5 noviembre 2014, Rebelión
http://www.rebelion.org (México)
El debate público sobre
el Tratado de Libre Comercio (TLC) que se está negociando entre la Unión
Europea y Estados Unidos es casi inexistente. Y eso a pesar, o quizás debido a,
su importancia. Por eso desde la Secretaría de Economía Política Global de
Izquierda Unida hemos lanzado un documento divulgativo con el que pretendemos
romper el bloqueo informativo sobre el TLC. Se trata de una serie de 50
preguntas y respuestas que de forma pedagógica intentan desvelar la importancia
de un Tratado negociado de espaldas a la ciudadanía y que apoyan los
principales grupos de poder económico y político. Esperamos que sea útil.
Para una lectura más
cómoda el documento puede descargarse en formato .pdf pinchando aquí: 50 preguntas y respuestas sobre el Tratado
de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea
Por Alberto Garzón
Espinosa y Desiderio Cansino Pozo, Secretaría de Economía
Política Global de Izquierda Unida
1. ¿Qué es un tratado de libre comercio?
Un tratado de libre
comercio es un acuerdo que se firma entre dos o más países y que tiene como
objetivo ampliar el mercado de bienes y servicios entre los países firmantes.
Para ello se busca la reducción o eliminación de las barreras arancelarias y no
arancelarias que existen en un determinado momento entre espacios económicos.
Es decir, busca la reducción o eliminación de los impuestos a la importación y
de la regulación relativa a la comercialización internacional de bienes y
servicios. Cuando el acuerdo se firma entre dos países es conocido como acuerdo bilateral mientras que cuando se firma entre más de dos países
se denomina acuerdo multilateral. En el mundo hay más de 3.000 acuerdos
internacionales de inversión, la mayoría de ellos bilaterales.
2. ¿Cuándo se ha empezado a negociar el tratado entre
EEUU y la UE?
El 28 de noviembre de
2011 durante encuentro entre líderes europeos y estadounidenses se creó el
Grupo de Trabajo de Alto Nivel sobre Empleo y Crecimiento (HLWG, por sus siglas
en inglés). Este grupo tenía como objetivo
estudiar las políticas necesarias
para incrementar el comercio y la inversión entre EEUU y la UE, haciendo
recomendaciones a los diferentes gobiernos. En junio de 2013 la Unión Europea y
los Estados Unidos anunciaron el inicio de negociaciones para llegar
efectivamente a un Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP, por
sus siglas en inglés), también conocido simplemente como Tratado de Libre
Comercio (TLC). Las conversaciones comenzaron finalmente durante el mes de
julio de 2013, y se prevé que se pueda aprobar finalmente durante 2014.
3. ¿Por qué no me he enterado antes?
Aunque la Comisión
Europea ha insistido en que la negociación es transparente, lo cierto es que el
proceso de negociación es prácticamente secreto. No se conocen detalles
concretos de las negociaciones y sólo algunos documentos filtrados desde las
propias instancias europeas han permitido ir desgranando los pilares del futuro
acuerdo. El negociador principal de la parte europea reconoció en una carta
pública que todos los documentos relacionados con las negociaciones estarían
cerrados al público durante al menos treinta años. Concretamente aseguró que
esta negociación sería una excepción a la Regla 1049/2001 que establece que
todos los documentos de las instituciones europeas han de ser públicos[1].
Asimismo, el comisario De Gucht aseguró en el Parlamento Europeo que la
negociación del TLC debía tener grado de confidencialidad y negó la función de
negociación al Parlamento[2]. Lo que supone un ataque más a la ya escasa
democracia en el seno de la Unión Europea.
4. ¿Entonces qué principio guía la redacción del
documento?
Son los intereses
económicos de las multinacionales los que están dictando las negociaciones. De
hecho, la Comisión Europea se embarcó en más de 100 encuentros cerrados con
lobistas y multinacionales para negociar los contenidos del tratado. La
Comisión Europea tuvo que reconocer esos encuentros a posteriori, y más del 90%
de los participantes resultaron ser grandes empresas[3].
