27 julio 2016, La Epoca http://www.la-epoca.com.bo
(Bolivia)
Katu
Arkonada, Analista
político vasco
El 21F ha
sido un momento de recomposición de la derecha, generado desde Estados Unidos,
y que reorganiza el campo político en Bolivia
Katu Arkonada.- Ministro, la
semana pasada se ha presentado “BoliviaLeaks, la injerencia política de Estados
Unidos contra el Proceso de Cambio”, libro coordinado por usted que analiza
1299 cables confidenciales enviados desde la Embajada de Estados Unidos en La
Paz entre 2005 y 2010.
Me llama poderosamente la
atención el nivel de injerencia que tenían los Estados Unidos en Bolivia antes
del proceso de cambio. En la Cancillería funcionaba hasta la llegada de Evo Morales
una Oficina de Asuntos Especiales de la Embajada de Estados Unidos; en el Banco
Central funcionaba una oficina del Fondo Monetario Internacional; en Palacio de
Gobierno, donde nos encontramos, funcionaba una unidad de CIA bajo el nombre de
Unidad de Análisis de Seguridad Presidencial; y junto a la oficina del Comando
en Jefe de las Fuerzas
Juan Ramón Quintana.- La penetración del gobierno
estadounidense en la estructura del gobierno nacional tiene que ver con varios
factores, pero entre los más importantes encontramos el tiempo de injerencia
que ha mantenido el Gobierno de EE.UU. y que ha tenido que ver con el hábito de
domesticación colonial. No solamente se ha producido una injerencia de tipo
vertical, sino que también ha habido una
permisividad gubernamental durante los
últimos sesenta años. Hay que recordar que la “cooperación” estadounidense
comienza desde finales de la década de los 40, se desarrolla en la década de
los 50 (durante la transición de la Alianza para el Progreso a USAID), y se
intensifica ya con USAID en Bolivia.
La lógica con la que se trabaja
desde Estados Unidos en relación con Bolivia es una lógica que pasa por la
domesticación pero que también pasa por la construcción de una suerte de
gobierno paralelo, es decir un gobierno de facto. La lógica de injerencia está
presidida por la idea de que este es un país que no tiene institucionalidad, es
un país inestable, altamente vulnerable, y por lo tanto un país en permanente
crisis estatal; entonces la manera de darle gobernabilidad pasa por la
construcción institucional de un gobierno paralelo que opera desde la Embajada.
Esta presencia institucional paralela se traduce en las instituciones que has
mencionado operando desde el Palacio de Gobierno, la Cancillería, el Banco
Central o las Fuerzas Armadas, o incluso la propia DEA o NAS sustituyendo al
Ministerio de Gobierno, o en el caso de las agencias de inteligencia de la
Policía no reportan al Comando de la Policía, reportan a la CIA.
En realidad, hay una estructura
que adopta forma de telaraña que se superpone y que en definitiva es la que
gobierna el país, ese es el grado que alcanza y que además logra
institucionalizarse. Hasta el punto de que esta unidad de Análisis Estratégico
en el Ministerio de la Presidencia se crea con una Resolución Ministerial…
¿Resolución Ministerial emitida
durante el Gobierno de Carlos Mesa?
Emitida por el Gobierno de Mesa,
sí. La propia Unidad de Asuntos Especiales en la Cancillería se crea con una
Resolución Ministerial. Todas se crean a través de normas, ni siquiera son
entidades de facto, si no que forman parte de la estructura de gobierno. Se ha
llegado a ese nivel por la complacencia de los gobiernos, por su debilidad, por
su grado de dependencia. Esto son estructuras institucionales, pero de forma
paralela, no había un Ministerio que no contara con un proyecto de USAID,
desplegando estructuras territoriales que funcionan sobre la base de los
proyectos que tiene USAID tanto en las instituciones como en el territorio. Es
decir, no hay un espacio ni institucional ni territorial que sea ajeno al
control y el dominio del gobierno estadounidense durante el periodo neoliberal.
