Frei Betto *
20 junio 2008
Adital - El 14 de junio el Che Guevara cumpliría 80 años. Su militancia entre nosotros terminó a los 39. Ni con ésas consiguieron matarlo. Hoy está más vivo que en sus cuatro décadas de existencia real. Además, son raros los revolucionarios que, como Mao y el mismo Fidel, envejecen. Muchos derramaron pronto su sangre capaz de abonar el proyecto de un mundo de libertad, justicia y paz: Jesús a los 33, Martí a los 42, Sandino a los 38, Zapata a los 39, Farabundo Martí a los 38, sólo para citar unos pocos ejemplos.
El enemigo debe tirarse de los pelos al constatar que, hoy, el Che se encuentra más presente que en la época en que él creía tener el poder de asesinar ideales. Lo intentaron todo para condenarlo al olvido: trocearon su cuerpo y escondieron sus miembros en diferentes lugares; le inventaron toda clase de mentiras; prohibieron que su literatura circulase en muchos países. Pero cual Fénix testaruda, el Che revive en fotos, músicas, espectáculos teatrales, películas, poemas, novelas, esculturas y textos académicos. ¡Hasta han bautizado una cerveza con su nombre! En el Spa más sofisticado de Brasil, el Unique Garden, el poster de su rostro, según la famosa foto de Korda, ocupa el centro del salón de banquetes.
Al constatar que las esposas no aprisionan símbolos ni las balas matan ejemplos, inventaron falsas biografías para tratar de difamarlo. Todo en vano. Hasta en partidos de fútbol algunos aficionados levantan pancartas con su rostro. Y no se gasta ni un centavo en esa propaganda de su imagen. Y ella sólo tiene importancia por reflejar ideales que hicieron de él un revolucionario. Nada de eso es fruto de mercadeo. Son gestos espontáneos de quien desea enfatizar que la utopía sigue viva.
Reasumir hoy el legado del Che y celebrar sus 80 años nos exige mantener el corazón y los ojos volcados hacia la preocupante situación de nuestro planeta, donde impera la hegemonía del neoliberalismo. Multitudes, sobre todo de jóvenes, son atraídas al individualismo, y no al espíritu comunitario; a la competitividad, y no a la solidaridad; a la ambición desmedida, y no a la lucha en pro de la erradicación de la miseria.
Se habla mucho del fracaso del socialismo en el Este europeo, y casi nunca del fracaso inocultable del capitalismo para 2/3 de la humanidad, ni de los cuatro mil millones de personas que viven por debajo del límite de la pobreza.
Nos angustia también la degradación ambiental. Si los líderes del mundo hubieran prestado oídos a lo que Fidel ya predijo en la Eco-92 en Rio de Janeiro, quizás la devastación no hubiera llegado al extremo de provocar frecuentes tsunamis, tornados, tifones y huracanes nunca vistos, sin hablar del calentamiento global, del deshielo de los casquetes polares ni de la desertificación de las selvas. El despalamiento de la Amazonía es alarmante.
El barril de petróleo, que cuesta menos de US$ 10 en la boca del pozo, ya cuesta más de US$ 120 en el mercado. Es triste constatar que grandes áreas de tierras de cultivo son reservadas para la producción de etanol destinado a alimentar los 800 millones de vehículos automotores que circulan por el planeta, y no a los 824 millones de bocas hambrientas amenazadas de muerte precoz. Ante este mundo en que la especulación financiera suplantó a la producción de bienes y servicios, y en el cual la Bolsa de Valores sirve de termómetro de la supuesta felicidad humana, ¿qué podemos hacer?
Bolívar debe de estar feliz con la primavera democrática en América del Sur. Después de siglos de dictaduras militares y de gobiernos neoliberales, ahora el pueblo elige gobiernos que rechazan el Alca y refuerzan el Mercosur, y repudian la invasión de Iraq y el bloqueo de Cuba por parte del gobierno de los Estados Unidos.
¿Cuál es la mejor manera de celebrar los 80 años del Che? Creo que el mejor regalo sería ver a las nuevas generaciones creer en y luchar por otro mundo posible, en que la solidaridad sea un hábito, no virtud; la práctica de la justicia una exigencia ética; y el socialismo el nombre político del amor. Construir un mundo sin degradación ambiental, sin hambre ni desigualdad social.
En vísperas del 50º aniversario de la Revolución Cubana, todos debemos mirarla, cada vez más, no como un hecho del pasado sino como un proyecto de futuro.
[Autor de "Fidel y la Religión" y "La mosca azul", entre otros libros.
Traducción de J.L.Burguet]
* Fray dominico. Escritor.
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