5. ¿Quién apoya este TLC
en España?
Dado que no hay debate
público, es muy difícil conocer la opinión de la ciudadanía o de las
organizaciones civiles. Sin embargo, la mayoría de los partidos del Congreso de
los Diputados sí se han posicionado ya. El acuerdo firmado en junio de 2013
entre el Partido Popular y el Partido Socialista en el Congreso recogía una
petición expresa al Gobierno para «apoyar un rápido comienzo de las
negociaciones de un acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos de
América y la Unión Europea ambicioso y naturalmente beneficioso»[4].
6. Al menos podremos votar los ciudadanos…
No, dado que la
aprobación final del TLC corresponde al Parlamento Europeo. Sólo en caso de que
las autoridades nacionales quisieran consultar a sus ciudadanos podríamos
participar de forma directa en la decisión. Sin embargo, el 6 de mayo de 2014
el Congreso de los Diputados rechazó la convocatoria de un referéndum sobre el
TLC, como proponía Izquierda Unida, con los votos en contra de PP, PSOE, CIU,
PNV y UPyD.
7. ¿Son muy altas las barreras arancelarias entre EEUU
y la UE?
No. La propia Comisión
Europea ha reconocido que «las relaciones económicas entre los Estados Unidos y
la Unión Europea pueden ser consideradas entre las más abiertas del mundo»[5].
Asimismo, la Organización Mundial del Comercio ha estimado que las tarifas
promedio rondan el 3,5% en Estados Unidos y el 5,2% en la Unión Europea.
Estamos hablando de niveles extraordinariamente reducidos.
8. ¿Entonces qué se busca con el TLC?
La Comisión Europea considera
que «las medidas regulatorias constituyen el mayor obstáculo para incrementar
el comercio y la inversión entre Estados Unidos y la Unión Europea»[6]. Así, el
propósito no es la reducción de los ya bajos niveles arancelarios sino la
modificación de la regulación existente en las relaciones comerciales entre
ambos espacios económicos, favoreciendo únicamente a las grandes empresas
transnacionales que son las únicas interesadas.
9. ¿De qué tipo de regulación estamos hablando?
Se trata de la
regulación relacionada con el control sanitario de determinados productos, con
los estándares medioambientales, con los convenios laborales, con la propiedad
intelectual e incluso con la privatización de servicios públicos. Se argumenta
que estas normas suponen costes adicionales para las empresas, todo lo cual sería una pérdida de
potencial económico para las distintas economías.
10. ¿Y cómo afectaría un TLC al crecimiento económico
y el empleo?
Según informes
económicos favorables al acuerdo, el TLC crearía en EEUU y UE hasta dos
millones de nuevos puestos de trabajo y estimularía el crecimiento económico
incluso un 1% anual. Sin embargo, el propio informe de la Comisión Europea
apunta a un posible crecimiento económico del 0,1% anual en uno de las mejores
escenarios posibles. Por otro lado, la Comisión Europea también señala entre
los beneficios de este Tratado la bajada de precios.
11. Menos es nada. ¿Son creíbles esas predicciones?
En absoluto, dado que
se han extraído de modelos econométricos que dependen de unas hipótesis poco
realistas. Siempre es posible torturar los modelos estadísticos y los propios
indicadores para que nos digan lo que queremos. Es mucho más riguroso basarse
en la experiencia pasada de tratados similares que en esbozar milagros sobre el
papel.
12. ¿Hay experiencias pasadas que sean equiparables?
Sí, por ejemplo el
conocido como Acuerdo de Libre Comercio de Norte América (NAFTA, por sus siglas
en inglés). Cuando se firmó por Canadá, Estados Unidos y México en 1993 se
anunció que crearía un total de 20 millones de empleos. Pasado el tiempo la
propia Cámara de Comercio de EEUU ha reconocido que tal promesa no se
materializó[7]. De hecho, las estimaciones independientes más razonables
apuntan a que finalmente hubo una pérdida neta de empleos cercana al millón de
personas debido a las deslocalizaciones[8].