La segunda cosa que llama la
atención es que precisamente este gobierno paralelo, esta telaraña imperial, no
podría sustentarse o funcionar eficazmente si no fuera por una red de
informantes.
Yo definiría cuatro estructuras
de información: 1) las territoriales, que provienen de los programas de medio
ambiente, de salud, educación, ONG, y que funcionan como antenas distribuidas a
lo largo y ancho del territorio nacional; 2) las institucionales que tienen un
anclaje institucional en los ministerios, en las instituciones; 3) informantes
vinculados al ejército de consultores; 4) el ejército de analistas y
periodistas.
Entonces tienes cuatro niveles,
hay un solapamiento digamos de informantes. Por lo tanto, todo el Estado, el
territorio, la sociedad, está penetrada por cada uno de los niveles. Los
periodistas y consultores, junto a la derecha política, son los niveles de
producción de información que se trasmite a la Embajada. El momento de
constatación de la fidelidad de la Embajada respecto a su estructura de
informantes es el aniversario de los Estados Unidos, ese es el momento en que
se revela la eficacia de la infidencia, porque lo que hace la Embajada es
tamizar a lo largo del año quienes son los mejores informantes, a quienes se
invita a celebrar el 4 de julio, fiesta nacional.
Toda esta estructura que
obviamente es más fuerte antes del 2005, pero que se mantiene de alguna manera
durante el proceso de cambio, tenía un director de orquesta que era el
Embajador de los Estados Unidos…
Debemos examinar con detenimiento
y en perspectiva el papel de los embajadores de Estados Unidos en Bolivia. Este
es un capítulo que creo tiene que ser objeto de una investigación muy rigurosa
para la Academia vinculada a la investigación social y política. Hay que ver el
itinerario que han seguido, la conducta, el comportamiento de los embajadores
durante determinados periodos. Hay tres tipos de misiones que han cumplido los
embajadores en estos últimos 10 años: hay determinados embajadores a quienes se
les fija la tarea de perpetuar la domesticación, embajadores a los que se les
encomienda la tarea del disciplinamiento y alineamiento, y embajadores a los
que se les da la tarea de la enmienda, ya sea por la vía blanda o por la vía
dura. Si uno quiere caracterizar la decisión política del Departamento de
Estado sobre Bolivia está expresada en la conducta de los embajadores.
Tienes al embajador David
Greenlee que es un embajador que gestiona la crisis terminal del
neoliberalismo, que preserva el alineamiento de las fuerzas conservadoras para
que no se resquebrajen frente a irrupción del Movimiento al Socialismo con Evo
a la cabeza. Greenlee es el embajador de contención de la crisis terminal del
neoliberalismo y por lo tanto de la transición, y a él se le encomienda la
tarea de la advertencia.
Por no decir amenaza o chantaje,
incluso antes de que Evo tome posesión como presidente.
Desde el mes de enero de 2006,
que asumimos el gobierno, hasta el mes de septiembre llegan algunas
delegaciones a Bolivia con el objetivo de convencer al Gobierno de que no se
salga del carril pro estadounidense, pro imperial. El aquel entonces Embajador
Greenlee lideriza este intento de lobby con funcionarios estadounidenses y con
representantes del Congreso de Estados Unidos. Pero Greenlee fracasa en el
mandato de la contención. Primero la contención de sus fuerzas políticas
conservadoras, y luego en la contención de las políticas gubernamentales.
En ese momento irrumpe un
embajador que recibe el mandato del quiebre político, Philip Goldberg, el
embajador del golpe, de la inestabilidad. El Gobierno de los EE.UU. pasa de la
amenaza, la intimidación y el chantaje, a la política del golpe. Y Goldberg es
el que encarna la política del golpe, el que opera; es obvio que tienen que
tener experiencia en desestabilización, tener una gran habilidad en el análisis
del contexto político, utilizar de una manera inteligente todos los insumos
informativos que le deja su predecesor, y tiene que tener una gran capacidad de
articulación y de movimiento geográfico. Eso es lo que hace Goldberg desde
septiembre de 2006 hasta ser expulsado en 2008. El capítulo cuarto de
BoliviaLeaks explica perfectamente como desde el primer día en que llega
Goldberg su tarea en realidad es el tejido golpista, la articulación golpista,
el alineamiento golpista. En poco tiempo logra construir y articular el
escenario del golpe.
