quinta-feira, 14 de novembro de 2019

Abya Yala*/El golpe en Bolivia: cinco lecciones


10 de noviembre de 2019 · Actualizado hace 9 hs, Página 12 (Argentina) https://www.pagina12.com.ar/230296-el-golpe-en-bolivia-cinco-lecciones


La tragedia boliviana enseña con elocuencia varias lecciones que nuestros pueblos y las fuerzas sociales y políticas populares deben aprender y grabar en sus conciencias para siempre. Aquí, una breve enumeración, sobre la marcha, y como preludio a un tratamiento más detallado en el futuro. 

Primero, que por más que se administre de modo ejemplar la economía como lo hizo el gobierno de Evo, se garantice crecimiento, redistribución, flujo de inversiones y se mejoren todos los indicadores macro y microeconómicos la derecha y el imperialismo jamás van a aceptar a un gobierno que no se ponga al servicio de sus intereses.

Segundo, hay que estudiar los manuales publicados por diversas agencias de EEUU y sus voceros disfrazados de académicos o periodistas para poder percibir a tiempo las señales de la ofensiva. Esos escritos invariablemente resaltan la necesidad de destrozar la reputación del líder popular, lo que en la jerga especializada se llama asesinato del personaje (“character assasination”) calificándolo de
ladrón, corrupto, dictador o ignorante. Esta es la tarea confiada a comunicadores sociales, autoproclamados como “periodistas independientes”, que a favor de su control cuasimonopólico de los medios taladran el cerebro de la población con tales difamaciones, acompañadas, en el caso que nos ocupa, por mensajes de odio dirigidos en contra de los pueblos originarios y los pobres en general.

Tercero, cumplido lo anterior llega el turno de la dirigencia política y las elites económicas reclamando “un cambio”, poner fin a “la dictadura” de Evo que, como escribiera hace pocos días el impresentable Vargas Llosa, aquél es un “demagogo que quiere eternizarse en el poder”. Supongo que estará brindando con champagne en Madrid al ver las imágenes de las hordas fascistas saqueando, incendiando, encadenando periodistas a un poste, rapando a una mujer alcalde y pintándola de rojo y destruyendo las actas de la pasada elección para cumplir con el mandato de don Mario y liberar a Bolivia de un maligno demagogo. Menciono su caso porque ha sido y es el inmoral portaestandarte de este ataque vil, de esta felonía sin límites que crucifica liderazgos populares, destruye una democracia e instala el reinado del terror a cargo de bandas de sicarios contratados para escarmentar a un pueblo digno que tuvo la osadía de querer ser libre.

Cuarto: entran en escena las “fuerzas de seguridad”. En este caso estamos hablando de instituciones controladas por numerosas agencias, militares y civiles, del gobierno de Estados Unidos. Estas las entrenan, las arman, hacen ejercicios conjuntos y las educan políticamente. Tuve ocasión de comprobarlo cuando, por invitación de Evo, inauguré un curso sobre “Antiimperialismo” para oficiales superiores de las tres armas. En esa oportunidad quedé azorado por el grado de penetración de las más reaccionarias consignas norteamericanas heredadas de la época de la Guerra Fría y por la indisimulada irritación causada por el hecho de que un indígena fuese presidente de su país. Lo que hicieron esas “fuerzas de seguridad” fue retirarse de escena y dejar el campo libre para la descontrolada actuación de las hordas fascistas --como las que actuaron en Ucrania, en Libia, en Irak, en Siria para derrocar, o tratar de hacerlo en este último caso, a líderes molestos para el imperio-- y de ese modo intimidar a la población, a la militancia y a las propias figuras del gobierno. O sea, una nueva figura sociopolítica: golpismo militar “por omisión”, dejando que las bandas reaccionarias, reclutadas y financiadas por la derecha, impongan su ley. Una vez que reina el terror y ante la indefensión del gobierno el desenlace era inevitable.

Quinto, la seguridad y el orden público no debieron haber sido jamás confiadas en Bolivia a instituciones como la policía y el ejército, colonizadas por el imperialismo y sus lacayos de la derecha autóctona. Cuando se lanzó la ofensiva en contra de Evo se optó por una política de apaciguamiento y de no responder a las provocaciones de los fascistas. Esto sirvió para envalentonarlos y acrecentar la apuesta: primero, exigir balotaje; después, fraude y nuevas elecciones; enseguida, elecciones pero sin Evo (como en Brasil, sin Lula); más tarde, renuncia de Evo; finalmente, ante su reluctancia a aceptar el chantaje, sembrar el terror con la complicidad de policías y militares y forzar a Evo a renunciar. De manual, todo de manual. ¿Aprenderemos estas lecciones?


