29 julio 2014, Rebelion
http://www.rebelion.org (México)
Traducido para Rebelión por LB
Los portavoces israelíes tienen que trabajar duro para
explicar cómo han llegado a matar a más de 1.000 palestinos en Gaza, la mayoría
de ellos civiles, en comparación con los tres civiles que han muerto en Israel
a consecuencia de los cohetes y morteros de Hamas. Pero en la radio, la
televisión y los periódicos los portavoces del gobierno israelí como Mark Regev
se muestran más sofisticados y menos agresivos que sus predecesores, quienes a
menudo se mostraban visiblemente indiferentes ante la cifra de muertos
palestinos.
Hay una
razón que explica esta mejora de las habilidades en materia de relaciones públicas
de los portavoces israelíes. A juzgar por lo que dicen, el manual de
instrucciones que están utilizando es un estudio profesional, bien investigado
y confidencial que explica cómo influir en los medios de comunicación y en la
opinión pública estadounidense y europea. Escrito por el experto encuestador y
estratega político republicano Frank Luntz, el estudio fue encargado hace cinco
años por un grupo llamado The Israel Project,
con oficinas en EEUU e Israel, para ser
utilizado por todas aquellas personas "situadas en primera línea de
combate en la guerra mediática a favor de Israel".
Cada una de
las 112 páginas del libro está marcada con la leyenda "no distribuir ni
publicar", y es fácil comprender por qué. El informe Luntz, titulado
oficialmente "Diccionario Global de Lenguaje 2009 del Proyecto Israel“,
fue filtrado casi de forma inmediata a Newsweek Online, pero su verdadera importancia rara vez
ha sido apreciada. El texto debería ser de lectura obligada para todo el mundo,
especialmente para los periodistas interesados en cualquier aspecto de la
política israelí, debido a las consignas que imparte a los portavoces israelíes
sobre “lo que debe decirse y lo que no”.
Estas
consignas son muy reveladoras de la brecha que separa aquello que los funcionarios
y políticos israelíes dicen de lo que realmente piensan, estando lo que dicen
minuciosamente ajustado al resultado de sondeos específicamente diseñados para
descubrir qué es lo que los estadounidenses quieren oír. Desde luego, ningún
periodista que entreviste a un portavoz israelí debería hacerlo sin leer este
compendio de muchos de los temas y frases empleados por el señor Regev y sus
colegas.
El manual
está lleno de sabrosos consejos sobre la forma en que deben amoldar sus
respuestas a las diferentes audiencias. Por ejemplo, el estudio dice que "los
estadounidenses están de acuerdo en que Israel ‘tiene derecho a poseer
fronteras defendibles’. Sin embargo, no le aporta ningún beneficio definir
exactamente cuáles deberían ser esas fronteras. Evite hablar de fronteras en
términos de pre- o post- 1967, ya que eso sólo sirve para recordar a los
estadounidenses la historia militar de Israel. Eso resulta especialmente
perjudicial en la izquierda. Por ejemplo, el apoyo al derecho de Israel a tener
fronteras defendibles cae de un intoxicador 89% a menos del 60% por ciento
cuando se habla de ellas en términos de 1967".
¿Y qué hay
del derecho al retorno de los refugiados palestinos que fueron expulsados o
huyeron en 1948 y en los años siguientes y a quienes no se permite regresar a
sus hogares? Aquí el doctor Luntz tiene un sutil consejo para los portavoces al
afirmar que "el derecho al retorno es una cuestión demasiado peliaguda
para que los israelíes la comuniquen de manera eficaz, pues en gran parte del
discurso israelí resuena el eco de aquel "separados pero iguales" que
invocaban los segregacionistas de 1950 y de los partidarios del apartheid de la
década de 1980. El hecho es que a los estadounidenses no les gusta, no creen y
no aceptan el concepto de ‘separados pero iguales'".
Entonces,
¿cómo deben los portavoces actuar con respecto a lo que el folleto admite es
una pregunta difícil? Deberían llamarlo una "demanda", partiendo de
la base de que a los estadounidenses no les gusta la gente que hace demandas.
"Luego diga que 'los palestinos no están satisfechos con su propio
Estado. Ahora exigen territorio dentro de Israel'". Otras sugerencias para una respuesta
israelí efectiva incluyen decir que el derecho a retornar podría llegar a ser
parte de un acuerdo final "en algún momento en el futuro".
El doctor
Luntz constata que los estadounidenses en general tienen miedo a la inmigración
masiva en EEUU, por lo que hablar de "inmigración palestina masiva"
en Israel no les va a resultar agradable. Si nada de eso funciona, diga que el
retorno de los palestinos "haría descarrilar los esfuerzos para lograr
la paz".
El informe
Luntz fue redactado a raíz de la Operación Plomo Fundido de diciembre de 2008 y
enero de 2009, que causó la muerte de 1.387 palestinos y nueve israelíes.
