12/08/2019, Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico/CLAE (Argentina)
http://estrategia.la/2019/08/12/una-derrota-apabullante-impactante-abrumadora-del-neoliberalismo-macrista/
Claudio
della Croce*
Los
candidatos presidenciales del Frente de Todos, Alberto y Cristina Fernández,
vencieron por paliza, con una diferencia de 16 por ciento de los votos, a la
dupla Mauricio Macri y Miguel Pichetto de la alianza oficialista Juntos por el
Cambio, en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias
(PASO), de cara a los comicios del 27 de octubre.
En un
escenario hiperpolarizado, donde las dos fuerzas mayoritarias concentran casi
el 80 por ciento de las adhesiones, y sin competencia interna en ninguno de los
diez partidos en disputa por las categorías de presidente y vice, los resultados
tuvieron el impacto de una enorme encuesta nacional, donde las dos terceras
partes de la población repudió las políticas neoliberales de la alianza
Cambiemos y del aún presidente Macri.
Alberto
Fernández, exjefe de gabinete de Néstor Kirchner, afirmó que el Macri debe
tomar nota del resultado y «ordenar el desorden que ha creado antes de terminar
su mandato», tras dejar en claro que
lo que ocurra de aquí a diciembre “es
responsabilidad” exclusiva de su gobierno. Al día siguiente de las PASO, el dólar
pegó un salto de 43 a 53 pesos.
En las
elecciones generales de octubre, ganará en primera vuelta el candidato
que obtenga el 45% de los votos o supere el 40% con una diferencia de diez
puntos sobre su contrincante. De lo contrario, habrá ballottage el 24 de
noviembre.
Los
números del conteo final de las PASO derrumbaron estrepitosamente los
pronósticos que manejaba la Casa Rosada y las encuestadoras, en su estrategia
para construir un clima virtual de paridad que no pudieron sostener pese al
respaldo de la prensa hegemónica y de la manipulación en las redes sociales. La
única verdad es la realidad, y ésta se vio en las urnas: el macrismo sólo ganó
en la capital y en la provincia de Córdoba.
El voto
de estas PASO, que para muchos parecía una sobreactuación republicanista ya que
apenas definía a los candidatos que participarían en las elecciones del 27 de
octubre, se convirtió en la gran encuesta nacional que el poder fáctico temía y
que salió a la luz pública entre las manipulaciones de Smartmatic, Cambridge
Analytica, los trolls del jefe de gabinete Marcos Peña y las fake-news de los
autoproclamados “grandes periodistas argentinos” de los medios hegemónicos.
La mira
del gobierno estuvo puesta en los dos millones de electores que hace cuatro
años no votaron en las PASO, pero sí lo hicieron en las generales; y en los
adultos mayores que no tienen obligación de sufragar, sector que también
acumuló la frustración por el ajuste, la falta de resultados económicos, la
desocupación y klos altos niveles de pobreza en el otrora llamado granero del
mundo.
La
tercera vía representada por las ofertas de los derechistas Roberto Lavagna y
José Luis Espert no consiguieron remontar vuelo frente a la hiperpolarización,
mientras que la izquierda, fragmentada, no conservó siquiera los guarismos de
cuatro años atrás. Si bien entonces, Cambiemos remontó casi nueve puntos de
desventaja en las PASO, quedó a cuatro de Daniel Scioli en la primera vuelta y
forzó el balotaje que finalmente lo llevó al poder. Hoy la situación no es ni
remotamente similar.
Los
estrategas del gobierno basaron su campaña en un deliberado ocultamiento del
debate económico, haciendo foco en la demonización de los rivales de la
coalición kirchnerista-peronista (especialmente en la figura de la expresidenta
Cristina Fernández de Kirchner y del “marxista”Axel Kicillof), planteó el eje
pasado-futuro como línea divisoria con la oposición; y pidió el voto “sin
argumentos”. Pero los argumentos estaban a la vista de todos: crisis económica
y social, pauperización, miseria.
Desde una
segunda línea, sin apariciones públicas, Cristina dejó el protagonismo y delegó
la candidatura presidencial en Alberto Fernández y posibilitó el frente de
unidad opositor, que logró sumar a Sergio Massa -un actor importante en la provincia
de Buenos Aires- y luego el apoyo de gobernadores e intendentes peronistas de
todo el país.
Cristina
acompañó con la presentación de su libro en los distritos donde el Frente de
Todos cosecha más adhesiones. También con dos apariciones -al principio y final
de la campaña- con su compañero de fórmula: el acto fundacional de Merlo y el
cierre multitudinario en la ciudad de Rosario.
En las
últimas semanas, Alberto Fernández, un candidato inesperado, interpretó la
realidad y puso a la economía en primer plano, con algunas propuestas concretas
bajo la consigna ‘vamos a prender la economía´, en su búsqueda de conglomerar a
los millones de desencantados y víctimas de la experiencia neoliberal y
depredadora del macrismo.
El
Gobierno apeló al manual probado con éxito: mensajes hipersegmentados para
capturar la atención de cada ´tribu´ ciudadana, estudiadas apariciones públicas
en distritos adversos y aliados, y el manual de uso de las redes sociales que,
sobre el final, dejó una bizarra falla en los bots que multiplicaron el hashtag
“YovotoMM” con insólitas frases de respaldo al Presidente. La efectividad del
aparato comunicacional de Cambiemos y sus asesores extranjeros, esta vez falló.