Abya Yala*/Qué pasó en Bolivia: cronología del golpe de Estado

La sucesión de hechos que forzaron la renuncia de Evo Morales

El proceso que terminó con la destitución del presidente boliviano comenzó tras las elecciones del 20 de octubre. A partir de entonces la violencia opositora y la presión internacional de la derecha fue en aumento hasta que los militares y la policía le quitaron su apoyo al mandatario.

Evo Morales se vio obligado a renunciar por el golpe de Estado que se puso en marcha tras las elecciones del 20 de octubre. 

El presidente de Bolivia, Evo Morales , renunció después de tres semanas de violentas protestas en todo el país contra su reelección, y tras perder el apoyo de las fuerzas armadas y la policía y soportar todo tipo de presiones nacionales e internacionales. 
Morales había convocado el mismo domingo a nuevas elecciones , tras una auditoría de la OEA que detectó "irregularidades" en los comicios, pero su anuncio no conformó a los líderes opositores que volvieron a exigir su renuncia en medio de profundas tensiones  y ataques directos a casas de funcionarios. El conflicto comenzó el mismo día en que se celebraron elecciones presidenciales.

Domingo 20 de octubre
Los bolivianos acuden a las urnas para elegir a un nuevo presidente . Evo Morales, primer jefe de Estado indígena en Bolivia y en el poder hace 13 años, busca un cuarto mandato con el aval de la justicia boliviana que lo habilita a participar de los comicios tras el traspié sufrido en el referéndum de 2016. El expresidente (2003-2005) de derecha Carlos Mesa aparece como el candidato opositor mejor posicionado. Busca alcanzar una eventual segunda vuelta.

La noche de la elección, Morales lidera el conteo con el 45,28 por ciento de los votos frente al 38,16 por ciento de Mesa, con el 84 por ciento del escrutinio realizado. Para evitar un escenario de balotaje, Morales debe obtener una mayoría absoluta o al menos el 40 por ciento de los votos con una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el segundo candidato. Espera que el voto rural termine de darle el triunfo en primera vuelta.

La oposición empieza a presionar, y los observadores internacionales critican la lentitud de las autoridades para proporcionar el resultado final. Ambos empiezan a agitar el fantasma de un posible fraude. Se inician las primeras manifestaciones opositoras en las calles.

Lunes 21 de octubre
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) otorga el 46,4 por ciento de los votos a Morales, contra un 37,07 por ciento para Mesa, con el 95,63 por ciento del conteo realizado. La brecha se acerca a los 10 puntos necesarios para ganar en primera vuelta. Mesa denuncia fraude y radicaliza su discurso. En varias regiones estallan incidentes violentos que incluyen incendios, enfrentamientos con la policía y saqueos. Manifestantes queman tres oficinas regionales del TSE en Potosí (suroeste), Sucre (sur) y Cobija (norte).

Martes 22 de octubre
Organizaciones ciudadanas convocan a una huelga general por tiempo indeterminado. En conferencia de prensa, la OEA manifiesta "su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar" de los resultados preliminares. Afirman que en su informe recomendarán una segunda vuelta. Como respuesta, el gobierno y el TSE proponen que se realice una auditoría sobre el proceso electoral. El presidente del TSE, Antonio Costas, abandona su cargo por la "desatinada decisión" de suspender la difusión del conteo preliminar. Luis Almagro, secretario general de la OEA, confirma que auditarán el proceso electoral para "verificar su integridad". El canciller Diego Pary le dice a la Unión Europea que podrá revisar "una a una las actas" si así lo desea.

Miércoles 23 de octubre
Morales denuncia por primera vez que está en marcha un golpe de Estado por parte de la derecha boliviana, con apoyo internacional. Las huelgas se replican en todo el país y se multiplican los incidentes tras enfrentamientos entre partidarios de ambos bandos.

Jueves 24 de octubre
El candidato presidencial Carlos Mesa niega las acusaciones y le dice a Evo Morales que es él quien no respeta la Constitución. También convoca a manifestaciones pacíficas, aunque se siguen registrando incidentes. El conteo oficial de votos se actualiza: el 99 por ciento del escrutinio indica que Evo Morales gana en primera vuelta .

Viernes 25 de octubre
Se dan a conocer los resultados finales y Morales es declarado oficialmente ganador con el 47,08 por ciento de los votos frente al 36,51 por ciento de Mesa: supera los 10 puntos porcentuales exigidos para evitar la segunda vuelta. La oposición, la OEA, la Unión Europea, Estados Unidos, Colombia y Argentina se unen bajo el mismo paraguas y exigen un balotaje . Los bloqueos de calles y los enfrentamientos entre militantes oficialistas y opositores continúan con el correr de los días.

