21 de noviembre, 2012/ ADITAL Agência
de Informação Frei Tito para América Latina
Telam
Investigadores argentinos comprobaron las
ventajas económicas, ambientales y técnicas de una tecnología quechua para la
construcción antisísmica y trabajan en normalizar su conocimiento, hasta ahora
empírico, para alentar su utilización en condiciones óptimas.
Se trata de una tecnología de edificación
denominada quincha, un término que significa cerco con palos o varas y alude al
uso de la caña para erigir la vivienda.
"Es una propuesta que cada día cobra
mayor importancia como tecnología alternativa de viviendas sustentables”,
aseguró Guadalupe Cuitiño Rosales, ingeniera civil, becaria doctoral del
Conicet en el Instituto de Ciencias Sociales, Humanas y Ambientales (Incihusa),
en Mendoza.
La experta afirmó que crece su utilización
"ya sea por la constante demanda de una vivienda digna o por el deseo de
vivir en una casa construida de materiales naturales”.
La quincha se originó en el Perú y es
empleada desde tiempos prehispánicos en la zona de influencia incaica.
Si bien la ingeniería civil tradicional
propone diseños altamente resistentes a los temblores, las construcciones con
quincha son una opción de escaso impacto ambiental y con un costo de menos de
mil pesos por metro cuadrado.
Estas construcciones son utilizadas
principalmente en las zonas rurales y en los alrededores de las zonas urbanas,
donde se tiene más acceso a los materiales naturales como cañas y tierra para
hacer el barro de los muros y troncos de árboles, que se utilizan para las
columnas de la vivienda.
Además, esta tecnología permite ahorrar en
mano de obra ya que es posible que el propietario construya la vivienda por sí
mismo.
El equipo de investigadores que integra
Cuitiño buscó definir y precisar varios aspectos de esta tecnología, dado que
"es muy empírica y se trata de conocerla un poco más en base a estudios
normalizados”.
La investigación apunta, por ejemplo, a
establecer la mejor proporción de arena-arcilla-fibra vegetal para el barro de
los muros, con la dificultad de que "cada suelo es diferente y se deben
estudiar las proporciones para cada tipo de suelo”, dijo la experta.
También se estudia el armado de la
estructura con caña para mejor resistencia y el comportamiento térmico.
"Respecto de la construcciones de
hormigón armado y ladrillo, tecnológicamente se han ensayado paneles a escala
real y han mostrado un buen comportamiento estructural”, reveló la
investigadora.
Respecto de las pruebas térmicas Cuitiño
se estableció que "la quincha con un espesor de 10 centímetros tiene un
comportamiento similar al de un muro de ladrillo de 20 centímetros de espesor”,
aseguró además Cuitiño.
"El objetivo es avanzar hacia una
mayor sustentabilidad del cerramiento, mejorar las condiciones térmicas y
confort interior, y lograr que la radiación solar que ingresa alcance un buen
porcentaje de calefacción necesaria,” explicó la investigadora.
Las estructuras con quincha utilizan
cimientos y vigas de hormigón sobre los cuales se disponen hasta cinco hiladas
de ladrillo o piedra junto con un material hidrófugo, que repele el agua y
evita el ascenso de la humedad a los paneles de tierra.
Sobre esta base se erige la estructura
principal, que en el centro-oeste del país es de rollizos de álamo o
eucaliptos, y luego los muros construidos con caña.
Para el esqueleto interno de las paredes
se utiliza caña recubierta con una mezcla de tierra arcillosa, arena y fibra
vegetal como puede ser paja de trigo o de centeno.
Gracias a esta combinación de materiales,
las construcciones son livianas y muy flexibles, lo que permite que frente a
una fuerza sísmica los muros de quincha se deformen bastante antes de llegar al
colapso.
Los estudios de ingeniería realizados para
precisar la resistencia de estas estructuras indican que son
"sismorresistentes con un comportamiento muy satisfactorio, aunque tienen
la desventaja de tener poca resistencia a la acción erosiva de la lluvia”,
describió Cuitiño.
La zona de alto riesgo sísmico, donde
ocurren la mayoría de los terremotos, según el Instituto Nacional de Prevención
Sísmica (Inpres), abarca las provincias de Mendoza, San Juan y La Rioja y el
sur de Catamarca.
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