27 abril 2015, ALAI América Latina en Movimiento http://alainet.org
(Brasil)
La guerra es sólo la continuación de las
políticas con la suma de otros medios. Klaus von Clausewitz
(Vom Kriege)
Creo que estamos en una tercera guerra
mundial que decidirá si el futuro es unipolar anglosajón o multipolar. El
aspecto bélico de la lucha se hace por intermediarios, porque una confrontación
directa entre los protagonistas resultaría en derrota mutua. El dinero
es el nervio de la guerra (Thomas More), la estrategia es agotar
económicamente los adversarios; el arma es la diplomacia económica.
Putin propone compartir con Europa los
recursos de la Unión Económica Euro-Asiática, para crear una entidad económica
de Lisboa a Vladivostok. Eso es la peor pesadilla anglosajona, porque la
economía mundial basada en el dólar dejaría de ser y Europa continental
regresaría como potencia protagonista. Esa propuesta tan ventajosa para la
Unión Europea debiera despertar el entusiasmo europeo, pero su clase política
sirve un interés distinto al de sus pueblos, por ello colaboró en el golpe de
estado en Kiev, que desestabilizó a
Ucrania, su vecina, y pone en riesgo su más
segura conexión energética.
Los Estados Unidos tomaron el relevo de
Gran Bretaña en servir los mismos intereses financieros y heredaron la misma
política de sembrar conflictos, que justifican bases e invasiones en todas
partes. Los excesos cometidos con la emisión desaforada de dólares inorgánicos
que alimentan el alza de los valores en la bolsa, desvincularon el sector
financiero del resto de la economía que muestra indicadores negativos. El dólar
debe mantener su rol de moneda excepcional e imprescindible porque su uso es un
tributo mundial que se paga a los Estados Unidos. La red de acuerdos de libre
comercio -ahora de asociaciones oceánicas- propuestos por Estados Unidos, tiene
la función esencial de mantener el uso del dólar como referencia de valor. Es
para mantener esa ventaja avasallante que hoy propone dos acuerdos ambiciosos,
negociados en secreto: el Trans-Pacific Partnership Agreement (TTP) y el Trans-Atlantic
Trade and Investment Partnership. En el primero excluye a China; en el segundo
excluye a Rusia.
Esta semana ha sido testigo del inicio de
una ola de protestas populares contra esas dos iniciativas de la diplomacia
económica norteamericana. El día 21 de abril manifestaban en Washington los
sindicatos y muchos congresistas demócratas contra el Trans-Pacific Partnership
(TPP). El día 19 de abril en toda Europa se protestaba contra el Transatlantic
Trade and Investment Partnership (TTIP), apenas después que el Congreso de
Estados Unidos autorizara, el 17 de abril, el llamado Fast Track,para
negociarlo.
Ese llamado Fast Track, cuyo
nombre oficial es « autorización para negociar comercio», vino esta vez
con una curiosa condición. La Sección 8, sobre Soberanía, dice que todos los
acuerdos comerciales de Estados Unidos no son vinculantes para Estados Unidos,
cuando contradigan una norma suya presente o futura. Con lo cual los acuerdos
son obligatorios sólo para los otros socios, pero obligan a Estados Unidos sólo
cuando quiere. Para asegurar mejor esa excepción, el congreso se otorga a sí
mismo la facultad de sentenciar si el caso es parte del derecho internacional.
Los vasallos tienen los derechos que su señor tenga a bien reconocerles.
China por su parte ha tenido mucho éxito
con su propia red de acuerdos de libre comercio y de asociación económica, en
que se comercia también en remimbis. En particular el Regional Comprehensive
Economic Partnership, que excluye a Estados Unidos, pero incluye economías importantes
del Pacífico como Japón, India, Corea del Sur, Australia e Indonesia.
