terça-feira, 29 de julho de 2014

EL MANUAL DE PROPAGANDA SECRETO DE LOS ISRAELÍES/ THE SECRET REPORT THAT HELPS ISRAEL HIDE FACTS

29 julio 2014, Rebelion http://www.rebelion.org (México)

Patrick Cockburn, The Independent http://www.independent.co.uk (UK)

Traducido para Rebelión por LB

Los portavoces israelíes tienen que trabajar duro para explicar cómo han llegado a matar a más de 1.000 palestinos en Gaza, la mayoría de ellos civiles, en comparación con los tres civiles que han muerto en Israel a consecuencia de los cohetes y morteros de Hamas. Pero en la radio, la televisión y los periódicos los portavoces del gobierno israelí como Mark Regev se muestran más sofisticados y menos agresivos que sus predecesores, quienes a menudo se mostraban visiblemente indiferentes ante la cifra de muertos palestinos.

Hay una razón que explica esta mejora de las habilidades en materia de relaciones públicas de los portavoces israelíes. A juzgar por lo que dicen, el manual de instrucciones que están utilizando es un estudio profesional, bien investigado y confidencial que explica cómo influir en los medios de comunicación y en la opinión pública estadounidense y europea. Escrito por el experto encuestador y estratega político republicano Frank Luntz, el estudio fue encargado hace cinco años por un grupo llamado The Israel Project,
con oficinas en EEUU e Israel, para ser utilizado por todas aquellas personas "situadas en primera línea de combate en la guerra mediática a favor de Israel".

Cada una de las 112 páginas del libro está marcada con la leyenda "no distribuir ni publicar", y es fácil comprender por qué. El informe Luntz, titulado oficialmente "Diccionario Global de Lenguaje 2009 del Proyecto Israel“, fue filtrado casi de forma inmediata a Newsweek Online, pero su verdadera importancia rara vez ha sido apreciada. El texto debería ser de lectura obligada para todo el mundo, especialmente para los periodistas interesados en cualquier aspecto de la política israelí, debido a las consignas que imparte a los portavoces israelíes sobre “lo que debe decirse y lo que no”.

Estas consignas son muy reveladoras de la brecha que separa aquello que los funcionarios y políticos israelíes dicen de lo que realmente piensan, estando lo que dicen minuciosamente ajustado al resultado de sondeos específicamente diseñados para descubrir qué es lo que los estadounidenses quieren oír. Desde luego, ningún periodista que entreviste a un portavoz israelí debería hacerlo sin leer este compendio de muchos de los temas y frases empleados por el señor Regev y sus colegas.

El manual está lleno de sabrosos consejos sobre la forma en que deben amoldar sus respuestas a las diferentes audiencias. Por ejemplo, el estudio dice que "los estadounidenses están de acuerdo en que Israel ‘tiene derecho a poseer fronteras defendibles’. Sin embargo, no le aporta ningún beneficio definir exactamente cuáles deberían ser esas fronteras. Evite hablar de fronteras en términos de pre- o post- 1967, ya que eso sólo sirve para recordar a los estadounidenses la historia militar de Israel. Eso resulta especialmente perjudicial en la izquierda. Por ejemplo, el apoyo al derecho de Israel a tener fronteras defendibles cae de un intoxicador 89% a menos del 60% por ciento cuando se habla de ellas en términos de 1967".

¿Y qué hay del derecho al retorno de los refugiados palestinos que fueron expulsados ​​o huyeron en 1948 y en los años siguientes y a quienes no se permite regresar a sus hogares? Aquí el doctor Luntz tiene un sutil consejo para los portavoces al afirmar que "el derecho al retorno es una cuestión demasiado peliaguda para que los israelíes la comuniquen de manera eficaz, pues en gran parte del discurso israelí resuena el eco de aquel "separados pero iguales" que invocaban los segregacionistas de 1950 y de los partidarios del apartheid de la década de 1980. El hecho es que a los estadounidenses no les gusta, no creen y no aceptan el concepto de ‘separados pero iguales'".

Entonces, ¿cómo deben los portavoces actuar con respecto a lo que el folleto admite es una pregunta difícil? Deberían llamarlo una "demanda", partiendo de la base de que a los estadounidenses no les gusta la gente que hace demandas. "Luego diga que 'los palestinos no están satisfechos con su propio Estado. Ahora exigen territorio dentro de Israel'". Otras sugerencias para una respuesta israelí efectiva incluyen decir que el derecho a retornar podría llegar a ser parte de un acuerdo final "en algún momento en el futuro".

El doctor Luntz constata que los estadounidenses en general tienen miedo a la inmigración masiva en EEUU, por lo que hablar de "inmigración palestina masiva" en Israel no les va a resultar agradable. Si nada de eso funciona, diga que el retorno de los palestinos "haría descarrilar los esfuerzos para lograr la paz".

