5
noviembre 2015, http://mundo.sputniknews.com
(Rusia)
Hasta octubre pasado, la opinión pública mundial sabía muy poco sobre la
tragedia de guerra e invasión que vive Yemen desde hace siete meses.
La historia de otros
países no existe hasta que
retumba en
la confrontación de los
intereses de Estados
Unidos
— Edward Said, 1935-2003
Todo salió a luz pública por una nota publicada por el periódico
colombiano El
Tiempo, anunciando la contratación por parte de Arabia Saudita de 800 ex
militares colombianos para la participación en acciones militares en Yemen
usando el uniforme saudita junto con soldados de los países miembros de del
Consejo de Cooperación del Golfo. Eso despertó el asombro y atrajo la atención
mundial de lo que estaba sucediendo en Yemen.
Todos se preguntaban qué es lo
que estaba pasando en Yemen y para qué los países del Golfo necesitaban 800
mercenarios colombianos para combatir a 15.000 kilómetros de distancia de
Bogotá. Resulta que Arabia Saudí y sus aliados del Consejo de Cooperación del
Golfo: Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Qatar y Omán, a excepción del último,
han estado bombardeando a Yemen diariamente desde el 26 de marzo pasado,
igualmente sus ejércitos han estado enfrentándose con los rebeldes hutíes del
movimiento shiita Ansaralah (los defensores de Dios) en ese país sin ninguna
intervención ni autorización de Naciones Unidas.
A pesar de que la prensa globalizada no informaba nada sobre el
acontecer en Yemen, se supo que la operación militar "Tormenta
Decisiva" saudita fue auspiciada por Estados Unidos, Israel y el Reino Unido.
A la vez la estaban apoyando militarmente y con finanzas Egipto, Jordania,
Sudán, Paquistán, Marruecos y Turquía. También, por segunda vez en la historia,
Israel formó una alianza militar con el régimen saudita participando con sus
aviones en el bombardeo de Yemen (la primera vez los israelíes ayudaron a los
sauditas que apoyaban a los realistas en 1962 durante la Guerra Civil del Norte
de Yemen cuando los republicanos del norte se sublevaron contra los realistas).
Esta vez Washington,
sin saber qué hacer en Siria, Irak, Afganistán y Somalia,
no participó directamente en la invasión militar, sólo dirige su batuta
imperial desde lejos y cede la acción a la casa Real Saudí, su incondicional
satélite y lacayo desde los años 40.
Como resultado de la intervención militar y el bloqueo marítimo saudita,
de acuerdo a la Coalición Civil de Yemen, en estos siete meses más de 6.000
yemeníes- entre ellos 1.700 niños y más 1.000 mujeres han muerto y unas 13.000
personas han resultado heridas. Así como andan las cosas el número de las
víctimas va a crecer, ya que los aviones saudíes empezaron a trasladar de Siria
a los militantes del Estado Islámico hacia Yemen donde, desde hace un tiempo
está actuando Ansar al-Sharia que es una ramificación de al-Qaeda. Todo esto sucede
en uno de los países más pobres del Medio Oriente donde el 80 por ciento de los
24 millones de habitantes necesitan una urgente ayuda humanitaria. En Yemen
solamente el uno por ciento de la tierra cultivable es irrigable y su
alimentación depende en más del 90 por ciento de la importación.
Para entender la tragedia del
pueblo yemení habría que remontarse a los tiempos cuando los británicos
decidieron dividir al Medio Oriente y remodelar sus fronteras de la forma que
no les permitiera en el futuro a los "nuevos" países a lograr su
unidad para así asegurar el dominio occidental de los recursos hidrocarburos de
la región. En 1916 terminaron aquella tarea. Para asegurar este propósito el
Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido lanzó en 1892 el proyecto
de crear en la región, según el estudioso y pensador egipcio, Samir Amin, el
Estado de Israel para que sea el protector de los intereses occidentales en el
Medio Oriente.
