duda un default sobre su deuda – eso que escandaliza
cuando lo hacen otros. Desde entonces la Reserva Federal comenzó una emisión de
dólares sin fondos, para cubrir una balanza comercial deficitaria. Para evitar
que el dólar cayese en desuso como moneda de referencia, la OPEP redujo la
producción e impuso la venta de su petróleo sólo en dólares: los llamados
petrodólares, emitidos para esa función.
Esos
petrodólares excedentarios no podían asimilarse en las economías petroleras y terminaron
depositados en bancos, principalmente anglosajones. Los bancos no guardan el
dinero; lo colocan. Así salieron elegantísimos banqueros a colocar dinero en
rincones del tercer mundo, ofreciendo préstamos a bajo interés y sin
garantías.
Es la conocida mecánica de prestar capitales, a sabiendas
de que, en lugar de gastarse en una función reproductiva, serán dilapidados en
gasto corriente, importación de productos industriales o en corruptas
transacciones, cuya ganancia regresa a los bancos extranjeros. Pero la deuda
queda y el Estado la asume como deuda soberana que debe ser pagada exprimiendo
los recursos nacionales con el sólito programa llamado de austeridad. El resultado es vano, crea
desocupación y es pretexto para la privatización de los activos del país, sobre
todo de servicios públicos monopólicos e indispensables.
Historia de la deuda de América Latina
La crónica deuda externa de la América Latina se arrastra
desde su independencia y su nacimiento está descrito con agudeza técnica por el
filósofo económico suizo Jean Charles Sismondi: ... en las naciones opulentas la
producción suele ser determinada, no por las necesidades, sino por la
abundancia de capitales, y entonces, al sobrepasarse pronto el consumo, se
produce una cruel miseria.
La
apertura del inmenso mercado que ofrece… la América española, fue el hecho que
más pudo desahogar las manufacturas inglesas. El gobierno inglés parece
juzgarlo también así; y, durante los siete años que han pasado desde la crisis
comercial de 1818, una actividad sin precedentes se ejerció para hacer penetrar
el comercio inglés hasta los rincones más recónditos de México, de Colombia,
del Brasil, del Rio de la Plata, de Chile y del Perú. …
Pero,
por inmenso que fuese el desahogo que ofrecía la América libre, no hubiese sido
suficiente para absorber todas las mercancías que Inglaterra había producido
por encima de sus necesidades, si los préstamos hechos a las nuevas repúblicas
no hubiesen de golpe aumentado desmesuradamente sus medios de comprar mercancías
inglesas. Cada estado de América prestó de los ingleses una suma suficiente
para poner a funcionar su gobierno; y, a pesar de que fuese un capital, la
gastaba inmediatamente durante el año como una renta; quiere decir que se
empleaba entero en comprar mercancías inglesas por cuenta del público, o de
pagar aquellas que habían sido enviadas por cuenta de particulares. Se formaron
en ese tiempo numerosas compañías, con inmensos capitales, para explotar todas
las minas de América; pero todo el dinero que gastaban regresaba a Inglaterra,
sea por las máquinas… o por los bienes exportados...
Todo
el tiempo que duró este singular comercio, en que los ingleses pedían a los
americanos, que se dignaran comprar, con capitales ingleses, las mercancías
inglesas, y las consumiesen por amor de ellos, la prosperidad de las
manufacturas inglesas pareció brillante. No fue ya la renta, sino el capital
inglés lo que se empleó para estimular el consumo; los ingleses, comprando y
pagando ellos mismos los propios productos que enviaban a América, no se
ahorraron sino el placer de gozarlos también ellos mismos.
Nunca
tuvieron las manufacturas inglesas tantos pedidos como durante la serie de
especulaciones del 1825, que asombro tanto el mundo; pero que, cuando los
capitales se gastaron, y vino el momento de pagarlos, cayó de pronto el velo,
cesó la ilusión, y la miseria recomenzó con mayor fuerza que en 1818 (Sismondi,
Nuevos Principios de Economía, 1927. Libro cuarto, Capitulo 4).
Esa
deuda Latinoamericana con los bancos ingleses fue vendida en los mercados de
valores y causó descalabros por toda Europa. Es así como surgieron coaliciones
de cobradores que las cobraban a cañonazos. El caso más célebre es la ocupación
anglo- hispano- francesa de Veracruz, que terminó desempolvando el trono de
Iturbide para darlo a Maximiliano de Austria.