Otra iniciativa china es un fondo de $40 millardos para crear infraestructura
de transporte y cooperación industrial en los países asiáticos que atraviesan
la versión terrestre o marítima de la Nueva Ruta de la Seda.
En el área financiera de la diplomacia
económica suceden movimientos estratégicos. Desde la Conferencia de Bretton
Woods, en 1944, Estados Unidos tuvo poder de veto en el Fondo Monetario
Internacional, en el Banco Mundial y los bancos de desarrollo regional. Los
préstamos allí imponen medidas inspiradas por la filosofía neoliberal favorable
a los intereses de las grandes empresas. Países como China, que ahora es la
primera economía mundial, desean actualizar el valor de los votos en esos
organismos financieros internacionales, pero Estados Unidos lo veta. Esa
rigidez llevó a la creación de dos nuevos organismos financieros: el New
Development Bank ($40 millardos) de los BRICS y del Asian Infrastructure
Investment Bank (57 países, $50 millardos) del que son socios todos los países
de importancia financiera, salvo Japón y Estados Unidos.
El contenido de los acuerdos de asociación
Aunque se negocien en secreto, el
contenido de los acuerdos que propone Estados Unidos a la cuenca del Pacífico y
a la Unión Europea es conocido, porque no se negocia nada, sino la adhesión,
como en los contratos con bancos. Estados Unidos viene imponiendo a sus socios
el mismo texto desde el TLCAN (NAFTA) con México y Canadá en 1994. Usó el mismo
modelo para Jordania, Chile, Centroamérica (CAFTA), Marruecos, Colombia y un
largo etcétera. Cuando quiso expandirlo a nivel regional, con el ALCA, fue
rechazado con firmeza, en Buenos Aires, por los países del Mercosur, además de
Bolivia, Ecuador y Venezuela.
La principal desventaja de esos acuerdos,
que pretenden ser varios y son siempre el mismo, es que imponen el
neoliberalismo como única política económica y miran sólo a la ganancia de las
grandes empresas internacionales. Los rasgos más salientes son cuatro.
En comercio exigen una apertura a la
exportación subsidiada de productos agrícolas de Estados Unidos –incluso OGM-
que acaban con la agricultura local. Eso destruye también la fuente de la
cultura nacional y provoca éxodo campesino hacia ciudades donde su hacinamiento
genera miseria y delincuencia o empuja a la emigración desesperada. Es el caso
de México y América Central.
En Propiedad Intelectual imponen normas
que prolongan los monopolios que otorgan las patentes, para producir productos
farmacéuticos y agroquímicos. Eso retrasa la fabricación de medicinas genéricas
baratas y encarece el cuidado de la salud pública. En agroquímicos aplaza o
encarece el uso de nuevos productos con perjuicio de la productividad y
rendimiento agrícola.
En inversión extranjera, se mira como
inversión extranjera la simple compra por un ente extranjero de acciones en una
empresa nacional, sin nuevo aporte; sea aumento de capital, nueva tecnología,
infraestructura o nuevos empleos. El Estado receptor debe abrir las puertas y
garantizar el éxito de la inversión y deberá responde ante árbitros extranjeros
por cualquier cambio que afecte la ganancia de la empresa inversora. Por
ejemplo, la Occidental Oil obtuvo una sentencia contra Ecuador por US$2,3
millardos, porque tribunales ecuatorianos le aplicaron leyes ecuatorianas
contra corrupción.
En comercio de servicios, esos acuerdos
cambian el enfoque usado en la OMC de «lista positiva», que abre sólo los
sectores mencionados en una lista, por un enfoque de «lista negativa» donde lo
que no esté negado queda abierto. Eso abre todos los servicios del porvenir y
quita el derecho a diseñar futuras políticas de desarrollo nacional. Es notable
que en ellos Estados Unidos especifica que el acuerdo no compromete a los estados
y sólo vincula al Distrito de Columbia y Puerto Rico.