En la segunda mitad del Siglo XX en plena Guerra Fría, uno de los
"iluminados" creadores del "nuevo" Medio Oriente fue el
especialista en Islam y oficial del Servicio Secreto Británico MI6, Bernard
Lewis. El mismo personaje se convirtió en 1978 en el asesor principal del
famoso Zbignew Brzezinski que era el asesor de Seguridad Nacional del gobierno
de Jimmy Carter. Prácticamente con Brzezinski, Lewis y el jefe del Servicio
Secreto Externo de Francia (SDECE), Alexandre de Marenches comenzó la tragedia
del Medio Oriente incluyendo a Yemen. Precisamente, al final de los 70 fue
concebido el Frankenstein occidental para el Medio Oriente que pasó varias
etapas de crecimiento: los muyahidín o, según Ronald Reagan, "luchadores
por la libertad", luego los talibán, más adelante los militantes de
al-Qaeda, luchador del Estado Islámico actualmente. Nadie sabe cuántos más
procesos de evolución tendrá que aguantar este monstruo para satisfacer las
ambiciones de los más ricos y poderosos del planeta.
El plan de los tres "iluminados" consistía, como lo expresó el británico judío Bernard Lewis, en "desestabilizar todo el Mundo Musulmán, toda la región del Golfo, porque tiene la frontera con la URSS. Vamos a crear un caos islámico, rebeliones, guerras". Las ideas de Lewis inspiraron y dieron base para el libro de Samuel Huntington, "El Choque de Civilizaciones" y a la vez iluminaron a Brzezinski para crear el proyecto del "Arco del Caos del Islam" que incluía la "libanización" del todo Medio Oriente. "El Arco", de acuerdo a sus creadores, se extiende desde el subcontinente Indio, pasa por El Medio Oriente y llega hasta el Cuerno de África (Somalia, Kenia, Etiopía, Yibuti, Eritrea y la costa de Sudán). Se considera que en esta zona se encuentra el 80 por ciento de hidrocarburos del planeta.
Así comenzó la moderna tragedia
de Yemen que por la voluntad de los "iluminados" neoconservadores
encontró su destino en aquel "Arco" debido a sus probadas reservas de
gas de 478,5 mil millones de metros cúbicos y las de petróleo de unos tres mil
millones de barriles pero, según los recientes estudios, el sur del país está
lleno del oro negro y también un gran potencial de reservas de petróleo en la
región fronteriza con Arabia Saudita. Sin embargo, lo que más le preocupa a
Washington es el control del estrecho Bab el-Mandeb ("la puerta de las
lamentaciones") que enlaza el mar Rojo, al norte, con el golfo de Adén, al
sur, en el océano Índico. La ribera asiática del estrecho pertenece a Yemen y
la africana a Eritrea y Yibuti. Por este estrecho transitan diariamente 3,8
millones de barriles de petróleo. Desde hace tiempo EE.UU. anhela tener una
base militar en la isla Socotra (isla encantada) que pertenece a Yemen y que es
de gran interés geoestratégico para Norteamérica.
El islam llegó a Yemen alrededor del año 630 y hasta el Siglo XIX el
país era parte de califatos de Damasco, Irak, fue anexionado en el Siglo XVIII
a Arabia Saudita y posteriormente fue dominado por Egipto. Los británicos se
instalaron en Adén en 1839 y Arabia Saudita en 1926 invadió el norte. En 1962
en el norte fue derrocado el último rey y se formó la República Árabe de Yemen
(conocida como Yemen del Norte) pero la lucha entre los monárquicos apoyados
por Riad (capital saudita) y los republicanos ayudados por los egipcios duró hasta
1970 cuando finalmente se impusieron los republicanos. En el sur, debido a la
fuerte resistencia los británicos tuvieron que retirarse en 1967 cuando se
proclamó la República Democrática Popular de Yemen (Yemen del Sur) — el
primer Estado socialista en el Medio Oriente.
Después de varios enfrentamientos
las dos repúblicas se convierten en 1990 en una — República de Yemen. En
el 2011 Yemen al igual como el resto del Medio Oriente fue abrazada por lo que
se llamó "la Primavera Árabe" que según sus creadores norteamericanos
duraría no menos de 30 años. Los yemeníes se rebelaron contra el régimen shiita
de Alí Abdullah Saleh, por la crisis económica y social en el país. Después de
su dimisión en el 2012, lo sucedió el vicepresidente sunita Abd Rabbuh Mansur
Hadi. Precisamente en este período se instaló en el país Ansar al-Sharia una
sucursal de al-Qaeda que participó activamente en la desestabilización del
país.