El informe Luntz fue redactado a raíz de la Operación Plomo Fundido de diciembre de 2008 y enero de 2009, que causó la muerte de 1.387 palestinos y nueve israelíes.

Hay un capítulo entero dedicado a la cuestión de "aislar a un Hamás respaldado por Irán y que constituye un obstáculo para la paz". Desafortunadamente, cuando el 6 de julio se inició la operación Borde Protector a los propagandistas israelíes les surgió un problema, pues Hamas se había enemistado con Irán con motivo de la guerra de Siria y no mantenía contactos con Teherán. Las relaciones amistosas se han reanudado en los últimos días, gracias… a la invasión israelí.

Gran parte de los consejos del doctor Luntz se refieren al tono y a la presentación de los argumentos a favor de Israel. Según él, es absolutamente crucial exudar empatía hacia los palestinos: "A los sujetos a persuadir [sic] no les preocupa conocer cuánto sabes sino saber cuánto te preocupas. Debes mostrar empatía hacia ambas partes". Eso podría explicar por qué numerosos portavoces israelíes aparecen casi sollozando por la trágica situación de los palestinos machacados por las bombas y proyectiles israelíes.

En una frase marcada en negrita, subrayada y escrita con letras mayúsculas el doctor Luntz sostiene que los portavoces y líderes políticos israelíes no deben nunca, nunca jamás, justificar "la masacre deliberada de mujeres y niños inocentes" y deben desafiar agresivamente a quienes acusan a Israel de tal crimen. Los portavoces israelíes sudaron la gota gorda para ser fieles a esta prescripción cuando el pasado jueves las bombas israelíes mataron a 16 palestinos en un refugio de la ONU en Gaza.

Hay una lista de palabras y frases que deben ser utilizadas y una lista de las que hay que evitar. El schmaltz(1)cotiza alto: "La mejor y única manera de lograr la paz duradera es conseguir el respeto mutuo". Por encima de todo, hay que enfatizar en todo momento los deseos de paz de Israel con los palestinos, porque eso lo que anhela la abrumadora mayoría de los estadounidenses. Pero toda presión sobre Israel para que haga realmente la paz puede aligerarse diciendo: "[hay que avanzar] paso a paso, día a día", lo cual será aceptado como "un enfoque razonable con respecto a la ecuación tierra por paz".

El doctor Luntz cita como ejemplo de un "slogan israelí eficaz", aquel que dice: “Quiero dirigirme especialmente a las madres palestinas que han perdido a sus hijos. Ningún progenitor debería tener que enterrar a su vástago".

El estudio admite que en realidad el gobierno israelí no quiere una solución de dos Estados, pero dice que ese dato debe ser enmascarado porque el 78% de los estadounidenses sí la desea. Hay que enfatizar la esperanza en una mejoría económica para los palestinos.

Se menciona con aprobación al primer ministro Benjamin Netanyahu por haber afirmado que “es hora de que alguien le pregunte a Hamas: ¿Qué estáis haciendo vosotros para traer la prosperidad a vuestro pueblo?". La pregunta resulta inverosímil de puro hipócrita: son los siete años de asedio económico israelí los que han reducido la franja de Gaza a la pobreza y a la miseria.

El objetivo de la presentación de hechos que hacen los portavoces israelíes es siempre dar a los estadounidenses y a los europeos la impresión de que Israel quiere la paz con los palestinos y que está dispuesto a ceder para lograrla, cuando todas las evidencias indican justamente lo contrario. Aunque no fue concebido como tal, existen pocos estudios que arrojen más luz que éste sobre el moderno Israel tanto en tiempos de guerra como de paz.

Nota:
(1) Schmaltz: sentimentalismo exagerado.

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THE SECRET REPORT THAT HELPS ISRAEL HIDE FACTS

 

The slickness of Israel's spokesmen is rooted in directions set down by the pollster Frank Luntz


Israeli spokesmen have their work cut out explaining how they have killed more than 1,000 Palestinians in Gaza, most of them civilians, compared with just three civilians killed in Israel by Hamas rocket and mortar fire. But on television and radio and in newspapers, Israeli government spokesmen such as Mark Regev appear slicker and less aggressive than their predecessors, who were often visibly indifferent to how many Palestinians were killed.

There is a reason for this enhancement of the PR skills of Israeli spokesmen. Going by what they say, the playbook they are using is a professional, well-researched and confidential study on how to influence the media and public opinion in America and Europe. Written by the expert Republican pollster and political strategist Dr Frank Luntz, the study was commissioned five years ago by a group called The Israel Project, with offices in the US and Israel, for use by those "who are on the front lines of fighting the media war for Israel".