Jueves 31 de octubre
Empieza la auditoría de la OEA sobre el recuento de votos, solicitada por el gobierno pero ahora rechazada por la oposición.

Viernes 1 de noviembre
Renuncia Arturo Espinosa , jefe de la misión de la OEA. Espinosa había publicado un artículo de opinión sobre las elecciones en Bolivia donde criticaba abiertamente a Evo Morales.

Sábado 2 de noviembre
El líder cruceño Luis Fernando Camacho se erige como el rostro más visible y radicalizado de la oposición. Llama al ejército y la policía a "ponerse del lado de la gente" y le pide la renuncia al presidente. Morales llama a las fuerzas armadas a "servir al pueblo boliviano" manteniéndose cerca de su gobierno.

Miércoles 6 de noviembre
Se repiten violentos enfrentamientos en Cochabamba y bloqueos en otras partes del país. En Vinto (centro), manifestantes prenden fuego el edificio municipal y obligan a la alcaldesa Patricia Arce Guzman (MAS) a caminar descalza por el pueblo, cubierta de pintura roja, bajo insultos y amenazas.

Viernes 8 de noviembre
Tres unidades policiales se amotinan en Cochabamba, Sucre y Santa Cruz. La policía se muestra cercana a los manifestantes en La Paz y la protesta opositora se extiende a otras regiones del país. Morales denuncia un golpe de Estado "en curso", pero el gobierno descarta una operación militar contra los amotinados.

Sábado 9 de noviembre
Efectivos de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) de Cochabamba se amotinan y llaman a nombrar nuevos comandantes. Con el correr del día se fueron sumando los regimientos policiales de otros departamentos como Chuquisaca.

Domingo 10 de noviembre
Morales anuncia por la mañana que convocará a "nuevas elecciones nacionales que, mediante el voto, permitan al pueblo boliviano elegir democráticamente nuevas autoridades". Poco antes, al dar a conocer el informe preliminar de su auditoría, la OEA exige la anulación de las presidenciales de octubre y la realización de nuevos comicios.
Dos ministros y el presidente del Congreso renuncian frente a un clima acelerado de violencia. Las Fuerzas Armadas y la Policía le piden la renuncia al presidente. Desde la localidad de Chimoré, Morales anuncia finalmente su renuncia después de 13 años en el poder.
Informe: Guido Vassallo

*Abya Yala: Tierra viva, el nombre indígena de América Latina. En el espíritu de José Martí y los pueblos nativos, Abya Yala es todo lo que está relacionado con Nuestra América, esta tierra viva que va desde Río Bravo hasta Tierra del Fuego, Caribe, sin olvidar las primeras naciones de América del Norte.


Abya Yala*, Bolivia/El líder cruceño detrás del golpe contra Evo Morales


¿Quién es Luis Fernando Camacho?

(Foto/Camacho colocó su escrito sobre una biblia y la bandera boliviana arrodillándose en el piso, en la Casa de Gobierno.) 

En Bolivia se acaba de asestar un mazazo al futuro de la institucionalidad y de la democracia como valores aceptados por las mayorías en América Latina. Ya no es un golpe blando lo que se concretó. No se resolvió en el Congreso como pasó en Paraguay y Brasil, cuando se destituyó al obispo Fernando Lugo y a Dilma Rousseff. Se acaba de decidir en los cuarteles, desde donde se emplazó al presidente Evo Morales a abandonar el gobierno. La derecha regional que en el pasado avaló dictaduras militares en todo el continente y se valió de las fuerzas armadas para tomar el poder, además se movilizó en las calles para lograr sus propósitos desestabilizadores. Utilizó una herramienta de lucha de los populismos que cuestiona, porque sabe que ahí se puede definir el destino de un país.

El argumento que siempre agitó o pregonó es variopinto: la corrupción, el fraude, el chavismo o la defensa de una sociedad occidental y cristiana en una cruzada de la fe, con reminiscencias de la conquista española, por la cruz y la espada. Se apoyó en el fantasma del comunismo como en la peor época de la Guerra Fría. Esa batería oculta su verdadero propósito. No renunciar jamás a sus beneficios, que son muchos. Sostenerse en la condición de clase que representa, por la que se siente legitimada a estar siempre en el gobierno, muy cerca de él o condicionándolo. Su objetivo es conocido: asediar a los procesos populares, tutelar las democracias y que el control remoto de esas democracias se ejerza desde Estados Unidos y organismos supranacionales que jamás se someterían a ningún mecanismo pluralista de supervisión.