Desde el 2014 la República de Yemen se vio sumergida en conflictos de
varios grupos diferentes como el movimiento de hutíes Ansar Allah, al-Qaeda y
los partidarios del presidente Abd Rabbuh Mansur Hadi empujando al país al
borde de una guerra civil. Abd Rabbuh Mansur Hadi siempre ha tenido un apoyo
incondicional tanto de Estados Unidos como de Arabia Saudita que veían a los
hutíes como partidarios de Irán que los incitaba supuestamente a la
insurrección contra el presidente Abu Mansur. El conflicto se complicó aún más
cuando surgió al final del 2014 el grupo yemení Califato Islámico afiliado al
Estado Islámico e inició una serie de actos terroristas en la capital de Yemen,
Sana'a.
Al final del 2014 los hutíes tomaron la capital de la república y el
presidente al-Hadi tuvo que escapar a la segunda ciudad de importancia en Yemen
Adén y posteriormente tuvo que refugiarse al comienzo del 2015 en Arabia
Saudita junto con la mayoría de su gobierno. Riad, Washington, Londres y Tel
Aviv en seguida percibieron el avance de hutíes como un intento de Irán de
establecer su control sobre Yemen y en especial sobre el estrecho Bab
al-Mandeb. También el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la
Resolución 2216 que llamó al diálogo e impuso sanciones sobre las armas
destinadas a los hutíes y las sanciones individuales contra el líder de los
hutíes Abdelmalek al- Hutí y al ex presidente del país Alí Abdullah Saleh que
se alió con los hutíes.
Esta resolución presentada por EE.UU., Francia y el Reino Unido fue
percibida por Riad e Israel como un implícito permiso para iniciar la
intervención en Irán utilizando los aviones de guerra de Israel, 100 aparatos
sauditas, 30 aviones de combate de Qatar y 12 de Baráin seguida por la invasión
terrestre de las tropas de Arabia Saudita, Egipto, Sudán con la participación
de los mercenarios para hacer retornar al poder al presidente Mansur Hadi. La
portavoz del Consejo de Seguridad de EEUU. Bernadette Meehanan dio a conocer
recientemente el apoyo incondicional de Barack Obama al rey de Arabia Saudita,
Salman bin Abdul al-Saud para proseguir con la intervención militar en Yemen.
La aviación israelí ya está
utilizando bombas de racimo y bombas de neutrones en su mayoría. Igualmente sus
colegas de la coalición árabe están destruyendo no solamente la infraestructura
productiva del país sino matando a la población civil. Por su parte al-Qaeda y
el Estado Islámico, están luchando supuestamente contra todos, afectando sobre
todo a los inocentes habitantes de este país sufrido que tiene que sobrevivir
día a día los ataques terroristas, las bombas de neutrones o de racimo, los enfrentamientos
entre hutíes y sunitas, tratando de seguir adelante en condiciones del total
bloqueo económico, soportando la escasez de agua, alimentos y medicina.
Precisamente a este infierno estarán llegando los 800 mercenarios
colombianos seducidos por 4.000 dólares al mes y la promesa que en caso de
muerte sus viudas recibirán la ciudadanía de Arabia Saudita y sus hijos tendrán
el apoyo del gobierno saudita hasta la universidad. Seguro que estos machos
colombianos destinados a tomar la capital Saná, actualmente en manos de los
hutíes no saben que hasta ahora todos los intentos de la coalición árabe
fracasaron debido a la fiera resistencia hutí. Tampoco lo pudieron lograr
al-Qaeda o el Estado Islámico. No saben los mercenarios colombianos sobre el
posible futuro destino de sus viudas si es que deciden trasladarse a Arabia
Saudita donde una mujer no puede caminar por la calle sin estar acompañada por
un hombre. Deberían preguntar también estos mercenarios colombianos qué pasó a
sus colegas que participaron en la guerra de Corea y si los pocos que
regresaron recibieron las recompensas que les prometió aquella vez el gobierno
de Corea del Sur, pero ese es tema de otra columna.
Por algo dijo el siniestro Bernard Lewis en el momento de una verdadera
iluminación que "la vida es un sueño interpretado por la muerte".
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