13. ¿Es posible que el TLC destruya puestos de
trabajo?
Por supuesto, y de
hecho incluso la Comisión Europea asume que va a ocurrir. Lo que sucede es que
la Comisión considera que será un efecto parcial circunscrito a algunos
sectores económicos y zonas geográficas y que será compensado por efectos
positivos en otros sectores económicos y regiones. También algunos pensadores
liberales sostienen que los efectos perjudiciales sobre el empleo serán compensados
por el desplazamiento productivo hacia líneas de actividad más eficientes[9].
14. Entonces… ¿aumentar la oferta de bienes y
servicios va a crear empleo en España?
No. Nuestro problema no
es la oferta sino la demanda. Si nuestros ingresos y rentas disponibles son
menores, lógicamente compramos menos. Es decir, cada vez somos más pobres y no
se incrementan las ventas. Por lo tanto, lo que se va a producir es un trasvase
de ventas desde las empresas locales hacia las grandes empresas que son las pueden
mantener estructuras de costes y precios reducidos a lo largo del tiempo hasta
que hayan logrado eliminar a la competencia local.
15. ¿Quiere decir eso que se destruirán empresas y
sectores?
Efectivamente. Cuando
se amplían los mercados la competencia se incrementa y las empresas nacionales
se ven obligadas a competir con las extranjeras. Y en esa pugna acaban
victoriosas las empresas más competitivas. Todas las que no puedan competir y
ofrecer precios más bajos tendrán que desaparecer junto con todos sus puestos
de trabajo. De hecho, la Comisión Europea ha reconocido que la ventaja
competitiva de algunas industrias estadounidenses generarán un notable impacto
negativo en sus homólogas en la Unión Europea, pero asume que los gobiernos
tendrán fondos suficientes para mitigar los costes que ello genere[10].
16. ¿Cómo se verá afectada la agricultura europea?
El modelo agrario
europeo es muy diferente al estadounidense, tanto en su organización como sobre
todo en su tamaño. En EEUU hay 2 millones de
granjas, mientras que en la Unión Europea hay 13 millones. En promedio una granja estadounidense es 13 veces más
grande que una europea, lo que permite a las empresas estadounidenses competir
en mejores condiciones. Por eso los agricultores europeos están tan preocupados:
la amenaza de una concentración de poder y riqueza en el sector es muy alta.
17. ¿Mayor concentración?
Sí, el efecto final de
un proceso como el descrito es siempre un aumento de la concentración y
centralización de las empresas. Dicho de otra forma: el pez grande se come al
pez chico. El TLC implicará un duro golpe a la mayoría social del tejido
empresarial europeo, que está constituido en su 99% por pequeñas y medianas
empresas. Hasta ahora, los desarrollos normativos en los distintos países de la
Unión Europea buscaban equilibrar las condiciones en el juego de la economía de
mercado defendiendo a las pequeñas empresas para que tuvieran la oportunidad de
competir en igualdad de condiciones con las grandes. Con el TLC este equilibrio
se rompe para inclinarse la balanza a favor de las grandes corporaciones.
18. ¿Y ello conducirá a una UE más homogénea?
No, lo que es más
probable es que se produzca una ampliación de la brecha centro-periferia que ya
existe en la Unión Europea. La estructura productiva de los países de la
periferia (Portugal, Grecia, España…) está mucho menos desarrollada y es mucho
menos competitiva, de modo que una mayor competencia proveniente de las
empresas estadounidenses será un golpe mortal a las frágiles industrias de la
periferia europea. Además, no sólo se conducirá hacia una UE menos homogénea,
sino que la brecha entre economías ricas y pobres, entre el norte y el sur, a
escala mundial no haría más que aumentar. Dicho de otro modo, el norte se alía
con el norte.
19. ¿Supone eso el fin de las posibilidades de
reindustrialización?