Hay un
capítulo entero dedicado a la cuestión de "aislar a un Hamás respaldado
por Irán y que constituye un obstáculo para la paz".
Desafortunadamente, cuando el 6 de julio se inició la operación Borde Protector
a los propagandistas israelíes les surgió un problema, pues Hamas se había
enemistado con Irán con motivo de la guerra de Siria y no mantenía contactos
con Teherán. Las relaciones amistosas se han reanudado en los últimos días,
gracias… a la invasión israelí.
Gran parte
de los consejos del doctor Luntz se refieren al tono y a la presentación de los
argumentos a favor de Israel. Según él, es absolutamente crucial exudar empatía
hacia los palestinos: "A los sujetos a persuadir [sic] no les preocupa
conocer cuánto sabes sino saber cuánto te preocupas. Debes mostrar empatía
hacia ambas partes". Eso podría explicar por qué numerosos portavoces
israelíes aparecen casi sollozando por la trágica situación de los palestinos
machacados por las bombas y proyectiles israelíes.
En una
frase marcada en negrita, subrayada y escrita con letras mayúsculas el doctor
Luntz sostiene que los portavoces y líderes políticos israelíes no deben nunca,
nunca jamás, justificar "la masacre deliberada de mujeres y niños
inocentes" y deben desafiar agresivamente a quienes acusan a Israel de
tal crimen. Los portavoces israelíes sudaron la gota gorda para ser fieles a
esta prescripción cuando el pasado jueves las bombas israelíes mataron a 16
palestinos en un refugio de la ONU en Gaza.
Hay una
lista de palabras y frases que deben ser utilizadas y una lista de las que hay
que evitar. El schmaltz(1)cotiza alto: "La mejor y única
manera de lograr la paz duradera es conseguir el respeto mutuo". Por
encima de todo, hay que enfatizar en todo momento los deseos de paz de Israel
con los palestinos, porque eso lo que anhela la abrumadora mayoría de los
estadounidenses. Pero toda presión sobre Israel para que haga realmente la paz
puede aligerarse diciendo: "[hay que avanzar] paso a paso, día a día",
lo cual será aceptado como "un enfoque razonable con respecto a la
ecuación tierra por paz".
El doctor
Luntz cita como ejemplo de un "slogan israelí eficaz", aquel que
dice: “Quiero dirigirme especialmente a las madres palestinas que han
perdido a sus hijos. Ningún progenitor debería tener que enterrar a su vástago".
El estudio
admite que en realidad el gobierno israelí no quiere una solución de dos
Estados, pero dice que ese dato debe ser enmascarado porque el 78% de los
estadounidenses sí la desea. Hay que enfatizar la esperanza en una mejoría
económica para los palestinos.
Se menciona
con aprobación al primer ministro Benjamin Netanyahu por haber afirmado que “es
hora de que alguien le pregunte a Hamas: ¿Qué estáis haciendo vosotros para
traer la prosperidad a vuestro pueblo?". La pregunta resulta
inverosímil de puro hipócrita: son los siete años de asedio económico israelí
los que han reducido la franja de Gaza a la pobreza y a la miseria.
El objetivo
de la presentación de hechos que hacen los portavoces israelíes es siempre dar
a los estadounidenses y a los europeos la impresión de que Israel quiere la paz
con los palestinos y que está dispuesto a ceder para lograrla, cuando todas las
evidencias indican justamente lo contrario. Aunque no fue concebido como tal,
existen pocos estudios que arrojen más luz que éste sobre el moderno Israel
tanto en tiempos de guerra como de paz.
Nota:
(1) Schmaltz: sentimentalismo exagerado.
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THE
SECRET REPORT THAT HELPS ISRAEL HIDE FACTS
27 July
2014, The Independent http://www.independent.co.uk (UK)
http://www.independent.co.uk/voices/comment/israelgaza-conflict-the-secret-report-that-helps-israelis-to-hide-facts-9630765.html
The slickness of Israel's spokesmen is rooted in directions
set down by the pollster Frank Luntz
Israeli
spokesmen have their work cut out explaining how they have killed more than
1,000 Palestinians in Gaza, most of them civilians, compared with just three
civilians killed in Israel by Hamas rocket and mortar fire. But on television
and radio and in newspapers, Israeli government spokesmen such as Mark Regev
appear slicker and less aggressive than their predecessors, who were often
visibly indifferent to how many Palestinians were killed.
There is
a reason for this enhancement of the PR skills of Israeli spokesmen. Going by
what they say, the playbook they are using is a professional, well-researched
and confidential study on how to influence the media and public opinion in
America and Europe. Written by the expert Republican pollster and political
strategist Dr Frank Luntz, the study was commissioned five years ago by a group
called The Israel Project, with offices in the US and Israel, for use by those
"who are on the front lines of fighting the media war for Israel".