Goldberg es el embajador del golpe
como lo fue la embajadora Liliana Ayalde, que operó en Bolivia al mando de
USAID durante varios años; se la traslada al Paraguay se produce el golpe
parlamentario en Paraguay contra Lugo; Ayalde termina su trabajo en Paraguay y
cambia al escenario de Brasil donde termina con el gobierno brasileño.
Y de Goldberg llegamos hasta el
actual Encargado de Negocios de Estados Unidos en Bolivia, Peter Brennan.
Después de la expulsión de
Goldberg se produce una suerte de vacío, ante la consternación del gobierno
estadounidense que seguramente nunca imaginó que el gobierno boliviano
expulsaría a su Embajador. Jamás hubiera pensado la potencia del Norte que un
país pequeño, colonizado y de alguna manera gobernado por sus agencias
estatales, finalmente tomara la decisión de expulsar al procónsul
norteamericano. Entonces se produce un vacío de poder entre de 2008 en adelante
hasta lograr a través de pruebas y error encontrar alguien que pase a una
segunda fase ofensiva, menos explícita que la de Goldberg, con más habilidades
en el campo de la inteligencia, con más habilidades en el campo del manejo
comunicacional y con mucha más habilidad en cuanto a las operaciones
encubiertas vinculadas a operaciones psicológicas de gran impacto sobre la base
de lo que se llama la política del rumor, la política de la difamación, la
construcción de los efectos colaterales de la mentira. Es ahí donde aparece
Brennan.
Brennan, un personaje con
experiencia en Venezuela, en Nicaragua, en Pakistán inmediatamente después de
la muerte de Bin Laden, además de encargado de la sección Cuba del Departamento
de Estado entre agosto 2010 y agosto 2012, justo en la misma época en que se
pone marcha el programa de desestabilización “Zunzuneo”, la red social que
buscaba impulsar una “primavera cubana”.
El Departamento de Estado se
debate en el dilema de darle continuidad agresiva, explicita, nombrando un
embajador de ruptura, o enviar un embajador de golpe suave. El embajador de
ruptura es Goldberg, y el de golpe suave es Brennan. Entonces opta por “la
diplomacia inteligente clintoniana” y por eso es que Brennan irrumpe en un
escenario post victoria electoral del 2014 que de manera irrefutable consolida
el proceso de cambio. Brennan llega al país con el objetivo de impulsar una
política de erosión, un gran proyecto de ataque a la credibilidad del gobierno
boliviano, tanto nacional o internacionalmente, pero apuntando al escenario del
referéndum constitucional del 21 de febrero de este año. La prueba de fuego
para Brennan es el 21F.
Y en ese sentido, hubo denuncias
por parte del gobierno boliviano de la injerencia que ha ejercido en el propio
Peter Brennan en el referéndum constitucional por la repostulación de Evo
Morales. Se han denunciado reuniones, que tuvieron que ser reconocidas por los
propios implicados, entre Peter Brennan y el Director de Inteligencia durante
el Gobierno del MIR, Carlos Valverde. Es Valverde, que fue detenido por
narcotráfico y hoy en día ejerce de paraperiodista, quien lanza por primera vez
las denuncias que se articulan en el llamado “Caso Zapata”.
Está muy claro que Estados Unidos
no ha variado ni un milímetro su política sobre Bolivia. Lo que se están
modificando son solamente los métodos, hay un cambio en el método de la
desestabilización. Independientemente del escenario político y la correlación
de fuerzas internas, se planea la desestabilización. De hecho, no creo que el
Departamento de Estado considere una variable importante la correlación de
fuerzas en Bolivia porque eso es irrelevante, porque saben que la oposición no
cuenta en la Asamblea Legislativa, saben que la oposición ha sido derrotada el
año 2008, saben que las fuerzas opositoras no tienen oxígeno, no tienen físico,
no tienen programa, no tienen condiciones para hacerle frente a este gobierno.