En
los años de 1980, Latinoamérica vio repetirse el mismo mecanismo de deuda, solo
que no vinieron cañoneras, sino el FMI, el BID y el Banco Mundial, que se
encargaron de asegurar el pago. Tampoco trajeron un príncipe extranjero; hoy
día hay modos más discretos y el cobro se encarga a políticos locales
confiables. La eficiencia del cobro aumenta, porque la apariencia de
legitimidad disminuye el riesgo de rebelión violenta. Así sucedió la Década
Pérdida de la América Latina.
La
situación hoy
Después
de la triste experiencia del Tercer Mundo con la deuda externa, los gobiernos
de esos países, en general, se abstuvieron de endeudarse. También sucede porque
algunos aún están pagando y no tienen ni el crédito ni la voluntad política.
Sus sufrimientos no ha mejorado que transitoriamente las finanzas de los bancos
y demás empedernidos jugadores que operan en los casinos financieros.
Peter
Drucker explicóque el flujo de la economía financiera se había separado del
flujo de la economía comercial de bienes y servicios; señalando que su tamaño
había aumentado y era varias veces superior al de la economía real. Eso – decía
él- resultaba de la emisión de dólares inorgánicos emitidos desde 1971 para pagar
el déficit comercial de los Estados Unidos (Drucker, 1986). Emmanuel Todd dijo
que el papel de Estados Unidos en la economía mundial parecía ser el de
suministrar dinero virtual (Todd, 2005). En Wall Street y en la City parecen
olvidar un principio básico de Economía I: que el dinero no es la riqueza; que
es sólo un símbolo.
Según
el Banco Internacional de Compensaciones, de Basilea (BIC, 2013) en el mundo,
para abril de 2013 se vendían diariamente 5,3 billones (trillions en inglés) de derivativos; o sea, diariamente, un tercio del
PIB de Estados Unidos. El
total de estos productos en circulación se estimaba entonces entorno a los 700
billones. Si se toma en cuenta que el Producto Mundial Bruto era en 2013 fue de
75 billones, es imposible aterrizar ese dinero imaginario en la economía real.
Eso es lo que técnica y legalmente se define como estafa. El BIC no tiene
cifras públicas más recientes, pero las cifras de la secuencia del 2010 al 2013
indican una tendencia al aumento.
Esa
sobreabundancia de valores en ascenso que es independiente de la conducta de la
economía real, es el resultado de una combinación letal de la constante
creación cumulativa de dinero inorgánico por la Reserva Federal de Estados
Unidos – que es un consorcio de bancos privados- con el eufemismo de facilitación cuantitativa (quantitative easing -QE-)
para que los bancos y otros agentes puedan invertir masivamente en las bolsas y
así hacer subir de nuevo el valor disminuido de sus portafolios; esto viene
unido a una desregulación liberadora de toda prudencia elemental en la
actividad especulativa de los bancos.
A
diferencia de la economía real, que es socialmente positiva, porque al crecer
reparte beneficios a todos los actores, la economía especulativa es socialmente
negativa. Sus actores suelen ser empresas apátridas, sin vínculos sociales. Su
base es una abstracción imaginaria, que emite papeles llamados valores, porque
se suponen basados en alguna garantía, que van a comerciarse en las plazas
financieras. En la realidad, su principal actividad es manipular percepciones
del futuro y su único móvil es la ganancia a corto plazo, que no es distribuida
sino que se mantiene en el circuito financiero, apartada de la economía real;
la que produce bienestar socialmente perceptible.
La
historia de la economía real está marcada por crisis que anteceden el relevo de
los países protagonistas, cuyo ocaso suele incluir episodios bélicos. Creo que
vivimos uno de esos momentos. Las economías reales de los dos países
anglosajones con los mayores centros financieros tienen marcados síntomas
recesivos, mientras sus bolsas solo suben porque los teclados en las
computadoras de sus traders dan la ilusión de crear riqueza. A dedazos
electrónicos suben y bajan precios en los las bolsas, sin que nada haya
cambiado en la realidad tangible. Los precios se inflan soplando las compras,
hasta explotar como burbujas y desinflarse cuando las compras cesan.
En
el año 2008 explotaron cuatro de esas burbujas especulativas:
1.
La burbuja de materias primas y alimentos, cuya muestra fue la llamada
« crisis de la tortilla » en México. Del mismo modo súbito, subían y
bajaban los precios del maíz, el petróleo y los cereales, sin aumento de
consumo o por menor producción;
2.