Every
one of the 112 pages in the booklet is marked "not for distribution or
publication" and it is easy to see why. The Luntz report, officially
entitled "The Israel project's 2009 Global Language Dictionary, was leaked
almost immediately to Newsweek
Online, but its true importance has seldom been
appreciated. It should be required reading for everybody, especially
journalists, interested in any aspect of Israeli policy because of its
"dos and don'ts" for Israeli spokesmen.
These
are highly illuminating about the gap between what Israeli officials and
politicians really believe, and what they say, the latter shaped in minute
detail by polling to determine what Americans want to hear. Certainly, no
journalist interviewing an Israeli spokesman should do so without reading this
preview of many of the themes and phrases employed by Mr Regev and his colleagues.
The
booklet is full of meaty advice about how they should shape their answers for
different audiences. For example, the study says that "Americans agree
that Israel 'has a right to defensible borders'. But it does you no good to
define exactly what those borders should be. Avoid talking about borders in
terms of pre- or post-1967, because it only serves to remind Americans of
Israel's military history. Particularly on the left this does you harm. For
instance, support for Israel's right to defensible borders drops from a heady
89 per cent to under 60 per cent when you talk about it in terms of 1967."
How
about the right of return for Palestinian refugees who were expelled or fled in
1948 and in the following years, and who are not allowed to go back to their
homes? Here Dr Luntz has subtle advice for spokesmen, saying that "the
right of return is a tough issue for Israelis to communicate effectively
because much of Israeli language sounds like the 'separate but equal' words of
the 1950s segregationists and the 1980s advocates of Apartheid. The fact is,
Americans don't like, don't believe and don't accept the concept of 'separate
but equal'."
So how
should spokesmen deal with what the booklet admits is a tough question? They
should call it a "demand", on the grounds that Americans don't like
people who make demands. "Then say 'Palestinians aren't content with their
own state. Now they're demanding territory inside Israel'." Other
suggestions for an effective Israeli response include saying that the right of
return might become part of a final settlement "at some point in the
future".
VIDEO: THE LATEST FROM GAZA
Dr Luntz
notes that Americans as a whole are fearful of mass immigration into the US, so
mention of "mass Palestinian immigration" into Israel will not go
down well with them. If nothing else works, say that the return of Palestinians
would "derail the effort to achieve peace".
The
Luntz report was written in the aftermath of Operation Cast Lead in December
2008 and January 2009, when 1,387 Palestinians and nine Israelis were killed.
There is
a whole chapter on "isolating Iran-backed Hamas as an obstacle to
peace". Unfortunately, come the current Operation Protective Edge, which
began on 6 July, there was a problem for Israeli propagandists because Hamas
had quarrelled with Iran over the war in Syria and had no contact with Tehran.
Friendly relations have been resumed only in the past few days – thanks to the
Israeli invasion.
Much of
Dr Luntz's advice is about the tone and presentation of the Israeli case. He
says it is absolutely crucial to exude empathy for Palestinians:
"Persuadables [sic] won't care how much you know until they know how much
you care. Show Empathy for BOTH sides!" This may explain why a number of
Israeli spokesman are almost lachrymose about the plight of Palestinians being
pounded by Israeli bombs and shells.
In a
sentence in bold type, underlined and with capitalisation, Dr Luntz says that
Israeli spokesmen or political leaders must never, ever justify "the
deliberate slaughter of innocent women and children" and they must
aggressively challenge those who accuse Israel of such a crime. Israeli
spokesmen struggled to be true to this prescription when 16 Palestinians were
killed in a UN shelter in Gaza last Thursday.
There is
a list of words and phrases to be used and a list of those to be avoided.
Schmaltz is at a premium: "The best way, the only way, to achieve lasting
peace is to achieve mutual respect." Above all, Israel's desire for peace
with the Palestinians should be emphasised at all times because this what
Americans overwhelmingly want to happen. But any pressure on Israel to actually
make peace can be reduced by saying "one step at a time, one day at a
time", which will be accepted as "a commonsense approach to the
land-for-peace equation".
Dr Luntz
cites as an example of an "effective Israeli sound bite" one which
reads: "I particularly want to reach out to Palestinian mothers who have
lost their children. No parent should have to bury their child."
The
study admits that the Israeli government does not really want a two-state
solution, but says this should be masked because 78 per cent of Americans do.
Hopes for the economic betterment of Palestinians should be emphasised.
Prime
Minister Benjamin Netanyahu is quoted with approval for saying that it is
"time for someone to ask Hamas: what exactly are YOU doing to bring
prosperity to your people". The hypocrisy of this beggars belief: it is
the seven-year-old Israeli economic siege that has reduced the Gaza to poverty
and misery.
On every
occasion, the presentation of events by Israeli spokesmen is geared to giving
Americans and Europeans the impression that Israel wants peace with the
Palestinians and is prepared to compromise to achieve this, when all the
evidence is that it does not. Though it was not intended as such, few more
revealing studies have been written about modern Israel in times of war and
peace.
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