Sí, porque se establece
una camisa de fuerza que limita enormemente la capacidad de desarrollar una
industria propia y competitiva para los gobiernos de las economías menos
desarrolladas. Al fin y al cabo, los países que primero se industrializaron lo
hicieron a través de medidas totalmente contrarias a las apuntadas por los
tratados de libre comercio.
20. ¿Es eso cierto? ¿Es posible el desarrollo sin
libre comercio?
Por supuesto. Como
afirma el trabajo del reputado economista Ha-Joon Chang, «los consejos dados a
los países en desarrollo durante las dos últimas décadas no sólo han sido
básicamente erróneos sino que también ignoran la experiencia histórica de los
propios países industrializados cuando se esforzaban por alcanzar el
desarrollo»[11]. Concretamente, los países que primero se desarrollaron lo
lograron a través de políticas de protección a la industria naciente y
subsidios a la exportación, hoy prácticas consideradas muy negativas por los
organismos internacionales.
21. ¿Significa eso estar en contra del comercio?
En absoluto. El
comercio es muy positivo para las relaciones económicas y sociales, pero debe
enmarcarse en un conjunto de reglas que impidan la concentración de poder y
riqueza o la vulneración de los derechos humanos. El propio Adam Smith, a
menudo símbolo del capitalismo industrial, fue partidario de establecer topes
al libre comercio al percibir que un mercado desenfrenado y carente de la
acción del Estado podía atacar la esencia humana.
22. ¿Entonces por qué se nos recomienda medidas
erróneas?
El economista alemán
Friedrich List lo resumió con una metáfora. Según él, «un ardid muy común e
inteligente que practica quien ha alcanzado la cumbre de la grandeza es retirar
la escalera por la que ha trepado para impedir a otros trepar tras él»[12].
Ello quiere decir que los países más desarrollados, que tienen industrias de
alto valor añadido muy competitivas recomiendan al resto la apertura de
fronteras comerciales porque saben que la victoria de sus empresas está
asegurada. El propio List ya apoyó la idea según la cual «en presencia de
países más desarrollados, los países [económicamente] atrasados no pueden
desarrollar nuevas industrias sin contar con la intervención estatal,
especialmente con protección arancelaria». Dicho de otra forma, en ese terreno
de juego será imposible para España encontrar otro modelo productivo sostenible y equilibrado.
23. ¿Y qué pasará durante la lucha competitiva entre
las empresas?
Cuando varios países
abren sus fronteras para crear un mercado común de bienes y servicios se da un
fenómeno de competencia hacia la baja o carrera hacia el fondo en el que se desploman los estándares laborales, los
medioambientales e incluso los democráticos. Eso es lo que supondrá la
aprobación del TLC. Aunque la retórica oficial de la Comisión Europea habla de
«armonización de la regulación», se trata en realidad de un proceso en el que
la igualación viene dada a la baja. Así, se habla de un proceso de mínimo denominador común en el que el resultado de la armonización será la
igualación al nivel de la regulación más laxa.
24. Entonces, ¿pueden verse afectados los derechos
laborales?
Sí. EEUU se ha negado a
ratificar convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), incluyendo
aquellos que se refieren a la libertad de asociación y a las prácticas
sindicales. Su legislación -irónicamente llamada derecho al trabajo- es en realidad una legislación contra la negociación
colectiva y el sindicalismo, y ha modelado en EEUU un sistema de competencia a
la baja en materia laboral entre los Estados. Todos pugnan por atraer
inversiones internacionales y nacionales por la vía de reducir aún más las
condiciones laborales. Una igualación de la regulación hacia el sistema
estadounidense es compatible con la cruzada que la Comisión Europea ha iniciado
contra los salarios y el peso salarial en la renta. El TLC podría servir de
catalizador del acercamiento de las normas laborales europeas a los estándares
estadounidenses. Una generalización de lacarrera hacia el fondo.
25. ¿Y a qué tipo de trabajo conducen estas normas?