Un
diferencia abismal
La
diferencia del Frente de Todos sobre la alianza macrista Juntos por el Cambio
superó en 15 puntos porcentuales el margen de tolerancia que había construido
el gobierno (un revés menor a los cinco puntos), reversible –según sus asesores
de imagen- en las elecciones del último domingo de octubre.
Más allá
de la contienda nacional, la atención de estas primarias estuvo concentrada en
el futuro de la macrista gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, que
peleaba por su reelección en la provincia que concentra el 37% del electorado
nacional y no tiene segunda vuelta. Pero su fracaso fue mayor que el de Macri:
el kirchnerista exministro de Economía Axel Kicilof arañó el 50 por ciento de
los votos y superó en 16% a Vidal.
Para
equilibrar un posible revés en la Provincia de Buenos Aires, el gobierno
confiaba en la acumulación en las otras dos provincias más importantes de la
zona centro: Santa Fe y Córdoba. Pero en Santa Fe, Fernández obtuvo el 43,62% y
le sacó casi diez puntos de ventaja a Macri, que llegó al 33,88%. El único
lugar donde se confirmaron los pronósticos de la Casa Rosada fue en Córdoba,
donde Macri sumó el 48,18% y le sacó casi 20 puntos al peronismo, que llegó al
31%.
Los
analistas señalan que el derechista Consenso Federal, que sumó el 8,37% de los
sufragios, para convertirse en la tercera fuerza nacional, podrá tener un valor
determinante para una victoria del Frente de Todos en primera vuelta en
octubre, salvo que decida apoyar al macrismo, lo que sería un suicidio de una
experiencia recién nacida.
¿Cómo
llegar a octubre?
Está
claro que la fórmula de “les Fernández” (Alberto y Cristina), como la dupla
triunfante en la provincia de Buenos Aires (Kicilof-Magario), tendrán que
sortear lo que será un camino lleno de dificultades y acechanzas hasta el 27 de
octubre, en medio de la agudización de la crisis que pone en riesgo, incluso,
que Macri pueda terminar su mandato.
Macri
pierde gobernabilidad y hace recordar al expresidente Fernando De la Rúa, que
tuvo que huir en helicóptero antes de terminar su mandato. La llegada del
proyecto macrista había sido mostrada como modelo ejemplar contra el
progresismo. Fue el héroe de la primera cumbre de Davos a la que asistió, pero
jamás invirtieron en la producción, sino que desembarcaron para especular y
endeudar.
Y
aconsejaron al Fondo Monetario Internacional que endeudara al país hasta las
pestañas para controlar cualquier acto futuro de rebeldía contra las políticas
neoliberales de saqueo y dependencia. Y el FMI transgredió todas sus normas
para darle el 62% de toda su capacidad de préstamo a un solo país, empréstito
que –además- no tenía la aprobación parlamentaria. Una deuda ilegal cuyo
objetivo fue sostener la campaña para la reelección de Macri o, en su defecto,
condicionar al gobierno que lo sucediera.
Lo
que vendrá
“Argentina
hoy está pariendo otro país; en ese país del que hablaba Cristina (Fernández de
Kirchner), el único trabajo que tenemos es que los argentinos recuperen la
felicidad”, dijo el candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto
Fernández, quien llamó a la unidad y a acabar con la venganza y la grieta.
Más
temprano, cuatro horas y media después de que cerraron las urnas, sin que
hubiera ningún resultado oficial, el presidente Mauricio Macri llegó a su
comando de campaña y sus primeras palabras fueron: hemos tenido una mala elección;
aún no había cifras en la pizarra del centro de cómputos, lo que creaba fuerte
incertidumbre y dudas.
Desde
Santa Cruz, donde estaba la aspirante a vicepresidenta Cristina Fernández de
Kirchner, envió un mensaje, recibido con gritos y cánticos por la multitud que
fue creciendo al paso de las horas. Habló con serenidad sobre la importancia de
la unidad que se había logrado y la esperanza de encontrarse todos juntos,
después de los comicios del 27 de octubre.
Pero
también remarcó: “estamos absolutamente conscientes de la crisis que está
atravesando Argentina, y al referirse a los desocupados y a la pobreza, sostuvo
que lejos de ponernos felices por el triunfo, estamos pensando en la
responsabilidad sobre lo que vamos a enfrentar a partir de ahora.
Poco antes,
debido a la demora del centro de cómputo para brindar resultados de la
contienda, los partidos opositores comenzaron a dar a conocer los datos que
tenían en sus conteos paralelos, después de haber denunciado ante la justicia
electoral las irregularidades del gobierno al mantener a la empresa Smartmatic
a pesar de todas a las advertencias y que terminó cometiendo errores graves y
sin dar resultados concretos llegando a la medianoche.
El
gobierno intentó retrasar los resultados para ver si podía incidir en algunos,
pero debieron rendirse ante la realidad y especialmente lo sucedido en la
provincia de Buenos Aires, que tiene 37 por ciento del electorado de todo el
país.
Triste,
solitario, final, el de Mauricio Macri y de su modelo neoliberal, quien quizá
haya comprendido que no se puede gobernar contra el pueblo, como si éste no
existiera, a pesar del respaldo de las grandes corporaciones de medios y del
capital concentrado. Envió a vivir a la calle a los más vulnerables y
transfirió a los paraísos fiscales los dineros de los especuladores argentinos
y trasnacionales. El pueblo no lo perdonó.
*Claudio
della Croce: Economista y docente argentino, investigador asociado al
Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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