Por lo tanto, el plan de desestabilización se desenvuelve básicamente entre el
Departamento de Estado y la Embajada. Teniendo en cuenta ese escenario la
operación encubierta ha cumplido su tarea, ha sido relativamente exitosa por la
sorpresa, por el uso de las tecnologías de la comunicación, por el escenario
que se ha armado, por el conocimiento de una psicología de altísima
sensibilidad y susceptibilidad de las clases medias urbanas.
La operación llamada Caso Zapata
ha sido exitosa para el objetivo que se había trazado, en un escenario para el
que el gobierno no estaba preparado. Este escenario del 21F ha permitido
realinear a la derecha, darle un margen de maniobra, abrirle un campo político.
Además, ha permitido que la segunda línea de apoyo político a la Embajada que
estaba instalada en USAID, los analistas y consultores, se conviertan hoy en
día en la primera línea. El Caso Zapata ha permitido sacar su retaguardia
política colocarla en la trinchera política. La oposición recupera campo
político y saca de su reserva política todos los consultores y analistas que
antes trabajaban en USAID para convertirse en primera línea del frente de
batalla junto con el alineamiento de algunos medios de comunicación para atacar
al gobierno.
El 21F ha sido un momento de recomposición
generado desde Estados Unidos que reorganiza el campo político en Bolivia.
Ahora la pregunta es si esta acumulación de fuerza política, de analistas
encubiertos, de medios de comunicación, que han permitido el avance de su
retaguardia a la primera línea de campaña política va a ser suficiente para dar
batalla al proceso de cambio.
Es obvio que el Caso Zapata es un
factor determinante en la pérdida del referéndum. Probablemente no sea el
único, hay motivos internos, pero es un factor determinante externo. Una vez
que se han ido desmontando todas las mentiras construidas, ¿qué balance y qué
lecciones extraes de lo sucedido?
El Caso Zapata ha sido la
operación encubierta más penetrante que ha desarrollado el Imperio en Bolivia.
No hay que olvidar que la política exterior estadounidense está basada
fundamentalmente en la impostura. Para ingresar en la I Guerra Mundial Estados
Unidos logró construir la maquinaria mediática más importante de principios del
siglo XX, algo que Chomsky analiza con muchísimo rigor; para ingresar a la II
Guerra Mundial tuvieron que armar la operación de Pearl Harbor; para empezar la
guerra de Vietnam tuvieron que simular un ataque a barcos estadounidenses; para
construir la mentira frente a Irak tuvieron que inventarse las armas de
destrucción masiva de Sadam.
Lo sucedido en torno al Caso
Zapata lleva en sus entrañas la política exterior agresiva montada sobre la
mentira, calumnia y difamación. Se ha extrapolado la política exterior a la
política doméstica en Bolivia, tratando de destruir la credibilidad del
Presidente, de desacreditarlo porque saben que este es un proceso cuyo mayor
capital político está concentrado en el liderazgo que tiene el Presidente Evo.
El objetivo entonces es claro,
dañar este capital político en términos de liderazgo, de autoridad moral, pero
no solamente en el caso de la política doméstica, sino que este es un objetivo
de gran alcance para la región, no solamente por el liderazgo del Presidente,
sino por el despegue y el desarrollo estructural cada vez más independiente del
Estado Plurinacional respecto a la gran estructura de poder global. Este
desprendimiento de Bolivia respecto del sistema financiero internacional, de
los lineamientos políticos imperiales, es un golpe demasiado fuerte para el
Imperio que se ha acostumbrado a ver a Bolivia como una colonia.
Si lo leemos desde una mirada
geopolítica, el peso de Bolivia en la geopolítica regional y en la geopolítica
mundial tiene una dimensión estratégica en la medida en que se convierte en una
suerte de plataforma de tránsito entre la Cuenca del Pacifico y la Cuenca del
Atlántico, al mismo tiempo que Bolivia se va convirtiendo en una gran
plataforma energética autónoma capaz de abastecer de energía a la región.