La burbuja inmobiliaria, estimulada por préstamos fáciles con hipoteca sobre
bienes de valor inferior, que empaquetadas juntas eran vendidas como “Sub-Prime
Mortages” (Hipotecas Sub-Optimas) en lugar de llamarlas basura.;
3. La burbuja de las bolsas, donde acciones y valores
subían y bajaban sin haber mayores inversiones o fluctuación en los dividendos;
4. Burbujas en el cambio de las divisas, donde las monedas
subían y bajaban sin cambios en las cifras macro-económicas de los países;
Salvo por la caída de los precios inmobiliarios y el desahucio
a favor de los bancos, no ha cambiado gran cosa la conducta de los
especuladores desde 2008.
La fabricación de la crisis europea
En 2008, el dólar comenzó a caer y eso amenazaba
mortalmente la hegemonía de EE UU. Hacía el 2010, la gran prensa inició una
campaña contra el Euro, haciendo eco de las declaraciones pesimistas de los
propios políticos del “establishment” europeo y de los organismos financieros
internacionales. La supuesta debilidad del Euro era la crisis por la deuda
pública de algunos países que son parte de la Euro-zona. Países endeudados por
sus gobiernos que pagaron con fondos públicos el « rescate » de
bancos privados nacionales. Esa deuda no viene de un desajuste económico
interno; viene de la estupidez de quienes hicieron préstamos riesgosos y de la
deshonestidad de quienes pagaron deudas ajenas con dinero ajeno.
El
caso emblemático fue Grecia, cuyo PIB, en 2011, era el 1,5% de la Economía de
la Unión Europea y el 2,6% de la Eurozona (Eurostat, 2014); por lo que no tenía
el peso económico para arrastrar con sus deudas la economía que respalda al
Euro. Era algo selectivo, porqueGrecia con un PIB €215 millardos y una deuda del
166 % de su PIB, se suponía que era un mayor riesgo y debía pagar
intereses más caros que Japón, cuyo PIB era de €4,4 billones y su deuda el
228 % de su PIB (BM, 2014); pero así lo estimaron las evaluadoras de
riesgo de Wall Street. El mismo patrón se repitió con Portugal, Irlanda, España
e Italia. Esto sirvió para crear una desconfianza en la economía europea y...en
el Euro.
La
Unión Europea es la economía más grande del mundo y el principal exportador. Su
segundo socio económico es China, con € 428 millardos ($567 millardos) y el primero, es Estados
Unidos, con €444 millardos (Eurostat, 2013). Como la economía china crece al
7,7% y la de Estados Unidos crece 2,5% (BM, 2013), es probable que, en 2014,
China sea ya el mayor socio europeo. Para China la UE es ya el mayor socio
comercial. En 2014 el PIB de la UE será de €14.303
billones (US$18.451 billones) según el FMI y su surplus comercial en septiembre
2014, era ya de €18,5 millardos (Eurostat, 2014). La economía real europea no
está enferma, es su sector financiero que ha sido contagiado por el sector
financiero anglosajón. Las presiones políticas hegemónicas no son ajenas a ese
contagio.
Fueron los banqueros de Alemania, Francia, Italia y
Holanda, que pagan grandes sueldos y premios a sus ejecutivos de poco
discernimiento, quienes compraron valores sin valor, emitidos por los bancos
anglosajones, y los vendieron a los bancos de las economías periféricas de la
Unión Europea: Grecia, Portugal, España, Chipre & Co, que también pagan
bien a sus ejecutivos. Ahora tienen sobresaltos porque los valores que
vendieron cayeron a su valor real y sus clientes no pueden pagar. Como siempre,
intervinieron el FMI, el Banco Mundial y el Banco Central Europeo para dar los
créditos necesarios para pagar a los bancos acreedores; con la novedad de que
en Chipre que la banca para pagar acreedores extranjeros, confiscó también
dinero de sus clientes.
Por un rato hubo temblores por miedo de que Grecia hiciese
lo que correspondía: regresar al drama. Pero no será así, porque los banqueros
del grupo duro europeo quieren cobrar en Euros sus créditos. Un detalle
adicional, que nunca se menciona, es que todas esas obligaciones de los bancos
en los países periféricos se garantizaron con seguros contra falta de pago
(Credit Dafault Swaps), cuyas primas se cobraron, pero que no se aplican para
cancelar las deudas porque esos seguros son extendidos y comerciados entre los
mismos bancos acreedores.
El acuerdo trasatlántico
Estados
Unidos propuso a la Unión Europea un Acuerdo Transatlántico de Comercio e
Inversión - TTIP-, que pretende integrar ambas economías. Se han hecho varios
estudios econométricos, todos coinciden en que el acuerdo llevaría a sustituir
el comercio intraeuropeo por el comercio con Estado Unidos. Esto implica una
desintegración europea y lo paradójico es que el principal abogado del acuerdo
es la Comisión Europea; eso da una idea de quién manda en Bruselas.
