9 julio 2015, Aporrea
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Por: Albaciudad.org,
TeleSUR | Jueves, 09/07/2015
EN LAS REDES SOCIALES CAUSÓ MUCHO IMPACTO UNO
DE LOS REGALOS ENTREGADOS POR MORALES: CRISTO CRUCIFICADO EN UNA HOZ Y UN MARTILLO.
Credito: Agencias / Albaciudad.org
9 julio 2015 - Este miércoles el máximo
jerarca de la Iglesia Católica, el argentino Jorge Mario Bergoglio, mejor
conocido como el Papa Francisco, visitó las ciudades de El Alto y La Paz, en
Bolivia, donde se reunió con el presidente de ese país, Evo Morales, e
intercambiaron presentes. En las redes sociales causó mucho impacto uno de los
regalos entregados por Morales: Cristo crucificado en una hoz y un martillo.
Para muchos era una falta de respeto al Papa y a la Iglesia Católica, pero este
objeto tiene una singular historia.
El tallado de una cruz formada con la hoz y
el martillo, es una reproducción de una que hizo el poeta, periodista, cineasta
y sacerdote jesuita español Luis Espinal Camps, asesinado en 1980 por
paramilitares por su compromiso con las luchas sociales en Bolivia, y a quien
Francisco dedicó un homenaje cerca del lugar donde hallaron su cadáver.
"Me detuve acá para saludarlos y sobre
todo para recordar, recordar a un hermano, a un hermano nuestro víctima de
intereses que no querían que se luchará por la libertad de Bolivia. El padre
Espinal predicó el evangelio y ese evangelio molestó y por eso le eliminaron.
Hagamos un minuto de silencio en oración y después recemos todos juntos",
reflexionó Francisco
en una breve parada en su recorrido hacia la ciudad de La
Paz.
Organizaciones de Derechos Humanos entregaron
al pontífice una carta en la que piden la beatificación de Espinal, también
Jesuita como el papa.
Espinal Camps era, además de religioso, un
importante comunicador popular. Estudió artes visuales y utilizó el cine, los
documentales y el periodismo para criticar la realidad social. Se destacó por
su compromiso con los más pobres y su actitud crítica frente a los militares,
los medios de comunicación o la alianza de la Iglesia católica con los sectores
más conservadores en el poder.
El portal BolPress explica que sus conocimientos en comunicación
sumados a su calidad humana y social, fueron la base para impulsar un trabajo
que reflejó una profunda convicción de justicia social a través de sus
programas de radio, cine, televisión y prensa, en los que se denunciaba la
injusticia social, los abusos de la dictadura, del sistema; la lucha de los
sectores sociales, por espacios de libertad, igualdad y justicia.
Luís Espinal apoyaba la democracia y las
causas sociales. En esta foto marcha junto a mineros y gente de la industria
fabril boliviana, en enero de 1979.
Bolpress describe a Espinal Camps como
alguien tremendamente crítico, quien tuvo que renunciar a sus cargos religiosos
por sus fuertes opiniones sobre el cardenalato católico. En Televisión
Boliviana tenía un programa titulado En carne viva, donde se atrevió
a realizar entrevistas a miembros del Ejército de Liberación Nacional, hecho
que no agradó a los que ostentaban el poder.
En 1977 participó en el piquete de huelga de
hambre junto a cuatro mujeres mineras: Aurora de Lora, Luzmila de Pimentel,
Nelly Paniagua y Angélica de Flores, para exigir amnistía general para los
exiliados políticos, vigencia de las organizaciones sindicales y el retiro del
ejército de los centros mineros. Esta ansia de justicia se extendió a más de 2
mil piquetes de huelga, 528 horas de lucha del pueblo de Boliviano que marcaron
la vida política de Espinal Camps. Dicha huelga de hambre acorraló al gobierno
de facto de Hugo Banzer (1971-1978) y desembocó en una convocatoria a
elecciones con amnistía irrestricta para presos y exiliados.
En 1979, Espinal fundó el Semanario Aquí, un
periódico contestatario autogestionado que reflejaba la opinión de los diversos
sectores sociales. Sus páginas denunciaban los bajos niveles económicos de los
trabajadores; testimonios de hombres y mujeres que apagaban su vida poco a
poco, sin haber comido un buen plato de comida, o haber recibido atención
médica para su salud, sin el privilegio de pisar una escuela y haber aprendido
a leer la página de un periódico cualquiera. Las ediciones del Semanario
Aquí eran un campanazo de denuncias semana tras semana, sobre el abuso y
corrupción de los gobiernos de turno, y el mal manejo en la administración del
Estado.