Perspectiva de la Diplomacia Económica
Desde el siglo XVI los anglosajones, bajo
la etiqueta de libertad de comercio, practican el imperialismo económico. Fue
el caso de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, la primera Big
Corporation, que mandaba a los señores de la India, Pakistán, Bangladesh,
Myanmar y Sri Lanka. Es significativo que la bandera de Estados Unidos es
idéntica a la usada por la CIIO/ BEIC, salvo por el cuadrante superior, donde
las estrellas substituyen el Union Jack (bandera de Reino Unido).
Lo que se negocia hoy en foros
multilaterales de fondo económico, como OMC, OMPI, FMI, Banco Mundial, OMS,
OIT, implica casi siempre una erosión de soberanía; la reducción de espacios
para políticas económicas y sociales autónomas. Exigencias más drásticas se
hacen en todos los acuerdos bilaterales con las etiquetas de libre comercio,
cooperación económica o en los de asociación regional.
La percepción clásica de que los acuerdos
internacionales reflejan y consolidan un Statu Quo, no se
aplica a la Diplomacia Económica. La iniciativa aquí tiende a alterar el
Statu Quo. Se le altera negociando normas internacionales que tendrán
consecuencias políticas, económicas y sociales al interior de los países. Las
normas no siempre versan sobre asuntos económicos. Las negociaciones sobre
comercio de servicios son sobre cambios en códigos legales internos. Las
negociaciones en la OMPI son sobre futuros privilegios y monopolios privados.
La OIT se mueve entre coaliciones de gobiernos, empresarios y sindicatos. Los
organismos financieros internacionales suelen negociar decisiones políticas
junto con sus préstamos. La Ronda Doha de la OMC, iniciada para acabar con el
subsidio de exportaciones agrícolas, ahora gira sobre la futura apertura
agrícola, industrial y de servicios.
El uso de estrategias económicas para
debilitar al adversario antes de iniciar una guerra es antigua. En época
recientes la diplomacia usa sanciones económicas desde la Sociedad de las
Naciones. Lo novedoso es que se obligue a un grupo de países soberanos a
imponer a otro sanciones económicas que también perjudican sus propios
intereses económicos. Es el caso de la Unión Europea imponiendo sanciones a
Rusia y un caso claro de «matar dos pájaros de un tiro». ¿Cui bono?
El pillaje, el botín, los tributos y el
crédito han sido siempre acciones económicas usadas para mantener una
supremacía. Emmanuel
de Waresquiel dice en su Fouché (2014) que Napoleón financiaba
sus guerras con el pillaje y los ingleses las suyas con endeudamiento. Los
Estados Unidos usan ambos.
Conclusión
La diplomacia económica debiera merecer
mucha más atención por parte de las cancillerías, porque su rol e incidencia en
la política internacional es real, concreto y determinante; es el arma
principal de la guerra en curso. En su lucha por prolongar su hegemonía,
Estados Unidos cuenta con gran fuerza militar, pero hay adversarios a quienes
no se puede aplicar. Su potencia tiene un punto débil y es el dólar, imprescindible
para mantener su arsenal, y vulnerable por la falta de un respaldo de valor
real y el gran cúmulo de deudas. Por ello teje una red de acuerdos que impongan
el uso del dólar, junto con su sistema de distribuir la riqueza. Los países que
prefieren un mundo multipolar moderno, distinto al surgido de Bretton Woods,
construyen otro mundo económico paralelo y esperan el resultado, mientras
modernizan sus ejércitos. Si vis pacem, para bellum.
*Umberto Mazzei es
doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Es Director del
Instituto de Relaciones Económicas Internacionales Sismondi, en
Ginebra. www.ireisismondi.org; www.ventanaglobal.info
Del mismo autor
The U.S. Economic Diplomacy agenda 11/05/2015
Economic Diplomacy as a weapon 27/04/2015
La Diplomacia
Económica como arma 27/04/2015
Nenhum comentário:
Postar um comentário