Según
un estudio de Jeronim Capaldo (GDAE /Tufts University, 2014) usando el modelo
de Política Global de la ONU, en los diez primeros años del acuerdo los
resultados serían los siguientes:
1. Pérdidas netas en las exportaciones
europeas, principalmente las del Norte de Europa (2,7% del PIB, seguidas por
Francia (1,9%) y Reino Unido (0,95%).
2. Pérdidas netas en términos de PIB para
países del Norte de Europa (-0,5), seguidos por Francia (-0,48) y Alemania
(-0,29).
3. Pérdida de ingreso para los
trabajadores: Francia con -5.500€ por trabajador, países de Europa del Norte
-4,800€, Reino Unido -4,200€ y Alemania -3,400€.
4. Pérdida de 600.000 puestos de trabajo.
223.000 en el Norte de Europa., 134.000 en Alemania, 130.000 en Francia y
90.000 en el Sur de Europa.
5. Reducción de la participación de los
salarios en el PIB, lo que implica una transferencia de la renta del trabajo al
capital. En Francia del 8%; en Reino Unido, del 7%; en Alemania y norte de
Europa, del 4%.
6. Pérdida de ingresos públicos de los
Estados, por disminución de ingresos por impuestos indirectos. Francia 0,64%
del PIB y en todos eso empuja hacia déficits públicos mayores que los del
acuerdo de Maastricht.
7. Mayor inestabilidad y desequilibrios
financieros, causados por menores ingresos por exportaciones, menores salarios,
menor recaudación, menores ventas. Los beneficios de la inversión serían
sostenidos por aumento de precios de los activos; burbujas, dicho de otro modo.
8. Mayor vulnerabilidad a cualquier
crisis en los Estados Unidos.
Las
conclusiones son dos: a) los estudios encargados por la Comisión Europea no
usan un buen modelo y al usar el de la ONU los resultados son desfavorables al
TTIP; b) en este momento de bajo crecimiento y austeridad una reorientación
comercial reduciría las rentas del trabajo y eso reduciría la actividad
económica.
En
cuanto a la parte de la propuesta relacionada con Inversión Extranjera Directa,
tanto Francia como Alemania dijeron que no están dispuestas a negociar
cláusulas que permitan una jurisdicción arbitral extraterritorial a los
inversionistas.
Nuestra
opinión es que la economía europea está aún sana, sus problemas vienen del
contagio del sector financiero anglosajón y de las presiones norteamericanas
contra el comercio con viejos clientes estratégicos, como Irán y Rusia. Los
Estados Unidos quieren firmar el TTIP, para acabar con el mal ejemplo del
Estado de Bienestar europeo, para chupar los recursos de la más potente
economía, para mantener las ficciones en los mercados de valores y mantener al
dólar como moneda internacional. Además, es inquietante esa política de
destruir a los proveedores energéticos europeos o a distanciar a Europa de
ellos. Pareciera que Estados Unidos busca eliminar opciones energéticas a
Europa y hacerla dependiente de sus dudosos recursos en gas de esquiste;
vendido en dólares, naturalmente.
Conclusión: Como
dijo Luis XVIII, Rey de Francia y hombre de mundo, sólo la ambición no envejece nunca. El sistema económico basado en el
dólar se cae a pedazos, pero la ambición lo mantendrá activo hasta su última
ruina.
Referencias Bibliográficas
Sismondi,
Jean Charles (1827). Nouveaux
Principes de Economie Politique ou De la richesse dans ses rapports avec la
population. Paris: Delunay.
Drucker,
Peter. (1986). The Changed World Economy, Washington: Foreign Affairs.
Todd,
Emanuel. (2002). Après l'
Empire: essai sur la décomposition du systeme américain. Paris:Gallimard.
Capaldo, Jeronim, 2014. The Trans-Atlantic Trade and
Investment Partnership:
European Disintegration, Unemployment and Instability, GDAE Working Paper 14-03, Tufts University, Medford, MA. http://ase.tufts.edu/gdae/policy_research/TTIP_simulations.html
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BIC / BIS, 2014 Bank of International Settlements,
Basel: http://www.bis.org/statistics/dt1920a.pdf,
Eurostat, 2014; 2013, European Commission,
BM, 2014 ; BM 2013. World Bank. http://databank.worldbank.org/data/download/GDP.pdf
*Umberto
Mazzei
IREI
SISMONDI, Ginebra
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