“El golpe de Estado se ha consumado”, declaró el vicepresidente Álvaro García Linera. La vigilia en La Paz y El Alto, el conglomerado urbano más importante del estado plurinacional, había sido violenta, tensa y un campo fértil para que el conflicto se desmadre. En buena medida, los militantes del MAS, el partido del gobierno que respaldan al presidente Evo Morales, jugaron casi todas sus fichas ahí, entre 3.600 y 4.000 metros de altura. Ahora no la tendrán fácil con el presidente fuera del gobierno, con una policía nacional amotinada y los militares que vieron cumplido su propósito de pedirle la renuncia al presidente. Se la exigió hoy Williams Kaliman, el comandante de las Fuerzas Armadas.

La pretensión del líder cruceño Luis Fernando Camacho de entregarle una carta a Evo para pedirle que renuncie, sin más representatividad que la de un núcleo duro de golpistas de su departamento en Oriente, había tensado la situación al máximo. Se presentó en la Casa de Gobierno, y ante la ausencia de Evo colocó su escrito sobre una biblia y la bandera boliviana arrodillándose en el piso. Como un cruzado que entró a Jerusalén. Lanzado a La Paz como Juan Guaidó en Venezuela cuando ganó la calle y tuvo que recular, el abogado boliviano es el mascarón de proa de una oposición que no disimula lo que hará cuando gobierne. Camacho citó en público a Pablo Escobar como sinónimo de lo que debería hacerse en Bolivia – sugirió anotar en una libreta a los traidores al estilo del narcotraficante – y corrió a Carlos Mesa, el principal candidato presidencial opositor, del escenario combustible que se está armando en el país. Ahora es él un primer actor.

El cruceño es hijo de José Luis Camacho Parada, quién también dirigió al Frente Cívico en la década de los ochenta. En 1981 organizó el primer paro de carácter departamental en la historia de esa institución, exigiendo que no se concretara el Proyecto azucarero de San Buena Ventura, en el norte de La Paz. Supuestamente afectaba a Santa Cruz. Como su padre, que intentaba imponerle condiciones a un departamento que no es el suyo --Bolivia tiene nueve, Luis Fernando le dio el primer ultimátum de 48 horas al presidente legítimo para que abandonara la Casa del Pueblo, la nueva sede del gobierno en la capital. Además forma parte de Los Caballeros del Oriente, una de las dos grandes logias de Santa Cruz, el bastión de la derecha más radicalizada.

Es curioso, pero el clan Camacho que completa José Luis Camacho Miserendino, el hermanastro mayor de Luis Fernando, se queja de las condiciones que presuntamente le impone La Paz a su departamento. Pero desde 2010, la tasa de crecimiento del PIB de Santa Cruz ha sido superior a la de Bolivia. En 2018, su economía creció a una tasa del 5,80%, un 37,44% más que la de todo el país (4,22%). Se quejan de que su región no recibe lo que produce, pero el 26% de las exportaciones globales, el 60% de las exportaciones no tradicionales y el 70% de las agroexportaciones, más el 70% de los alimentos de Bolivia, salen de ahí. Lo dice el diario opositor Página 7, no un medio oficialista y afín a Evo.

Los Camacho tienen lazos políticos con el fugitivo Branko Marinkovic, quien se refugió en Brasil en 2010, tras recibir acusaciones de sedición y separatismo en Santa Cruz por haber organizado y financiado una banda armada que pretendía la independencia de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. La comandaba otro croata-boliviano: Eduardo Rózsa Flores. Como el clan, tiene varias cuentas offshore denunciadas en los Panamá Papers. Después de los comicios del 20 de octubre había escrito en su cuenta de Twitter: “La elección fue fraudulenta, eso lo sabe el mundo, no basta solo la segunda vuelta, se tiene que repetir sin el candidato ilegítimo e ilegal para también sacar a sus parlamentarios fraudulentos”.

Estos sectores quieren aumentar sus privilegios en Bolivia y fueron demasiado lejos. El golpe de Estado a Evo Morales es un viaje de ida hacia el peor de los pasados, en aquellos tiempos de la doctrina de seguridad nacional hemisférica. Los sectores destituyentes no tienen siquiera la representación total ni mayoritaria de la oposición, aunque sí un poder de daño que les permitió hasta ahora consumar su objetivo con el respaldo del poder uniformado de militares y policías.
gveiga@pagina12.com.ar

*Abya Yala: Tierra viva, el nombre indígena de América Latina. En el espíritu de José Martí y los pueblos nativos, Abya Yala es todo lo que está relacionado con Nuestra América, esta tierra viva que va desde Río Bravo hasta Tierra del Fuego, Caribe, sin olvidar las primeras naciones de América del Norte.

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