30 julio 2014, La Jornada http://www.jornada.unam.mx
(México)
José Steinsleger
El llamado conflicto de Gaza suele
agitar un confuso entrecruzamiento de prismas, datos, ángulos de mira,
obsesiones, disciplinas (o relatos ylecturas, como se dice ahora) que
sutilmente, abrumándonos con la inquietante presencia del sheriff Woody
y el discurso del gran filósofo sionista Buzz Lightyear, busca remontarnos
hasta el infinito… ¡y más allá!
Si el apotegma es válido, habrá que sopesar la cósmica energía de
las mujeres de Gaza que nos interpelan, mirando al cielo con los brazos
abiertos y las ropas empapadas con la sangre de sus hijos. ¿Verdades y
mentiras? El comentarista se resiste a ensayar la cínica y serena
imparcialidad de los que renuncian a fijar las verdades y mentiras de los
hechos.
Hacia finales del siglo XIX, un pensador al que las razones de
Occidente trastornaron sus facultades, dijo: No hay hechos. Sólo hay
interpretaciones (Nietzsche). Cosa que neoliberalmente suena razonable,
pues nos permite permanecer equidistantes (¿cómplices?) frente al drama de un
pueblo que se niega a desaparecer bajo el fuego humanitario de los
invasoras que ocupan su tierra desde 1948. El plural se justifica: sin el respaldo
criminal de Estados Unidos y la Unión Europea, no existiría el enclave
neocolonial llamado Israel.
¿Árabes versus judíos? ¿Hamas versus Netanyahu?
Simplistas y reduccionistas, abstenerse. Porque así como las democracias
occidentalesfueron cómplices junto con Alemania nazi de la suerte de los judíos
en Europa central, ningún Estado árabe se muestra hoy apurado en
ayudar a Palestina. Con excepción de Irán, país islámico, pero no árabe que, cuando se
llamaba Persia, salvó a los judíos en dos ocasiones: con Ciro II (Libro de
Esdrás), y Jerjes I (Libro de Ester).
La Biblia guarda inconmensurable valor literario. No obstante, su valor historiográfico es
nulo. Así es que en 2014… hechos. Por un lado, la entidad
ultranacionalista inventada siglo y medio atrás por el sionismo. Por el otro,
pueblos que para dicha o desdicha nacieron en Palestina, y que desde la
publicación de Autoemancipación, del polaco Leo Pinsker (1882), y El
Estado judío, del austrohúngaro Teodoro Herzl (1895), fueron maldecidos
con dolosas interpretaciones del Antiguo Testamento.
Con esa moral, los soldados del ejército que se jacta de ser el
más ético del mundo asesinan a bebés, mujeres y ancianos, destruyen
escuelas y hospitales, disparan con artillería pesada, lanzan bombas de racimo
y proyectiles revestidos con uranio enriquecido, y han convertido la
venganza en un valor occidental aceptable (Gilad Atzmon).
En 2007, el diario Haaretz de Tel Aviv publicó un
reportaje acerca de los soldados judíos que usan camisetas, gorras y sudaderas
exaltando el asesinato de embarazadas palestinas. En el batallón Lavi, por
ejemplo, un soldado mostraba en su camiseta a una joven palestina magullada,
con el lema: Apuesto a que te han violado. En la brigada Givati, otro
militar lucía en la suya el lema: Un disparo, dos muertes, inscrito bajo
un dibujo de un punto de mira que apunta al vientre de una palestina embarazada
vestida con la típica túnica islamita.
Al ser preguntado, el militar admitió con cinismo: Hay gente
que cree que no está bien. Yo también lo creo, pero no significa nada. Nadie va
a disparar a una mujer embarazada. Luego, en 2007, se hicieron camisetas con el
lema Más pequeño, más difícil, en la que había el dibujo de un niño con la
leyenda: Es un niño, así que tienes más problemas a nivel moral, y además
el objetivo es más pequeño.
Otra de las camisetas fue encargada por una unidad de
francotiradores, y llevaba el mote Mejor usa Durex, junto a un bebé
palestino muerto con su oso de peluche al lado, y su madre llorando junto a él.
Otra más mostraba la supuesta evolución de un niño palestino que crece hasta
convertirse en miliciano. La leyenda rezaba: No importa cuándo comience.
Le pondremos fin.
En el reportaje, los mandos de cada unidad afirmaron no tener
control. Aseguran que ese tipo de prendas están prohibidas en ciertas unidades,
pero son permitidas en otras. La oficina de relaciones públicas del Tsahal
(Ejército de Defensa, sic) se justificó diciendo que si bien son de mal
gusto (sic), se trata de “…ropas privadas, impresas en empresas privadas,
a petición privada de los soldados que terminan los cursos”.
Millones de judíos del mundo que empiezan a sospechar adónde
conducen tales métodos de impunidad y gratuita crueldad se atreven a pensar
distinto. Sin embargo, raros son los judíosantisionistas (de izquierda oderecha)
que cuestionan la naturaleza asesina del Estado de Israel. Algunos creen
que la solución radica en los dos estados. Y otros esperan algo así comola
paz sin vencedores y vencidos.
¿Y todo ese horror ilustrado para qué? Para mantener a salvo el económica y
políticamente rentable antisemitismo y defender la inviabilidad
de un despropósito: la identidad colectiva judía.
Nenhum comentário:
Postar um comentário