En un escenario de
incremento de la competencia, y en el que opera una tendencia de carrera hacia el fondo, el trabajo se va precarizando cada vez más y se
disipan las posibilidades de un trabajo indefinido o estable. Las empresas
siempre estarán dispuestas a deslocalizarse hacia las regiones donde se den
menos salarios y costes laborales –entre los cuales cabe incluir los derechos
laborales-, de tal forma que la amenaza es permanente. Esa amenaza, junto con
la del desempleo, presiona a la baja todos los estándares. Incluido el del
salario, cuestión que ya teorizaron los economistas clásicos (Marx, Ricardo,
Smith) al hablar de una tendencia hacia elsalario de subsistencia, esto
es, hacia un nivel verdaderamente ínfimo.
26. ¿Significa eso que habrá nuevas reformas
laborales?
Efectivamente. Una vez
aprobado el TLC todos los Gobiernos tendrán que adaptar sus normativas
nacionales a los nuevos acuerdos internacionales, lo cual implicará una nueva
ola de reformas laborales, financieras, fiscales, etc. que sirva a esa
armonización regulatoria propuesta en el tratado.
27. ¿Van a pagar las empresas menos impuestos?
Las grandes empresas ya
tienen mecanismos para eludir el mayor pago de impuestos posibles. Los
aranceles se repercuten al consumidor final de los bienes o servicios. La
eliminación de los mismos suponen una merma en los ingresos públicos de los
Estados, que podrían destinarse para compensar el impacto ecológico de la
actividad económica o los costes sociales de las deslocalizaciones
empresariales.
28. ¿El tratado también regulará el sector sanitario?
Toda la regulación está
sujeta a ser modificada por el tratado, pero los negociadores de Estados Unidos
han señalado particularmente a la regulación sobre sanidad y productos
fitosanitarios como principales objetivos a armonizar[13]. Y es que la
regulación de la Unión Europea en esta materia está mucho más desarrollada y es
más rígida que la de Estados Unidos, razón por la cual una armonización a la
baja será especialmente lesiva para los ciudadanos europeos.
29. ¿Eso quiere decir que estará en riesgo mi salud?
Muy probablemente. La
Unión Europea utiliza actualmente un principio de precaución que impide que
determinados productos puedan comercializarse a pesar de que no haya suficiente
investigación científica que revele su peligrosidad. El sistema funciona porque
son las empresas las que tienen que demostrar que sus productos no representan
un problema para la salud del consumidor. Y ese proceso es largo, lo que los
empresarios estadounidenses consideran que es un coste que hay que evitar.
30. ¿Y si finalmente se produce esa armonización?
Pues entre otras cosas
los supermercados europeos se inundarán de productos que son habituales en
Estados Unidos y que sin embargo a día de hoy están prohibidos en la Unión
Europea por motivos sanitarios o ecológicos. Por ejemplo, el 70% de toda la
comida vendida en Estados Unidos contiene ingredientes modificados
genéticamente, algo impensable actualmente en la Unión Europea.
31. ¿Y por qué a día de hoy están prohibidos tantos
productos?
En las décadas de los
ochenta y noventa la Unión Europea introdujo restricciones a la importación de
muchos productos estadounidenses por motivos de salud. Por ejemplo, las granjas
estadounidenses suelen incrementar su productividad a través de la implantación
a los animales de hormonas que les hacen engordar y crecer más rápido. Dichas
hormonas, aplicadas sobre las reses o los pollos, están bajo sospecha tras
vincularse con la proliferación del cáncer en humanos. Por eso la Unión Europea
ha bloqueado sistemáticamente tantas importaciones, a pesar de las duras
críticas de la industria estadounidense.
32. ¿También el medio ambiente se verá afectado?