Every one of the 112 pages in the booklet is marked "not for distribution or publication" and it is easy to see why. The Luntz report, officially entitled "The Israel project's 2009 Global Language Dictionary, was leaked almost immediately to Newsweek Online, but its true importance has seldom been appreciated. It should be required reading for everybody, especially journalists, interested in any aspect of Israeli policy because of its "dos and don'ts" for Israeli spokesmen.

These are highly illuminating about the gap between what Israeli officials and politicians really believe, and what they say, the latter shaped in minute detail by polling to determine what Americans want to hear. Certainly, no journalist interviewing an Israeli spokesman should do so without reading this preview of many of the themes and phrases employed by Mr Regev and his colleagues.

The booklet is full of meaty advice about how they should shape their answers for different audiences. For example, the study says that "Americans agree that Israel 'has a right to defensible borders'. But it does you no good to define exactly what those borders should be. Avoid talking about borders in terms of pre- or post-1967, because it only serves to remind Americans of Israel's military history. Particularly on the left this does you harm. For instance, support for Israel's right to defensible borders drops from a heady 89 per cent to under 60 per cent when you talk about it in terms of 1967."

How about the right of return for Palestinian refugees who were expelled or fled in 1948 and in the following years, and who are not allowed to go back to their homes? Here Dr Luntz has subtle advice for spokesmen, saying that "the right of return is a tough issue for Israelis to communicate effectively because much of Israeli language sounds like the 'separate but equal' words of the 1950s segregationists and the 1980s advocates of Apartheid. The fact is, Americans don't like, don't believe and don't accept the concept of 'separate but equal'."
So how should spokesmen deal with what the booklet admits is a tough question? They should call it a "demand", on the grounds that Americans don't like people who make demands. "Then say 'Palestinians aren't content with their own state. Now they're demanding territory inside Israel'." Other suggestions for an effective Israeli response include saying that the right of return might become part of a final settlement "at some point in the future".

VIDEO: THE LATEST FROM GAZA 
Dr Luntz notes that Americans as a whole are fearful of mass immigration into the US, so mention of "mass Palestinian immigration" into Israel will not go down well with them. If nothing else works, say that the return of Palestinians would "derail the effort to achieve peace".

The Luntz report was written in the aftermath of Operation Cast Lead in December 2008 and January 2009, when 1,387 Palestinians and nine Israelis were killed.

There is a whole chapter on "isolating Iran-backed Hamas as an obstacle to peace". Unfortunately, come the current Operation Protective Edge, which began on 6 July, there was a problem for Israeli propagandists because Hamas had quarrelled with Iran over the war in Syria and had no contact with Tehran. Friendly relations have been resumed only in the past few days – thanks to the Israeli invasion.

Much of Dr Luntz's advice is about the tone and presentation of the Israeli case. He says it is absolutely crucial to exude empathy for Palestinians: "Persuadables [sic] won't care how much you know until they know how much you care. Show Empathy for BOTH sides!" This may explain why a number of Israeli spokesman are almost lachrymose about the plight of Palestinians being pounded by Israeli bombs and shells.

In a sentence in bold type, underlined and with capitalisation, Dr Luntz says that Israeli spokesmen or political leaders must never, ever justify "the deliberate slaughter of innocent women and children" and they must aggressively challenge those who accuse Israel of such a crime. Israeli spokesmen struggled to be true to this prescription when 16 Palestinians were killed in a UN shelter in Gaza last Thursday.

There is a list of words and phrases to be used and a list of those to be avoided. Schmaltz is at a premium: "The best way, the only way, to achieve lasting peace is to achieve mutual respect." Above all, Israel's desire for peace with the Palestinians should be emphasised at all times because this what Americans overwhelmingly want to happen. But any pressure on Israel to actually make peace can be reduced by saying "one step at a time, one day at a time", which will be accepted as "a commonsense approach to the land-for-peace equation".
Dr Luntz cites as an example of an "effective Israeli sound bite" one which reads: "I particularly want to reach out to Palestinian mothers who have lost their children. No parent should have to bury their child."

The study admits that the Israeli government does not really want a two-state solution, but says this should be masked because 78 per cent of Americans do. Hopes for the economic betterment of Palestinians should be emphasised.

Prime Minister Benjamin Netanyahu is quoted with approval for saying that it is "time for someone to ask Hamas: what exactly are YOU doing to bring prosperity to your people". The hypocrisy of this beggars belief: it is the seven-year-old Israeli economic siege that has reduced the Gaza to poverty and misery.

On every occasion, the presentation of events by Israeli spokesmen is geared to giving Americans and Europeans the impression that Israel wants peace with the Palestinians and is prepared to compromise to achieve this, when all the evidence is that it does not. Though it was not intended as such, few more revealing studies have been written about modern Israel in times of war and peace. 

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