Bolivia se está transformando en un enclave geopolítico energético de primer
nivel en la medida en que se va a convertir en uno de los grandes exportadores
de energías no tradicionales como el litio. En esa perspectiva debemos
incorporar su desarrollo industrial, su desarrollo económico en la medida en
que Bolivia se está convirtiendo en un socio estratégico de China, y por lo
tanto en una plataforma de irradiación de China en América del Sur, al mismo
tiempo que se fortalecen las relaciones con Rusia, país aliado con quien se va
a construir un Centro de Investigación Nuclear.
Bolivia está dejando de lado su
papel de semi colonia para convertirse en un Estado Plurinacional
independiente, autónomo, emancipado y con un proyecto alternativo. Estas
dimensiones son las que hoy día hacen que Bolivia se convierta en una amenaza a
la tutela imperial en América Latina. Si miramos la geopolítica regional,
frente a la debilidad de Venezuela por la agresión que sufre, frente a la
pérdida del gobierno en la Argentina, al golpe de Estado en el Brasil, frente a
los problemas económicos que tiene Ecuador, tienes en Bolivia la trinchera
antiimperialista más importante de la región.
Una vez desmontado el Caso
Zapata, y a pesar de los conflictos inherentes a cualquier proceso, parece que
entramos en una etapa más estable donde lo importante es que la actual gestión
gubernamental termina en enero de 2020. ¿Qué lectura haces de los desafíos que
tiene por delante el proceso de cambio?
Tenemos la responsabilidad en
primer lugar de cumplir el programa de gobierno 2016-2020. Es decir, nuestra
prioridad es la gestión política hasta 2019 y la acumulación política para el
2019.
Además de sobreponernos al 21F,
debemos impulsar una re-acumulación de fuerza política para seguir
fortaleciendo el liderazgo del Presidente Evo; seguir profundizando la gestión
del gobierno y el gran proyecto de industrialización; articular de una manera
mucho más intensa y de una manera mucho más estructural a los movimientos
sociales, educar en el proceso de trasformación estatal a los movimientos
sociales y al mismo tiempo en la tarea de defender el proceso. No es una tarea
simple, son tareas extremadamente complejas, dada la dimensión que ha alcanzado
Bolivia en el escenario internacional, escenario que se encuentra hoy en día asediado
por fuerzas, por gobiernos ultra conservadores como nuestros vecinos de la
Argentina o Brasil, además de un Chile que no deja de expresar sus rencores
históricos, su malestar por el desarrollo económico del Estado Plurinacional.
Hoy día tenemos un vecindario hostil que tiene que sobreponerse a la derrota
del ALCA y a la adopción de la Alianza del Pacifico para tratar no solamente de
recomponer la hegemonía estadounidense en la región, sino para tratar de
liquidar los procesos de transformación y emancipación en América Latina.
Tenemos entonces tres grandes
tareas. La primera es la gestión de gobierno, la gestión política en el marco
del gran proyecto de la Agenda 2025. En segundo lugar, enfrentar la hostilidad
y las agresiones sistemáticas a las que nos vamos a enfrentar producto a estos
planes de desestabilización de los Estados Unidos. En tercer lugar, debemos
enfrentar los grandes desafíos de la agenda global. Son demasiadas tareas, y
cada una es una gran tarea histórica en la que yo creo que las organizaciones,
las instituciones, la sociedad civil en general debe ser advertida de su
responsabilidad histórica, porque no hay peor error que pueda cometer una
sociedad que desentenderse de su responsabilidad histórica.
Después de este proceso de cambio
hay solamente dos opciones, una que es esta suerte de rearticulación
conservadora, retrograda, antinacional, que podría terminar peor que en la
Argentina, que significaría un desmantelamiento estructural de todas las
conquistas del proceso de cambio y por lo tanto una hipoteca del país y de sus
recursos naturales; y la otra opción es la continuidad del proceso de cambio,
profundizando las transformaciones políticas y económicas, una aceleración de
los grandes proyectos estructurales que permitan al Estado Plurinacional llegar
a 2025 sin deudas históricas.
Nenhum comentário:
Postar um comentário