Sí, y no sólo porque la
regulación medioambiental será modificada sino también porque el incremento del
volumen de intercambio de bienes y servicios afectará al medio ambiente. La
propia Comisión Europea prevé un incremento de hasta 11 millones de toneladas
métricas de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera, lo que obviamente
contraviene todos los protocolos internacionales de medio ambiente. Si
finalmente se incrementa el comercio, se incrementarán también los recursos
materiales, hídricos y energéticos necesarios para su producción, así como
residuos, emisiones y desechos. Eso sí, en un alarde de hipocresía y
economicismo, la Comisión Europea espera que «las ganancias asociadas con el
incremento del comercio sean en principio suficientemente grandes como para
pagar los costes necesarios para la disminución de la polución»[14]. Pero cabe
advertir que la lógica monetarista y de mercado son ineficaces para dar
solución a los problemas ecosistémicos, ya que éstos se rigen bajo otros
principios.
33. Y la armonización de la regulación medioambiental,
¿cómo afectará?
De la misma forma que
ocurría en el aspecto sanitario, con una armonización a la baja y la ruptura
del principio regulatorio de precaución que actualmente usa la Unión Europea.
Por ejemplo, hoy en día la Unión Europea bloquea más de 1.200 sustancias que se
utilizarían en cosméticos, mientras que Estados Unidos sólo bloquea poco más de
diez. Además, la armonización de la regulación sobre prácticas que dañan al
medio ambiente podría abrir la puerta al fracking en Europa.
34. ¿Qué es el fracking?
Esta práctica permite
extraer gas o petróleo del subsuelo pero dejándolo prácticamente inutilizable y
plagado de sustancias tóxicas, alergénicas y cancerígenas. Además, es un
proceso vinculado a la generación de terremotos de diferente magnitud. De ahí
que esta práctica esté siendo frenada legislativamente en la Unión Europea,
algo criticado duramente por las grandes empresas y por sus partidarios. Y es
que las grandes empresas estadounidenses de exportación de gas y petróleo están
buscando formas de superar la normativa europea respecto a la fracturación
hidráulica (fracking) para poder incrementar sus beneficios. El primer
ministro del Reino Unido, sin ir más lejos, denunció que la legislación europea
permitía que «nuestros competidores vayan por delante de nosotros en la
explotación de estos recursos»[15].
35. ¿Qué ocurrirá con la propiedad intelectual?
El Tratado incluirá
disposiciones para promover los llamados derechos digitales, es decir,
supuestamente para proteger a las empresas de la piratería digital. Pero en
realidad esto puede suponer la restricción del acceso al conocimiento y la
puesta de obstáculos a la innovación.
36. Eso me suena… ¿no se debatió ya en el Parlamento
Europeo?
Efectivamente, el TLC
busca recuperar el espíritu del Acuerdo Comercial Antifalsificación (ACTA, por
sus siglas en inglés). Aquel acuerdo fue debatido y felizmente rechazado en el
Parlamento Europeo en el año 2012, pero las grandes empresas y sus lobbies no
se han rendido y buscan ahora incluir los aspectos fundamentales dentro del
TLC.
37. ¿Y cómo afectará a los ciudadanos esa inclusión?
Hay que recordar que en
Estados Unidos las grandes empresas pueden acceder sin límites a toda la
información privada de sus clientes. Así, empresas como Facebook, Google o
Microsoft tienen capacidad de utilizar esa información como deseen. Sin
embargo, en la Unión Europea hay límites que protegen ese espacio personal.
ACTA y ahora el TLC buscan romper esa regulación europea para armonizarla con
la falta de límites de Estados Unidos. Y ello incluye la posibilidad de que los
proveedores de internet puedan dar toda la información -incluido el historial
de navegación- a los gobiernos y grandes empresas. En definitiva, con la excusa
de querer proteger los derechos de propiedad intelectual de las grandes
empresas se vulneran claramente los derechos individuales de los ciudadanos.
38. ¿Y eso afecta a las medicinas?
Exacto, pues el TLC
busca reforzar los derechos de propiedad intelectual. Y ello incluye el
fortalecimiento de las patentes de las empresas farmacéuticas. Esta política
supone un mayor coste para los presupuestos públicos en sanidad, retraso en la
incorporación de genéricos y mayor coste de los medicamentos para los hogares.
