6 noviembre 2014, Rebelión (México)
Para defender a Europa
del problema del riesgo bancario, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión
Europea han diseñado una Unión Bancaria a fin de resolverlo y financiada con
los ingresos de los impuestos a las transacciones financieras. La Unión
Bancaria estará conformada por tres mecanismos y abarcará 130 entidades
bancarias (80% de los activos de la Zona Euro). Estos son:
1) el Mecanismo Único
de Supervisión (MUS) encargado de la supervisión bancaria europea;
2) el Mecanismo Único
de Resolución (MUR) responsable de resolver los problemas bancarios de gran
envergadura; y finalmente
3) el Fondo Único de
Resolución (FUR) que
financiará los rescates de los bancos. El objetivo de
dichos mecanismos será atenuar la diferenciación del riesgo entre los países de
la Zona Euro, elemento que agravó la fragmentación financiera desde el
estallido de la crisis estadounidense de 2008.
El comportamiento
diferente de los mercados de dinero y capitales en cada Estado miembro de la
Zona Euro incrementa las asimetrías dentro de la región cuyos países centrales
han recibido calificaciones de riesgo-país más favorables que los países
periféricos.
En el mercado interbancario europeo existe una actitud
favorable hacia las entidades bancarias alemanas y francesas, mientras que para
las entidades de Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España, la posición es
desfavorable (BIS, La
actividad interbancaria en retroceso, marzo 2014, http://bit.ly/1nLJ3F9). Las entidades de los países de la periferia europea
aún no regresan al mercado de capitales, situación que pone de manifiesto la
fragilidad de la recuperación de toda Europa y no sólo de la periferia.
Como no existen
mecanismos que consoliden el riesgo de los Estados, los activos
transfronterizos europeos se redujeron en 31% de 4.787 a 3.234 billones de
euros en el período 2009-2013 acentuando la desintegración financiera europea
(BCE, Financial Integration in
Europe Report, 2014, http://bit.ly/1lqfFn8). Por lo tanto, la meta de la Unión Bancaria es
revertir dicha tendencia y reforzar la integración del sistema financiero a fin
de compartir el riesgo de las operaciones financieras.
Según la Comisión
Europea (European Comision, 6/6/2012, http://bit.ly/1qmmLZV), las consecuencias negativas de la fragmentación
pesan sobre los Estados que han realizado transferencias al sector financiero
por un monto de 4.5 billones de euros entre 2008 y 2011 (37% del PIB de la
Unión Europea). De esta manera, se ha impulsado el MUR, mecanismo comunitario
que manejará los planes de reestructuración de los bancos en crisis en
reemplazo de las autoridades nacionales. Las pérdidas bancarias serán asumidas
primero por los accionistas, luego por los acreedores y en último término por
los Estados con la ayuda del FUR. No obstante, el FUR, disponible hasta 2024,
poseerá un monto insignificante de recursos (55,000 millones de euros), el
equivalente a 1% de los depósitos de las instituciones de crédito de los
Estados participantes.
Por otro lado, los
bancos más grandes se oponen a la Unión Bancaria ya que cargarían con la mayor
parte de los impuestos sobre las transacciones financieras. Hay que tener
presente las pérdidas registradas por Deutsche Bank en los años recientes como
consecuencia de las multas aplicadas por infracciones en el mercado de
derivados de Nueva York. La oposición de los bancos europeos no favorece la
recuperación financiera de la periferia. Los mercados de valores de Atenas,
Madrid, y Lisboa han visto caídas de 17, 11 y 13% respectivamente en términos
anuales con datos actualizados a octubre del año en curso, mientras las bolsas
del centro europeo están estancadas o presentan leve recuperación.
Finalmente, las pruebas
de estrés del BCE dadas a conocer el 26 de octubre de 2014 muestran un panorama
sombrío. Las pruebas consistieron en la evaluación de los activos y la
resistencia de las entidades bajo escenarios adversos a fin de implementar la
Unión Bancaria. Los resultados revelaron la persistencia de escasez de capital
en 25 bancos. Dichas entidades deberán reunir 263,000 millones euros para
enfrentar mejor una posible crisis y no poner en riesgo su solvencia. (BCE, Aggregate report on the
comprehensive assessment, 2014, http://bit.ly/ZYCdoj). Los países con mayor vulnerabilidad son Italia, Grecia
y Chipre, con nueve, cuatro y dos entidades bancarias respectivamente.
Las pruebas de estrés
dan cuenta de que los problemas de las entidades bancarias europeas están
subestimados frente a la inflación de 0.3% de septiembre pasado, la contracción
del PIB alemán y la fragilidad económica de Francia. En suma, la Unión Bancaría
profundiza las asimetrías del sistema financiero europeo y subordina el proceso
de integración regional frente a los bancos de mayor poderío.
*Oscar Ugarteche. Economista peruano, trabaja en el Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Miembro del SNI/Conacyt. Coordinador
del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org y presidente de ALAI www.alainet.org. Ulises Noyola Rodríguez es miembro del proyecto
OBELA, IIEc-UNAM. Contacto: ulisesnoyola1@gmail.com
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