10 septiembre 2016, Proceso http://www.proceso.com.mx (Mexico)
En Brasil “estamos en un caso de ruptura democrática, de golpe
de Estado parlamentario”, afirma Dilma Rousseff en relación con su reciente
destitución como presidenta de Brasil. Más aún, acusa al nuevo gobierno de
“ilegítimo, golpista y usurpador”, y a su sucesor, Michel Temer, lo tilda de
traidor. En entrevista con Proceso –realizada
en Brasilia, a punto de dejar Palacio de Alvorada, residencia oficial de los
presidentes brasileños–, Rousseff lanza una advertencia en el contexto de las
crecientes manifestaciones de protesta en su país: “La represión va aumentar
porque los que tomaron el poder ilegalmente no soportan que
su verdadera
naturaleza de golpistas sea revelada ante los ojos de Brasil y del
mundo”.
Brasilia (Proceso).-
Dilma Rousseff no tiene dudas: tras su destitución como presidenta de Brasil
mediante un “golpe de Estado parlamentario”, su país es ahora dirigido por “un
gobierno ilegítimo, golpista y usurpador”.
“Estamos en un caso de
ruptura democrática, de golpe de Estado”, afirma en referencia al impeachment al que fue sometida por el poder
legislativo. Y observa dos tendencias: “la revuelta popular” por parte de la
población; y “la represión” desde el poder.
La expresidenta lanza
estas advertencias en un contexto de crecientes manifestaciones callejeras en contra
del gobierno de su sucesor, Michel Temer. El pasado 7 de septiembre, día de la
independencia de Brasil, hubo marchas antigubernamentales en todas las
capitales de los estados del país. En ellas la consigna fue unánime: “¡Fuera Temer!”.
Las movilizaciones son
un desafío para el nuevo mandatario, quien durante la primera reunión con sus
ministros –justo después de su toma de posesión el pasado 31 de agosto– dijo:
“No voy a permitir que me llamen golpista”.
Desde entonces la
policía ha reprimido con violencia las manifestaciones de protesta, sobre todo
las que se han llevado a cabo en la ciudad de Sao Paulo.
“Cuando era presidenta
hubo centenares de manifestaciones en mi contra –recuerda Rousseff– pero
jamás reprimí esas marchas, porque no me incomodaban. Son parte de la política
y de la democracia.
“Ahora es muy diferente
para los golpistas, porque se sienten atacados por ser tratados como golpistas
y reprimen. Entonces, creo que la represión va aumentar en el país porque los
que tomaron el poder ilegalmente en Brasil no soportan que su verdadera
naturaleza de golpistas sea revelada ante los ojos de Brasil y del mundo.”
Rousseff recibió a Proceso el pasado martes 6, una hora antes de
dejar el Palacio de Alvorada, residencia oficial de los presidentes brasileños,
para dirigirse a Porto Alegre, donde reside gran parte de su familia.
Fragmento
del reportaje que se publica en la edición 2080 de la revista Proceso, ya en
circulación.
Nenhum comentário:
Postar um comentário