Hay que recordar que cuando un medicamento con patente compite con un
medicamento genérico se produce una disminución del precio de los medicamentos
en cuestión, todo lo cual beneficia no sólo a los hogares sino también a la
administración pública.
39. ¿Y a los servicios públicos?
El Tratado alcanza a todos
los sectores de la economía, incluido el sector público. Muchos de los sectores
públicos en Europa son fundamentalmente privados en Estados Unidos, y existe la
amenaza real de que las grandes empresas estadounidenses vean Europa como un
gran mercado para su expansión. Al coincidir esto con las políticas de
austeridad promovidas por la Comisión Europea, hay un riesgo más que evidente
de que el deterioro de la calidad de los servicios públicos sea la excusa de
una futura ola de privatizaciones en numerosos sectores públicos. Ello apunta a
una reducción del Estado y su capacidad de intervenir en la economía.
40. Eso interpela a la democracia…
Sí. La democracia en su
definición procedimental implica una serie de reglas que permiten a los
ciudadanos elegir a los representantes que tomarán las decisiones políticas.
Pero entre los requisitos previos se encuentra asimismo la igualdad ante la ley
de todos los ciudadanos, que es en quienes reside la soberanía nacional. Sin
embargo, este tratado de libre comercio atenta directamente contra este
requisito al conceder una mayor protección legal a las grandes empresas que a
los propios ciudadanos o a los Estados.
41. ¿Quiere decir que las grandes empresas se sitúan
por encima de los Estados?
Desgraciadamente así
es, dado que el TLC incluirá una cláusula de protección de los inversores
extranjeros (conocida como Investor-State dispute settlement, ISDS) que
permitirá a las multinacionales demandar a los Estados cuyos gobiernos aprueben
leyes que afecten a sus beneficios económicos presentes o futuros.
42. ¿Entonces el TLC estará por encima de la
Constitución de cada país?
Sí, será como una
supraconstitución. Y los tribunales internacionales de arbitraje, que no están
constituidos por jueces independientes, tendrán un nivel judicial más alto que
los tribunales nacionales. Así, un Estado puede ser condenado por un tribunal
internacional por haber vulnerado los posibles beneficios de una multinacional.
Pero además las grandes empresas pueden obviar los tribunales locales y directamente
demandar a los Estados a través de tribunales internacionales, algo que ningún
ciudadano puede hacer.
43. ¡Eso ni en la ciencia
ficción!
Ojalá sólo fuera parte
de una novela distópica. Pero la realidad es que estas cláusulas y los
tribunales internacionales de arbitraje ya existen en el mundo desde hace mucho
tiempo, pues han llegado de la mano de muchos otros tratados de libre comercio.
Lo que sucede es que esta vez llegan a la Unión Europea de una forma mucho más
clara.
44. ¿Y ya hay empresas que hayan demandado a los
Estados?
Sí, por ejemplo la
multinacional estadounidense Phillip-Morris ha demandado a Uruguay por 2.000
millones de dólares por haber puesto alertas sanitarias en las cajetillas de
tabaco. Otra multinacional como Vattenfall ha demandado a Alemania por 3.700
millones de dólares por haber apagado sus centrales nucleares. Otra como Lone
Pina ha demandado a Canadá por 250 millones de dólares canadienses por la
moratoria de fracking que aprobó el Gobierno de Quebec.
45. ¿Se han dado sentencias condenatorias contra los
Estados?
Hay muchos ejemplos.
Ecuador fue sentenciado a pagar 2.300 millones de dólares a la petrolera
Occidental Petroleum por abandonar la construcción de un pozo de petróleo en el
Amazonas. E incluso Libia tuvo que pagar 900 millones de dólares de ”beneficios
perdidos” por un proyecto turístico en el que sólo se habían invertido 5
millones de dólares.
46. ¿Cuál es la base de esas denuncias que ganaron las
multinacionales?