Activista de derechos humanos, Espinal Camps
militó en la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia, durante la
última etapa de la dictadura de Hugo Banzer Suárez, cuando empieza desde
Estados Unidos una apertura hacia la democracia.
En 1980, el semanario Aquí alertó sobre la
inminencia de un nuevo golpe de Estado en Bolivia, algo que se hizo realidad cuatro
meses después del asesinato del jesuita. El cineasta y periodista Alfonso
Gumucio, quien fue su alumno y cofundador de "Aquí", recuerda que
conoció a Espinal en unos cursos de cine que brindaba el sacerdote poco después
de su llegada a Bolivia en 1970. "El semanario "Aquí" demostró
que Lucho (como se le conocía popularmente) estaba decidido a llegar hasta las
últimas consecuencias en su compromiso con Bolivia. Él tenía muy claro que su
vida terminaría en Bolivia y por ello decidió consagrarla a la lucha por la
democracia", relató Gumucio. "Me impresionó mucho la decisión de Luis
de hacerse boliviano y quedarse aquí para siempre".
Asesinato
Espinal Camps fue asesinado el 22 de marzo de
1980, apenas dos días antes que a Óscar Arnulfo Romero en El Salvador. Espinal
fue secuestrado en La Paz casi a la medianoche, cuando volvía del cine a pie y
le faltaba una cuadra para llegar a su casa. Lo montaron en un jeep, le
esperaban horas de tortura entre culatazos, golpes y quemaduras con plancha
antes de ser rematado con más de 12 tiros en un matadero de reses, como consta
en reportes policiales y periodísticos de la época, según explica un artículo
de BBC Mundo.
El día del entierro de Espinal decenas de
miles de personas cargaron en volandas el féretro por las calles de La Paz
mientras gritaban: "Lucho ha muerto, aún quedamos muchos".
"La muerte los hermanó", dijo
Xabier Albó, sacerdote jesuita español y amigo de Espinal, refiriéndose a
Espinal y a Óscar Arnulfo Romero. "Cuando retornábamos del cementerio, nos
enteramos que a más de 4.000 kilómetros de distancia (en El Salvador) habían
asesinado a Romero. Las causas son las mismas".
En 1986, en el llamado "Juicio a la
dictadura" (1986) que juzgó los abusos cometidos durante el gobierno de
facto instaurado del general Luís García Meza (1980-1981) se condenó a
paramilitares, policías y militares por violaciones de derechos humanos. Sin
embargo, no se juzgó el caso de Espinal, porque muerte se produjo antes del
golpe de Estado y por tanto no quedó entre las causas presentadas. Hasta el
momento, el crimen del padre jesuita quedó impune, algo que lamentan grupos de
derechos humanos.
La reunión con el Papa
El intercambio de regalos entre Evo y el Papa
Francisco se realizó tras la reunión privada que celebraron durante casi media
hora en el Palacio Quemado. Francisco comentó que lo suyo era "más
sencillo" que lo que recibía del mandatario.
Morales le entregó la máxima condecoración de
Bolivia, el Cóndor de los Andes, y la distinción Luis Espinal, que fue creada
para reconocer a quien profese una fe religiosa y se destaque por defender a
los pobres, los marginados y los enfermos.
Asimismo, el pontífice recibió el ‘Libro del
Mar’, que es un documento que resume los argumentos históricos, diplomáticos y
jurídicos que ha usado Bolivia para demandar a Chile en la Corte Internacional
de Justicia (CIJ) de La Haya. La demanda busca que la CIJ obligue a Chile a
negociar con Bolivia una solución para la restitución de la salida al Pacífico
que perdió en una guerra en 1879.
Francisco también recibió un cuadro que
representa a la Virgen del Socavón, patrona de los mineros, elaborado con el
grano de quinua, un alimento andino cuyas virtudes promociona Bolivia. Morales
también le regaló una fina vestimenta adornada con motivos de las culturas
andinas bolivianas y una biografía suya.
Por su parte, Francisco obsequió a Morales un
mosaico que reproduce el célebre icono Salus Populi Romani, que desde el año
1611 ocupa la magnífica capilla Paulina de la Papal Basílica de Santa María la
Mayor. Además, le entregó la reciente encíclica ‘Laudato si‘ ("Alabado
seas"), su primer documento pontificio sobre ecología.
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