Fundamentalmente
argumentan que las decisiones de los gobiernos les han quitado la expectativa
de beneficios futuros. Es decir, se trata de un concepto que se extiende hasta
las supuestas ganancias perdidas a causa de determinadas políticas.
47. Eso quiere decir que los gobiernos están en
indefensión…
Claro, porque el
comportamiento de los Gobiernos cambia en la medida que existe una amenaza
permanente de demandas multimillonarias por parte de las multinacionales. Por
ejemplo, el ministro de Salud de Nueva Zelanda anunció el retraso de la
aprobación de un pack sanitario hasta que se conociese la sentencia de Phillip
Morris contra Australia.
48. Si un gobierno cambia y quiere aplicar otra
política, ¿qué ocurre?
Pues que es carne de
cañón para todas las multinacionales que crean que ese cambio afecta a sus beneficios
presentes y futuros. El caso paradigmático es Argentina, que tras la crisis de
2001 cambió radicalemente de política económica para intentar proteger a sus
ciudadanos y desde entonces ha recibido más de 40 denuncias por parte de
multinacionales…
49. Bueno, los Estados siempre pueden ganar en un
juicio
Difícilmente en muchos
casos. Hay que pensar que las multinacionales cuentan además con gabinetes de
abogados especializados en la materia que generalmente están mucho más
preparados que los abogados de los propios Estados. Pocos Estados se pueden
permitir pagar la alta remuneración que reciben los abogados de las grandes
multinacionales, y mucho menos mantener un equipo entero especializado en el
tema.
50. ¿Podríamos decir que es un negocio económico en
crecimiento?
Sí, a finales de 2013
había un mínimo de 268 demandas pendientes contra 98 países (UNCTAD). En los
noventa sólo había una docena. Se trata de un nuevo negocio en sí mismo, lo que
ha hecho que muchas empresas de abogados se hayan especializado y estén
dispuestas a litigar por cualquier evento que crean puede servir para sacarle
dinero a los Estados, desviándose como consecuencia grandes cantidades de
recursos y fondos públicos hacia las grandes empresas, en lugar de dedicarse a
los servicios públicos fundamentales que garanticen la vida digna de las
personas.
Notas:
[1] Carta de I. García Bercero a L. Daniel Mullany con fecha 5 de
julio de 2013 y titulada “arrangements on TTIP negotiating documents”. http://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2013/july/tradoc_151621.pdf
[2] Intervención durante el debate en el
Parlamento Europeo de 22 de mayo de 2013: “EU trade and investment agreement
negotiations with the US”.
[5] Comisión Europea (2013): “Impact Assesment
Report on the future of EU-US trade relations”.
[6] Comisión Europea (2013): “Impact Assesment
Report on the future of EU-US trade relations”.
[7] U.S. Chamber of Commerce (2012): “NAFTA
Triumphant. Assesing two decades of gains in Trade, Growth and Jobs”. Disponible en https://www.uschamber.com/sites/default/files/legacy/reports/1112_INTL_NAFTA_20Years.pdf
[8] Economic Policy Institute (2003): “NAFTA-related
job losses have piled up since 1993”. Disponible enhttp://www.epi.org/publication/webfeatures_snapshots_archive_12102003/
[9] Schwartz, P.
(2013): “El deseado acuerdo transatlántico sobre comercio e inversión: un buen
proyecto difícil de llevar”, en Revista de Economía ICE, nº 875,
noviembre-diciembre 2013.
[10] Comisión Europea (2013): “Impact Assesment
Report on the future of EU-US trade relations”.
[11] Chang, H-J.
(2002): Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en
perspectiva histórica. Catarata,
Madrid.
[12] Ibidem.
[13] Executive Office of the President. The
United States trade representative (2013). Carta a John Boehner, portavoz.
[14] Comisión Europea (2013): “Impact Assesment
Report on the future of EU-US trade relations”.
[15] El Mundo
(16/04/2014): “Cameron acusa a la Unión Europea de frenar el fracking”.
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